10

  

 

   

   

  

   

   

   

LOS CINES DE MÁLAGA.

APROXIMACIÓN A SU HISTORIA

  

Por José Antonio Molero

   

   

L

o que podría considerarse la primera realización de una película se debe al inventor francés Louis Le Prince, autor de la grabación de una brevísima secuencia de imágenes en el jardín de la casa de sus suegros, en Leeds (Inglaterra), el 14 de octubre de 1888, a la que dio el título de Roundhay Garden Scene (Escena del jardín de Roundhay). Para la grabación, Le Prince utilizó una simple cámara de lente única y una lámina muy fina de papel fotográfico, logrando un brevísimo cortometraje que se componía de 20 cuadros (o fotogramas), que el proyector utilizado por el inventor exponía en 1,66 segundos.

Por tanto, la Escena del jardín de Roundhay es la película más antigua que se conoce, pues su grabación y proyección tuvieron lugar casi 3 años antes de que el norteamericano Thomas Alva Edison presentase su prototipo de cinematógrafo en una convención de la National Federation of Women’s Clubs (Federación Nacional de Clubes de Mujeres), el 20 de mayo de 1891, y, también, 7 años antes de que tuviese lugar el acontecimiento que históricamente marca el nacimiento del cine: la exhibición de los hermanos Lumière el 28 de diciembre de 1895.

En efecto, la invención del cinematógrafo (o sea, de esa maquina capaz de proyectar una película con imágenes en movimiento previamente grabadas) fue obra de los hermanos August y Louis Lumière, también franceses, y el acontecimiento tuvo lugar en 1895. En efecto, el 28 de diciembre de 1895 tuvo lugar la primera exhibición con público del cinematógrafo ideado por los Lumière en el Salón Indio del Grand Café, ubicado en el número 14 del bulevar de los Capuchinos de París. El programa constaba de diez películas de 15 a 20 metros cada una, con una duración total de unos 20 minutos. Estas películas había sido grabadas por uno de ellos, Louis, y los personajes que aparecían en aquellos fotogramas los constituían familiares y amigos principalmente. La primera de ellas, titulada Sortie des usines Lumière à Lyon, y que podría traducirse por La salida de los obreros de la Fábrica Lumière, es sumamente conocida y ya figura en la historia de la Cinematografía.

De aquella primera proyección se sabe que el precio de las localidades fue de un franco, que la recaudación ese día fue de 35 francos y que fueron 35 los espectadores que asistieron, los cuales, testigos presenciales del portento que suponía la visión de imágenes en movimiento, se convirtieron en propagadores incondicionales de la noticia por todo París. Esta publicidad suplió eficazmente la falta de prensa y, pronto, comenzarían a congregarse multitudes de curiosos para acceder a las proyecciones. El cine había nacido.

  
                                                                     
 

Una escena del cortometraje Roundhay Garden Scene, rodado por Le Prince en 1888.

(Para visionar la grabación al completo, pulsar sobre la imagen. Origen: YouTube)

 
  

El cine en Málaga

Aquella novedad casi milagrosa de la tecnología no tardó mucho tiempo en llegar a España. Solo unos meses más tarde de la experiencia de los Lumière en París, el 15 de mayo de 1896, se inauguraba en Madrid una sala para la proyección de secuencias animadas a la que se le puso el nombre de los inventores. El aparato de proyección fue traído de Francia por Alexander Promio, un operador de cámara de los Lumière, que se desplazó a España por encargo de estos como experto en el manejo del proyector. A Promio se le considera el pionero del rodaje de películas en nuestro país, pues a él se deben las primeras secuencias animadas que se grabaron en España: Maniobras de la artillería en Vicálvaro, Salida de los alabarderos de Palacio y Salida de las alumnas del Colegio de San Luis de los Franceses, probablemente exhibidas el mismo día de la presentación del cinematógrafo, el 14 de mayo de 1896, en el Hotel Rusia, ubicado por entonces en la madrileña Carrera de San Jerónimo.

En lo que a Málaga se refiere, el extraño artilugio que hacía moverse con una vitalidad y gracejo envidiables a unas imágenes previamente fotografiadas hizo acto de presencia, entre el 3 y el 15 de septiembre de 1896, en la planta baja del ya desaparecido Hotel Victoria, situado por aquel entonces en el numero 9 de la calle de Larios, por iniciativa de un reducido número de amigos. Para la proyección se utilizó un aparato del modelo Kinetógrafo Werner y la película que se proyectó consistía en una secuencia animada de 10 fotogramas.

