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LAS CARTAS DE ANTONIO MACHADO

A PILAR DE VALDERRAMA [1]

   

Por Francisco Morales Lomas

   

   

   

H

asta la fecha, son 166 todas las cartas que se saben del epistolario de Antonio Machado. Muchas más acabaron perdidas o se destruyeron. Fue Oreste Macrì quien realizaría una inicial versión en 1968, y fueron publicadas junto con Gaetano Chiapini en 1989 [2]. Abordan el periodo que va desde el 30 de noviembre de 1896 hasta el 9 de febrero de 1939.

Pero las cartas que Antonio Machado pudo recibir de Pilar Valderrama no existen, no se conservó ninguna carta que se sepa. Cuando en el mes de noviembre de 1936 tuvo que marchar con su madre y su hermano hacia Valencia, las cartas de Pilar de Valderrama no las llevaba consigo, si es que existían ya para esa fecha.

Tampoco sobrevivió ninguna carta de Machado escrita a Pilar entre febrero y agosto de 1929, época en que estuvo trabajando en La Lola se va a los Puertos. Pero ¿por qué no se conserva ni un solo indicio de esta relación epistolar? ¿Las quemó Pilar?

Lo que conocemos de aquel lazo sentimental nos llega nos ha llegado tan solo a través de la información que se deduce de las 36 cartas que Pilar recibió de Machado. Normalmente, este las depositaba en la lista de la agencia privada El Continental, donde ella pasaba a recogerlas.

  
                             
 

Machado fotografiado de perfil por Alfonso, hacia 1927. © Alfonso. VEGAP.

 
  

Una información sesgada y parcial

  

Nos ha llegado una información sesgada y parcial por varias razones: las cartas fueron escogidas por Pilar de Valderrama según sus propios intereses, y, en algunos casos, estas cartas fueron alteradas o manipuladas también según su conveniencia para ocultar escenarios, palabras… o para disimular determinadas situaciones o ideas del escritor. Algo que pudiera resultar bastante comprensible en cuestiones sentimentales en una mujer católica cuyos amores con el poeta resultarían, en la España inflexible y de moral tridentina de entonces, todo un aciago motivo para la deshonra, pero que, en otras, es un atentado contra la verdad histórica y la historia de la literatura. Como nos recuerda el editor de sus cartas Giancarlo Depretis:

  

La edición de Pilar reproduce, una a una, las 36 cartas sin fecha, aunque muchas de ellas fueron alteradas por amputaciones, borraduras y refinadas manipulaciones de recomposición, salvadas del fuego que la misma destinataria prendió antes de su salida de Portugal; al menos, esto es lo que cuenta Pilar en sus memorias.

  

Las cartas enviadas por Pilar (ya hemos dicho que no se conserva ninguna que sepamos) llegaban a Machado a través de sus amigas intermediarias: Hortensia Peinador, María Estremera y Marta Valdés, pero es obvio que no sucedió lo mismo con las de Pilar: por sus propias palabras, de las aproximadamente 200 que Machado hubo de enviarle, fueron quemadas todas por ella excepto estas 36 [3]. Pilar ofrece una serie de razones justificativas que, por lo que apunta Depretis en un exhaustivo estudio llevado a cabo, no estamos dispuestos a creer. Dice Pilar de Valderrama:

  

Escogí al azar las que estaban encima, sin releerlas siquiera por la premura del tiempo. Sólo retuve un puñado, unas cuarenta, que le llevé a mi amiga María (¿Extremera?) para que las guardara en su casa, y las demás, casi doscientas, las quemé en la chimenea que tenía en mi salón.

  

Depretis no se cree las afirmaciones de Pilar en lo que concierne a aspectos inverosímiles sobre su autobiografía; por ejemplo, que no hubiera seleccionado cartas y que lo hiciera aleatoriamente. Afirma que esa selección no es casual (por tanto, que Pilar de Valderrama miente conscientemente) por muchas razones: se aprecia una evidente alteración en la secuencia de las cartas, a las que, con toda seguridad, hubo de dar el orden que a ella personalmente le vino mejor para ocultar y desorientar al lector en algunos aspectos conceptuales del contenido. Y abundando aún más en la idea de la manipulación a la que fueron sometidas por parte de Pilar, dice:

  

Las intervenciones dirigidas a corregir o amputar la escritura de Machados, señaladas en el apéndice a final del libro, parecen obedecer a tres tipos de censura. La primera, que calificaría de tipo histórico e ideológico, suprime párrafos e incluso cuartillas enteras; es el caso de la carta 31 (…). Un segundo tipo de censura atañe al ámbito sociocultural. En la carta 5 desaparece todo el sexto párrafo, allí donde Machado expresa sus dudas sobre los jóvenes poetas (…). El tercer tipo de censura se dirige al ámbito amoroso-pasional. Aquí, las intervenciones de Pilar de Valderrama son verdaderamente numerosas y todas preocupadas por alterar y desviar cualquier indicio que pudiera dar crédito a que entre los dos amigos hubiesen existido momentos de verdadera pasión, propios de un amor concreto en su materialidad [4].

  

Las cartas

   

Carta 1

Es una carta excesiva en los diminutivos y en las hipérboles que nos da la visión de un escritor ensimismado en los afectos, que quiere transmitir a través de un uso bastante “emperifollado” del lenguaje una entrega total a la amada: «Cuida tu cuerpecito, diosa mía, que aunque tú eres sobre todo alma, él es también de Dios (…) Adiós, reina y gloria mía, el corazón de tu poeta, inmenso para ti —sólo para ti— te acompaña [4].»

