Hoy es 23 de junio y la tarde ha comenzado ya a vestirse con un manto oscuro salpicado de luceros. Alzo la vista hacia el horizonte y, sin buscarlo, la memoria me asalta con destellos de otros tiempos. Al tiempo, el sol se despide lentamente, tiñendo la tierra con su último fulgor, mientras el verano anuncia ya su presencia, exhalando su aliento cálido. Me descubro atrapado en esos recuerdos… Eran otros días, quizá lejanos, pero estaban llenos de alegría. Y aunque sé que recordar es aceptar que el tiempo ha pasado, esta noche no quiero que el tiempo pase.

Estamos todos, los amigos de siempre. Nos hemos dado cita para rendir tributo a una de las tradiciones más antiguas y cargadas de simbolismo, un ritual que atraviesa generaciones como un río secreto. Llegamos con el alma abierta y el corazón encendido, porque esta no es una noche cualquiera: es la Noche de San Juan. Y lo hacemos en un enclave que parece elegido por los dioses del fuego y del viento: la Venta Cárdenas, al borde del camino que serpentea entre Olías y Comares, cerca de El Borge, uno de esos pueblos que blanquean con su albura los Montes de Málaga.

Aquí, en el regazo del cerro Santo Pitar, o Santón Pitar, como lo nombra la voz popular con cariño y respeto, nos disponemos a dar fiel cumplimiento al rito: celebrar el solsticio de verano y ofrecer al sol la fuerza del fuego, ese fuego que purifica, que ahuyenta los malos espíritus, que guarda en su danza la promesa de un renacer.

De pronto, el murmullo calla y estalla el silencio. Sólo unas voces leves revolotean tímidamente por el aire, presagiando el instante central de la velada. Es el momento. Es la hora del pregón, la hora de escuchar a una de las nuestras, la hora en que la palabra se hace llama. Y será la voz de Encarna Lara, nuestra amiga y poeta, la que corone la celebración con un canto nacido del alma.

  

  

  

Pregón a la Noche de San Juan

y celebración del Solsticio de Verano

en el Cerro Santo Pitar

  

  

  

«¡Dormirse en el olvido del recuerdo,

en el recuerdo del olvido...!»

(Miguel de Unamuno, “Teresa”, 1909)

  

  

  

Por trochas y veredas he llegado

a esta noche de ascuas y palomas

para iniciarme en el ancestro de la fiesta

y rescatar con el vuelo de la alondra

la ronca voz de las viejas caracolas.

  

Con familiar acento se abrieron en mi mente

los dulces mostos de los blancos lagares,

el umbral misterioso del parral con sus pámpanos,

el incipiente olor de la matalahúva,

las preñadas higueras goteantes de púrpura,

el candil clausurado con su delgada llama.

  

Y en el ir y venir que mi alma acarrea

otro tiempo lejano en la emoción palpita,

enumerando ramas, vides, bancales,

adelfas, yedras, nubes y jilgueros.

El germen de la estrella del poniente

o la celeste copa del amor primero.

  

Habría que tallar en oro y nácar

las blancas notas de otros violines,

y sembrar del litoral hasta las cumbres

el júbilo implacable de tanta filigrana.

Con ellas se nos fueron para siempre

la plenitud antigua de la estirpe,

pero quedó esculpida en dura roca

la simiente y el trino, el oficio y el cauce.

  

Los ángeles conocen el secreto

de las antiguas notas musicales,

aquellas que abrieron senderos y caminos

con nuevas y cercanas partituras.

Y en esta noche de San Juan bajo la Luna

ondea ante el fuego su bandera.

  

Al otro lado de todos los espejos,

donde teje la hortensia su corpiño dorado,

misteriosas damas de la noche se adentran

en las grutas de lejanos palacios.

De ellos se liberan las princesas cautivas,

se agitan los tesoros

en la profunda entraña de la tierra,

los helechos florecen antes de dar las doce

y el amado Bautista nos estremece a todos.

  

Dicen que el Sol sale bailando esa mañana

y, al alba, cuando la estrella de la Aurora

se aleja en los confines de los cerros,

de los arroyos recogen las mujeres

la huida flor del agua redentora.

   

Busca entonces la fuente de la vida,

sumerge en ella las manos y el cabello,

abre de par en par las invisibles puertas

y llévate en el alma y la memoria

esta noche de antorchas y luceros.

  

Noche de San Juan que desde el cielo

no duerme con tanta algarabía.

