«La poesía es una herramienta del conocimiento

y sirve para sacar lo que llevamos dentro.»

FRANCISCA AGUIRRE

  

  

FRONTERA

  

A Ana Rosa y José María Guelbenzu

 

Yo, que llegué a la vida demasiado pronto,

que fui —que soy— la que se anticipó,

la que acudió a la cita antes de tiempo

y tuvo que esperar en la consigna

viendo pasar el equipaje de la vida

desde el banco neutral de la deshora.

  

Yo, que nací en el treinta, cuando es cierto

—como todos sabéis— que nunca debí hacerlo,

que hubiera yo debido meditarlo antes,

tener un poco de paciencia y tino

y no ingresar en este tiempo loco

que cobra su alquiler en monedas de espanto.

  

Yo, que vengo pagando mi imprudencia,

que le debo a mi prisa mi miseria,

que hube de trocear mi corazón en mil pedazos

para pagar mi puesto en el desierto,

yo, sabedlo, llegué tarde una vez a la frontera.

  

Yo, que tanto me había anticipado,

no supe anticiparme un poco más

(al fin y al cabo, para pagar

en monedas de sangre y de desdicha

qué pueden importar algunos años).

  

Yo, que no supe nacer en el cuarenta y cinco,

cometí el desafuero, oídlo,

de llegar tarde a la frontera.

Llegué con los ojos cegados de la infancia

y el corazón en blanco, sin historia.

Llegué (Señor, qué imperdonable)

con nueve años solamente.

Llegué, tal vez al mismo tiempo que él,

pero en distinto tiempo.

No lo supe.

(Oh tiempo miserable e injusto.)

Estuve allí —quizá lo vi—,

pero era tarde.

  

Yo era pequeña

y tenía sueño.

Don Antonio era viejo

y también tenía sueño.

(Señor, qué imperdonable:

haber nacido demasiado pronto

y haber llegado demasiado tarde.)

  

  

   *     *     *

  

  

Localización del texto

El poema «Frontera» aparece en el poemario Ítaca, publicado en 1972 por el sello Ediciones Cultura Hispánica, Madrid, cuando la autora había cumplido ya los 42 años. A pesar de la tardía aparición de la obra, a Francisca Aguirre se la viene considerando de la “Generación del Cincuenta”, tanto por haber sido coetánea de los  sus integrantes como por la temática de sus obras (el realismo social). El poemario resultó galardonado con el Premio de Poesía Leopoldo Panero de se mismo año.

  

 

 

Francisca Aguirre Benito (1930 - 2019), autora de Ítaca, poemario que incluye el poema Frontera, merecedor del Premio Leopoldo Panero 1971, publicado en 1972 y objeto de nuestro comentario de texto.

  

  

Aproximación al autor

Francisca Aguirre Benito nace en Alicante en 1930 en el seno de una familia de artistas. Es hija de Lorenzo Aguirre López, pintor, y de Francisca Benito Rivas, de cuyo matrimonio nacieron tres hijas: Jesusa, también pintora, Margarita y la poeta, Paca Aguirre.

Los primeros años de matrimonio debieron de ser felices: Lorenzo tiene éxito como cartelista, caricaturista, escenógrafo y pintor. Aparte de esta labor creativa, es también funcionario del Cuerpo General de Policia de Madrid y militante del Partido Comunista de España. Muy pronto es nombrado director de la Escuela de Policía de Madrid y, en septiembre de 1936, ascendido a jefe superior de Policía de Madrid.

En julio de 1936 estalla la Guerra Civil, y, en noviembre de ese mismo año, a la vista del empuje incontenible de las tropas comandadas por el general Franco, el gobierno de la República traslada su sede a Valencia. Allí se traslada también Lorenzo con su familia, donde continúa desempeñando el mismo cargo en la policía. En octubre 1937, al par que lo hace el Gobierno republicano, la familia Aguirre se traslada también a Barcelona, donde se le nombra subdirector general de Seguridad de la República.