  

Carta 2

Asocia el amor al tiempo y afirma que el amor revuelve y modifica nuestro pasado. Y se pregunta el poeta: «¿O será que, acaso, tú y yo nos hayamos querido en otra vida? Entonces, cuando nos vimos, no hicimos sino recordarnos». Y esto explica la angustia asociada al amor, según el sevillano.

  

Carta 3

Le habla de la niña que hay dentro de Pilar, como en Rosalía de Castro, «capaz de ver el mundo con ojos nuevos». Así ve su poesía. Y la experiencia de amor hace que renazca la veta infantil que llevamos cada uno. Unamuno era su confidente en esta historia y a él le reconocía que Pilar era mujer y poeta, pero no “literata”.

  

Carta 4

Expresa hiperbólicamente la alegría que siente al verla: «El corazón me salta en el pecho, realmente loco, y no hallo manera de sujetarlo». Rebate que el pudor deba ahogar el sentimiento: «Yo proclamo con Miguel de Unamuno, la santidad del impudor, del cinismo sentimental. Lo que se siente debe decirse, gritarse, verterse».

  

Carta 5

Da la impresión de que ella le ha dicho algo sobre su indumentaria y que debe gastar más dinero en su imagen personal y él le responde afirmativamente: «Además, un académico, no puede ser ya demasiado Adán. Y, sobre todo, tú mandas, saladita mía».

Al parecer, también ella le había pedido algún poema para su libro Esencias, y su respuesta es expedita: «Con toda el alma te daré el cantar para tus Esencias». También le comenta que está leyendo poesía de jóvenes poetas (Guillén y Salinas), pero, aunque les reconoce talento, es muy crítico con esta poesía. Sabemos por distintas vías que Machado no comulgó con los autores del 27. A su poesía la llama eso, pero trata de comprenderla para darle gusto a ella, que, al parecer, sí que la valoraba:

  

No comprendo que eso sea poesía (…). Te llevaré un día algunos versos de esos muchachos, los leeremos juntos, para que tú me ayudes a descifrar esos laberintos de imágenes y conceptos, donde yo no descubro la menor emoción humana. Porque la lírica ha sido siempre una expresión del sentimiento, el cual contiene la sensación —no a la inversa—  y se relaciona con las ideas, se engendró siempre en la zona central de nuestra psique, y nunca pretendió hablar, ni a la pura sensibilidad ni, mucho menos, a la pura inteligencia.

  

En un artículo sobre Moreno Villa había dicho que los poetas jóvenes eran «más ricos de conceptos que de intuiciones» y tienden más a la facultad de comprender que a la de sentir y padecen la contaminación de la poesía pura y Paul Valéry.

Machado define a Pilar con tres palabras: serena, suave y fuerte. Una diosa dispuesta a dominar: «¡Y qué fuego tan delicioso viene de ti! Y en ese tercer mundo, ¡qué embriaguez, qué locura, qué orgía!». Y se despide como llamándose «tuyísimo, archituyo».

  

Carta 6

Hace algunos comentarios sobre su libro Esencias. Le reitera su amor, a pesar de la ausencia. Incluye algunos poemas y habla de su locura de amor: «Tengo yo la culpa / de esta sed que tengo? / Dime, Pilar, ¿nunca? ¡Nunca!». Y dice Antonio Machado que ahora ella le responde: «Amor es un ¡siempre, siempre! / la sed que nunca se acaba / del agua que no se bebe». En un diálogo de amor de ambos corazones.

Hay referencias continuas en las cartas a “nuestro tercer mundo”, el título de una de las obras de teatro de Pilar y un concepto que surge como clave sentimental en las cartas: «Porque en nuestro tercer mundo todo se adivina». Hace referencia a que Pilar lee bien los poemas pero un poco deprisa, y anuncia que es posible que haya problemas políticos en breve en el país, pero la invita a no hablar de ello. Se trataría del pronunciamiento el 29 de enero de 1929. Como afirma Depretis:

  

Durante la mañana de aquel martes habría tenido que realizarse, en diferentes zonas de España, una sublevación de veinte regimientos militares, apoyados por civiles y por una huelga de trabajadores. La insurrección que tenía como finalidad la destitución de Alfonso XIII y la formación de una Asamblea Constituyente, según el plan conspirador conducido por José Sánchez Guerra.

  

Le anuncia que sigue trabajando en el discurso de la Academia y en Lola... y le pide su opinión; así como que está trabajando en un artículo que le han pedido de “la juventud literaria” para La Gaceta Literaria [5]: «Diré lo mejor que pienso de ella; pero defenderé la poesía, la nuestra».

  

Carta 7

Trata de calmar a Pilar sobre unos supuestos celos de ella hacia una supuesta mujer con la que hablaba Machado. Él, de hecho, le dice: «No, preciosa mía, ni por un momento pienses que hablé con esa mujer, que ya no es nada para mí». ¿Quién es esta mujer? ¿Y este “ya” al que se refiere Machado significa evidentemente que sí fue algo para ella en el pasado? Pilar está enfadada («un poquito de rabia», dice Machado que tiene) y él se afana en declararle su amor una y otra vez: «Mis otros amores solo han sido sueños, a través de los cuales vislumbraba yo la mujer real, la diosa». ¿Qué otros amores? Según su hermano José, sólo hubo tres amores: su madre, Leonor y Guiomar.

