Introducción

EN 1979, A RAÍZ de la publicación de El disputado voto del señor Cayo (Barcelona, Destino, 1978), en una reseña aparecida en las «Páginas literarias» del diario Sur de Málaga y titulada «Lección electoral de Miguel Delibes», presenté el tema de esta obra como «el contaste entre la teoría de los programas políticos y la realidad del pueblo, representado admirablemente en esta obra por el señor Cayo»; y su argumento, que me permito repetir a modo recordatorio, fue expuesto así:

El partido, en su afán de llevar su voz a todos los pueblos, envía a sus militantes Rafa y Laly y al candidato al Congreso Víctor Velasco a pronunciar mítines a los lugares más apartados de la provincia. El pueblo al que llegan está prácticamente deshabitado; tan sólo viven tres personas: Cayo y su mujer sordomuda y otro vecino con el que este no se habla. Durante las horas que Rafa, Laly y Víctor están en el pueblo, Cayo tiene oportunidad de mostrar su sabiduría ancestral y su enorme capacidad para sobrevivir en solitario: él se cultiva la tierra, se hace su pan, se procura lo necesario para la vida.

En el momento de la despedida, aparece un grupo de extrema derecha y se produce un altercado en el que Víctor sufre brutales golpes. Pero esto no es lo que impresiona al candidato y a sus compañeros, sino el hecho de que han ido a ofrecer su apoyo en las Cortes a quien no lo necesita; les impresiona la enorme capacidad y extraordinaria humanidad —personalidad— del señor Cayo. Por eso, de regreso a la ciudad, paran el coche y beben en una cantina hasta la lúcida borrachera, que les hace exclamar «Hemos ido a redimir al redentor. ¡Viva el señor Cayo, macho!», o decir, después, en la sede del partido: «El señor Cayo podría vivir sin Víctor, pero Víctor no podría vivir sin el señor Cayo. Entonces, ¿en virtud de qué razones pido yo el voto a un tipo así, Dani [Dani es el jefe provincial], me lo quieres decir?».

   

Técnica narrativa: constantes y variables

Dejando a un lado los comentarios (quizá oportunos en 1979) sobre la lección electoral que la novela ofrecía (ofrece), resulta evidente que, en esta obra, Delibes nos presenta:

a) sus dos mundos novelescos habituales: el medio rural y el de la ciudad provinciana [1];

b) el lema del «hombre-individuo» (con sus odios, con sus deficiencias, con sus problemas también) y el pueblo como el lugar donde el hombre recobra su plena individualidad [2], frente a:

c) el «hombre-masa», habitante habitual de la ciudad, donde, por supuesto, viven también hombres con una innegable individualidad, aunque tamizada por su aceptación de la sociedad actual (pongamos el ejemplo de Víctor).

En términos generales, es decir, sin gravosas matizaciones, es de decir que las novelas de Delibes, atendiendo a sus escenarios, podrían dividirse en cuatro grupos:

1) las de los medios rurales (léase, entre otras, El camino; Las ratas; Los santos inocentes...);

2) las situadas en ciudades, capitales de provincia (por ejemplo, Mi idolatrado hijo Sisí; Cinco horas con Mario; 377A, madera de héroe...)  [3];

3) aquellas en que los personajes se ven forzados a vivir en la ciudad, pero se escapan al campo siempre que pueden (caso de Diario de un cazador; Diario de un emigrante...); y

4) novelas con un escenario alegórico trasunto de la realidad (Parábola del náufrago...). Estos mundos o escenarios se enfrentan o, simplemente, se encuentran en determinados casos. Los habitantes de unos u otros se recelan mutuamente, temen el paso de una a otra escena (recordemos los temores, dudas y llantos de Daniel, el Mochuelo, en El camino, cuando se ve forzado a ir a la ciudad a «progresar», o sea, a estudiar el Bachillerato), sufren cuando han de vivir en el medio ajeno a sus costumbres y deseos (¡pobre viejo Eloy de La hoja roja).

En este contexto, El disputado voto del señor Cayo es la novela del encuentro de los distintos mundos novelescos de Miguel Delibes. Sobre todo, del medio rural y el medio ciudadano, de lo que algunos críticos llaman «primitivismo» («naturaleza») [4] y lo que podríamos llamar «progresismo» («ciudad», «sociedad de masas»).