Tras la derrota del ejército republicano en la batalla del Ebro en noviembre de 1938 y hasta término de la contienda, las tropas de Franco logran romper en dos el frente republicano y Cataluña queda aislada del resto del territorio ocupado por la República, que queda reducido a poco más que la provincia de Valencia y la zona de Madrid. Los flancos del frente se van desmoronando uno tras otro ante el fuerte empuje de las tropas nacionales. La guerra está dando ya sus últimos coletazos. La República se esfuerza en defenderse a la desesperada en una situación bélica cada día más preocupante.

En un contexto bélico como el descrito, las tropas franquistas tienen el camino casi libre para iniciar la ocupación militar de Cataluña. Y así, y de manera sucesiva, el 23 de diciembre cede el frente del Segre, el 15 de enero cae Tarragona, el 26 de enero Barcelona es ocupada sin resistencia por las tropas del general Yagüe y Gerona lo hizo el 4 de febrero.

Las hostilidades se dan por concluidas en marzo de 1939 y el 1 de abril el nuevo Estado proclama el término de la guerra. Para los partidarios de la República, los vencidos, la posguerra es un periodo dominado por la persecución, el encarcelamiento y la ejecución. El miedo a las represalias obliga a las gentes a una forzosa huida a otro país. Y así, en julio de 1936, Lorenzo Aguirre, su mujer, sus hijas y la abuela Jenara, como tantos otros están haciendo todavía, pasan la frontera francesa camino del exilio.

La vida en Francia no discurre feliz para la familia Aguirre. Viven unas semanas en París donde él intenta vender, no con mucho éxito, dibujos y acuarelas por las calles y las placitas. De París se traslada con su familia a El Havre, con el propósito de embarcar hacia Latinoamérica. Viven en un hotelito llamado La Rotonde de la Gare, cerca del puerto, junto a la estación del ferrocarril. En El Havre, el padre continúa pintando y vendiendo retratos y paisajes marítimos.

  

 

 

A Paca Aguirre (más conocida así) se le concede en 2010 el Premio Internacional Miguel Hernández por su poemario Historia de una anatomía, libro que también le hace merecedora del Premio Nacional de Poesía 2011.

  

  

Las tropas alemanas invaden Francia en junio de 1940, y los esfuerzos infructuosos del padre en su gestión de trasladarse a un país seguro le inclinan a pensar que la familia corría más peligro bajo la ocupación nazi que en la España de Franco, así que deciden regresar a España. Primero lo haría la madre y las hijas; el padre lo haría más tarde, cuando se apaciguase un poco la tensión que reinaba en la España de la posguerra.

Una mañana de 1940, la mujer y las niñas emprenden el regreso a España. Con los ojos cegados por las lágrimas de la separación, miran para atrás y ven cómo el padre, al otro lado de la frontera, las despide con las manos, cada vez más lejanas. Ya en Madrid, se establecen de alquiler en una vivienda de la quinta planta de un edificio del madrileño barrio de Chamberí.

Poco antes de emprender su regreso a reunirse con la familia, Lorenzo Aguirre recibe el encargo de reorganizar la infraestructura del PCE en España y vuelve clandestinamente en octubre de 1940. Pero es identificado y detenido en la misma frontera de Irún, y encarcelado en la prisión de Ondarreta, en San Sebastián.

En febrero de 1941 se le traslada a la Prisión Provincial de Hombres número 1 de Madrid, más conocida por Cárcel de Porlier por hallarse en el número 54 de la calle del General Díaz Porlier. Y en uno de los juicios sumarísimos que se celebraron por esta época, se le aplica la Ley de Responsabilidades Políticas y es acusado de haber tomado parte, como policía, en el asesinato de Calvo Sotelo y de haber colaborado estrechamente en la represión republicana en el Madrid de finales de 1936, a consecuencia de lo cual resulta condenado a muerte y es ejecutado a garrote vil en octubre de 1942.

Años más tarde, la poeta evocaría públicamente que ni siquiera las súplicas de Paca —la niña— y sus hermanas, en insólita visita un 16 de julio de 1942 al Palacio de El Pardo a la hija de Franco, niña también como ellas, con motivo de la celebración de su onomástica, lograron evitar la muerte de su padre.