Elogia también del libro de Pilar, Esencias («muy rico de temas poéticos y de matices (…) tu poesía es verdadera»), y le da algunos consejos.

Su crítica a los poetas jóvenes sigue siendo negativa: «Sobre la poesía de los jóvenes, pienso como tú. Algo me entristece que no sean tan buenos poetas como yo quisiera. Tienen —algunos— talento, cultura y son excelentes personas. Sobre ellos he de escribir en La Gaceta Literaria».

Ataca a Ortega y Gasset, del que dice que es un «pedante y un cursi».

  

Carta 8

Le habla del sueño que ha tenido en el que se casaba con ella después de una historia de amor. Siguen las confesiones amorosas hiperbólicas y que sin verla no podría vivir… Le envía la escena VIII de La Lola… y que pronto comenzarán los ensayos en los que Lola Membrives será la protagonista.

  

Carta 9

Le insiste una y otra vez en lo que significa ella para él y que es la mujer a la que ha estado esperando toda una vida. Y que ella estará en todo lo que escriba hasta que muera. Le cuenta el origen de la historia de La Lola…

Habla del romance de dieciocho versos, “Ofrenda”, que le ha dedicado Pilar y que los insertará en La Lola…

  

Carta 10

Critica a los editores que no cuidan los libros en alusión a que no encuentra el libro Esencias de Pilar en Segovia: «Mi libro, publicado por la Residencia de Estudiantes, estuvo guardado varios años en un sótano y todo el mundo —hasta yo mismo— lo creía agotado, sin estarlo ni muchos menos». Le recomienda que se lo envíe a Miguel de Unamuno. Y le anuncia que seguro que le gustará al “maestro”. Grande era el afecto y la consideración de Machado hacia Miguel de Unamuno, al que le tuvo una especial predilección. Yo diría que fue el intelectual que más influyó en él y al que más aprecio le tenía.

También le habla de la posibilidad de que Rivas Cherif (el cuñado de Manuel Azaña) le estrene sus obras de teatro Tercer Mundo o Vida que no se vive, aunque reconoce que no sabrá valorarlas porque es «un poco zascandil».

También dice que ha estado unos días muy triste: «Tu poeta no anda bien». Y se define como «un sevillano triste y nada jacarandoso».

  

Carta 11

Hace referencia al estreno de Sombras de sueño de Miguel de Unamuno y a la muerte de Julio Romero de Torres a quien profesaba una gran afecto. Le refiere también la obra Anfisa de Adreyev y la crítica al libro de Pilar, Esencias, del que quisiera decir «cosas esenciales que realmente lo definan. Porque la crítica es superflua cuando no señala lo que la obra tiene». Desea que alguna vez puedan pasear juntos.

  

Carta 12

Crítica el teatro de la época y siente dolor por no poder verla en la representación de una comedia del francés Brieux a la que ha asistido. Recuerda que está tomando notas sobre su libro, pero, sobre todo, se centra en su pasión amorosa. Se queja de los exámenes (está en un tribunal) que le esperan en Segovia: dice que estos días su trabajo es “abrumador y embrutecedor” porque comienza a las ocho de la mañana y acaba a la noche. Y explica su programa de trabajo: 1.º: El artículo de Esencias, 2.º: El discurso de la Academia, y 3.º: Sus versos y la comedia planeada. Un orden de prioridades que muestra también cierto sistematismo en su trabajo diario.

  

Carta 13

Recomienda a Cherif dos obras de Pilar de Valderrama. Comenta la buena aceptación del Fantasio de Pilar y que, desde Buenos Aires, llega el éxito de Lola Membrives y La Lola se va a los puertos. Ha sido nombrado vocal de un tribunal de oposiciones, se queja. Le anuncia que Cansinos Assens y Díez Canedo hablarán de su libro Esencias; y él publicará su crítica para mediados de mes, que servirá quizá (piensa) para que Azorín escriba otra.

  

Carta 14

Afirma amorosamente que sin ella hace tiempo que no viviría y su vida no vale nada fuera de los momentos en que se ven, pues ni los éxitos, ni los halagos, ni la gloria literaria le alegran. Le quieren hacer un homenaje en Sevilla, pero no tiene ningún interés: «Nada me disgusta tanto como aparecer sobre un pedestal cualquiera. No es modestia, como muchos creen, es más bien orgullo; es, sobre todo, que no puedo soportar la vanidad humana, la tontería ambiente». Al parecer, padece reuma. Afirma que le llueven las recomendaciones para las oposiciones que habíamos anunciado. Pero, aunque como profesor benévolo y que aprueba a todo el mundo, en esto es estricto.

Comenta sus impresiones sobre el poema en prosa “Piedad” en el que ve

  

Patente un problema del sentimiento muy agudo. Después de Nietzsche, las virtudes cristianas se han hecho esencialmente problemáticas. Pero yo creo que el porvenir ha de rehabilitarlas necesariamente. El Cristo está algo olvidado; pero el Cristo no pasa nunca. Además, es una fuente eterna de poesía [6].

  

Afirma que una de las bellezas del libro (se refiere a Esencias) es su inspiración evangélica, la nobleza de los temas y la expresión sencilla que tiene todo lo profundo.

