9

   

   

  

  

«TE VAS A VER NEGRO», DE JOSÉ MORENO ARENAS:

UNA OBRA CON MUCHAS LUCES

   

Por Francisco Gutiérrez Carbajo

   

   

LA OBRA DE José Moreno Arenas, Te vas a ver negro [1] aborda una multiplicidad de temas: la migración en el doble sentido de emigración e inmigración, el sexo, las relaciones interpersonales, la religiosidad, la xenofobia y el racismo, todo ello con la entonación lúdica habitual de sus piezas, porque este clásico contemporáneo que es el gran dramaturgo granadino tiene muy en cuenta la sentencia del Arcipreste de Hita, según la cual, «la tristeza grande pecado pon». Al tratamiento por el teatro actual de algunos de estos asuntos he dedicado ya varios trabajos, de los que solo mencionaré los aparecidos en este siglo, con el fin de contextualizar más cabalmente la obra de Moreno Arenas. En la prestigiosa revista internacional Anales de Literatura Española. Annals of Contemporary Spanish Literature (Colorado at Boulder, Volume 26, Issue, 1, 2001, pp. 213-237) analicé la presencia de la emigración en el teatro actual —con referencia, entre otras obras, a La mirada del hombre oscuro de Ignacio del Moral—, asunto en el que también incide la pieza de Moreno Arenas. Nuestro autor aborda la travesía en pateras por negros africanos, aventura trágica que desarrollé al editar y estudiar la obra Y los peces salieron a combatir contra los hombres, de Angélica Liddell, en Seis manifestaciones artísticas. Seis creadoras actuales, Madrid, Ediciones UNED, y volví sobre ella en Transgresión y subversión en Angélica Liddell (¿Y si nada les puede conmover? / Y Los peces salieron a combatir contra los hombres), en Roswita/Emmanuelle Garnierd (eds.), 2007. Transgresion et folie dans les dramaturgies fémenines hispaniques contemporaines, Carnières-Morlanwelz (Belgique), Lansman Editeur, pp. 159-171. La emigración en el teatro español contemporáneo fue el tema de mi ponencia en el XVII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, celebrado en Roma del 19 al 24 de julio de 2010 (Actas, t. IV: Teatro), en el que analicé las obras Bazar (1997), de David Planell; La mujer invisible, de Kay Adehesad, adaptada al español por Carla Mateini y estrenada en el Teatro Municipal Buero Vallejo de Alcorcón (Madrid) el mes de noviembre de 2002; Animales nocturnos (2003), de Juan Mayorga; Oasis y Tentación (2005) de Carles Batle; Maldita cocina (2007) de Fermín Cabal y Amanda Rodríguez, que llevan a cabo una nueva versión de La cocina (The Kitchen) de Arnold Wesker (1957), con la intención de construir una obra sobre la inmigración; El privilegio de ser perro (2005), de Juan Diego Botto y Roberto Cossa; Zahra, favorita de Al-Andalus (2007), de Antonia Bueno; Forasteros (2009) de Sergi Belbel...

  

               

               

 

El actor Joan Llaneras encarna a Romerito.

 

  

En este contexto de la emigración, Moreno Arenas, atento siempre a los acontecimientos políticos y sociales, está prestando especial atención en los últimos tiempos a los flujos sociales, a la emigración-inmigración y a sus consecuencias en los diversos ámbitos de la vida. Como de cualquier otro fenómeno o problema de la sociedad, su teatro se convierte en notario o testigo de ese asunto y lleva a cabo una reelaboración o redefinición del mismo. Las perspectivas y procedimientos utilizados son muy originales, enriquecedores y variados.

La reflexión crítica subraya desde hace años que la literatura no está ligada solo al tiempo, a la duración, sino que mantiene con el espacio unas relaciones muy estrechas, como han puesto de manifiesto, entre otros, los análisis de Cassirer, Blanchot y Genette. Resultan muy interesantes las observaciones de este último acerca de la espacialidad del mismo lenguaje. El espacio seleccionado por Moreno Arenas es la playa, al igual que en sus piezas Las olas y La playa, de las que la obra que comentamos es una ampliación y una reelaboración. Esta misma técnica es utilizada actualmente por otros dramaturgos. Es el caso, por ejemplo, de la obra citada Animales nocturnos (2003) de Juan Mayorga, que constituye una expansión y un muy atinado desarrollo de su pieza corta El buen vecino.

El doble sentido de la migración, comentado con anterioridad, lo experimenta en sus carnes el protagonista de Te vas a ver negro, Romerito. El personaje, instalado en el espacio idílico de la playa alude al desembarco de los negros en las pateras y también a lo que este proceso emigratorio comporta.

