OCTUBRE-DICIEMBRE 2015  

      90 PÁGINA 2

   

   

   

“EL POZO” Y OTROS RELATOS

   

Por Andrea Felipe Morales

   

  

EL POZO

Una mañana de invierno, una gota de lluvia cayó tímidamente sobre el brocal de un pozo. Se posó en él con tanta dulzura que casi no pudo sentirla, apenas fue capaz de distinguirla de otras gotas de lluvia que habían caído sobre él tantos otros inviernos. No percibió que la gota buscaba un lugar donde quedarse, un recoveco apacible para cobijarse de las nubes que la habían precipitado. El pozo no lo supo entonces, pero no tardaría en darse cuenta. Llegó temblando la primavera, nacieron las primeras flores, perfumadas y engalanadas con mariposas de mil matices. Cuando se secaron la tierra que rodeaba al pozo y las ramas de los árboles que le daban sombra, la gota de lluvia permaneció inmóvil, paciente, en el perfecto hueco de piedra que le proporcionaba refugio. El pozo comenzó a sentir su presencia, su frescura le daba alegría, le tranquilizaba sentirla a su lado, notar su esencia, saberse necesitado por ella. Su transparencia le parecía tan hermosa que no podía dejar de observarla, callado. Su espíritu le inquietaba y le daba sosiego al mismo tiempo. Cuando llegó el caluroso verano, el pozo temió perderla. Le rogó al sol que no la tocase. Le pidió a los árboles que le dieran sombra y al viento que jamás se la arrebatase. Lo suplicó con tanta fuerza que su canto de amor y tristeza conmovió a la gota de lluvia. La gota, sin dudarlo un instante, saltó al interior del pozo, renunciando a la luz, al aire, a la vida, por temor a desampararle.

   

;     

     

   

  

LA HORMIGA

—¿Cómo estás? —le preguntó el niño a la hormiga que acababa de aplastar con silenciosa indiferencia. La hormiga no respondió. No pudo. Aún amaba esos ojos que la interrogaban fríos y esos dedos que la oprimían muerta. El niño, al instante, tomó conciencia de lo que había hecho y experimentó dolor por aquella criatura. Y se sintió desdichado porque jamás volvería a ser querido por ella. Se le escapó una lágrima que resbaló incrédula por su rostro y cayó sobre la hormiga, que quedó cubierta, hermosamente acurrucada, por aquella gota salada del amor que le había arrebatado la vida.

   

;     

     

   

QUIERO

Quiero prestarte mis ojos un instante para que puedas ver tu espíritu tal como yo lo veo. Quiero que des lo mejor de ti en cada paso, que nunca desfallezcas, que no vuelvas a rendirte. Quiero que te des cuenta de que aún tienes mucho por hacer, por decir, por sentir, por hacer sentir. Quiero que te mires al espejo y te veas hermosa. Quiero que te mires al alma y te enamores. Quiero que llores de dicha, quiero que te emociones. Quiero que mires al mundo con ganas, que pises fuerte. Quiero que seas la mejor en lo que hagas, quiero que hagas lo que desees hacer y deseo que seas feliz haciéndolo. Quiero acompañarte en ese camino; quiero apartarte las piedras, señalarte las estrellas, darte sombra y besarte las heridas que no pueda evitar. No vuelvas a esconderte, no vuelvas a agrietarme el alma, a robarme la sonrisa con tu ausencia. Quiero ser tu niña siempre, a pesar de la distancia, del tiempo, de la imposibilidad y de las dudas. Coge mi mano y no la sueltes, agárrame fuerte el alma y déjame que te quiera.

   

;     

     

   

LA TORMENTA

La lluvia anegó los campos mucho antes de su labranza y pudrió silenciosa las semillas que aguardaban en mi mano. El viento desnudó los árboles, frío e impasible. La visión ya es clara. Los pies hundidos en el barro, acartonándose de realidad. La tormenta permanece incansable, el campo devastado.  El recuerdo de los días de sol es un rayo que calcina todo aquello que se resiste a morir. En la distancia turbia, tras las ramas despojadas de vida, se divisa un horizonte aún gris. El tiempo no descansa. A lo lejos, una luna cruel se oculta desdeñosa entre el olvido y la nada.

   

;     

     

   

PARA QUE NO ME OLVIDES

“Para que no me olvides cuando yo falte”, me dijiste poco antes de faltarme para siempre. Y el alma se me derrumbó en el acto, vencida de tristeza e impotencia. ¿Cómo podría olvidarte? Cómo olvidar tu vitalidad, tus consejos, tus ocurrencias, los pañuelos que me traías rebosantes de jazmines en las noches de verano, tus manos calentando las mías tantos inviernos, todos los corazones de sandía que me cediste con gusto… tu vida entregada a la mía. Sentías que era tu obligación, nunca lo fue. Era tu amor por mí el que te obligaba. Cuando llegó el momento en el que necesitaste mis cuidados, creías que era bondadosa, que no lo merecías, pero la vida tan solo me dejó devolverte una pequeña parte de tu abnegación y sacrificio. Solamente una brizna de tu dedicación, abuela. Olvidarte sería olvidarme de mí misma, de lo que fui, de lo que soy, de lo que llegaré a ser. Sería no reconocerme al mirarme en un espejo. Cuando te acompañé en tu último aliento, no pudiste decirme nada, no hizo falta. Mientras te dormías dulcemente arrullada por mis palabras de amor, abrigada por la tierna sonrisa que pude hilvanar para despedirte, supe leer en tus ojos que no me dejabas sola, que siempre serías parte de mí.  Y sentí paz, y sentí fortaleza, y sentí vida.

   

;     

     

   

   

  

     

ANDREA FELIPE MORALES (Palma de Mallorca, 1980). Doctora en Didáctica de la Lengua y la Literatura por la Universidad de Málaga. Licenciada en Filología Hispánica por la Universitat de les Illes Balears. Ha colaborado en varias revistas mediante el asesoramiento lingüístico y la publicación de artículos, poemas e ilustraciones. Fue galardonada con el accésit del premio “Baltasar Porcel” de prosa narrativa (1996), además de varios premios literarios de ámbito local. 

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral de Cultura. Sección 1. Página 2. Año XIV. II Época. Número 90. Octubre-Diciembre 2015. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2015 Andrea Felipe Morales. © De las ilustraciones, la autora. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2015 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.