Cuando cuenta tan solo 15 años de edad, la precaria situación económica en que ha quedado la familia tras la muerte del padre le obliga a emplearse de telefonista. Estos años son para la joven una época triste y gris, de la que ella va a intentar apartarse refugiándose en la lectura.

  

 

 

Antonio Machado y su madre, los dos muy enfermos, cruzan la frontera con Francia el 22 de enero de 1939 y se instalan en Collioure, donde Antonio fallecerá a las cuatro de la tarde del día 22 de febrero, justo al mes de haber iniciado su particular exilio. Su madre fallecerá solo tres días después.

  

  

A comienzos de la década de los 50 comienza, Paca, nombre con que se la ha conocido más, comienza a frecuentar las tertulias del Ateneo de Madrid y el Café Gijón, donde tiene la oportunidad de conocer a muchos poetas y escritores del momento (Luis Rosales, Miguel Delibes, Gerardo Diego, Antonio Buero Vallejo, Julio Cortázar…). Por este tiempo, conoce al poeta Félix Grande, con quien contraerá matrimonio en 1963 y con quien tendrá una hija en 1965, la también poeta Guadalupe Grande.

Su primer poemario, que resultó Premio de Poesía Leopoldo Panero en 1972, es Ítaca, publicado cuando la autora contaba con 42 años. Desde entonces, y con la excepción de la década de los 80, la autora ha continuado publicando su obra de manera ininterrumpida hasta su fallecimiento. Su poesía ha sido traducida al inglés, francés, italiano, portugués y valenciano.

Aunque por fecha de nacimiento la poeta pertenece a la llamada “Generación del 50”, junto con Jaime Gil de Biedma y José Ángel Valente, ambos de 1929; Francisco Brines, que nació en 1932, o Claudio Rodríguez, que lo hizo en 1934, lo cierto es que la tardía publicación de su primer poemario ha supuesto que su nombre se vea apartado de las antologías de su generación y que su reconocimiento como poeta haya tenido lugar no hace muchos años.

En el ámbito de la edición y la gestión cultural, ha trabajado en diversas instituciones, como los Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid, la Casa de América, el Teatro Real y la Universidad Popular José Hierro, de San Sebastián de los Reyes, Madrid, entre otros.

Paca Aguirre fallece en Madrid en 2019, a los 88 años de edad.

Francisca Aguirre es autora de Ítaca (Premio Leopoldo Panero 1971), Ediciones Cultura Hispánica, Madrid, 1972; Los trescientos escalones (Premio Ciudad de Irún 1976), Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa, San Sebastián, 1977; La otra música, Ediciones Cultura Hispánica, Madrid, 1978; Ensayo General (Premio Esquío 1995), Sociedad de Cultura Valle-Inclán, Ferrol, La Coruña, 1996; Pavana del desasosiego (Premio María Isabel Fernández Simal 1998), Ediciones Torremozas, Madrid, 1999; Ensayo General. Poesía completa 1966-2000, Calambur Editorial, Madrid, 2000; Memoria arrodillada. Antología, Institució Alfons el Magnànim, Valencia, 2002; La herida absurda, Bartleby Editores, Madrid, 2006; Nanas para dormir desperdicios (Premio Alfons el Magnànim 2007), Ediciones Hiperión, Madrid, 2008. En 2010 se le concede el Premio Internacional Miguel Hernández por su poemario Historia de una anatomía, Ediciones Hiperión, Madrid 2010), libro que al año siguiente también le hace merecedora del Premio Nacional de Poesía 2011. Aparecen luego Los maestros cantores, Calambur Editorial, Madrid, 2011; Conversaciones con mi animal de compañía, Ed. Rilke, Madrid, 2012; Ensayo general. Poesía reunida 1966-2017, Calambur Editorial, Madrid, 2018; y Prenda de abrigo. Antología poética (Olé Libros, Valencia, 2019). Paca Aguirre es también autora de 2 obras en prosa: Espejito, espejito, libro de recuerdos, Universidad Popular José Hierro, San Sebastián de los Reyes, Madrid, 1995; y Que planche Rosa Luxemburgo, relatos, (Premio Galiana, 1994), Germania, Alcira (Valencia), 2002.

