N.º 54

MARZO-ABRIL 2008

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ALÍ, "EL ARENERO"

   

Por José Antonio Molero

   

   

A

renas es un municipio andaluz de la provincia de Málaga enclavado en la comarca de La Axarquía. Se trata de una pequeña localidad muy próxima a la Costa del Sol y a las playas mediterráneas de formas típicamente andaluzas, con un turismo rural y residencial que está empezando a desarrollarse.

Desde el punto de vista histórico, el pueblo actual tuvo su fundación durante la dominación árabe. En la etapa del reino nazarí de Granada, Arenas era una alquería del distrito (o ta'a) de Bentomiz, fortaleza que actualmente se encuentra enclavada en el término municipal de Arenas.

Con la toma de la fortaleza de Bentomiz y la ocupación de los pueblos de su distrito en abril de 1487, las tropas cristianas se apoderaron de toda la comarca. Antes de la caída de La Axarquía, los musulmanes de Bentomiz habían enviado al real del rey Fernando unos comisionados para pactar con él la rendición del castillo. Como resultas del acuerdo alcanzado, el monarca les confió su custodia y defensa para que lo mantuvieran en su nombre. Desde ese momento, sus habitantes pasaron a llamarse mudéjares, es decir, musulmanes con derecho a conservar sus mezquitas, practicar su religión y sus costumbres y poseer como dueños sus casas y sus tierras, además de seguir siendo juzgados por sus propios jueces (o cadíes).

En el siglo XVI, durante el reinado de Felipe II, la zona se vio sacudida por la revuelta de la población morisca, nombre con el ya habían empezado a ser conocidos los primitivos mudéjares conforme iban convirtiéndose, con el paso del tiempo, al cristianismo, cierto es que muchos de ellos más por las ventajas económicas y la consideración social que ello les reportaba que por convicción religiosa. Tras la derrota de éstos, la población arenusca, prácticamente morisca, fue expulsada casi en su totalidad y fue conducida fundamentalmente a la localidad de Segura de León (Badajoz), repoblándose Arenas con familias que vinieron de otros puntos de la Península, fundamentalmente de dos pueblos de Jaén: Santiago de Calatrava y La Higuera de Calatrava.

Aunque la leyenda que voy a relataros carece de unanimidad en lo que respecta a su ubicación histórica, todo hace pensar que, de haberse tratado de un suceso real, hubo de acontecer en los años que sucedieron a la sublevación morisca. Sí hay coincidencia de opiniones en lo que respecta al personaje de misma, uno de los pocos moriscos que lograron evitar su deportación a otras tierras, quizá por haberse visto en él una conversión sincera.

Sea como fuere, cuenta la tradición que vivía en Arenas un vecino de ascendencia morisca llamado Alí que ganaba su diario sustento dedicado al comercio de seda y otros productos de la zona, como aceite, higos, pasas o uvas. La actividad de Alí abarcaba todos los pueblos de La Axarquía hasta la ciudad del Generalife, lo cual, para salvar los montes de Málaga, veíase obligado a pasar casi a diario por los inhóspitos altos de Zafarraya.

  

El hoy llamado "Boquete de Zafarraya", en los límites de las provincias de Málaga y Granada, da una idea del penoso camino que había de recorrer el personaje de la leyenda.

Habitualmente, viajaba junto a su recua de mulas a través de caminos abruptos y difíciles de transitar. Al llegar al puerto de Zafarraya, el viaje se hacía aún más difícil y lento, en unos sitios a causa el hielo del suelo y en otros por lo quebrado del terreno. Como consecuencia de las circunstancias de aquella zona, no sólo perdía gran parte de las mercancías, sino que muchas bestias de carga resbalan y algunas morían por la caída; en una ocasión, el resbalón de una de las mulas le provocó tal caída que estuvo a punto de costarle la vida al sufrido arriero.

Cierto día, cuando se hallaba entregado al paso de estos caminos, Alí encontró a un anciano en el suelo, junto a unas piedras, casi inconsciente a causa del frío. Alí le vendó las heridas, lo cuidó y le proporcionó alimento y calor hasta que el anciano estaba en disposición de continuar su camino. Agradecido aquel hombre, le pidió que permitiese darle un consejo que habría de serle de gran utilidad y mucho provecho, y él accedió a la buena voluntad del anciano. A sabiendas de que Alí provenía de la localidad de Arenas, donde se extraía una arena muy utilizada en la construcción, le comentó:

—La próxima vez que viajes por este sitio, carga una de tus bestias con arena, deposítala sobre la nieve del camino y comprobarás que, de esta manera, las mulas no se resbalarán.

Alí cargó una de sus mulas con dos sacos de arena y, en su viaje siguiente, hizo lo que le había indicado el anciano. El resultado fue sorprendente: había logrado convertir aquel peligroso camino en un sendero transitable y mucho más seguro.

El morisco comprendió de inmediato que aquel descubrimiento iba a servir de mucha ayuda a los viajeros que por allí transitaban, así que cambió de oficio y se convirtió en arenero. A partir de ahora, su trabajo consistía en llevar arena en sus mulas y depositarla en lugares nevados para que lo viajeros no resbalaran.

El cambio de oficio no sólo fue provechoso para Alí, pues, al tiempo que él obtenía beneficios más seguros y rentables, facilitaba la comunicación entre aquellas zonas. Desde entonces, fue conocido como Alí, ‘el Arenero’.

  

  

  

    

   

JOSÉ ANTONIO MOLERO BENAVIDES (Cuevas de San Marcos, Málaga, 1946) ha cursado los estudios de Magisterio y Filología Románica en la Universidad de Málaga, en donde ejerce en la actualidad como profesor de Lengua, Literatura y sus Didácticas. Desde que apareció su primer número, está al frente de la dirección de GIBRALFARO, revista digital de publicación bimestral patrocinada por el Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Málaga.

    

    

  

CONOCER MÁLAGA. Suplemento de GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Año VII. Número 54. Marzo-Abril 2008. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright 2008 © José Antonio Molero Benavides. © 2002-2008 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.

   

   

 

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