«Que la vida va en serio.»
HOMBRE CULTO Y BURGUÉS. De la escuela de
Barcelona. A los 7 años leía El Quijote.
Lenguaje llano y claro. Poesía como
comunicación frente a la poesía del
conocimiento. Era un hombre atormentado, que
le daba vueltas a todo. Paradigma de la
exquisitez. Alegre, vitalista y hedonista.
Fue un poeta que maduró tarde. Con 19 años.
En la lectura que hizo de Guillén pero que
nunca hablaba a la familia de sus libros.
«Me odio a mí mismo porque tengo que
envejecer, porque tengo que morir.»
Desde que los poetas de la nueva
sentimentalidad conectaron con los poetas
del 50, sobre todo Ángel González y Gil de
Biedma, el escritor catalán se acabó
convirtiendo en un icono cuando hasta ese
momento pocos se habían hecho eco de su
poesía.
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Jaime Gil de Biedma con su padre,
Luis Gil de Biedma, en la Nava (Segovia), en 1956, incluida en el libro
"Diarios.1956-1985". © Diario El País, Edición del 31 Octubre 2015. |
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Se ha dicho que Gil de Biedma planificó
escribir una obra muy corta pero que
soportara estoicamente el paso del tiempo.
Los jóvenes le decían: «Jaime, ¿por qué no
escribes?», y él siempre respondía que «lo
normal era no escribir». Es un claro ejemplo
de Bartleby, un escritor del «I would prefer
not to», como decía el personaje de Melville.
Pero la preferencia por la no escritura le
pilló con algunos poemas ya escritos. Poemas
que muchos recordamos todavía porque tienen
una garra y una fuerza indiscutibles, como
recordaba Luis Ordóñez.
Nació en Barcelona el 13 de noviembre de
1929. Después, Navas de la Asunción
(Segovia) en la guerra civil. Ciudad y
campo. Vida burguesa y vida de campo. Ha
determinado su situación personal. Murió el
9 de enero de 1990 de sida. A la familia le
habían dicho que tenía una enfermedad
tropical.
«La vida es tan breve…»
Siempre tuvo admiradores. Su padre
(conservador) y la madre (liberal)
veraneaban en San Rafael y se trasladaron a
la Nava. Fueron los años más felices de su
vida antes de los diez. Eran muy queridos
los Becerriles (les llamaba en el pueblo a
los Gil de Biedma) en el pueblo de la Nava.
El Pinar de los Alisos es otro espacio
mítico de la familia: «Los pinos son más
viejos…». Con un aire machadiano.
Le gustaba salir a caballo todos los días.
Pertenecía a estos lugares de un modo que no
imaginaba. Y de la Nava a Barcelona, en la
calle Aragón con los seis hermanos hasta que
alquiló su sótano:
«Media España ocupaba a España entera.»
En 1946 (con 17 años) entra en la
universidad. Derecho. Porque Filosofía y
Letras decía que lo estudiaban las monjas y
los curas. Escribe sus primeros poemas.
Poeta, intelectual y hombre de
izquierdas. Alberto Oliart decía que iba
siempre impecable, muy elegante. Hacía por
entonces unos sonetos perfectos que no llegó
a publicar porque el poeta afirmaba que eran
muy malos. La primera poesía que le leyó a
su familia era sobre unas mujeres que
lavaban en el río.
Fabián Estapé le dijo que comenzara a
escribir sonetos y Gil de Biedma le
respondía: «Coño, es muy difícil».
Yvonne Barral, mujer de Barral, y los amigos
del grupo de amigos: Juan Marsé, José
Agustín, Jaime Salinas, Luis Marquesán,
Carlos Barral… Tenía una unión intelectual
muy fuerte con ellos, excepto cuando estaban
borrachos. Un grupo que se reunía con mucha
frecuencia. Se pasaban todas las horas
muertas y se presentaban en casa de los
Barral a tomar copas y charlar. Unos
intrusos que hablaban de literatura y de
cuestiones intelectuales.
«Quiero deciros cómo todos trajimos nuestras
vidas aquí para contarlas…»
En 1953 (24 años) publica Según sentencia
del tiempo, conciencia crítica y juego
lírico. El mismo año que se fue a Oxford
para perfeccionar inglés. Quería ser
diplomático. Y se topó con la poesía
inglesa: Auden, Elliot…
Paco Mayans acogió a Gil de Biedma con los
brazos abiertos en Inglaterra.