A pesar de que la situación económica y social de Málaga y España en general discurría por senderos poco halagüeños, el éxito de estas funciones fue tan grandioso como unos meses antes lo había sido en Madrid. Sin embargo, al igual que ocurría en la capital del país y en otras ciudades, el lugar en donde se habían celebrado las sesiones en Málaga era tan solo un sitio provisional, lo cual era lógico todavía, pues, en realidad, se trataba de proyecciones itinerantes y ocasionales, que iban de una ciudad a otra, y de una provincia a otra, según la demanda.

  
                                                             
 

Tres modelos de proyectores de la época.

 

El primer cine estable de Málaga

Para hallar un proyector de propiedad netamente malagueña hay que remontarse a 1898. Ese año, Alexander Promio o alguno de sus ayudantes es requerido por el empresario José González, propietario del Café de España, sito por entonces en la Plaza de la Constitución, para la adquisición por su parte de un proyector de la factoría Lumière. En un principio, era intención del señor González llevar a cabo las proyecciones en algún tipo de pabellón o de caseta lujosamente adornada, levantada en el rellano del puerto, pero el permiso solicitado al efecto le fue denegado a causa de las obras de ampliación portuaria que se estaban llevando a cabo. Así las cosas, construye una suerte de barraca portátil y aprovecha las ferias y todas las fiestas de los barrios para las proyección de cortometrajes. Solo se necesitaba un solar o derribo y unas sillas. Su primera función tuvo lugar el 22 de julio de 1899. Toda Málaga estaba asombrada con este nuevo invento que permitía ver figuras animadas. El éxito de cada sesión estaba garantizado.

Ese mismo año de 1899, a los empresarios teatrales Rafael Baquera y Carlos Lafuente les fue concedido también un permiso la instalación temporal de cinematógrafo durante los meses de agosto y septiembre «en los terrenos ganados al mar, en el muelle del Marqués de Guadiaro». A la solicitud se adjuntaba un plano a lápiz del cine y estaba firmada con fecha de 26 de julio de 1899.

En 1900 aparece el Cine Pascualini —al que luego dedicaremos unas líneas— y algunas otras iniciativas más, pero todas ellas consistían en simples barracas, más o menos engalanadas, que eran montadas, desmontadas y transportadas luego de un lugar a otro de la ciudad con motivo de una fiesta local. En definitiva, hasta 1907, los cines malagueños se limitaban a este tipo de construcciones; sin embargo, el teatro, por esta época mejor considerado que el cine, gozaba de varias salas estables: los teatros Principal, Cervantes, Lara y Vital Aza.

  
                                     
 

Imágenes correspondientes a dos emplazamientos del Cine Pascualini.

 

Cine Pascualini

Como queda dicho en el apartado anterior, las primeras proyecciones del Cine Pascualini datan de 1900, cuyo propietario era Emilio Pascual Marcos, de ahí el nombre de ‘Pascualini’ con que se le conocía. Pascual Marcos monta una sala de proyección que, aunque itinerante, estaba mejor acondicionada que las anteriores para el fin a que se iba a destinar.

En los años que van de 1900 a 1906, el Cine Pascualini empezó su periplo por los barrios de Málaga asentándose en el pasillo de Santo Domingo (con motivo de la feria del Carmen), de donde fue trasladado al paseo de Reding; en 1906, pasa a la plaza de Riego (actual plaza de la Merced) y después a la calle Cerrojo, en el barrio de la Trinidad, donde permanece hasta que, en 1907, se instala definitivamente en la alameda de Carlos Haës (actual calle Córdoba), en el mismo solar en que hoy se levanta el Teatro Alameda. En este sitio verá su final un 2 de enero de 1937, cuando es destruido por una bomba durante la Guerra Civil. Probablemente el objetivo de la bomba no era el cine, sino la sede del Banco de España, que estaba justo al lado del cine.

Durante los años que estuvo abierto, el Cine Pascualini fue el único que dio únicamente pases de películas, a diferencia de otras salas que, además de cine, ofertaba también obras teatrales, zarzuelas, actuaciones de circo, variedades...

  
                                                           
 

Cine Petit Palais, luego llamado Alkázar.