En otro orden de cosas, las novelas de Delibes abarcan un período de tiempo que podríamos precisar: desde 1917 [5] a la actualidad. Ello, teniendo en cuenta que, en razón de la precisión de las fechas, sus obras se dividen en dos grupos: las intemporales o de fechas imprecisas, que registran el paso del tiempo de manera peculiar —por el santoral, por días-meses, sin detallar año, etc.—, y las que detallan fechas y acontecimientos históricos concretos. El disputado voto del señor Cayo entra en grupo de las novelas que precisan la fecha: 1977.

La evolución de la técnica novelística de Delibes, como es sabido y ampliamente expuesto [6], va desde relatos de corte absolutamente tradicional hasta novelas en las que emplea procedimientos experimentales, pasando por aquellas en las que incorpora aportaciones típicas de la narrativa del siglo XX (a todos se nos viene a la mente, v. gr., el monólogo interior y la «reducción temporal» de Cinco horas con Mario, o la complejidad sintáctica de Los santos inocentes). En este sentido, El disputado voto del señor Cayo es una obra que, por una parte, tiene la estructura lineal de una novela tradicional (presentación, nudo, desenlace), y, por otra, utiliza ciertos hallazgos de la novela llamada moderna: sea la «reducción temporal» (relata lo ocurrido en poco más de 24 horas), sea la presencia de acción antes del conocimiento, por el lector, de los escenarios y los personajes [7].

He dicho estructura lineal. Ahora bien, esa «línea» está dividida en tres secuencias, cada una de las cuales está subdividida en dos momentos, que podemos denominar como «viaje o desplazamiento», el primero, y como «encuentro», el segundo. Veamos, pues, la estructura de la novela.

  

 

 

Miguel Delibes Setién (1920 - 2010). Nacido en Valladolid, fue Doctor en Derecho y catedrático de Historia del Comercio. Su labor literaria abarca el periodismo (dirigió durante años el diario El Norte de Castilla), aunque es más conocido por su novelística, en la que se inicia con La sombra del ciprés es alargada, que obtiene el Premio Nadal en 1948, a la que siguen, entre otras, Aún es de día (1949), El camino (1950), Mi idolatrado hijo Sisí (1953), La hoja roja (1959) y Las ratas (1962). En 1966, publica Cinco horas con Mario y, en 1975, Las guerras de nuestros antepasados, ambas adaptadas al teatro en 1979 y 1990, respectivamente. En 1978 publica El disputado voto del señor Cayo, llevada al cine 1986 y objeto de estudio en este escrito.

  

  

Primera parte: secuencia de la preparación (introducción)

a) Viaje o desplazamiento: está representado por el recorrido que hace Víctor desde la entrada al edificio de la sede del partido hasta el despacho de Dani. Esta primera «odisea» sirve al autor para presentarnos no sólo a Víctor, sino a miembros destacados del partido, a militantes de base, y el ambiente electoralista, marco de la novela.

b) Encuentro con Dani, el «jefe», el personaje buscado por Víctor en esos momentos.

Esta primera parte va a poner de manifiesto que los personajes que pueblan aquella sede, desde el último militante hasta Dani, son miembros de una escala jerárquica, y, por tanto, su «individualidad» queda condicionada, cuando no anulada [8]; este es un dato que ha de considerarse para valorar, por contraste, la absoluta independencia, individualidad, del señor Cayo.

  

Segunda parte: secuencia del encuentro con el mundo del señor Cayo (nudo)

a) Viaje: igual que en el primer caso, el desplazamiento hacia el pueblo supone una aproximación progresiva al momento del encuentro: tal es la función de la parada en la cantina (p. 56 y ss.), la parada de Refico (p. 61 y ss.) y los paisajes abruptos y desolados. A la vez, vamos conociendo la idea, tan equivocada, que los militantes políticos tienen de la realidad del medio rural [9].

b) Encuentro: los políticos descubren pronto que los vecinos del pueblo están ausentes —en Bilbao, según informa Cayo—, que lo que van a comunicar no tiene interés en aquel medio, que el señor Cayo, por el contrario, sin pretenderlo, les dará toda una lección de vida, de supervivencia, de autosuficiencia, de individualidad.