El invierno de 1957 pasaron juntos con
Gabriel Ferrater y Federico Aguilar a Nava.
Allí pasaron cuatro semanas muy
importantes. Y hablaban sobre todo de
poesía. José María Castellet era el
estratega y él fue quien puso en
funcionamiento Veinte años de poesía
española, en el que lo incluyó.
En el BAR CLUB hacían una tertulia larga.
Su orientación sexual le cerró la entrada al
Partido Comunista. Manolo Sacristán se lo
impidió. Decía Sacristán que echó mano de
una carta de Lenin que afirmaba que, a la
hora de ingresar en el partido, nunca un
homosexual, porque eran presa de otras
personas.
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"La Generación del 50": Jaime Gil de Biedma, con
Agustín Goytisolo, Carlos Barral y
José María Castellet. Barcelona, 1961. © Oriol Maspons. |
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Suspendió oposiciones a diplomático para lo
que se había preparado, entre otras cosas en
Inglaterra, e intentó dar clases en la
universidad, pero su situación personal se
lo impidió.
No era nada luchador.
En 1955 (26 años) acepta entrar en la
compañía de Tabacos de Filipinas. Su padre
era el director. Manila y el archipiélago
serán el centro. Trabajará ahí toda la vida.
La gente le tenía un gran respeto, aunque
disfrutaba de una muy reservada vida
personal. Se tomaba muy en serio este
trabajo. Era impecable en él y muy eficaz.
A los amigos y compañeros de viaje. Blas de
Otero, José Agustín, Pepe Caballero…
Señoritos de nacimiento. Escritores de
poesía social. Los irá conociendo durante
esta década de los cincuenta e intimará
profundamente con ellos.
Con 30 (1959) años, su actividad es
frenética. En febrero tomará parte del
homenaje en Colliure a Machado. Carlos
Barral pensó que a través de la editorial se
crearía un grupo para enfrentarse a la
poesía social de entonces con la poesía
realista. Les unían las procedencias
familiares, universitarias, el consumo de
bebidas, gustos estéticos y… sobre todo, la
lucha antifranquista.
Camilo José Cela lo invita a Formentor.
Había publicado Compañeros de viaje (1959)
y se presentan en sociedad en Madrid con
Carlos, Jaime y José Agustín. Ellos iban de
poetas exquisitos, europeos. Eran
políglotas, petulantes y seductores.
Diferentes a los de Madrid.
Gabriel Ferrater y Jaime Gil de Biedma:
explicarse a ellos mismos para explicar la
sociedad y explicar el mundo.
Temas fundamentales: paso del tiempo y la
experiencia amorosa.
«Todo lo que había esperado de la poesía era
nulo, puro engaño (…) Perdí la fe en la
poesía como actividad que le ayuda a uno
mismo para construirse y llegar a ser.»
Así pensó al final de su juventud. Su idea
se le acabaría cuando acabara de contar su
biografía personal.
En la primavera del 67 (38) dice que escribe
el mejor poema de su vida: «No volveré a ser
joven».
NO VOLVERÉ A SER JOVEN, de Poemas
póstumos:
«Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
—como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
—envejecer, morir, eran tan solo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.»
Era un hombre cariñoso, pero podía ser
impertinente. También era brillante, pero a
veces exceso en la brillantez y podía ser
hosco (según José Manuel Caballero Bonald).
Burgués convencido, pródigo en la risotada,
vital, alegre y divertido. Con mucha familia
decía que triunfaba el que hablaba mejor y
él hablaba hasta la saciedad.
En 1974 publica Diario de un artista
seriamente enfermo y su obra completa de
1975 Las personas del verbo, con las
que comienza a despegar su nombre.
Él era consciente de que se definía como un
poeta singular, con características
personales y que creaba escuela, aunque no
le dieron ni un solo premio. Estuvo nominado
para varios y no le dieron ninguno.
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Jaime Gil de Biedma en Venecia, en
1984. © Familia Gil de Biedma. |
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En 1985 se le diagnostica el sida. Muere en
1990. El último verano lo pasó en la casa de
Juan Marsé. Fue incinerado su cuerpo en
Cerdanyola. Sus cenizas reposan en el
panteón familiar en Nava.
Decía que «escribía poesía para no morir del
todo». Por encima de todo ser feliz. «Un
libro de poemas es la historia de un hombre,
que es su autor, elevada a un nivel de
significación en el que la vida de uno es la
vida de todos los hombres o por los menos
(…) de unos cuantos entre ellos». |