Los montes, Comares, Almogía

surcan de la noche los umbrales

al son de violines y panderos.

  

Iniciada, bebo bajo el cielo el zumo

de las uvas moscateles.

Arden los zafiros en la hoguera,

alza la primavera su divina brisa,

Júpiter se rasga la camisa,

Minerva peina su larga cabellera.

  

Y allá, arriba, el nardo de la noche,

inmortal en sus sagrados alabastros,

nos alumbra con la plata de sus venas.

Sobre el mar, los íntimos anhelos

y en las cintas de todos los sombreros,

canta una voz en desamor sus penas.

  

Me inclino humildemente a la armonía

que hace sonora los jazmines,

y abro mi corazón en esta noche

a trochas, veredas y caminos,

a montes, ermitas y lagares,

a ermitaños y vírgenes vestales,

a gajos de sol en los sombreros,

y, con los dioses de la mitología,

me sumo agradecida al son de los fiesteros.

  

Y una más entre ellos, anillo mi palabra

al vegetal paisaje de sus trinos.

Y de Grecia hasta Roma,

Neptuno, Dios del mar e hijo de Cibeles,

al son de los bordones,

recoge de los mares tempestades.

  

En la cima de los altos apriscos,

arde el fuego a favor de los dioses.

Eolo enhebra cintas de colores,

Pales ostenta el laurel y el romero,

y Venus, poseída de todos los encantos,

esparce amor desde el negro cielo.

  

Se desvelan entonces las roncas caracolas

bajo la pleamar de verdes olivares

y, en la flor de la jara, cantando se recrea

el júbilo fluvial de la palabra

ante un vértigo de siglos y ritos ancestrales.

  

*     *     *

Sus versos, esos versos que aún vibran como un susurro en nuestra memoria, destilaron la esencia de la noche y abrieron la puerta al misterio del fuego de la hoguera, que, bajo un cielo sembrado de estrellas, irrumpió con sus brasas encendidas entre las luces del recinto, quebrando la penumbra nocherniega con sus lenguas de fuego vivo, en cuyo ardor se fundieron lo humano y lo eterno, lo terrenal y lo sagrado, porque esta noche no es sólo un tránsito de estaciones, sino un umbral espiritual, un momento para dejar atrás lo viejo y abrazar lo nuevo con una esperanza recién nacida.

Así, entre chispas que se elevaban como luciérnagas, aromas de campo y el emocionado murmullo de los presentes, celebramos la vida, el ciclo eterno de la naturaleza y la fuerza invisible que nos hermana. Porque en noches como esta, el tiempo se detiene, y el alma, igual que la llama, se alza y se purifica. (*)

  

  

Venta Cárdenas, Montes de Málaga, provincia de Málaga, sábado 23 de junio de 2012.

  

  

  

(*) El escrito que, a modo de presentanción, da pie al “Pregón” y culmina con un una evocación del evento, ha corrido a cargo del Editor de la revista.

  

  

  

                             

  

  

  

   

   

Encarna Lara nació en Cuevas de San Marcos, justo al Norte geográfico de la provincia de Málaga, en la década de los cincuenta. Es diplomada en la especialidad de Ciencias Humanas por la Escuela Universitaria de Formación del Profesorado de E. G. B. de la Universidad de Málaga; académica correspondiente de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera, miembro de la Sociedad de Escritores Españoles (ACE) y se halla incluida en la Antología de Poetas Andaluces. Siglo XXI, que edita el poeta y pintor cordobés Fernando Sabido Sánchez.

Aunque desde temprana edad se siente llamada por la poesía, cuyos exponentes más preclaros lee con avidez, sus primeros escritos comienzan a aparecer en textos colectivos, en los Cuadernos de la Academia Iberoamericana de Poesía, colección en la que participan autores españoles e iberoamericanos. Así, el que va a ser su primer poema verá la luz en un número de la citada colección, publicado en 1994 en homenaje a León Felipe, con textos de otros autores. El segundo de sus poemas publicado está dedicado al poeta cubano José Martí y el tercero, a la poeta argentina Alfonsina Storni.

Será en 1996 cuando publica su primer libro propio, Perfil de silencio, acogido muy positivamente por la crítica, que reconoce su calidad poética y su profundo lirismo, así como la madurez y firmeza que pululan entre sus composiciones. Ese mismo año, la revista Ánfora Nova publica su poema “La mañana”, dedicado al poeta amigo Mariano Roldán. Un año más tarde, en 1997, participa en el libro Poesía y democracia, y en la revista Extramuros, que edita la Universidad de Granada, aparece el poema “Invocación”.