  

 

 

Derrotadas las tropas republicanas en la batalla del Ebro en noviembre de 1938, el Gobierno de la República se esfuerza en defenderse a la desesperada en una situación bélica cada día más preocupante. Los flancos del frente se van desmoronando uno tras otro ante el fuerte empuje de las tropas nacionales. Ha llegado el momento del exilio, el repetido y cruel destino de los que pierden.

  

  

Contexto histórico

Muy en la línea de su pensamiento de que «escribir es contar una historia. Escribir poesía es contar la propia historia. La pulsión de la escritura se cuece en un cosmos que pide sacar a la luz quiénes somos y de dónde venimos», en la poesía de Paca Aguirre hallamos, en el aspecto de su temática, el testimonio del mundo en el que vive, de un lado, y, de otro, una reflexión, de marcado carácter existencial, que se une umbilicalmente a su mirada externa para conformar un universo propio, proteico, dual y, a la vez, concentrado en un núcleo en el que la poesía es el rastro de la vida, lo perenne.

Como queda, pues, dicho en las notas biográficas, tras la derrota de las tropas republicanas en la batalla del Ebro en noviembre de 1938 y hasta término de la contienda, las fuerzas de Franco logran romper en dos el frente republicano y Cataluña queda aislada del resto del territorio ocupado por la República, que queda reducido a poco más que la provincia de Valencia y la zona de Madrid. La guerra estaba dando ya sus últimos coletazos. La República se esfuerza en defenderse a la desesperada en una situación bélica cada día más preocupante. Los flancos del frente se van desmoronando uno tras otro ante el fuerte empuje de las tropas nacionales.

El número de refugiados crece notablemente —por estas fechas, las criaturas que se ven obligadas a abandonar su hogar superan casi el millón, la cuarta parte de la población catalana—, y esta superpoblación agrava todavía más los problemas de subsistencia, que se tornan irresolubles. El hambre se convirtió en la preocupación capital de los catalanes. Son tiempos de llanto, desesperación, emigración y exilio para los partidarios de la causa republicana, que temen la represión de bando vencedor.

Pocos meses antes de la conclusión del conflicto, Antonio Machado y su madre, los dos muy enfermos, habían iniciado su particular destierro el 22 de enero de 1939, que acaba en Collioure, donde Antonio fallecerá a las cuatro de la tarde del día 22 de febrero. Una neumonía, unida a su tremenda melancolía por la vida que había dejado atrás y un profundo desencanto por lo que estaba ocurriendo en España habían acabado con él. Su madre lo acompaña solo tres días después.

El día 10 de febrero, las tropas franquistas llegan a los límites con Francia. Más de medio millón de personas (soldados y paisanos; hombres, ancianos, mujeres y niños) habían cruzado por entonces la frontera francesa camino del exilio. Allí son concentrados en campos de refugiados. Muchos de esos españoles ya no volverían nunca más a la tierra que los había visto nacer.

El fin de la guerra en abril de 1939 con la victoria del bando nacional significa el comienzo de una dura posguerra: persecución, encarcelamiento, juicios sumarísimos y ejecución de todos aquellos pertenecientes al bando republicano. El miedo a las represalias se instala entre los vencidos.

En julio de ese mismo año, Lorenzo Aguirre, su mujer, sus hijas y la abuela Jenara pasan la frontera con Fracia, por la parte catalana, camino del exilio. Paca recordaría en múltiples ocasiones que su padre les había contado que el poeta Antonio Machado también había cruzado esa frontera unos meses antes. Según solía referir también, conocer ese hecho motivó sobre manera su curiosidad por la lectura de la poesía de Machado, de cuya obra quedó cautivada para siempre.

Cuando las tropas alemanas invaden Francia en junio de 1940, el padre considera la idea de trasladarse a un país hispanoamericano, pero la idea se presenta irrealizable, y decide entonces, como mal menor, regresar a la España de Franco. La prudencia aconseja a Lorenzo que él debía permanecer todavía un tiempo más en Francia, mientras la mujer y las niñas regresan a España.

