CUSTODIA DE UN ROMANCE

Un claro de luna se abrirá

en cada tenue anochecer para cobijar mi corazón,

y, con su resplandeciente luz,

iluminará el solitario rincón de mi ser.

Los ángeles se posarán sobre mi ventana

para impedir mi desvelo,

y, con la dulce mirada de sus ojos,

conciliaré mis sueños en la noche.

Alondras majestuosas revolotearán

en el banco donde al alba medité,

y sus alas volarán altivas

dibujando estelas en el viento.

Amores clandestinos me abrazarán

con deseo en los días venideros de otoño,

y el calor de sus brazos

me atrapará en un palpitar de letras.

Lunas, ángeles, alondras y amores

custodiarán mi romántica esencia,

y, con mi pluma mojada en tinta de sueños,

escribiré mis versos desde esta atalaya.

*

CONFESIONES ENAMORADAS

Confieso

que siempre te observé desde la distancia de tu mirada,

y que el color de tus ojos me hechizó la razón.

Confieso

que el contorno de tus labios enloqueció mi imaginación,

y que en el azabache de tu cabello mi dedo se enredó.

Confieso

que mis brazos a escondidas te estrecharon contra mí,

y que mi deseo de poseerte creció en mi intimidad.

Confieso

que tu sonrisa atravesó mi coraza de acero forjado,

y que tus palabras sedujeron cada poro de mi piel.

Confieso

que imaginé tu voz cuando el viento silbó en la lejanía,

y que cada instante te busqué en los suspiros de mi alma.

Confieso

que mis penas se fueron en el calor de tus manos,

y que la tinta de mi pluma escribió pensando en ti.

Confieso

que, oculto en las arenas del tiempo, siempre te soñé,

y que cada instante ansiaba la dicha de conocerte.

*

HECHIZO ANDALUZ

La noche fue atractivamente inédita,

testigo de un amor clandestino

y vigía de un seductor romance

vivido en la libertad de los corazones,

bajo el romántico resguardo de las resplandecientes estrellas,

que iluminaron nuestros cuerpos desarropados.

Atrás quedaron, en el recuerdo,

los placeres de exquisitos manjares servidos y

embriagados

entre tumbos de emociones,

y entre risas, cómplices sonrisas y sutiles caricias,

llegamos a la cueva de nuestra intimidad,

donde la soledad nos embargó en su oscuridad.

     Así fuimos

en el Valle Zalabí, cuna del antiguo imperio árabe.

     Así fuimos,

dos amantes desconocidos deseándose entre besos.

     Así fuimos,

atrapados por el embrujo de las noches con duende,

sintiendo nuestra melodía entre dos aguas

y el silencioso vaivén de nuestras miradas

que, desnudas, bailaron al viento,

amándose hasta la llegada de la luna,

entre los sorbos del elixir

que de tu boca me hacías beber,

y sintiendo, en lo más profundo de mi ser,

las húmedas contracciones de tu placer.

PLACERES BAJO LA LUNA LLENA

Nunca existirá más romántica noche,

que la de aquella luna llena enamorada,

cuando el abrasador calor del verano se disipaba

al ocaso de la tarde,

en la baja campiña de verdinegros olivares,

que serenos nos miraban.

Donde nacieron los besos robados al viento,

          y se amaron las letras prohibidas.

Donde las sombras de nuestros cuerpos se despojaban

          sensuales de sus ropas.

Donde abrimos nuestros cuerpos

          al amparo de una noche de placer.

Donde sentimos el viento de la madrugada

          que calaba húmedo en nuestra piel.

Donde los ojos cerrados y las manos abiertas,

          se conjugaron uniéndose con caricias.

Mágico lugar donde nos amábamos,

donde pudimos escondernos del mundo,

                    y sentir el ritmo alborotado

de nuestros deseos enloquecidos

                    y excitados bajo un hechizo

que nos nublaba la razón del corazón.

*

SUSURROS AL VIENTO

Si cierras tus ojos al viento,

sentirás mis letras abrazándote en silencio,

y escucharás el susurro de mi voz,

que, cálido, le habla a tu pensamiento acariciando con rimas

las palabras que conforman los sonidos de mi corazón.

Deja aflorar mi lírica entre las penas de tus lamentos

                                                [y las heridas de tu piel,

y me verás como matinal lluvia de otoño

que aliviará tus cansadas emociones,

pues mis versos escriben leyendas que atraviesan

                                      [tus oídos hasta besar tu alma.

¿Quién pudiera secar las lágrimas de tus ojos?

¿Quién pudiera ver la profundidad de tu acantilado?

¿Quién pudiera dormir en la sombra de tus temores?

¿Quién pudiera abrazarte para aliviar tu dolor?

¿Quién pudiera abrir tus ojos para ver tu alma?

Y  mirarte, contemplarte y halagarte cada día,

en cada estación y desde cada punto cardinal,

donde quedarían escritos de por vida

cada uno de mis sentimientos que sentí por ti.

*

SI ALGÚN DÍA VUELVO A VERTE

Si algún día vuelvo a verte,

la seductora mirada de tus ojos

no volverá a tocar mis sentimientos,

ni dudarán mis pupilas dilatadas

entre sentir tu alma o distanciarla.

Porque ese día de palabras olvidadas,

cerraré mis ojos a cal y canto

a la infructuosa presencia de tu ser,

para no volver a sentir los anhelos

que mi corazón sintió al marcharte.

Si algún día vuelvo a verte,

no habrá piedad en las emociones del ayer,

ni existirán falsas letras de amor escrito

que me devuelvan la esperanza del mañana.

Porque ese día de palabras olvidadas

no contendrá un mañana cercano

para pedir perdón y resarcir tu culpa,

ni existirán pasiones bajo la luz de la luna.

Si algún día vuelvo a verte,

le daré la espalda a tus lágrimas de cristal,

dejando que la noche consuma mi compasión,

entre el salitre del mar del silencio.

Porque ese día de palabras olvidadas,

mis heridas abiertas por el tiempo

sanarán en el recuerdo de tu traición.

Y no existirán cantos de sirena

que me adulen con sutiles espejismos...

Hoy, el viento me aleja de ti

y desvanece tu sombra entre la perfidia de tu alma.

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral. Edición no venal. Sección 2. Página 7. Año XVII. II Época. Número 105. Octubre-Diciembre 2019. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2019 Fran del Olmo. Diseño y maquetación: EdiBez. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2019 Departamento de Didáctica de las Lenguas, las Artes y el Deporte. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga & Ediciones Digitales Bezmiliana. Calle Castillón, 3, Ático G. 29.730. Rincón de la Victoria (Málaga).