Otro grupo político irrumpirá en el pueblo, el de Mauricio, de extrema derecha, desconocedor también de la realidad de aquellos parajes y al que le falta respeto y tacto para tratar a Cayo. El incidente, del que Víctor saldrá apaleado, viene a insistir en el instinto de supervivencia del pueblo, de Cayo, por el que se adapta a las circunstancias y por el que sufre agresiones con resignación activa.

     

Tercera parte: secuencia del regreso (desenlace)

a) Viaje: el regreso va a suponer una aproximación progresiva a las conclusiones, que aparecerán definitivamente en

b) Encuentro: de Víctor, en una borrachera lúcida, de Rafa, de Laly, con la ciudad, con la sede del partido, con los compañeros: la actitud y el «conocimiento/desconocimiento» de políticos seguirá igual, salvo para los que han visitado a Cayo. Así, cuando Víctor casi solloza: «El señor Cayo podría vivir sin Víctor, pero Víctor no podría vivir sin el señor Cayo. Entonces, ¿en virtud de qué razones le pido yo el voto a un tipo así...?», para Ángel Abad «lo que tiene el diputado es un mal rollo» (p. 178).

Queda, en definitiva, una obra de notable coherencia narrativa, coherencia que, junto al tono de los distintos registros del habla de los personajes, en consonancia con su medio condición, y a los certeros toques de finísima ironía, da a esta obra un innegable valor artístico-novelesco.

Otras constantes aparecen en El disputado voto del señor Cayo, como pueden ser: el tratamiento caricaturesco de ciertos aspectos —situación del pueblo y sus habitantes— que acentúan la eficacia de la comunicación; la referencia a la guerra civil de 1936, con diversas funciones, según los casos: en este, el presentar al pueblo como víctima de un bando y de otro, hecho que tiene su paralelismo en la actualidad: todos los grupos aspiran a conseguir, como sea, su voto...

  

 

 

Cayo Fernández, campesino hasta el tuétano, pegado a la tierra en que vive y de la que vive, pero hombre digno,  de gran juicio, ideas sensatas y con un sistema de valores firme y claro, está magníficamente interpretado por Francisco Rabal, que es alcalde de una villa burgalesa de sólo tres habitantes, a la que se han desplazado los candidatos con fines propagandísticos.

  

  

Lenguaje y función de los diferentes registros de uso lingüístico

En una entrevista concedida a Fernando Tola de Habich y a Patricia Grieve, publicada en Los españoles y el boom [10], Miguel Delibes llama hermoso el lenguaje popular (peruano, en este caso) recogido en la novela, a propósito de la obra de Vargas Llosa, y, en contra de los que acusan el hecho de «estilismo puro», comenta: «A mí me sucede una cosa parecida con Castilla. También me dicen, “estilismo puro”. Y lo que pasa es que uno sale a los pueblos —cosa poco frecuente en nuestro mundo de las letras— y habla con las gentes de los pueblos en su idioma, un idioma, aunque con modificaciones progresivas, tan antiguo como el país. Claro que este lenguaje tan puro, tan rico, empieza a estropearlo la televisión y, a este paso, acabarán diciendo “okey”, y haciéndolo trizas. Por el momento, nuestro lenguaje rural es más flexible y preciso que el urbano. Y esto es lo que sucede: uno conoce cuatro nombres de la naturaleza, los suelta en un libro, y no falta nunca el madrileño que salta: “Este tipo es un estilista”. Falso. Este tipo conoce cuatro nombres de pájaros y otros cuatro de plantas y su objetor no conoce ninguno. Eso es todo».

La cita quizá sea un poco larga, pero reveladora. Y más, a propósito de la novela que nos ocupa. En efecto, El disputado voto del señor Cayo refleja, por una parte, el habla coloquial de la ciudad, y, por otra, el habla precisa y de variado vocabulario del medio rural, menos contaminado por el «progreso». El habla de la ciudad quedará caracterizada por sus coletillas reiterativas, sus tacos frecuentes, sus «tío», sus «cantidad», «demasié», «joder, macho, tampoco es eso», «me mola», «la tira», «rollo», «enrolláis»... y una porción de frases hechas que sería tan largo enumerar como ejemplificar con referencia a las páginas de la obra que nos ocupa. Es una prueba del adocenamiento del lenguaje, parejo al adocenamiento en el comportamiento del hombre-masa de la ciudad. La ambigüedad se pone de manifiesto en numerosas ocasiones; por ejemplo, Víctor sorprende, mientras sube las escaleras de la sede, una conversación de militantes que habían estado pegando carteles. Uno cuenta que la noche anterior le habían pedido cola los de Alianza Popular: «Y ¿se la diste?»; «Joder, era demasié, ¿no?», contesta; responde el otro: «Tampoco es eso, tío». Ante estos casos, el lector tiene que imaginar que, dada la situación, para uno era demasiado, demasiada generosidad quizá, darle cola al partido contrario, y, para otro, quizá, tampoco era correcto negársela. Pero podríamos interpretarlo de otra manera, por supuesto.

