N.º 53

ENERO-FEBRERO 2008

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EL TELÉFONO

Por Susana R. Luna  

  

  

L

os padres se fueron a pasar una semana con unos familiares de otra ciudad. La hija quedó sola en aquella casa, tan sola que, al sonar el teléfono, se estremeció. El teléfono sonó cada hora. Una respiración jadeante, entrecortada, salía del tubo. La joven no sabía cómo reaccionar. ¿Dejar que suene y no atender? ¿Descolgar el aparato? ¿Cortar la línea? ¿Llamar a la seguridad? ¿Qué hacer?

   
      

 

La hija quedó sola en aquella casa, tan sola que, al sonar el teléfono, se estremeció. El teléfono sonó cada hora.

   

Luego de dar vueltas a la idea, decide llamarlo a él, su amigo, tres años mayor que ella para que la aconseje. Él vive a veinte minutos de la casa. Al escucharla aquella madrugada, no vacilo un instante, y corrió a su Kawasaki y partió, a su encuentro.

Llegó cuando la luna y las estrellas estaban despidiéndose.

La encontró débil, sin fuerzas, angustiada. La abrazó y comenzó a consolarla. Sus manos recorrieron su espalda en un sube y baja primeramente de amistad y luego comenzó a apretarla contra su cuerpo.

Ella comenzó a experimentar un calor extraño. Intentó relajarse en sus brazos, unos brazos tan fuertes, tan únicos... Inició también un recorrido por la espalda de él, pero con más intensidad.

De una manera inconsciente, se encontraron frente a frente, sus narices se rozaron, sus labios se unieron, sus bocas se entreabrieron... Empezaron a explorarse internamente con sus lenguas... ¡Qué sabor! ¡Qué éxtasis!

Las ropas terminaron diseminadas por toda la casa.

Se encontraron, se fundieron en una llama de pasión ardiente. Tanto fuego, tanta exploración llegó al paroxismo de la explosión cuando se amaron.

Terminaron en la ducha, pero ni ésta pudo aplacar el fuego que se había encendido.

¿El teléfono? Creo que volvió a sonar... Pero eso ¿quién lo sabe?

  

  

  

SUSANA R. LUNA (Buenos Aires, Argentina, 1967). Docente de profesión. En narrativa, cultiva con preferencia los cuentos, en los que aborda, generalmente, temas sociales y educativos, que la autora, inspirándose en su realidad cotidiana de docente, desarrolla magistralmente en un ambiente sórdido e infrahumano que describe con toda la crudeza de la realidad. Cultiva también la poesía, en la que nos muestra toda la sensibilidad de que es capaz un corazón que vive entregado a los demás. Conocida de todos como "Su Seño" en «TU CASA, MI CASA», medio del que se vale para la publicación de mensajes y textos, tanto en prosa como en poesía, de creación propia y ajena.

  

  

  

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Año VII. Número 53. Enero-Febrero 2008. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides.  Copyright © 2008 Susana R. Luna. © 2002-2008 EdiJambia & Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.

    

    

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