Mi muy estimada
y querida María,
Me llamo
Esperanza, soy
una chica de 15
años que vive en
la bonita aldea
de Zapata. Dicha
aldeíta está
situada a pocos
kilómetros de la
gran Ciudad,
hacia el sur. Mi
casa está en la
calle de en
medio, en el
número 35, junto
al bar.
Te escribo estas
líneas para
contarte un
secreto. No es
realmente un
secreto, porque
todo el mundo,
en la aldea, lo
sabe ya, y no
entiendo el
porqué nadie,
hasta ahora, lo
ha denunciado.
En la aldea hay
un anciano
lisiado, de 60
años, que
recientemente
compró una joven
esposa. La
muchacha parece
muy pero que muy
joven. Creo que
tiene menos edad
que yo, unos 12
años. A mi
parecer, la han
secuestrado.
Ocurre con
cierta
frecuencia por
aquí, pero
muchas de las
chicas suelen
escaparse más
tarde.
El anciano teme
que su esposa se
escape y la
tiene atada con
una cadena de
hierro. Su
cintura está en
carne viva por
la pesada
cadena, la
sangre se ha
filtrado a
través de sus
ropas. Creo que
eso la matará.
Por favor,
sálvala.
Me comprometo
ante ti y lo que
tú representas a
seguir
investigando y
denunciando
cuantas
injusticias vea.
Mis padres no
quieren que vaya
por ahí
metiéndome en la
vida de los
demás, pero yo
no puedo
evitarlo. Existe
tanta
injusticia...
Aunque mis
padres se
sienten muy
avergonzados de
mí, yo los
quiero mucho.
Desde que era
pequeña, mi
mayor deseo fue
que se sintieran
orgullosos de
mí, contentos de
tener una hija
inteligente y
bonita.
Intentaré que me
quieran un poco
más de lo que me
quieren ahora.
Sin más, se
despide de ti
una admiradora
incondicional.
Te mando un
sincero beso y
te deseo lo
mejor en tu
vida.
Esperanza
* *
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