Como en otras de las obras a las que hemos aludido, en la de Moreno Arenas la emigración es el resultado del conflicto entre las historias locales y los diseños globales. La emigración es también el resultado de los legados coloniales, que han exportado a la periferia los residuos del centro y han establecido unas fuertes barreras fronterizas en el sentido más estricto del término.

Pero Romerito no solo es testigo de estos flujos migratorios de África a la Península sino que él mismo tuvo que emigrar a Alemania, como hicieron muchos compatriotas suyos en otras de las graves situaciones de crisis en España.

Con el sentido de solidaridad que caracteriza a los compañeros de emigración, como se refleja en algunas poesías de José Hierro centradas en este asunto o en la interesante película Un franco, 14 pesetas, dirigida por Carlos Iglesias, en la que Martín y Marcos se ven obligados a emigrar a Suiza en los años sesenta en busca de trabajo, el protagonista de Te vas a ver negro es auxiliado por Indalecio, que los conduce en su coche camino de Alemania. Mientras atraviesan Francia, el viaje se interrumpe dos días porque la mujer de Romerito se pone de parto y pierde el hijo, una circunstancia que va a modificar de forma traumática su vida.

Las alusiones a Alemania son constantes en el monólogo que mantiene el protagonista de la obra de Moreno Arenas, un monólogo que a veces se transforma en diálogo, como cuando se desdobla en Romerito y en la Virgen del Aguijón, un discurso con una gracia especial y un ritmo trepidante, o cuando realiza las interpelaciones al párroco don Leovigildo, con presencia en escena solamente aludida. En estas escenas está ya planteándose otro de los asuntos que aborda el dramaturgo alejado de la forma altisonante y solemne con la que suele ser abordado: el tema religioso. Con don Leovigildo comparte aparentemente su rechazo a las inmoralidades que se presencian en la playa y con la Virgencita del Aguijón intenta nada menos que desposarse. El escapulario con la imagen de esta Virgen es recurrente a lo largo de la obra, lo que le sirve al autor para denunciar de una forma muy fina ciertas prácticas externas de la religión.

  

              

              

 

José Moreno Arenas,

el autor de la obra.

 

  

A este intento de matrimonio con la Virgen lo conduce sin duda la experiencia frustrante que ha tenido con su mujer María. Entramos así en el ámbito de las relaciones domésticas, que el protagonista aborda con un gran dominio de la palabra, del logos, que, según Aristóteles, es lo que nos habilita como humanos en la sociedad doméstica y en la sociedad civil. Romerito habla mucho y bien, y en más de una ocasión reprocha a los receptores que sus cuerdas vocales estén en el más absoluto silencio. Romerito sigue también el proverbio chino «habla y serás», y su discurso se convierte en el motor dialéctico de la pieza.

Uno de los núcleos de su discurso con don Leovigildo gira en torno a la relajación de las costumbres. El protagonista confiesa teóricamente respetar las normas que la moral establece sobre el asunto, pero luego estas reglas son conculcadas en la práctica y no tiene reparos en abrazar a la muñeca en algunas escenas, que nos recuerdan nuevamente el cine. Al igual que sucede en la película Tamaño natural, dirigida por Luis García Berlanga, con guión de Rafael Azcona y del propio Berlanga, el protagonista de Te vas a ver negro se empareja con una muñeca hinchable y empieza a disfrutar de la sumisión y de la docilidad que no puede encontrar en su esposa. Si magistral era la interpretación de Michel Piccoli en la película de Berlanga, también lo es en la obra de Moreno Arenas la de Joan Llaneras.

La situación familiar nada cómoda que vive el protagonista se pone asimismo de manifiesto en la relación que mantiene con sus hijos: con Carmencita, que ha contraído matrimonio con un adinerado, y con su hijo Pepe, que se ha casado con una negra. Aunque Romerito dirá constantemente que él no es racista, sus manifestaciones respecto a los negros y sus comentarios sobre la llegada de su hijo Pepe con la negra y con los mulatos niegan con palmaria evidencia lo que denuncian teóricamente. La xenofobia y el racismo al que antes hacíamos referencia encuentran en estas escenas su representación más clara. Como hemos comentado en alguna ocasión, el rechazo al otro se convierte en el miedo al otro. En otros casos funciona como un mecanismo neurológico maduro y en ocasiones el miedo adquiere un carácter global. En este universo globalizado, a pesar de la contundencia con la que a veces se manifiesta Romerito, en el fondo es un ser contradictorio, frágil, vulnerable, y la grandeza del teatro, como en esta obra de Moreno Arenas, radica precisamente en convertir la fragilidad y la vulnerabilidad en una construcción repleta de la máxima virtualidad y potencialidad escénicas.

