N.º 71

MARZO-ABRIL 2011

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ECOS Y SOMBRAS

   

Por Jorge Alberto Baudés

   

   

   

L

as estrellas brillaban en el cielo como siempre lo habían hecho. Sin embargo, una de ellas tenía un aspecto distinto que apenas la diferenciaba de sus compañeras. Magui se quedó contemplándola, con sus fauces semisumergidas en las frías aguas del lago Ness, donde cuidaba con recelo a Dino. La pequeña cría ensayaba sus primeras zambullidas. Dino crecía feliz en medio de una verde pradera donde compartía su existencia con otros grandes reptiles. En dos oportunidades había peligrado su vida: una, cuando lo atacó un gran pájaro poco después de haber nacido, y otra, cuando su madre había salido a la búsqueda de alimento y él fue descubierto por un animal de gran cornamenta y duro caparazón, que lo persiguió por todo le valle, sin alcanzarlo.

   
     

  

Un día, un gran temblor sacudió la tierra con un ruido ensordecedor.

   

Aquella estrella que llamara la atención de Magui había crecido tanto que casi parecía otra luna, pero, a diferencia de ésta, tenía un color amarillo-anaranjado brillante, que empezó a reflejarse en la superficie del agua, matizando con diferentes tonos las olas que bañaban las costas bajas.

Un día, un gran temblor sacudió la tierra con un ruido ensordecedor. La confusión fue enorme y los gritos lastimosos de dolor provenientes de regiones distantes comenzaron a escucharse, mientras grandes piedras rodaban de un lado a otro en alocado baile. Fueron cayendo los árboles, transformando en desierto el frondoso bosque que crecía en las laderas de los montes, próximos al estuario donde muchos siglos después se levantaría la ciudad de Edimburgo, dando origen a sus famosos yacimientos de hulla.

El celo se cerró amenazador y el sol ya no volvió a salir. La temperatura descendió bruscamente y la superficie del lago empezó a escarcharse formando en poco tiempo una espesa capa de hielo, trampa mortal que marcó para muchos seres el final de su período sobre la faz de la Tierra.

Magui buscó desesperada a su cría internándose por los diferentes canales a medida que los mismos se iban helando, pero le resultaba cada vez más difícil mantener la respiración. Un ligero sueño se apoderó del gran reptil, que se dejó vencer, casi desvanecido, y quedó atrapado en el interior de un gran bloque de hielo, en el fondo del lago.

Dino, por su parte, sorprendido por el trueno, mayor que los que había escuchado en las noches de tormenta, trató de regresar a su cueva para protegerse, pero la misma ya no se encontraba en su lugar. Todo estaba cambiado.

Llamó a su madre, sin obtener respuesta, y el miedo comenzó a inmovilizarlo. Una gran piedra que venía rodando hacia él lo hizo reaccionar. Logró escapar apenas y se sumergió en el gran mar. Nado y nadó sin descanso hasta que sus pequeñas aletas se congelaron y, exhausto, se introdujo en una cueva marina, donde quedó dormido mientras delgadas capas de hielo se fueron depositando sobre su escamoso cuerpo.

Transcurrieron los días y las noches como si fuera una sola noche y los años se sucedieron en interminable secuencia, como un largo camino sin final...

Pero una mañana se abrió la nube, el sol mostró nuevamente su rostro y acarició las flores que se asomaban entre los quebradizos hielos. Había pasado mucho tiempo desde aquella época glacial, provocada por la caída de aquel meteoro, y el mundo adquirió, una vez más, su perfil verde, sus mares azules y sus tierras arcillosas.

Los científicos buscaron sin éxito a la bestia que había emergido de las aguas y que fuera observada y hasta fotografiada por varios turistas, pero ninguna de las tomas era lo suficientemente clara como para descifrar el enigma del extraño ser. El tamaño de su cuerpo aumentaba con la imaginación de los presuntos testigos, a pesar de lo cual muchos coincidieron en una longitud estimada en treinta metros, describiendo un animal con pequeñas patas que utilizaría para desplazarse por el agua, con un extenso cuello, y que emitía lastimosos quejidos.

Los sonares rastrearon sin resultado positivo el fondo del Loch Ness, y se estableció como conclusión que la extraña figura podría corresponder a un dinosaurio, tal vez descendiente de los primitivos habitantes del planeta. La búsqueda, tan ardua como inútil, terminó por convencerlos de que el famoso “Nessy” solo representaba una risueña leyenda de los pescadores escoceses que deseaban la fama de su aldea.

Mientras tanto, en un lejano lugar denominado Patagonia, en las noches de luna se puede observar sobre las aguas del lago Nahuel Huapi, la serpenteada figura de un reptil que navega las aguas buscando a su madre, aquella que perdiera poco antes del gran sueño...

   

   

 

     

 

 

Jorge Alberto Baudés (Buenos Aires, Argentina, 1948). Poeta y narrador, ha encontrado en los niños los destinatarios de sus mensajes literarios. Sus primeros poemas y cuentos vieron la luz en antologías compartidas con otros autores, entre las que destacan El reverso de la palabra (poemario), Entre escondites y sueños (cuentos y poemas), Entre escalones y zapatos (cuentos, poemas, fábulas y leyendas para niños), Desde El Chubut I y Desde el Chubut II (cuentos, poemas y narraciones). Es autor también de libros individuales Enigmas (cuentos fantásticos y de ciencia ficción para adolescentes) y Canticuentos (cuentos, poemas, fábulas y leyendas para los más pequeños). Muchos de sus trabajos literarios posteriores, de reconocido valor literario y formativo, han visto la luz en diversos libros de lectura de escolares.

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Bimestral de Cultura. Año X. II Época. Número 71. Marzo-Abril 2011. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2011 Jorge Alberto Baudés. © Las imágenes, extraídas a través del buscador Google de diferentes sitios o digitalizadas expresamente por el autor, se usan exclusivamente como ilustraciones, y los derechos pertenecen a sus creadores. Edición en CD: Director: Antonio García Velasco. Diseño Gráfico y Maquetación: Antonio M. Flores Niebla. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2011 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.

    

    

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