Pero a su vuelta a España en octubre de 1940, y aunque lo hace por el País Vasco, el padre es identificado, detenido y encarcelado en la frontera de Irún, de donde es trasladado a la carcel de Porlier de Madrid, donde es sometido a un juicio sumarísimo, acusado de haber actuado en complicidad con el gobierno republicano, resultando condenado a muerte y ejecutado en octubre de 1942.

Hasta aquí este contexto histórico que explicar muchas de las ideas que subyacen al poema.

  

 

 

El número de refugiados crece notablemente —por estas fechas, las criaturas que se ven obligadas a abandonar su hogar superan casi el millón, la cuarta parte de la población catalana de entonces—, y esta superpoblación agrava todavía más los problemas de subsistencia, que se tornan irresolubles.

  

  

Estructura y tema

Como fácilmente podemos inferir, en el poema “Frontera”, Paca Aguirre está contando una historia que le es propia, un fragmento concreto de su historia personal: el obligado exilio familiar a Francia, a través de la misma frontera que antes había cruzado, enfermo y cansado, el poeta Antonio Machado.

En ese recorrido histórico existe un recurso dialógico entre el tiempo pasado y el tiempo futuro, como un claro homenaje a Machado, que definió siempre la poesía como «palabra esencial en el tiempo». Precisamente, uno de los rasgos que caracterizan la poesía de Paca Aguirre es la abstracción del paso del tiempo y la rúbrica que este despliega sobre los seres y las cosas.

Pues bien, el poema se nos presenta estructurado en 5 estrofas, aunque existe una continuidad lineal de pensamiento.

Comienza con un enfático pronombre personal en primera persona, «yo», que ya nos anuncia una presencia resolutiva de la historia personal. Un «yo» enfático como primera palabra de un verso que anafóricamente repetirá en las estrofas sucesivas. La autora se queja de que nació antes, «llegué a la vida», «se anticipó», «acudió a la cita antes de tiempo». Es un recurso explicativo coloquial que nos permite adentrarnos en la existencia como si llegáramos a una estación a tomar un tren y comenzáramos un viaje. El recurso del viaje es constante desde la literatura griega. Odiseo es uno de los grandes paradigmas viajeros.

Paca Aguirre dice en el poema que, como llegó antes de tiempo, tuvo que esperar «en la consigna / viendo pasar el equipaje de la vida / desde el banco neutral de la deshora», en clara alusión a un espacio y un juego metafórico en el que imaginamos a la autora como una parte más del equipaje de la existencia. Una idea que incide también directamente en otro de los rasgos habituales de su lírica: la reflexión sobre la existencia y la profunda humanidad de su relato.

Después nos explica que nació en el año 30 y no debió hacerlo, creando un juego literario en el que se suscita la posibilidad de que seamos dueños de nosotros mismos y capaces de decidir algo que no nos pertenece. Un juego no exento de ironía trágica porque realmente en lo que está pensando es en haber evitado todo ese recorrido trágico definido como «tiempo loco / que cobra su alquiler en monedas de espanto» (una imagen coloquial, del día a día que nos anuncia esa el peaje del existir).

La verosímil coincidencia de una niña —ajena a tan dramática circunstancia— con el viejo poeta que moriría en Colliure casi un mes más tarde. Ella, con su familia, tras esperar infructuosamente en el puerto de El Havre semanas enteras un barco que la trasladara a alguna parte civilizada del mundo, no tuvo más remedio que volver a España para soportar incalculables humillaciones por ser hija del pintor Lorenzo Aguirre, quien, al formar parte del gobierno de la República, fue ajusticiado a garrote vil en octubre de 1942.