El habla del medio rural tiene también sus frases hechas. Con una diferencia: a igual situación, igual frase (significado unívoco). Y tendrá un vocabulario rico referido al medio natural y rural. El distinto registro idiomático de los personajes acentúa la diferencia entre los dos mundos que se encuentran y que no siempre es posible el entendimiento de ambos. Por ejemplo, cuando el grupo de Mauricio anuncia a Cayo «Confíe en nosotros, arreglaremos esto», aquel contesta: «Roto no está», y el grupo interpreta que «es un quedón el tío», y cuando «Mire, tío, si quiere orden y justicia, vote por esta candidatura», el señor Cayo responde: «¿Orden dice? Eso aquí de más. Ya ve».

  

Actualidad de los mundos diferentes que se encuentran en la novela

El ser humano es limitado en su apreciación de la realidad, y, para él, no existe aquello que no ha visto, aquello que no conoce. Raramente se plantea que puedan existir formas de vida distintas a las propias, culturas, es decir, modos de resolución de los problemas vitales y mortales, diferentes a los de uno mismo. Y si lo piensa, lo desprecia sintiendo lo propio como única verdad. Por ello, para la ciudad, las gentes campo son paletos, es decir, ignorantes. Sin más. Como, para los griegos, eran bárbaros todos los que no compartían su mundo. Pero lo cierto es que, como decía Gracián, «ninguno hay que no pueda ser maestro de otro en algo».

Para terminar, pues, llamo la atención sobre el hecho de que es actualidad, tanto el mundo «civilizado» de la ciudad como el mundo rural. El señor Cayo no es un ejemplar único ni un personaje exclusivo del mundo novelesco de Miguel Delibes. En nuestros campos existen tipos así. No digo que no sea una especie tendente a desaparecer, pero se podrían poner ejemplos concretos de individuos que, dotados de una sabiduría ancestral, sobreviven en los medios más hostiles en esa armonía con la naturaleza que cada día necesitamos más. Son también nuestros contemporáneos, a los que quizá tengamos que acudir para que nos den la lección vital que tanto aparece, como recurrencia artística y ética, en la obra de Miguel Delibes.

  

 

 

En la imagen, Víctor Velasco (Juan Luis Galiardo), militante socialista que ha sufrido prisión por su activismo durante la última etapa del franquismo, concurre como candidato a diputado por la provincia de Burgos a las elecciones de 1977. Con el fin de captar votos, se desplaza por algunos de pueblos pequeños, alejados de las grandes urbes. Le acompañan dos jóvenes militantes: Rafa (Iñaki Miramón) y Laly (Lydia Bosch).

  

  

  

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NOTAS

1. «El mundo novelesco de Delibes es el de los medios rurales y provincianos poblado de personajes infantiles y elementales, o, cuando menos, sencillos e ingenuos», dice Manuel García Viñó: Novela española actual, Madrid, Guadarrama, 1967; «novelista del campo y de sus gentes», lo llama Ramón García Domínguez: prólogo a Miguel Delibes, Un mundo que agoniza, Plaza y Janes, Barcelona, 1979.

2. Ramón Buckley, en su Problemas formales en la novela española contemporánea, Barcelona, Península, 1973, señala este tema del «hombre-individuo», frente al «hombre masa». Respecto a los odios, los problemas, las deficiencias, recordemos que Cayo odia a su vecino, que su mujer es sordomuda, que su vida no es paradisíaca por más que sea armónica con la naturaleza.

3. La última parte de esta novela, excepcionalmente, transcurre en el mar. en el buque donde Gervasio cumple el servicio militar. Pero, de cualquier modo, la vida cuartelera o marinera es, como la ciudad, paradigma de masificación de «hombre masa» o sea, de lo que en definitiva es presentado en este tipo de escenarios.