  

Carta 15

Se queja de las oposiciones donde actúa de tribunal. Hace también una reseña crítica a las reformas educativas. Sigue el éxito de La Lola se va a los puertos, en esta ocasión, en Sevilla. Su neurastenia aumenta con el verano y se encuentra triste a causa de la oposición en la que participa como miembro del tribunal, que le produce sensación de angustia. Se queja de no poder escribir libremente sobre la obra de Pilar porque siente que puede descubrir el secreto. Pero su sensación de tristeza va ganando enteros, aunque afirma que lo suyo no tiene cura «y pienso que no tengo derecho a entristecerte».

  

Carta 16

Elogia el artículo que Cansinos ha escrito sobre el libro Esencias de Pilar («escrito con fervor y con tino»). El suyo dice que lo enviará a María Estremera el martes y, si no lo ha acabado antes, es por las oposiciones en que participa como tribunal. Además, fallece un miembro del mismo: «Llueven recomendaciones y compromisos. Compadece a tu poeta». Se refiere a su sino, el del poeta, que no es otro que soñar e imaginar: «oficio duro, a veces triste y, aunque siempre noble, alguna vez —todo hay que decirlo— algo ridículo».

  

Carta 17

Ha ido al teatro acompañado de sus hermanos Pepe y Joaquín, y la ha visto a ella, lo que le ha producido un gran sufrimiento: «Viéndote rodeada entre mortales». Hace una crítica feroz de la obra y de la protagonista, La Montoya.

Ante una carta anterior que le pide que la rompa, él le contesta: «Todas tus cartas son para mí sagradas, ¿sabes? Las guardo; además, donde nadie pueda leerlas». Recuerda también que nunca fue aficionado a veranear: «Que es consagrar la vida a tomar el fresco». Pero reconoce que algunos días en la naturaleza son beneficiosos.

Quiere aprovechar el tiempo para trabajar porque acaso no le quede mucho para su obra y debe aprovecharlo. Entre sus trabajos futuros enumera: «Mi discurso, la comedia, que será la última, un libro de poesías a mi diosa y… colorín colorado». Le anuncia que su obra de teatro Vida que no se vive será un gran éxito, pues es la más teatral, pero que a él, personalmente, le gusta más Tercer mundo, a la que considera “su obra”, al igual que “la suya” es Las adelfas.

Los elogios hacia Pilar siempre son encumbrados y en este caso la considera la sucesora de Rosalía de Castro, y no, dice irónicamente, «esa nadadora catalana». Se refiere a Ana María Martínez Sagi, de la que hacía tiempo se había publicado un poemario titulado Caminos. Y se queja de que no puede decir todo lo que piensa: «Si yo pudiese escribir sin trabas».

  

Carta 18

Alude a un problema en los ojos que se lo ha resuelto Pilar con unas medicinas que le aconsejó. Critica el artículo de Sara Insúa sobre la nadadora y poeta catalana en la que ironizaba en su carta anterior. Una crítica que la hace extensiva y a la que critica:

  

Es la crítica que se estila, hasta por los literatos de cierto rango. ¿Qué hace el mismo Azorín en sus ditirambos a los poetas de vanguardia? Decir que son maravillosos, sublimes, superferolíticos. Si alguien ingenuamente pregunta: ¿Por qué? Con ello destruye toda esa labor encomiástica.

  

¿Cómo entiende Antonio Machado la crítica literaria? Afirma que a una crítica verdadera le basta

  

Analizar con justeza el contenido de una frase, de cuatro versos, señalar lo que realmente hay en ellos, si ellos están bien elegidos, lo que supone la lectura atenta de toda la obra, para arrojar alguna luz sobre ésta, ayudar a que sea comprendida y estimada. Pero hoy se entiende por crítica el arte de escribir de todo sin necesidad de leer nada.

  

Justifica los razonamientos que pueda realizar sobre el libro Esencias de Pilar pues «está sacado de él mismo». Sin duda, una contrariedad esta, pues Machado no justifica en otros la actitud que él sí tiene con Pilar por esa devoción encomiástica que brinda a su “diosa”.

Le comenta algunas impresiones sobre la obra La prima Fernanda, en la que están trabajando: la protagonista es una mujer un tanto demoníaca que revuelve y destruye todo un mundo de convenciones y falsedades.

Le reconoce que, cada día que pasa, la quiere más porque cada vez ve en ella un matiz, un destello de divinidad.

  

Carta 19

Habla del dolor de ausencia que sufre el enamorado, pero es un «dolor que se espiritualiza con el recuerdo de las presencias». Son reflexiones profundas en torno al sentido del recuerdo, la memoria, la fantasía, la muerte… Pero el recuerdo como instrumento de valor extraordinario para seguir vivo en el acopio de imágenes: «Mientras podamos recordar —recordarnos—, vivimos, y la vida tiene un valor: el de nuestras imágenes». Sin embargo, considera que las imágenes son más impuestas que elegidas en los sueños y en los estados de abatimiento. Afirma que teme a los sueños porque no se sueña lo que se quiere sino lo que se teme.

