LA REALIDAD ME ESCRIBE

 

Hay poemas, Lubio, que es mejor no escribirlos;

sería como deslizar la lapicera sobre algo ya escrito

y cuyos signos se fueron arraigando en los años,

no con vocales, consonantes, sino con aires, voces...;

estaríamos haciendo una copia, o un intento

de copia, que nunca podría ser sino un agregado.

 

La realidad también escribe sus poemas en nosotros

hondamente, como si fuéramos una pizarra o un papel

repleto de caminos y muelles que se fueron dibujando.

 

A menudo, sobre todo cuando me detengo en los tiempos

(o en sus momentos más vívidos, o entrañables),

yo los leo y releo, no sin emoción y no sin sorpresa.

  

  

  

  

  

  

ENTRE PUERTO LA CRUZ Y CUMANÁ

  

Apunte en el autobús.

  

Tiene sus colores y resplandores, y tiene gracia

y aire abierto, pero es dura, muy dura, la vida

en Venezuela, locha a locha, en la costa, la sabana

y los cerros. A veces, todo se borra con un trago,

pero hacia el fondo de la pizarra, alguna letra

a medio borrar y honda siempre queda

como un murmullo o una lágrima de nadie.

  

Se anuncia en los rostros, en la parada de autobuses

y en las miradas de las mujeres de los pueblos.

 

Tiene sus colores y tiene, como en un poema

de Palomares, ese sabor a seguir andando

entre parientes, caminos, memorias y sudores

de estos nacimientos silvestres y estas suertes...

   

  

  

 

 

   

  

  

FRUTAS Y CARACOLES

 

El cortinado de su sala tenía diminutos

caracoles de tonos beiges y rojizos,

calados en un extremo y cosidos, que,

al llegar ella, resonaban cual maracas;

 

tenía la piel entrañable e indecible, como

una única fruta del Caribe, que anuncia

el horario oportuno para que los aires

den lugar al frenesí ciego y los perfumes;

 

la tarde entonces, casi noche, era

una frágil envoltura que todo lo contenía

sin quebrarse, y todo, todo lo diario y

farragoso o pesado, cesaba de existir,

 

a la altura de su lengua, que obraba

como una llave manejada con destreza

desbordada en el intrincado momento

en que se debe exigir a pleno para ser;

 

su balcón daba hacia la avenida, con

las costas arboladas divisándose apenas

entre nieblas; y todo aquello además

cuyo aroma será de necesaria escritura,

 

aunque difícil, algo lejano, o imposible...

  

  

  

  

  

  

LIBROS SOBRE LA MESA DE LUZ

  

Homenajes

  

“Costumbre de sequía”

Cada día leyendo una tristeza,

y los domingos por la tarde dos.

 

“Resolana”

Los cafetines de la avenida

lo vieron llegar conmigo y abrirse.

 

“Date por muerto…”

Los latidos de la intemperie salvaje

de una ciudad que pide ajuste de cuentas.

  

  

  

Selección poética, segunda de tres, tomada del poemario titulado “Semeruco. De Güiria a Maracaibo”, que Eduardo Dalter escribió durante su estancia en Venezuela, desde inicios de 1977 hasta octubre de 1983.

  

  

  

  

  

  

   

   

Eduardo Dalter (Buenos Aires, Argentina, 1947). Poeta, investigador cultural y difusor de la poesía latinoamericana, vivió en el Oriente venezolano y en la ciudad de Maracaibo durante los años de la última dictadura militar de su país.

Ha colaborado en las revistas culturales “Crisis” de Buenos Aires, “Shantih Magazine” de Nueva York, “Casa de las Américas” de La Habana, “Revista Nacional de Cultura” de Caracas, “Alero” de la Universidad de Guatemala, entre otras. Dio conferencias y participó de encuentros internacionales (por ejemplo, en el Ginsberg Tribute, en el Central Park, Nueva York, en la Feira do Livro, en Brasilia, y en el 25.º Festival Internacional de Poesía de Medellín). En el lapso 1994-2002 dirigió la revista de poesía latinoamericana “Cuaderno Carmín”. Durante el bienio 2004-2005 diseñó y dictó los seminarios de poesía latinoamericana en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Algunos de sus poemarios son Aviso de empleo (1971), Las espinas del pescado (1973), En las señales terrestres (1975), En la medida de tus fuerzas (Ediciones Cantaclaro, Maracaibo, 1982), Versus (1971-1984), Silbos (1986), Hojas de sábila (1992), Aguas vivas (1993), Las costas del golfo (Ediciones Mucuglifo, CONAC, Mérida, 1995), Mareas (1997), N. Y. Postales para enviar a los amigos (1999), Almendro de naufragio (2000), Bocas baldías (2001), Marcha de los desocupados (2002); El mercado de la muerte (2004), Macuro (2005), Hojas de ruta (1984-2004) (2005), Canciones olvidadas (2006), 7 poemas (2007), Cuatro momentos (2009), Dos cigarrillos para Eliot (2015). Y en soporte digital: 18 poemas (2015) y 21 poemas – La hora de los zorros (2016). En prosa: estudios y antologías como El periódico Alberdi y sus poetas (2000), Historias, personajes y leyendas de Villa Luzuriaga (2011), Harlem: los blues de la historia. Un siglo de poesía (Editorial Leviatán, 2014) y Viento Caribe (Editorial Leviatán, 2014), entre otros.

   

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral. Edición no venal. Sección 2. Página 7. Año XXII. II Época. Número 117. Octubre-Diciembre 2023. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2023 Eduardo Dalter. Diseño y maquetación: EdiBez. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2023 Departamento de Didáctica de las Lenguas, las Artes y el Deporte. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga & Ediciones Digitales Bezmiliana. Calle Castillón, 3. 29.730. Rincón de la Victoria (Málaga).

   

     

 

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