4. Ramón Buckley (op. cit.) refiere el tan traído y llevado “primitivismo” de Delibes. 

5. Mi idolatrado hijo Sisí anuncia el libro primero entre las fechas 1917 y 1920.

6. Por ejemplo, Santos Sanz Villanueva: Historia de la literatura española. Literatura actual, Barcelona, Ariel, 1984, sintetiza: «|...| ha escrito |Delibes] un importante conjunto novelesco en el que se aprecia una notable evolución que va de un relato de concepción tradicional ―La sombra del ciprés― a otro de técnica novedosa ―Parábola del náufrago―» (p. 97).

7. El comienzo de la obra es, sin más: «Subió las escaleras de tres en tres, el tronco adelantado, los brazos inertes [...]», de modo que el lector no tiene menos que preguntarse: ¿quién sube las escaleras, qué escaleras?, ¿de quién me están hablando, se trata o no de ese señor Cayo que el título me presenta? Son «truquillos» intrigantes de la novela moderna, lejos de aquella exhaustiva descripción-presentación de personajes y escenarios de la novela del siglo XIX.

8. Dani, por ejemplo, aparece, la primera vez, hablando por teléfono, recibiendo instrucciones de la sede central.

9. Pensemos a este respecto, por ejemplo, que Laly se enfada porque Víctor opina que el tema de la equiparación de la mujer no es apropiado para un mitin a las gentes de la montaña; que Rafa, al comprobar la hora, exclama contrariado que «los paletos llevarán media hora en la plaza aguardando a sus ilustres visitantes», cuando la verdad es que allí sólo viven una mujer sordomuda y dos viejos.

10. Fernando Tola de Habich y Patricia Grieve: Los españoles y el boom, cómo ven y qué piensan de los novelistas latinoamericanos; Caracas, Tiempo Nuevo, 1971.

  

  

  

ADDENDA. Una Nota del Editor

El comentario de texto que acabáís de leer germinó en la amplia producción de su autor como un homenaje a Miguel Delibes y, junto con otros orientados al mismo destino, apareció en la revista SUR a finales de otoño de 2020. Como ya había ocurrido con muchos otros, nada más ver la luz me era enviado de inmediato por correo electrónico para su publicación en esta revista, también suya en los orígenes.

Era un acuerdo nuestro desde hacía tiempo. Era nuestra manera de continuar nuestra amistad en otro ámbito, de continuar en otro contexto nuestro compañerismo académico y una suerte de perseverar en nuestra común vocación docente de proyectar a todo el mundo el amor que profesamos a los libros y de despertar en los futuros docentes la necesidad de estar en posesión del conocimiento de las técnicas literarias más usuales.

Acuerdo tácito desde luego, pero indiscutiblemente fecundo si nos paramos a revisar en el índice la rica variedad de escritos (entre ellos bastantes suyos y algunos míos) que han ido apareciendo en nuestra revista. Abarcan casi todos los géneros conocidos. Cuando alguna vez me he entregado a tal afán, quedo asombrado ante el grandioso número de relatos, apólogos, cuentos, leyendas, antologías, biografías, eventos de nuestra Historia, comentarios de libros o críticas o reseñas  literarias... de los autores más distantes y procedentes de los sitios más diversos que hemos tenido la oportunidad de llevar a todos los rincones que han querido recibirnos.

Y siempre he concluido reconociendo lo mucho que esta sencilla revista digital, pergeñada y nacida en un despacho de una Facultad de la Universidad de Málaga hace ya más de veinte años, debe a la pronta intuición y a la generosa iniciativa del profesor Antonio García Velasco y también hay que decirlo al ánimo que me inoculaba en mis muchísimos momentos de desaliento ante tanta tarea. Su ayuda en ese sentido ha sido tanta, que creo no haber dispuesto del tiempo necesario para expresarle un proporcional agradecimiento.

Hoy, el profesor García Velasco ya no está entre nosotros. El pasado 27 de abril decidió trasladarse a otro lugar donde continuar, quizá con más sosiego, esa absorbente labor de escribir novelas, redactar relatos, combinar versos en estrofas, evaluar textos, presentar obras de sus amigos, poner en juego sus dotes informáticos... a la que con tanta pasión lo veíamos entregado.