 
  

El Salón Cinematográfico de la calle de Larios

Las obras de remodelado y modernización de la calle Marqués de Larios se iniciaron el 15 de mayo de 1887 y su inauguración como vía pública abierta al uso peatonal y al tráfico rodado tiene lugar el 27 de agosto de 1891. La apertura en Málaga de una nueva calle tan céntrica como moderna había propiciado la instalación en ella de hoteles, cafeterías y toda clase de establecimientos, hasta el punto de que, en pocos años, había logrado imponerse como la vía más importante de la ciudad y el centro de todos los acontecimientos sociales y populares de Málaga.

Solamente faltaba en ella un cine. Y así, en enero de 1906, el empresario Pablo Soriano solicita del Gobierno Civil autorización para poder exhibir al público un cinematógrafo en la planta baja del inmueble número 9 de la calle del Marqués de Larios (no en el 11, como, por error, aparece en el expediente de apertura, ya que no existía tal número en esta calle),  junto a la peluquería Porras y el Café de Viena (en la actualidad, ambos negocios han desaparecido). En los pisos altos de dicho edificio número 9, estaba el Nuevo Hotel Victoria, justo en el mismo sitio en donde una década antes se habían celebrado las primeras proyecciones de imágenes animadas en Málaga. Concedida la autorización, en el censo de 1906 aparece ya el Salón Cinematógrafo como sala de proyección cinematográfica, aunque, en los años que siguen a esta fecha, deja de darse constancia de este empadronamiento, lo que lo que hace suponer que el emplazamiento de ese cine en tal sitio duró solo un año o poco más.

  
                                                           
 

Cine Moderno.

 
  

El Cine Ideal y el Salón Novedades

Salvo los casos ya referidos, y hasta 1907, las salas que había en Málaga dedicadas a la proyección de películas consistían en simples barracas que eran transportadas de un lugar a otro de la ciudad, con motivo de la celebración de las fiestas de alguna barriada. A medida que empieza a desarrollarse la industria cinematográfica y va creciendo el número de aficionados a esta nueva manifestación de la estética, las salas estables y los cines propiamente dichos inician un proceso de notable desarrollo.

Uno de los primeros cines fue el Cinematógrafo Ideal, que estaba situado en el edificio número 14 de la antigua plaza de los Moros, en unos almacenes vacíos de la planta baja; eran sus propietarios los hermanos Vicente y Plácido Gómez de Cádiz y Gómez, y permaneció abierto desde 1902 hasta 1918.

A esa época corresponde también el Salón Novedades, que se encontraba en el Paseo de Heredia, al lado del Teatro Vital Aza. Desde el momento de su inauguración, a finales de 1908, hasta mediados de 1912, la empresa propietaria hubo de hacer frente a los problemas derivados de la denuncia que presentó contra el cine la Junta Portuaria por estar ocupando parte del suelo del puerto. Su publicidad decía “catedral de las variedades”, ya que alternaba la programación de películas con la representación de variedades. El Novedades estuvo abierto hasta 1919.

  
                                                           
 

Teatro Principal. 

 
  

El cine Petit Palais estaba situado en el número 10 de la calle Liborio García, justo donde hoy se encuentran los conocidos almacenes Zara. Esta sala había sido inaugurada con ese nombre francés tan sugestivo el 15 de agosto de 1914, pero 1938, después de la toma de Málaga por las tropas nacionales, una protesta presentada por los soldados alemanes ante el dueño, Luis Pérez Arocena, obliga a cambiar el nombre de la sala por el de Cine Alkázar.

Este cine estuvo proyectando exclusivamente películas hasta el año 1945, a partir del cual, reformado convenientemente, empieza a alternar las proyecciones cinematográficas con representaciones teatrales, y, aunque el éxito del teatro era mayor que el que alcanzaba con las películas, continuó con ambas actividades hasta su cierre definitivo en 1965.

  
                                                           
 

Teatro Cervantes. (Imagen actual.)

 
  

Otras salas primitivas. El Cine Moderno

Los comienzos del nuevo siglo son testigos de la aparición de una serie de salones, teatros o cafés cantantes que alternan su actividad habitual con la proyección de películas. Así, por una guía de espectáculos de 1902, sabemos de la existencia de algunas salas de proyección cinematográfica cuyos nombres permanecen ya en la memoria histórica de las hemerotecas, como es el caso del Salón Victoria, que estuvo situado en calle Liborio García; el Salón Moderno, establecido en la casa número 2 de la calle Casapalma, cuyo edificio había sido anteriormente casa de Correos, y el Nuevo Victoria, que se hallaba en el Muelle de Heredia.

