EL ARTE DE la piedra es complicado como lo es doblegar la dureza misma de la muerte. Aun así, el artista es capaz de transformar un pedrusco inanimado en gárgola, tan viva que parece que habla o carraspea.

—No me has hecho las alas.

—¿Para qué las quieres? Nunca saldrás del tejado.

La gárgola, con cabeza de águila y cuerpo de león, mira con la viveza del sobrio golondrino mientras el picapedrero, indolente, lía con los dedos exhaustos su escueto cigarrillo de “caldo de gallina” y hace de él la antorcha de sus pensamientos.

—¿Vas a dejarme en ese Averno junto a la sirena de las gárgaras?

—¿Qué sirena? No digas chorradas.

—¿Y ese dragón soberbio y maleducado? Las moscas que no come las chamusca. ¿Y su amigo?

—¿Qué amigo?

—El tipo lascivo del pene trompetero. No hay día que no se rasque el doremifasol. ¿Sabes que hay un despotricador espatarrado en el frontal que no deja de mascullar idioteces? Y luego está ese otro reptil tóxico e hipócrita con cara de ofidio que le llena la cabeza de embustes, por no hablar de la serpiente con modales de arenisca, más falsa que Judas. ¿Y las harpías? ¿Qué me dices de las harpías? ¿Y de los centauros? Me harán el vacío el primer día, me despellejarán a todas horas con su lengua bífida o me darán la gran coz y lanzarán mis huesos al erial para devorar después el tuétano de mi alma inerme y desgraciada.

—Eres muy teatral. Las gárgolas no tienen alma. No te quejes tanto, el tejado es como el mundo, solo que más pequeño y menos redondo.

Pero la gárgola se sabe parte del pálpito y el sudor de aquellos dedos cuarteados, de la estela caliza que mana su sombra, sabe que hay corazones que no son de piedra y el arte, como el silencio, respira sentimiento.

—Tengo un áspid inacabado con un cuerno de unicornio en la frente. Supongo que podríamos dar el cambiazo. Es igual de feo que tú.

—¿Tendré alas?

—Tendrás alas.

El maestro vuelve a echar mano del botijo y, en un par de horas, la gárgola vuela cual palomico. Vuela y aterriza de vez en cuando en medio de la plaza donde suceden las cosas hermosas y la gárgola acaba feliz y entretenida buscando esas migajas grandes y jugosas de la vida.

  

  

  

 

  

  

  

   

   

Aarón Carlos Andrés García (Villafranca del Cid, Valencia, 1972). Licenciado en Derecho. Su principal actividad literaria la ha desarrollado en el cultivo de la poesía valenciana, género en el que ha sido galardonado con el Premio Xavier Casp 2017 y el Premio Flor natural Ciutat de Castelló 2020, y la poesía castellana, en cuyo campo ha sido Finalista del Premio Internacional Ángel Ganivet 2017 y 2019, Tercer lugar del Premio Internacional Letras de Iberoamérica 2018, Finalista del Premio internacional Jovellanos 2022, Segundo Premio del certamen Grupo Literario Numen 2022 y Mención de Honor en la edición del Certamen internacional “Camino de Palabras” 2023.

Su otra faceta, menos conocida, es la de escritor humorístico, en la que muestra su predilección por el relato breve con influencias de los clásicos de la sátira española y estadounidense.

   

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral. Edición no venal. Sección 1. Página 4. Año XXIII. II Época. Número 118. Enero-Marzo 2024. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2024 Aarón Carlos Andrés García. Diseño y maquetación: EdiBez. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2024 Departamento de Didáctica de las Lenguas, las Artes y el Deporte. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga & Ediciones Digitales Bezmiliana. Calle Castillón, 3. 29.730. Rincón de la Victoria (Málaga).

   

     

 

Servicio de tr�fico web