Yo, sin embargo —y así se lo confesé hace unos días a otro amigo—, Antonio, mi buen amigo Antonio G. Velasco, como acostumbra a dirigirme a él por escrito, todavía está aquí con nosotros, porque ¿sabéis? tengo la grata sensación de que continúa animándome a proseguir en este trabajo editorial.

  

  

  

  

  

  

  

  

Antonio García Velasco (Fuente Piedra, Málaga, 1946 - Málaga, 2023). Escritor, ensayista y articulista. Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Oviedo y Doctor en Filosofía y Letras (Sección de Filología Hispánica) por la Universidad de Málaga. En la actualidad es Profesor Honorífico de la Universidad de Málaga y miembro de la Asociación Andaluza de Críticos Literarios. Ha cultivado la lírica, la narrativa (novela y cuento), el ensayo y programas de informática para la docencia de la lengua y la literatura.

• Poesía: entre sus obras de creación lírica figuran los poemarios Fuego sordo (1975), Marchamar andalusí (1977), Se rompe hasta la vida cotidiana (1980), Des(h)echa la ciudad (1980), Ulises desangrado (1982), Demonolatrías (Corona del Sur, Málaga, 1985), Amor compiuter (1987), El libro olvidado (1988), Escritos dadaístas o la eficacia y operatividad del lenguaje C (Corona del Sur, Málaga, 1990), Un libro para el gozo (Puente de la Aurora, Málaga, 1994), Inter-nos (1994), Lejano siglo XX (1997), PsilocibinA (Corona del Sur, Málaga, 1998), Las heridas de amor (1999), Altos vuelos (2000), Una carta de amor (Corona del Sur, Málaga, 2002), Infinito mar que es el vivir (Corona del Sur, Málaga, 2003), Hojas ustibles (Ayuntamiento de Málaga, Málaga, 2005), Fábulas de reencarnación (Libros Encasa, Málaga, 2016), Cantares de flores nuevas. Haikus, solerares, pajaronas y otras estrofas populares en tiempos modernos (KDP-Amazon, 2020) y Duet of Reflection (Jumpa Books, 2022), poemario de haikus, en colaboración con Ikuro Yoshimura, entre otros títulos.

• Narrativa (novela y cuento): de los títulos de su obra en prosa, cabe citar Un príncipe encantador. Cuento para niños y niñas de hasta 99 años (1998), Altos vuelos (2000), Una carta de amor (2002), Infinito mar que es el vivir (2003), Hojas ustibles (2005), Amores y tiempos. Relatos (2014), Lejano siglo XX. Novela de ciencia y ética ficción (2014), Cajón de sastre. Objetos animados 1 (2015), Profesor de poesía (Ediciones del Genal, Málaga, 2016), Memorias de "Mi eterna llamarada" (Ediciones del Genal, 2016), El pueblo de los misterios. (Trilogía del misterio) (2017), Un dilema de amor. Mucho más que un dilema de amor ha de resolver Gustavo, el personaje de esta historia (2018), Homo Vampyrus. El eslabón supremo en la cadena trófica (KDP-Amazon, 2019), Encuentros inesperados (KDP-Amazon, 2020), La empoderada y maldiciente Sara (KPP-Amazon, 2020) y Estupor.5 (Ediciones Algorfa, 2022), novela de intriga con una dosis de drama, un thriller literario, en colaboración con otros cuatro autores.

• Ensayos: de sus trabajos de investigaciónn y libros metodológicos hay que mencionar el Método de comentario de textos y Comentario a “Los pedazos del sonido”, poema de Francisco Peralto (1978), Método de comentario de textos. Teoría y práctica (1986), Enunciado, estructura, reescritura y función (1994), Estudios filológicos con procedimientos informáticos: desarrollo, aplicabilidad y rendimiento de programas en ordenadores personales (1996), Poética (1994), Propuestas metodológicas para el conocimiento de la obra literaria (Ensayos sobre literatura española actual) (1996), Análisis de la poesía de Antonia López García (con procedimientos de estilísticas computacional) (1998), Un príncipe encantador (Cuento para niños y niñas de hasta 99 años), que incluye un disco con programa de actividades y pasatiempos (1998); Las cien mil palabras de la poesía de Lorca (1999); Búhos del 98. Sobre ideas y literatura de la Generación del 98 (CEDMA, Málaga, 1999), La mujer en la literatura medieval española (2000), La poesía de Emilio Prados. Estudio y valoración (2000), La poesía de Luis Cernuda. Estudio y valoración ante su centenario (2005), El lenguaje de los cuentos infantiles (2005) y 30 poetas andaluces actuales. Vocabulario y recursos (2005), Poesía visual en un dominó didáctico. Dominó didáctico de 28 fichas. Poemas visuales de Francisco Peralto (Corona del Sur, 2013) y otros más.