En la tercera estrofa se autoflagela y se acusa de imprudente y de ligereza y prontitud, lo que conduce a través de un silogismo en donde el primer término es: si tal cosa…, y una consecuencia: dolor. A través de una bella metáfora que es en sí una imagen contable: «trocear mi corazón en mil pedazos para pagar mi puesto en el desierto». Por último, el tiempo como correlato y juego literario en el que llegar antes o después significa cambiar la existencia. Como si este hecho dependiera de nuestras acciones. Hay una carga consciente y moral en el texto como autoimputación y hostigamiento personal.

  

 

 

El día 10 de febrero, las tropas franquistas llegan a la frontera con Francia. Más de medio millón de personas habían cruzado por entonces la frontera francesa camino del exilio. Allí son concentrados en campos de refugiados.

  

  

Nos está diciendo que los actos tienen consecuencias. Pero esta idea, en el fondo, parte de un error: el considerar que el tiempo nos pertenece y que este puede ser modificado en función de nuestra existencia de un modo subjetivo.

En este juego de esencialidades temporales y anticipaciones a un momento histórico del que está rehuyendo constantemente —la guerra, el exilio y la muerte de su padre en 1942—, la autora insiste en que no supo anticiparseYo, que tanto me había anticipado, / no supe anticiparme un poco más». Es una estrofa reiterativa, que actúa en su stream of conscious como una especie de azote que golpeara tus espaldas constantemente.

En el quinto y último párrafo, de carácter narrativo, explica las circunstancias de ese desafuero. Las razones de por qué esa necesidad de incidir en las circunstancias temporales y de que estas hubieran sido diferentes en el tiempo. «No supe nacer en el cuarenta y cinco». Es un hecho imposible. Y como todos los hechos imposibles, absurdo. El nacer o vivir son circunstancias de la causalidad universal y, para los creyentes, de Dios. Nunca del ser humano. Por tanto, la escritora parte de un supuesto falso. Y a partir de ahí realmente toda la estructura del significante que tiene una lógica formal desde el punto de vista del contenido revela paradójicamente su dolor y su imposibilidad de haberlo evitado, a través de esa imagen metafórica de «llegar tarde a la frontera». Un concepto también temporal con valor negativo. Esta llegada se establece a través de diversos estadios de sentido:

1. El momento de la infancia: «Con los ojos cegados de la infancia / y el corazón en blanco, sin historia». Es evidente que la infancia es un periodo de tenebrosidad, de ignorancia, de penumbra, de bruma. Términos que se asimilarían a la ceguera. Pero también en la que el dolor y sus erosiones, traumatismos y laceraciones no han llegado con el rigor que lo harán después. De ahí esa alusión a la pureza de lo blanco, a la negación de una historia.

2. La edad: «Llegué (Señor, qué imperdonable) / con nueve años solamente». «Nueve años» es la edad que tenía Aguirre cuando tuvieron que huir de España en 1939. E introduce la referencia a “Señor”, con mayúscula inicial, o sea, Dios, pero no como una admonición sino como una expresión coloquial de culpabilidad. Pensamiento que viene arrastrando desde el principio.

3. Tiempo y él: «Llegué tal vez al mismo tiempo que él / pero en distinto tiempo». Paca Aguirre se refiere a Machado sin nombrarlo. Este él es Machado. Que fallecía en Collioure el 22 de febrero de 1939. Y no coincidió a verlo porque ellos pasaron la frontera a finales de marzo. ¿Por qué sabemos que es Machado? Más adelante nos dirá: «Don Antonio era viejo / y además tenía sueño». Hay, pues, un homenaje explicito a Machado. Un poeta al que seguirá durante toda la vida Paca Aguirre y que va a ser un ejemplo ético y moral. Probablemente, como han dicho algunos, Paca Aguirre hay pocos escritores españoles de la posguerra que tengan una mayor autenticidad moral para recordar a Machado ya que Aguirre sufrió en sus carnes la miseria moral y económica de la posguerra y, sin embargo, nunca  tuvo la tentación del desagravio o el desquite. En este sentido, Aguirre testimonia el tiempo vivido. Como decíamos al principio, en su poesía “cuenta su propia historia”.