De principios de la segunda década del siglo XX data el Cine Moderno, que estaba situado en la calle Don Juan de Austria y cuya inauguración tiene lugar en 1913. Desde la apertura, su actividad recreativa abarcaba alternativamente la cinematografía y los espectáculos de variedades. Pero en 1920, la escasa asistencia de público obliga a su cierre y el local es ocupado por un garaje para el arreglo de automóviles. En 1925 abre de nuevo sus puertas como sala de espectáculos ofertando variedades en exclusividad, pero, el 11 de octubre de 1929, un incendio fortuito reduce la sala a sus cuatro paredes. Reparados los daños, la empresa abre otra vez sus puertas el 7 de mayo de 1930 como sala dedicada al cine, y, en 1935, se fusiona con las empresas titulares del Cine Echegaray y Málaga Cinema, constituyendo una cadena que perdurará hasta 1940. En 1950, la sala es reformada y modernizada. El último día del mes de diciembre de 1968, el Cine Moderno cierra sus puertas definitivamente.

  
                                                           
 

Cien Albéniz. (Imagen actual.)

 
  

Los teatros de Málaga. El Teatro Cervantes

Desde el comienzo del siglo XX, Málaga contaba ya con cuatro teatros estables: Principal, Cervantes, Lara y Vital Aza, todos dedicados exclusivamente a representaciones teatrales y otros espectáculos similares. Era aquella una época en la que el cine se consideraba todavía una afición poco seria, trivial y más bien de carácter popular.

El Teatro Principal se encontraba en la actual calle Plaza del Teatro y había sido construido a finales del siglo XVIII. El estilo de esta sala era sobrio, con fachada de dos pisos, cada una con siete ventanas rectangulares. Su inauguración tuvo lugar el 12 de noviembre de 1793 y, de existir actualmente, sería la sala de espectáculos mas antigua de Málaga. Como le aconteció a otras salas de teatro, en 1916 cambia el nombre por el de Cinema Concert y se dedica a la proyección de películas. Luego, vuelve a ser llamado Teatro Principal, hasta que cierra definitivamente en 1968.

  
                                                           
 

Cine Victoria.

 
  

El Teatro Cervantes, ubicado en la actualmente llamada calle Ramos Marín, tiene su origen en un solar adyacente al edificio de la iglesia y convento de Nuestra Señora de la Merced, en la actualmente llamada plaza de la Merced, en donde, a comienzos del verano de 1860, se levanta una estructura sin techo para la representación de escenas circenses a la que se da el nombre de Circo de la Merced.

En 1862, esta construcción es cubierta con un techo y dedicada a la representación de obras teatrales con la denominación de Príncipe Alfonso, en honor del futuro Alfonso XII. La nueva sala de teatro es inaugurada en octubre de ese mismo año con motivo de la visita a Málaga de la reina Isabel II. Tras la revolución de 1868, conocida como “La Gloriosa”, la sala pasa a llamarse Teatro de la Libertad, en cuyas dependencias, unos años más tarde, se declara un incendio que destruye toda la edificación.

La pérdida de un edificio tan significativo para la ciudad motivó que un grupo de personas vinculadas a la burguesía malagueña, de acuerdo con otras muy ligadas al arte y la cultura de la capital, constituyesen una asociación con el fin de aunar esfuerzos tendentes a dotar a Málaga de un nuevo espacio teatral en el que dar cabida a las diferentes manifestaciones escénicas que empezaban a proliferar al socaire del auge económico, turístico y cultural que estaba experimentando la urbe.

La asociación encarga la ejecución del edificio al arquitecto municipal Gerónimo Cuervo, quien, a su vez, requiere la colaboración de los pintores Bernardo Ferrándiz, valenciano afincado en Málaga, y del malagueño Muñoz Degrain. Las obras se inician en abril de 1870 y acaban en noviembre de ese mismo año. El 17 de diciembre tiene lugar la inauguración, con la interpretación de la obertura de la ópera Guillermo Tell, de Gioachino Rossini.

A partir de esos momentos, el edificio va a ser testigo de todo tipo de espectáculos: ópera, zarzuela, teatro y actuaciones de primeras figuras de la lírica, la copla y el baile. Y como los otros teatros y cines de la época, su sala dará también alojamiento a mítines y otros actos políticos de todas las ideologías.

  
                                                           
 

Cine Duque.