Cierto es que, para algunos espectadores, lo realmente importante en el teatro es el encuentro, sin más, entre un actor y el público. Sin embargo, la exigencia y el rigor escénicos han de llevarnos mucho más lejos: el horizonte no se nos puede quedar a dos palmos de la nariz, el encuentro (entiéndase conflicto) ha de estar en el texto del autor, en la historia que nos cuenta. Y, como no podía ser de otra manera, está en el texto de Te vas a ver negro, en la historia de Romerito, en la vida de nuestro protagonista; pero no en una escena ni en dos: el conflicto subyace entre líneas a lo largo de toda la obra. Precisamente el ritmo suave y ascendente del texto, bien acompañado por un conflicto de la máxima cotidianidad, nos lleva a un final sorprendente, con la ya clásica reversión a que nos tiene acostumbrados el autor.

Estamos frente a una dramaturgia de excelentes hechuras, un monólogo teatral (puro teatro, solo teatro) al que le ha sabido sacar partido (¡y de qué manera!) Joan Llaneras, portador de un talento actoral fuera de lo común, de lo mejor que se ha visto últimamente en la cartelera madrileña. Si de perfecta hemos de catalogar la interpretación de Llaneras, no le va a la zaga el oficio de Carmen Dólera, responsable a carta cabal de una dirección impecable, sobria y eficaz. Una escenografía austera, una música seleccionada con acierto y una iluminación a tono con las exigencias son el complemento idóneo para disfrutar de Te vas a ver negro, un texto a la par inteligente y divertido. De lo mejor, para no perdérselo.

  
              

              
 

«Te vas a ver negro»

Cartel publicitario

de la Sala Triángulo de Madrid.

 
  

Ficha Técnico-artística

  

Obra: Te vas a ver negro.

Autor: José Moreno Arenas.

Compañía: Karma Teatro.

Intérprete: Joan Llaneras.

Diseño de Iluminación: Víctor Dólera.

Ambientación Musical: Cecilia Vargas Lizarra.

Ilustración: Kike Blanco López (Café & Columpio).

Diseño Gráfico: José Luis Andrade.

Espacio Escénico: María Moreno y Nohemí Ortega.

Vestuario: Carola.

Construcción de Decorado: Carlos Carvalho.

Atrezzo: Lucía Onrubia.

Adjunta a la Dirección: Lola Plaza.

Dirección: Carmen Dólera.

Producción: Karma Teatro.

Producción Ejecutiva: Manuel Ganchegui.

Gerencia: María Huertas.

Patrocinio: Fundación Francisco Carvajal.

Lugar y fecha del estreno: Sala Triángulo (Madrid), 8 de abril de 2013.

  

__________

NOTAS

1 Te vas a ver negro ha sido estrenada el día 8 de abril de 2013 en la Sala Triángulo de Madrid, dirigida muy atinadamente por Carmen Dólera y con la sabia interpretación del actor Joan Llaneras.

   

   

 

FRANCISCO GUTIÉRREZ CARBAJO. Doctor en Filología Hispánica por la Universidad Nacional de Educación a Distancia y Catedrático de Literatura Española, adscrito al Literatura Española y Teoría de la Literatura, Filología, de la UNED.  Académico correspondiente por Madrid de la Reial Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona y Presidente de la Asociación Española de Semiótica.

Es autor de más de una cuarentena de libros, ediciones y coediciones. Entre sus trabajos cabe citar: La copla flamenca a la luz de las teorías métricas de los formalistas rusos ( Virgilio Márquez Editor, Córdoba, 1987), La copla flamenca y la lírica de tipo popular (Cinterco, Madrid, 1990, 2 tomos), Literatura española y universal (Ministerio de Educación, Madrid, 1993), Literatura y cine (Universidad Nacional de Educación a Distancia,  Madrid, 1993), Voces del 98 (Concejalía de Cultura-Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid, Madrid, 1998), Teatro contemporáneo: Alfonso Vallejo (Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid, 2001), Movimientos y épocas literarias (Ediciones de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid, 2002), La poesía de Alfonso Vallejo. Estudio crítico y antología (Huerga y Fierro, Madrid, 2005), Seis manifestaciones artísticas. Seis creadoras actuales (Ediciones de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid, 2005) y La poesía del flamenco (Almuzara, Córdoba, 2007), entre otros, y de numerosos artículos de Filología, en los que aborda diversos aspectos filológicos.

   

   

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral de Cultura. Sección 4. Página 9. Año XII. II Época. Número 82. Octubre-Diciembre 2013. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2013 Francisco Gutiérrez Corbajo. © Las imágenes, extraídas a través del buscador Google de diferentes sitios o digitalizadas expresamente por el autor, se usan exclusivamente como ilustraciones, y los derechos pertenecen a su(s) creador(es). Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2013 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.