En esta carta le envía sus apuntes líricos para la geografía emotiva de España: siete más uno. Los primeros, enumerados y firmados en Baeza el año 1919, y el último, sin numeración. Se centra en determinados lugares: Sierra Morena, Begíjar, Quesada, Garcíez, Jimena, Aznaitín, Torredonjimeno, Torreperogil, Belerda, Alicún y Úbeda. La mayoría son octosílabos asonantados en los versos pares. Menos el primero, que es una terceto de cabo roto, el cuarto que es un pareado, el quinto y el octavo que son tercetos. En algunos surge el amor: «Y en la sierra de Quesada: / Vivo en pecado mortal: / no te debiera querer; / por eso te quiero más».

Es verano y lee los versos de Pilar. Se la imagina escribiendo. También relata algunos asuntos de su Lola se va a los puertos y la finalización próxima del segundo acto de La prima Fernanda. Afirma que ha dado a copiar en máquina su artículo de Esencias.

  
              

              
 

¿Pilar de Valderrama o Guiomar?

 
  

Carta 20

Le preocupa la obra de teatro La prima Fernanda, que necesitan hacerla bien (la escribía al alimón con su hermano Manuel), sabedores del éxito de Lola se va a los puertos y de que el público espera mucho de ellos.

Hasta ahora han escrito dos actos y les queda el tercero. Tiene en muy alta estima su opinión y le hubiera gustado conocer alguna escena del segundo acto, pero no ha sido posible. Comenta sobre los actores de Lola… Sobre todo se centra en la carta de Lola Membrives, que les habla del éxito en Montevideo. Le pide que vaya arreglando (que la ponga en limpio y la tenga preparada) su comedia para que Ángel Lázaro se la lleve, pues él la recomendará cuando lo estime oportuno. Y cree factible que la actriz Lola Membrives acepte la representación de su obra. Le copia un trozo de la escena final de La prima Fernanda.

  

Carta 21

Al parecer, el nivel de comprensión entre ambos es tan grande que, afirma el poeta, sin hablar se entienden. Critica algunos mecanismos técnicos como el altavoz aplicado al teatro.

Hace alusión al retrato y los versos que saldrán de ella en Crónica, pero teme que en Crónica o Estampa (no sabe bien en cuál de ellas) puedan coincidir los retratos de ambos, pues hace unos días que les dio un retrato suyo. Augura que su libro Esencias va a tener un enorme éxito y le anima a que prepare otro.

Habla de sus días en Segovia, de cuyas noches exalta que son portentosas «por el brillo de las estrellas y por el silencio».

  

Carta 22

Llama la atención el poco aprecio que sentía Antonio Machado por la farándula literaria, por las fiestas de escritores, “profundamente insinceras”, y refiere que en el acto hubo una intervención de Eugenio d´Ors al que apenas escuchaba nadie, y afirma contundente: «Esta gente literaria es terrible, diosa mía. Para conservar la estimación que por sus obras merecen, es conveniente no conocerlos personalmente».

Crónica ha publicado el texto y los versos de Pilar de Valderrama.

El poeta se encuentra enfermo y asiste a la clínica del Dr. Jiménez para un reconocimiento detallado. Reconoce una evidente tendencia al abatimiento que siempre tuvo a lo largo de su vida, preso de la melancolía: «Quisiera vivir todavía para terminar algunas cosas, sobre todo el libro que te consagro, y tirar una edición completa y corregida de mis obras». Afirma que necesita al menos dos años y que la vida le pesa mucho, aunque la lleva con resignación gracias a ella. Reconoce que Pilar de Valderrama es «el gran amor de mi vida».

Crítica el gusto por cierto teatro como la Doctora Hormiga de los hermanos Quintero, que considera una obra de plomo y de una pesadez inaudita: «Mientras gusten esas cosas, estamos perdidos».

  

Carta 23

Se centra fundamentalmente en el análisis escueto de unas obras de teatro a la que ha asistido. Dos obras de Benavente: Los amigos del Hombre, «obra de muy poca gracia», y Los andrajos de la Púrpura, que recomienda a Pilar no ir a ver: «El pobre Benavente está dejado de la mano de Dios». También, Siegfrid de Giraudoux: «Bonita, bien hecha, interesante, aunque mal representada».

Lo elogia como gran poeta.

  

Carta 24

Describe la importancia de los ojos para los poetas: «Los poetas con minúscula (…) necesitamos de los ojos para creer en Dios, como Gustavo Adolfo Bécquer». Comenta la campaña para que Concha Espina entre en la RAE. Con motivo del banquete a Benavente, surge de nuevo la crítica irónica hacia sus compañeros los literatos:

  

Me han dicho que la fiesta estuvo bien, animada y cordial, cosa rara entre literatos (…). La gente literaria es terrible. Yo siempre he procurado tenerla a distancia. Tal vez por eso me respetan algo. La gente de teatro —cómicos y actrices— no es la peor, aunque otra cosa se cree. Sin embargo, no hay que fiarse de ella.

  

Recuerda las malas relaciones entre los actores Lola Membrives y Ricardo Puga. A Lola la califica como «mujer de vanidad superlativa y, en el fondo, más una cupletera que una actriz. No puede soportar que nadie tenga éxito a su lado». Y, de camino, también critica a su marido, J. Reforzo, un empresario para quien el único Dios es la taquilla.

Le pide que le guarde el secreto de una nueva comedia de figurón, La Nueva Cleopatra (nuevo título que pensó para La prima Fernanda), de la que desconfía mucho.

Le recomienda que no dedique demasiado tiempo a Concha Espina.

  

Carta 25

Le habla de su obra La Nueva Cleopatra, que está ya casi acabada, pero le disgusta «la vida de teatro y la lucha con la torpeza de los cómicos».