 
  

A unos primeros años de brillantez artística y de optimista rentabilidad suceden temporadas de escasos o nulos beneficios, lo que induce a la empresa propietaria a reforzar la programación, a partir de mayo de 1903, con la instalación de un proyector cinematográfico, un negocio que se adivinaba ya prometedor. Será en 1915 cuando el Teatro Cervantes va a romper con sus representaciones tradiciones y, tras someter la sala a las correspondientes reformas de adecuación, convierte la proyección de películas en la actividad exclusiva de la sala. Un año más tarde, en 1916, el Teatro Principal hará lo propio.

Con el paso de los años, la rentabilidad en concepto de sala de proyección cinematográfica se hace insostenible y el Cervantes cierra sus puertas. Abandonada la sala a su suerte, un cada vez mayor desinterés por el edificio y el consiguiente olvido de la conservación de sus dependencias lo reducen a un estado lamentablemente ruinoso. Con intención de darle alguna utilidad, en 1950 se determina la habilitación de un bar y una cabina para retomar las proyecciones cinematográficas, con resultados poco satisfactorios.

En 1984, el Ayuntamiento de Málaga adquiere la propiedad del Teatro Cervantes y financia las obras de su rehabilitación y mejora, a cuyo efecto cuenta con la ayuda de subvenciones del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, el Ministerio de Cultura y la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía. El nuevo teatro es inaugurado por la reina Doña Sofía el 6 de abril de 1987 con un concierto de la Orquesta Sinfónica Ciudad de Málaga.

El 6 de abril del pasado 2014 se cumplieron 27 años de la reapertura de un renovado Teatro Cervantes como espacio escénico municipal. Más de un cuarto de siglo de sinfonías, dramas clásicos, comedias, óperas, ballets, conciertos de jazz, flamenco, rock, musicales y galas de todo tipo son testimonio fiel del glamur esplendor de que hoy goza el ‘Primer Coliseo’ de Málaga.

  
                                                           
 

Cine Goya

(Fachada antigua).  

 
  

El Cine Albéniz

Es difícil indagar en la historia de las antiguas salas cinematográficas de Málaga ya que casi todos los locales han desaparecido, o han sido reformados y cambiados de nombre. De éstos, sólo uno sigue abierto al público en la actualidad: el cine Albéniz.

Convertido hoy en una multisala, el cine Albéniz se halla situado en la calle Alcazabilla, entre las de Pozo del Rey y Cilla. Sus primeros propietarios fueron Carlos Amigo Barberá y Alejandro Díez Fuentes, quienes, el 1 de agosto de 1945, solicitaban la licencia de apertura para el local, así como para el bar instalado en su interior. Su aforo, en sus inicios, era de 576 butacas de patio, 323 butacas de anfiteatro y 6 palcos con 4 butacas cada uno. La inauguración del local tuvo lugar el 5 de septiembre de 1945, con la compañía de opereta de Manuel Tamayo, en la que Maruja Tomás interpretó la obra Luna de miel en El Cairo. El 3 de octubre proyectó el filme Enamorados, con Jeannette MacDonald y Nelson Eddy. A partir de entonces, utilizó el sistema de alternar la proyección de filmes con espectáculos de variedades, zarzuelas y actuaciones personales.

Pese a ser un local de estreno, la asistencia de público no fue muy numerosa en un principio, ya que el cine no estaba en el centro y los alrededores se encontraban aún sin pavimentar, pero, más tarde, la afluencia aumentó considerablemente.

Este local ha conocido varias reformas, sobre todo en la pantalla, los adornos, la butaca, la cabina, etc. Sin embargo, el exterior permanece igual desde su inauguración. Para adaptarse a los tiempos, a mediados de los noventa fue remodelado el interior y convertido en un multicine con cuatro salas, una de las cuales acoge diariamente las proyecciones de la Cinemateca Municipal.

  
                                                           
 

Cine Astoria.

 
  

Otras salas cinematográficas: Los cines Goya y Echegaray

Lo del cine Albéniz ha sido la excepción; todos los demás, tanto los de sala como los de terraza, no han corrido la misma suerte. Así ha ocurrido con el cine Victoria, del que sabemos que, el 5 de febrero de 1913, Antonio Cueto López solicitaba permiso para construir un cinematógrafo en número de 18 de la plaza de la Merced; en un principio, el cine se llamó Salón Victoria Eugenia, y se inauguro el 14 de octubre de 1913 con la película La Biblia.

