ENERO-MARZO 2018    

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«SIN LA MIRADA». Antología

   

Por Juan de Dios Villanueva Roa

   

   

   

¿Y SI NO ME QUISIERAS?

¿Y si no me quisieras? No te digo que no exista, solo te pregunto por una ausencia, por un no fue en tu alma. ¿Cómo serían tus días sin ese amor? Habría un hueco en tu corazón, o tal vez no. Quizás otra esencia estaría ahí, navegando por sus latidos continuos, y mi presencia estaría muerta, o sencillamente no estaría. ¿Y si no me quisieras? Tendrías tiempo para ti sin mí, que ocupo una parte de tu vida sin permiso de nadie, en contra de voluntades férreas. Si no me quisieras, yo sería otro, como ese pájaro que acude a su nido, y no hay nido; como esa agua que cae sobre la tierra de una planta, y no hay planta; como ese aire que vuela en el interior de una habitación sin puertas ni ventanas, sin nada. Pero, ¿y si de verdad no me amaras? Tal vez entonces, entonces tal vez pensarías en otra persona, quizás, solo quizás, tu vida sería más feliz, porque te abrazaría, besaría tus pies, acariciaría tu rostro con sus labios, que no son los míos, te hablaría de otra forma. Pero tú no lo sabrías, porque yo no existiría en tu corazón. Tú no me querrías. Y yo, desde mi inexistencia, solo pensaría en lo bello que sería vivir para poder ser amado por ti.

   

  

   

   

   

   

  

MIS OJOS

Te doy mis ojos, sin condiciones. Te doy mis manos y mi sonrisa; te doy mi voz y mi garganta. Te ofrezco mi alma, esta alma mía que mueve los dedos y la mirada sin apenas rozarlos. No te pediré nada a cambio, te los doy aunque sé que no los necesitas, aunque quizás no los mires, aunque tú ya tienes unos ojos, unas manos y una sonrisa. Pero tu alma, ese trocito intangible que sueña tus sueños, esa parte inquieta e insaciable que se alimenta de versos y de besos, tu alma es la fuente que llena el cántaro de mi vida, sin darte tú cuenta, con cada una de las gotas que vas perdiendo en tu camino indeciso. En ti mi alma, mis ojos, mis manos, llenan irremediablemente de sonrisas la voz y desgarran con avidez el silencio que nos ata a un mañana desesperado.

  

  

   

   

   

  

  

MIEDO

Mi alma zozobra al acercarse a tu borde. Cada día precisa de susurros nuevos que alienten su vida, y tú, sin querer, esquiva, vuelas por cielos verdes y azules, huyendo a veces, viviendo tus aires que no son los míos. Tengo miedo, miedo a morirme sin ti, sin tu boca regalándome una palabra que me ayude a abandonarlo todo, sin tus oídos que escuchen mi último deseo, sin tus manos arropando mi rostro mientras mis ojos quedan fijos en los tuyos. Miedo a que no estés mientras vivo las risas, mientras me duele la vida, mientras duermo. Miedo a no ser capaz de darte la felicidad que mereces, a no merecer el rubor de tus mejillas y a decepcionarte como la vida te ha decepcionado. Tengo miedo a no estar a tu altura, a que me compares y pierda, a que dejes de sentir el deseo de abrigarme con tus brazos, a haber sido tan solo aire de paso. Siento miedo de que no me arropes en las frías madrugadas, a que te alejes y rechaces mi memoria. Siento miedo a que el pasado oscurezca el futuro y a que el futuro sea un sueño sin más. Sí, siento miedo porque preciso oírte decir que me amas a cada instante. Miedo de la soledad en una vida sin tu espalda en mis manos, sin mi alma en tu regazo.

   

  

   

   

  

  

  

LOS SUSURROS

Los susurros recorren, como espumas de la tarde, como olas rotas al pie de las arenas, la piel más alejada de la tierra. Los susurros a veces callan, no son comprendidos, el silencio no se escucha entre sus voces, calladas y melodiosas, que apenas temen romper la unión de labios sellados. Los susurros acuden veloces cada cuatro años a llenar de risas y llantos los ojos más tristes de los avernos, y los hacen reír y llorar, y mirar y ver cada punto de la piel cálida y tersa que aguarda, que cada mañana aguarda que los labios sellados rompan de forma silenciosa, susurrante, y estallan en melodías durante las horas precisas de tiempo no medido. Ahora ya ríen, no hay nada más que decir donde el silencio reina, regente en alboradas de miel, entre jadeos y sudor dulce, apenas nacidos ya.

   

  

   

   

  

  

  

TRAS LOS CRISTALES

Tras los cristales, la lluvia rompe el silencio. Calles húmedas, ozono al viento que penetra por las ventanas rotas. Solo respirar agitado tras los visillos. Dos cuerpos se buscan desde un alma sola. Se empapan de lluvia las pieles en llamas. Entre los dedos de la noche se cuelan las risas. Los susurros cómplices y las miradas en penumbra vencen la distancia que les arañaba la vida.  Las voces se acarician, los cuerpos se atemperan, colmados de ozono y de dicha, mientras ajena a su sueño, la lluvia amaina. Llega el día descubriendo el polvo de los cristales. La luz que todo lo rompe, los sueños y las estrellas y la lluvia. Y el arco iris que coloca los principios y los finales muertos. Tras el cristal de la mañana, ladran los perros hambrientos, los cuerpos se deshacen, la calma llega, solo queda el viento.

   

  

   

   

    

    

   

       

         

JUAN DE DIOS VILLANUEVA ROA (Huelma, Jaén, 1960) viene publicando artículos de opinión en el diario Ideal desde 1997. Antes publicó en el decano de la prensa granadina, el motrileño El Faro, y en la revista Costa Tropical. Han visto la luz sus libros de relatos Atardecer y Julia, el otro lado de la puerta; la novela El otoño de Lucía y el poemario Candela, entre otros, además de una decena de libros sobre enseñanza de la lengua y la literatura. Actualmente trabaja como profesor en la Universidad de Granada, tras una larga carrera profesional en todos los ámbitos educativos, desde la Educación Primaria. Ha impartido clases en alrededor de diez países, y ha sido colaborador en Onda Cero en Motril y Granada, de Cadena Ser en Granada, así como de Canal Sur TV.

    

    

  

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral de Cultura. Sección 2. Página 5. Año XVII. II Época. Número 99. Enero-Marzo 2018. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2018 Juan de Dios Villanueva Roa. © Las imégenes que ilustran la selección poética forman parte de la colección de fotos de cuadros que gentilmente nos ha cedido el pintor mallorquín Mateo Felipe Serrano, a quien pertenecen todos derechos que pudiesen concurrir sobre las mismas. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2018 Departamento de Didáctica de las Lenguas, las Artes y el Deporte, adscrito a la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga & Ediciones Digitales Bezmiliana, Castillón, 3, Rincón de la Victoria (Málaga).