  

 

 

El fin de la guerra en abril de 1939 con la victoria del bando nacional significa el comienzo de una dura posguerra: persecución, encarcelamiento, juicios sumarísimos y ejecución de todos aquellos pertenecientes al bando republicano. El miedo a las represalias se instala entre los vencidos.

  

  

Antonio Machado es «él», y, de nuevo, el tiempo desajustado para explicar la no coincidencia. Lo que la conduce a una exclamación de desesperanza: «(Oh tiempo miserable e injusto)». Con dos adjetivos: “miserable”, en el sentido no solo material (en alusión a la pobreza) sino moral (ruin, sórdido), e «injusto», en clara alusión a un país dominado por la arbitrariedad y la ilegalidad.

4. Como una conclusión general: Ella estuvo allí, quizá lo vio: «era pequeña / y tenía sueño», Machado «era viejo, y también tenía sueño» (ambos elementos como sintetizadores de dos visiones del mundo: la del niño y la del viejo) y el tiempo definitivo, el tiempo que lo ha delimitado todo, el haber nacido antes y haber llegado tarde. Una conclusión que es un cierre perfecto y circular al poema, de una enorme emotividad.

  

Valoración

En fin, “Frontera” es un poema que construye un pedazo de la biografía de la autora y asocia su nacimiento en esos años como un mal anticipo de una tragedia vivida que prefería no vivir con toda la asimilación sentimental y circunstancial tan relevantes a dos salidas: la suya de España y la de Machado el mismo año.

  

 

 

«Escribir es contar una historia. Escribir poesía es contar la propia historia. La pulsión de la escritura se cuece en un cosmos que pide sacar a la luz quiénes somos y de dónde venimos» es el principio esencial de la poesía de Paca Aguirre.

  

  

  

  

  

  

      

Francisco Morales Lomas (Campillo de Arenas, Jaén, 1957). Licenciado en Filosofía y Letras, y en Derecho por la Universidad de Granada; Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Granada; Catedrático de Lengua Castellana y Literatura y Profesor Titular de la Universidad de Málaga. Es Académico de la Academia de Buenas Letras de Granada, de la Academia de Artes Escénicas de España y de la Real Academia de Córdoba. Poeta, narrador, dramaturgo, ensayista, columnista y crítico literario perteneciente a la “Generación de la Transición”.

Su poesía ha sido definida como fiel representante del “Humanismo solidario”, por su compromiso personal y sus valores estéticos, y su teatro pertenece a la corriente literaria llamada “Canibalismo Dramático”. Es especialista en literatura española de los siglos XX y XXI. Es miembro fundador de la corriente “Humanismo Solidario”, cuya Asociación Internacional Humanismo Solidario preside desde su fundación.

En la actualidad es Presidente de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios (AAEC), Presidente y fundador de la Asociación Internacional Humanismo Solidario (AIHS), Vicepresidente de la Asociación Colegial de Escritores de España (Andalucía) (ACE-A), Vicepresidente de la Asociación de Dramaturgos, Investigadores y Críticos Literarios de Andalucía (ADICTA).

Entre los reconocimientos que ha recibido figuran haber resultado Finalista, en los años 1998, 1999 y 2002, del Premio de la Crítica; Premio Doña Mencía de Salcedo de teatro 2002; Finalista del Premio Nacional de Literatura (Ensayo), en 2006; Premio Andalucía de la Crítica en 1998; Premio Joaquín Guichot de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía; Premio de Periodismo del Ministerio de Economía; y Premio Internacional de teatro José Moreno Arenas 2013, entre otros.

Ha publicado una cincuentena de títulos hasta el momento, muchos de los cuales han sido traducidos a varios idiomas. En este sentido, cabe destacar, entre sus últimas obras líricas, los poemarios Noche oscura del cuerpo, Col. Ancha del Carmen, Ayuntamiento de Málaga, 2006; El agua entre las manos, Col. Aula de Literatura José Cadalso, Fundación Municipal de Cultura ‘Luis Ortega Brú’, San Roque, 2006; La última lluvia, Eds.  Carena, Barcelona, 2009; Elogio de la rutina, antología, Ayuntamiento de Roquetas de Mar, Almería, 2010; Puerta del mundo, Eds. En Huida, Sevilla, 2012; y El espejo vacío, Casa de Galicia-Diputación, Córdoba, 2019, Primer Premio Rosalía de Castro de Poesía.