Por estos años, colabora asimismo en la revista Calas, editada por el Centro Cultural Generación del 27 de Málaga; Arena y cal, La Fuente, Aguamarina, Tres orillas y Turia, entre otras. En 1998 participa en Ora marítima, obra colectiva de creación poética. Su segundo libro, Caudal de Voces, aparece publicado un año más tarde, en 1999, en la cuidada colección “Puente de la Aurora” que dirige el poeta malagueño Rafael Alcalá; el poemario se gana enseguida el favor de la crítica y “Cuadernos del Sur”, suplemento literario del diario Córdoba, le reconoce la calidad de excelente. Por esta época, invitada por la poeta madrileña Paloma Fernández Gomá, colabora en el libro Arribar a la Bahía, encuentro de poetas en el 2000, publicado ese mismo año en Algeciras por la Delegación Provincial de Cultura.

Ya en 2001, aparece su tercer poemario, titulado Páramos prohibidos, en la colección “Agua de Mar”, que edita el CEDMA y que dirige el escritor José García Pérez. En 2008 publica su cuarto libro de poemas, Desde la orilla, editado por el Ayuntamiento de Cuevas de San Marcos (Málaga) en colaboración con el CEDMA, con cuyos versos rinde homenaje al río Genil y al valle que lo acoge. Este mismo año se alza con el Primer Premio de Poesía del certamen “Encuentros por la Paz”, de San Pedro de Buceite (Cádiz). El amor, el conocimiento y el estudio del flamenco la llevan a escribir Raíz flamenca, publicado en 2009 por Juan de Mairena Editores, libro en el que la autora ensaya un salto de la poesía culta a la popular. La obra, prologada por el profesor y cantaor Alfredo Arrebola, recibió el beneplácito de flamencólogos y poetas, entre cuyas opiniones cabe mencionar las de Manuel Ríos Ruiz en el Diario de Jerez y José Sáez en la revista El Olivo. Asimismo, el poemario es reseñado también en diversos medios digitales. Su excelente acogida agota los libros editados en primera instancia y lleva a una segunda edición, que corre a cargo de la editorial granadina Granada Club Selección. Esta incursión en la poesía popular la anima a colaborar en la revista malagueña Calle del Agua.

En 2018 aparece publicada la que nos presenta como su última obra y que nos ha servido de fuente para esta primera selección, El Desván de Josefina, un poemario bellamente ilustrado por Beatriz Campillos y acertadamente prologado por Ana María Romero Yebra, en el que la autora, con las doctas maneras que le propicia su experiencia de maestra de niños, hace una primera incursión en la poesía infantil, en un intento, a mi juicio magistral y esperanzador, de trazar una senda por la que los niños transiten alegres y gustosos a la estética de la poesía. La edición ha corrido a cargo de CEDMA.

Publicada por la Real Academia de Nobles Artes de Antequera aparece, en 2021, Serena diosa, un compendio de 30 poemas, reflejo poético de una exquisita sensibilidad lírica, en los que la autora nos hace participes con sus versos de sus propias sensaciones, vivencias e impresiones en un viaje imaginario por lugares, rincones y momentos históricos de la bella ciudad de Antequera.

En abril de 2023, la autora presentó de un nuevo poemario, el que constituye su última aportación a la lírica por ahora, en la Biblioteca Municipal de Cuevas de San Marcos, la localidad que la vio nacer. Le ha dado el título de Viento lejano y Gráficas Belda ha asumido la tarea de publicarlo. El título mismo es ya tremendamente sugerente de lo que la autora quiere poner al alcance del lector: versos que evocan y que, al tiempo, son promesa de un ejercicio de lírica vivazmente actual.

   

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral. Edición no venal. Sección 2. Página 7. Año XXIV. II Época. Número 123 EXTRA. Abril-Septiembre 2025. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2024 Encarna Lara. © La imagen que conforma el título de la publicación ha sido tomada del perfil que la Venta Cárdenas dispone en la aplicación Facebook. Cualquier derecho de autoría que pudiese verse implicado correspon al mencionado sitio. Diseño y maquetación: EdiBez. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2025 Departamento de Didáctica de las Lenguas, las Artes y el Deporte. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga & Ediciones Digitales Bezmiliana. 29.730. Rincón de la Victoria (Málaga).