Siente celos de que lo olvide al conocer a tanto prócer de la literatura.

Hace alusión de nuevo a la candidatura a la RAE de Concha Espina y uno de sus oponentes a la academia: Ramón Pérez de Ayala. Ironiza con la candidatura de Concha Espina y alude a sus rivales.

Glosa un sueño en el que ellos estaban en Segovia y encontraban a Miguel de Unamuno «vestido de fraile y cantando la marsellesa», y más tarde, los llevó al altar y les echó la bendición.

  

Carta 26

Tuvo problemas en la pierna derecha con un fortísimo dolor.

Es muy crítico con los autos sacramentales de Calderón (de los que dice que fueron “fiestas de iglesia”) y, sin embargo, ensalza otros dramas religiosos como La devoción de la Cruz y El mágico prodigioso, a las que no se les hace caso a pesar de ser admirables y mucho más entretenidos.

Gerardo Diego le ha pedido autorización para incluir poemas en su antología. Accede: «Mi criterio en estos casos es dejar hacer. Nuestra obra, una vez publicada, ya no nos pertenece».

Comenta profusamente el argumento de la última ópera rusa que ha visto, Flor de las Nieves (un asunto que sería bueno para el teatro de Pilar de Valderrama; se trata de la obra Snegurochka de N. Rimski Korsakov), y como «no hay nada bello que no asocie yo a tu recuerdo».

El apoyo de Pilar de Valderrama a Concha Espina para la entrada en la Academia mueve a los comentarios de Machado.

Y, por último, la exaltación del amor y su deseo hacia ella y su relación.

  

Carta 27

Hay una obsesión de Pilar de Valderrama: la posibilidad de que Machado la olvide o deje de quererla. Pero le responde que lo considera absurdo. Y tras unas reflexiones le pregunta: «¿No serás tú la que algún día te canses de este pobre poeta?» Y siguen las exacerbaciones de sobre la amada.

Le comenta la obra Fontalba de Bernard Shaw y critica la representación y la traducción. Ataca a Lola Membrives: «Lo plancha todo. No comprende nunca lo que está haciendo y todo lo traduce a la vulgaridad y la chabacanería».

Los acontecimientos políticos le están dando actualidad a su comedia La prima Fernanda, pues el personaje de Figurón (sin pretenderlo) parece un retrato de Santiago Alba, ministro de Estado:

  

Leyendo unas declaraciones suyas el otro día, me encontré con versos enteros de nuestra comedia, y claro es que cuando se represente se creerá que nosotros las hemos tomado de él.

  

En estos acontecimientos políticos destaca el papel de los constitucionalistas, entre los que se encuentra Santiago Alba, que, junto a Sánchez Guerra, Melquíades Álvarez, Villanueva, Bergamín y Burgos y Mazo, se reunieron en el hotel Ritz de Madrid el 29 de enero de 1931 y expresaron que no irían a unas elecciones que no fueran de carácter constituyente.

Le pregunta de nuevo por la madre de Pilar, que está enferma, y le anuncia que pide a Nuestra Señora del Pilar por su salud.

  

Carta 28

Miguel de Unamuno ha leído el libro Huerto Cerrado de Pilar y sus comentarios han sido muy positivos, pero se extraña Machado de que no le hable de Esencias.  Sus elogios sobre el escritor vasco son siempre fabulosos, y destaca en él su sabiduría y su sinceridad:

  

Hombre de verdad entre las muchas máscaras que hoy se agitan. Es un espoleador de espíritus. No conoce el miedo. Él ha despertado toda esta inquietud, ha removido la charca española. Y, si algún día viene la República a él la deberemos, pero él estará seguramente enfrente de ella. Su misión es despertar los espíritus adormilados. Su fondo es esencialmente religioso, hondamente cristiano, y su reino no es de este mundo. Temo por él porque, despierta también odios muy enconados.

  

A pesar de las críticas que hace en otras ocasiones a Lola Membrives, en esta, hasta le envía un ramo de flores por el día de su santo.

Ha sido traducido al checoslovaco.

  

Carta 29

Machado critica al público madrileño, que solo siente atracción por el teatro de los Quintero y de Arniches e ignora obras como Topaze en el Teatro Fontalba: «Además, noto que el público de hoy es más zafio que el de hace quince años». Y se pregunta por la suerte de su comedia La prima Fernanda ante la chabacanería española y hace la siguiente e inteligente reflexión: «He notado que lo cómico, lo verdaderamente cómico no hace reír a nadie. Sólo así se comprende el fracaso de Bernard Shaw entre nosotros».

Critica de nuevo a Lola Membrives, de quien afirma que degüella las obras que coge.

Tampoco parece muy buena su opinión sobre Rivas Cherif, el cuñado de Azaña. Afirma que todavía no ha expresado en su poesía lo que realmente siente por ella y le gustaría hacer algo nuevo que no se parezca a nada.

Y sigue con las constantes muestras de cariño y amor hacia ella.

  

Carta 30

Le preocupan las noticias sobre la agitación política. Y le recomienda a ella que no ande por el centro de Madrid durante esos días, pues teme disturbios graves ante el triunfo antidinástico. Y anuncia que ve muy cerca un triunfo de la República y, desde luego, «pienso en formar en partidos lo más alejados del poder».