• Colaboraciones: Ha colaborado en antología líricas y ensayísticas, como Relatos del Sur. De Tartesssos al siglo XXXV de la Era Edénica (Aljaima, Málaga, 1997), Poesía andaluza en libertad. (Una aproximación antológica a los poetas andaluces del último cuarto de siglo) (2001), Poesía en los barrios (2001), Poemas escritos a la vera del mar (2004), Estudio y reflexiones sobre la Educación social (participa como coordinador y autor de un capítulo) (2004); Alcazaba I. Poesía actual en Málaga, que incluye un CD con la antología poética “Bajel navegando por la poesía actual en Málaga” (Librería Ágora, Málaga, 2005), Poemas escritos a la vera del mar (2004), Ensayos sobre Albert Camus. Clásicos del Siglo XX, 1 (2015), La Ciudad en la Cumbre (Torreparedones) [eds.: J. A. Santano & M. Gahete Jurado] (2015). Ayuntamiento de Baena, Baena (Córdoba). Ensayos sobre Antonio Machado. Clásicos del Siglo XX (2017) y Ensayos sobre Blas de Otero. Clásicos del Siglo XX, 2 (2017).

• Informática: Como profesor interesado en la aplicación de la informática a la docencia, ha desarrollado programas de ordenador para la enseñanza de la lengua y la literatura, entre los que cabe mencionar Analizador, Métrica, Cuentos para cuentos, Poética, Adivina adivinanza, 12 viñetas, ATRIL-e, Secuencias, ATRIL2-e, HESCREA (Herramientas de Escritura Creativa), Comentario, CreaEjercicios, CreaDominós, SopaLetras y Bajel: Navegando por el cuento de Cencienta, entre otros. Merece especial mención Bajel: Navegando por la Literatura actual en Andalucía, que fue distinguido con el segundo «Premio Joaquín Guichot» a proyectos educativos.

• Colaboraciones periodísticas: Ha presentado numerosas comunicaciones y ponencias en diferentes congresos nacionales e internacionales, publicadas luego en las correspondientes actas. Es autor también de más de doscientos artículos sobre temas de literatura, lengua, crítica literaria o didáctica, publicados en prensa, suplementos literarios o revistas especializadas. Ha colaborado como columnista de opinión en el Diario La Torre y el Diario Málaga-Costa del Sol (con su columna “Marinas”), y en el suplemento dominical de este periódico, Papel Literario, con artículos de crítica literaria.

En la actualidad, y dentro de las actividades que organiza ASPROJUMA, coordina y presenta la sección el «Aula de Poesía en la UMA», que tiene como finalidad presentar autores y obras y organizar lecturas de textos selectos.

   

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral. Edición no venal. Sección 3. Página 11. Año XXII. II Época. Número 115. Abril-Junio 2023. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2023 Antonio García Velasco. © Las imágenes se utilizan exclusivamente como ilustraciones del texto y tienen los siguientes orígenes: la foto de Miguel Delibes procede de una entrevista al escritor por "El Imparcial", y las dos restantes se corresponden con sendos fotogramas de la película homónima, dirigida en 1986 por Antonio Jiménez-Rico sobre un guion de Antonio Jiménez-Rico y Manuel Atji y producida por José G. Blanco y José María Calleja. Por consiguiente, cualquier derecho de autoría que pudiese concurrir sobre ellas corresponde a su(s) respectivo(s) creador(es). Diseño y maquetación: EdiBez. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2023 Departamento de Didáctica de las Lenguas, las Artes y el Deporte. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga & Ediciones Digitales Bezmiliana. Calle Castillón, 3, Ático G. 29730. Rincón de la Victoria (Málaga).

   

     

 

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