Dentro del género narrativo, entre sus últimos títulos publicados figuran El secreto del agua, relato, «Gibralfaro», 79, enero-marzo 2013; Bajo el signo de los dioses, novela, primera entrega de la trilogía «Imperio del Sol», Alcalá Grupo Ed., 2013; Comenzar el futuro, relato, en «Cuentos engranados» (Coords. Carolina Molina y Jesús Cano), Ed. Transbooks, 2013; Cautivo, novela, segunda entrega de la trilogía «Imperio del Sol», Ed. Nazarí, Granada, 2014; En algún lugar del corazón,  relato, publicado en «Cervantes tiene quien le escriba», Eds. Traspiés, Granada, 2016; y Puerta Carmona, novela, tercera entrega de la trilogía «Imperio del Sol», Ed. Quadrivium, Girona, 2016; El viento entre los lirios, Colección DRelatos, Eds. En Huida, Sevilla, 2019.

En el campo de la dramática, cuenta, entre otras aportaciones, con títulos como «El encuentro», en III Certamen de teatro Dramaturgo José Moreno Arenas, Eds. Carena, Barcelona, 2012; «El desahucio», V Premio de teatro Dramaturgo José Moreno Arenas, Eds. Carena, Barcelona, 2014; las distintas obras aparecidas en los títulos genérico de Teatro Caníbal Completo, volúmenes I, II, III y IV, Eds. Carena, Barcelona, 2015-2018;

Y ya, por último, en el campo de la crítica literaria, cabe citar: La lírica conmovedora de Francisco García Lorca, discurso de entrada en la Academia de Buenas Letras de Granada, Academia de Buenas Letras de Granada, 2015; Poetas del ’60. (Una promoción entre paréntesis), en colaboración con Alberto Torés, Ed. El Toro Celeste, Málaga), 2015; Poética machadiana en tiempos convulsos. Antonio Machado durante la República y la Guerra Civil, Ed. Comares, Granada, 2017; Ser y tiempo, Antología poética de Emilio Prados, estudio, edición y selección de F. Morales Lomas, Fundación Málaga, Número 24 de la Colección Cuatro Estaciones, Málaga; La poesía de Vicente Aleixandre. Cuarenta años después del Nobel (en colaboración con Remedios Sánchez), Ed. Marcial Pons, Madrid, 2017; y El hilo de Ariadna. Literatura y críticas contemporáneas, Servicio de Publicaciones de la Fundación Unicaja, Málaga, 2018; La poesía de Pablo García Baena (en colaboración con Remedios Sánchez), Ed. Comares, Granada, 2018, y Modelos infames, magia y adoctrinamiento. Estudios de literatura infantil y juvenil, Anthropos Editorial, Barcelona, 2019.

Como columnista, ha colaborado en diversos medios, como SUR, La Opinión de Málaga, Ideal, Diario Málaga, Diario Siglo XXI, Wadi-as y Diario La Torre​.

Podéis conocer sus últimas creaciones a través de su web «MORALESLOMAS» y el blog «MORALESLOMAS».

   

   

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral. Edición no venal. Sección 3. Página 12. Año XVIII. II Época. Número 105. Octubre-Diciembre 2019. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2019 Francisco Morales Lomas. © Las imágenes han sido tomadas de diferentes bancos de imágenes o de sitios digitales relacionados con la Historia de España, la Literatura y la Biografía,y se usan exclusivamente como ilustraciones del texto. Los derechos de autoría, pues, que pudiesen concurrir sobre algunas de ellas pertenecen a su(s) respectivo(s) creador(es). Diseño y maquetación: EdiBez. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2019 Departamento de Didáctica de las Lenguas, las Artes y el Deporte. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga & Ediciones Digitales Bezmiliana. Calle Castillón, 3, 3, Ático G. 29.730. Rincón de la Victoria (Málaga).

    

    

     

 

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