Pero realmente es el teatro lo que más interés produce en él; sobre todo, en esos momentos que se representará en el teatro Reina Victoria y asistía con mucha frecuencia a los ensayos, pero «no hay más remedio que pasar malos ratos».

La enfermedad de la madre de Pilar sigue su curso y son continuas las referencias ligeras a ella.

 

Carta 31

Se declara un “republicano platónico”. Pilar le recomienda que lea el periódico La Conquista del Estado, y lo hace, pero su crítica es ácida: «periodiquillo —lo llama— escrito por unos jóvenes que no saben lo que quieren ni lo que dicen. Por un lado, simpatizan con Mussolini y el fascio italiano; por otro, con la Revolución Rusa». El primer número de este periódico fascista apareció el sábado 14 de marzo. Y entre los fundadores se encontraban Ernesto Giménez Caballero, Ramiro Ledesma Ramos y Juan Aparicio. Su lema era: «Viva la España joven, imperial y revolucionaria».

  

Carta 32

Habla de un ataque hepático que ha sufrido y se encuentra en la cama. También ella tiene unos “dolorcillos” que le preocupan.

Le comenta el éxito de La Lola se va a los puertos con el público, propuesta en Teatro de la Latina con 1020 votos. Y, en ese barrio popular de Madrid, el éxito fue absoluto tanto como antes en los barrios aristocráticos. Considera también que sus obras —como las de Pilar— tienen «un poco de alma», y de ahí que gusten a todo el mundo, «menos para los pedantes».

  

Carta 33

Rememora la noche en que la conoció a ella, al contemplar una noche de junio en Segovia. Y aunque su estado fisiológico ha mejorado, su estado espiritual sigue con una «gran angustia» y no puede trabajar: «Es posible que todo pase, como otras veces, pero cada nueva depresión de espíritu es en mí más larga y grave”. Y afirma que quizá es la vejez, a la que teme más que a la muerte.

Ya comienza a afirmar que la República los ha defraudado un poco, idea que comparte con Pilar, y realiza una reflexión clarividente sobre uno de los problemas más importantes del país: la actitud de Cataluña ante el Estado:

  

La cuestión de Cataluña, sobre todo, es muy desagradable. En esto no me doy por sorprendido, porque el mismo día que supe el golpe de mano de los catalanes lo dije: «Los catalanes no nos han ayudado a traer la República, pero ellos serán los que se la lleven». Y, en efecto, contra esta República, donde no faltan hombres de buena fe, milita Cataluña. Creo con Don Miguel de Unamuno que el Estatuto es, en lo referente a Hacienda, un verdadero atraco, y, en lo tocante a enseñanza, algo verdaderamente intolerable. Creo, sin embargo, que todavía cabe una reacción a favor de España, que no conceda a Cataluña sino lo justo: una moderada autonomía, y nada más.

  

Fue una idea similar a la que tuvieron hombres como Unamuno, Gil Robles, Miguel Maura, Sánchez Román y Ortega y Gasset, entre muchos otros. Lo que le valió a Manuel Azaña que arremetiera contra los hombres de talento, como los citados, acusándolos de exagerar conscientemente, y afirmaba que las pretensiones catalanas eran legítimas.

Sobre su “posible medro” (visto desde fuera) durante el tiempo de la República y, tras ser nombrado para tribunal de unas oposiciones (algo que le repelía totalmente), dice con gracejo andaluz: «Estas son las sinecuras que a mí me regalan. Tu pobre poeta medra menos con la República que el bueno de Paco Rivera».

Le comenta que le han incluido en la lista de los homenajeadotes de Valle-Inclán, pero no como organizador del homenaje (entre los que se encontraban Menéndez Pidal, Unamuno, Azaña, Jacinto Benavente y su hermano Manuel). De él comenta que «es la piel del demonio. Hasta después de muerto —como el Cid campeador— dará que hacer».

  

Carta 34

Es una carta muy importante para profundizar en la visión que sobre el teatro existía en Machado. Es ajeno, desde luego, a un teatro moralizante porque considera que «el arte es otra cosa».  Pero esto no significa que desdeñe la moral, sino muy al contrario: «Me parece algo más importante que el arte mismo, pero que nada tiene que ver con él».

El concepto de modernidad en teatro lo entiende como que tenga claros sus fines y sepa utilizar sus medios, y tenga la vida humana como centro: «El teatro es acción —interna y externa— la vida humana, como espectáculo. Ya es bastante».

Reitera su intranquilidad y angustia ante el cariz sociopolítico que están tomando las cosas. Su hermano Joaquín (viudo de Victoria Naharro) se casa con una joven, Carmen López Coll, en junio de 1932.

  

Carta 35

Pilar de Valderrama va camino de un viaje.

Comenta algunas cuestiones teatrales como el rechazo progresivo de la Xirgú por parte del público más burgués por su apoyo decidido a la República («cada vez más distanciada del público distinguido», dice Machado).

Ha comenzado a escribir con Manuel una nueva comedia titulada Loco amor; sin embargo, esta comedia no se finalizó.

  

Carta 36

En esta última carta habla de que no tiene sus gafas y apenas si ve.

  

A modo de conclusión

  

En consecuencia, como Depretis ha observado, hay una dualidad en ese tratamiento machadiano. Por una parte, la trataba como mujer y, por otra, como niña. Pero, más que como diferencia de edad (entre ellos la distancia era de 14 años, algo menos que la de Leonor y el poeta sevillano), se debía entender como expresión de pureza y candor, que, en realidad, se justifica en la visión que también ofrecía Machado de sí mismo, unas veces como niño y otras como patriarca venerable o incluso madre o nodriza:

  

Quiero aprender a contarte cuentos que te diviertan, como las madres a los niños. Porque en mi baraja de amores, falta el de madre o el de vieja nodriza (…). Yo seré un patriarca muy venerable y tú una niña, en sus brazos. Si no te agrada, suéñame como tú quieras, diosa mía [7].

  

Pero, última instancia, siempre nos quedarán en el pensamiento estas reflexiones de Baamonde [8]:

  

Machado está enamorado y vive entusiasmado su amor; sus cartas lo traslucen. No deja de sorprender que el sentimiento amoroso obstruya su extraordinaria capacidad literaria (…). No puede ponerse en duda que Antonio Machado se enamoró; las cartas existen, están ahí y dicen lo que dicen. ¿Por qué se enamoró de alguien con mentalidad tan opuesta a la suya? Seguramente se entregó al loco amor que menciona reiteradamente en su obra. El acto de amar continúa siendo un misterio para el que tan sólo cabe una conclusión: la pascaliana en torno a las intermitencias del corazón.

  
                             
 

Antonio y Manuel Machado.

 
  

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NOTAS

1. Antonio Machado, Cartas a Pilar, edición de Giancarlo Depretis, Anaya, Madrid, 1994.

2. Antonio Machado, Poesía y prosa. T. III, Prosas completas (1893-1936); T. IV. Prosas completas (1936-1939), edición de Oreste Macrì y G. Pisani, Espasa Calpe-Fundación Antonio Machado, Madrid, 1989. A estas cartas habría que añadir la dirigida a Fermín Mendieta (seudónimo de Julián de Zugazagoitia) y las dirigidas a Mario Puccini y Federico García Lorca.

3. Ian Gibson, en Ligero de equipaje (Santillana Eds., Madrid, 2007), habla de doscientas cuarenta cartas escritas por Machado a Pilar.

4. Antonio Machado, op. cit., pp. 41-42.

5. Machado hace referencia a la encuesta «¿Cómo ven la nueva juventud española?», realizada por La Gaceta Literaria (número 53, 1 de marzo de 1929). Su director era Ernesto Giménez Caballero, entre los “directores culturales de España”. Se había iniciado el 1 de enero de 1929 con preguntas a Menéndez Pidal, Azorín, Blas de Cabrera, Eugenio d´Ors, E. Gómez de Baquero, Manuel G. Morente, Gregorio Marañón, Manuel de Falla y Antonio Machado.

6. Antonio Machado, op. cit., p. 167.

7. Antonio Machado, op. cit., p. 28.

8. Miguel Ángel Baamonde, «¿Pilar Valderrama, falsa Guiomar?», en Abel Martín. Revista sobre estudios de Antonio Machado, Noviembre 2006 [En línea]. Disponible en web: <http:// www. abelmartin. com/ critica/ baamonde. html>.

  

 

     

   

   

FRANCISCO MORALES LOMAS (Campillo de Arenas, Jaén, 1957). Licenciado en Filosofía y Letras y doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Granada. Licenciado en Derecho por la Universidad de Málaga. Profesor de la Universidad de Málaga y catedrático de Lengua y Literatura Españolas.

Poeta, narrador, dramaturgo, ensayista, columnista y crítico literario, ha publicado una cincuentena de títulos hasta el momento, y traducido a varios idiomas.

Ha participado como ponente en congresos de literatura española nacional e internacional e incluido en varios estudios de literatura contemporánea: Poesía española (1975-2001) (Ed. Aljaima), de Alberto Torés; Literatura en Andalucía. Narradores del siglo XX (Consejería de Educación y Ciencia), de Varios Autores; y 21 de Últimas. Conversaciones con poetas andaluces (Ed. Huebra), de Rafael Vargas. Ha sido finalista del «Premio Nacional de Literatura (Ensayo)» en 2006 con la obra Narrativa andaluza fin de siglo, y en los años 1998, 1999 y 2002, finalista del «Premio Nacional de la Crítica» con Aniversario de la Palabra, Tentación del aire y Balada del Motlawa; finalista también en 1998 del «Premio Andalucía de la Crítica».

Su labor en el ámbito de la literatura ha sido reconocida con el «Premio Joaquín Guichot» de la Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía, el «Premio de Periodismo» del Ministerio de Economía, el «Premio Doña Mencía de Salcedo» (Teatro) y un Accésit del «Premio Internacional de Teatro Moreno Arenas».

Presidente de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios. Presidente del jurado que concede el Premio Andalucía de la Crítica. Vicepresidente de la Asociación Andaluza de Dramaturgos, Investigadores y Críticos Teatrales. Vocal de Literatura en el Ateneo de Málaga.

Podéis conocer sus últimas creaciones a través de su web «MORALESLOMAS» y el blog «MORALESLOMAS».

   

   

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral de Cultura. Año XII. II Época. Sección 4. Página 10. Número 81. Julio-Septiembre 2013. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2013 Francisco Morales Lomas. © Las imágenes, extraídas a través del buscador Google de diferentes sitios o digitalizadas expresamente por el autor, se usan exclusivamente como ilustraciones, y los derechos pertenecen a sus creadores. Edición en CD: Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2013 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.