El Cine Goya fue inaugurado el 6 de diciembre de 1923, en unos momentos de expansión continuada de las salas de cine en Málaga, y, desde sus inicios, tuvo dos entradas, una por la plaza de Uncibay y otra por la calle Calderería. Esta sala nunca programó espectáculos teatrales ni actuaciones personales: fue siempre un cine y, como tal, sólo proyectó películas.

El Goya fue uno de los cines de estreno que gozó de más popularidad entre los malagueños y siempre estuvo a la cabeza en la incorporación de las innovaciones tecnológicas relacionadas con la proyección cinematográfica. Así, fue el primero de Málaga (y uno de los primeros de España) en instalar el sistema sonoro (esto ocurrió un 3 de septiembre de 1930) con el estreno de la película Río Rita, musical romántico ambientado en el Oeste americano, rodado en blanco y negro y producido en 1929 por RKO Radio Pictures, con las canciones en su inglés originario. Tiene también en gala haber sido el primer cine en Málaga en proyectar una película cantada y hablada en español, El precio de un beso, un drama romántico de 1930, en blanco y negro, producido por Fox Film Co. e interpretada por José Mogica, Mona Maris y Antonio Moreno, en sus primeros papeles. Otra de las innovaciones que cabe reconocerle es haber sido una sala pionera, junto al Echegaray, en la instalación de aire acondicionado en su sala en 1935. Pero lo verdaderamente grandioso de este local es haber sido el primero en programar sesiones matinales los domingos y días festivos.

El Cine Goya cerró sus puertas en abril de 1970. En su emplazamiento se organizó un multicentro comercial, las Galerías Goya, que, aunque tiene abiertas hoy varias plazas comerciales, no ha tenido mucha aceptación.

El cine Echegaray (sito en la calle Echegaray) ya no está operativo, y, aunque todavía se conserva, la estructura del edificio está muy deteriorada, y el Plus Ultra (Llano de la Trinidad) y el Capitol (calle Mármoles) fueron reconstruidos y reinaugurados con los nuevos nombres de Emperador y Palacio del Cine, respectivamente, aunque posteriormente fueron demolidos definitivamente y levantados sendos edificios para viviendas u oficinas en el mismo solar.

  
                                                           
 

Málaga Cinema.

 
  

Epílogo: Cines para el recuerdo

Para concluir, cabe decir que, a mediados del siglo XX, nada más que en la zona centro de la capital malagueña llegó a haber hasta trece cines abiertos, con temáticas distintas y públicos dispares. A partir de la década de los 60, se inicia un proceso de cierres destacados y, a finales de los 70, se impone la moda de los multicines, con la apertura del Aleixandre I y II, América Multicines y otros más. Hoy, muchos años después, sólo sobreviven las trece salas con las que cuentan los multicines del centro comercial Vialia, en la calle Explanada de la Estación, y las del ya clásico Cine Albéniz, en calle Alcazabilla. La última ‘víctima’ fue el Cine Larios, cuyas salas estaban ubicadas en Larios Centro, entre plaza de la Solidaridad y avenida de la Aurora, que echó el cierre ante las dificultades económicas para sobrevivir.

Entre los ya desaparecidos, la nostalgia nos lleva a evocar cines con nombres tan entrañables como Málaga Cinema (plaza Uncibay), Andalucía (calle de la Victoria), Español (Miraflores de El Palo), Plus Ultra (Llano de Doña Trinidad), Olimpia (barrio de Ciudad Jardín, cerca de Mangas Verdes), Gran Olimpia (calle Córdoba), Astoria (plaza de la Merced), Royal (calle Armengual de la Mota), Atlántida (calle Refino), Carranque (plaza de Pío XII, en el barrio del mismo nombre), Los Rosales (calle Martínez de la Rosa), Rialto (calle Conde de Aranda), París (Cruz de Humilladero), Avenida, Cayri (ambos en calle Mármoles), Capitol (entre las calles Mármoles y Armengual de la Mota), Regio (calle Héroe de Sostoa), Moderno (calle Sevilla), Tívoli (avenida de Ortega y Gasset), Zaila (Camino Nuevo), Excelsior (calle Cristo de la Epidemia), Lafuente (alameda Capuchinos), Duque (calle Duque de Rivas, barrida El Molinillo), Monumental (barrio de Ciudad Jardín), Portada Alta (barriada del mismo nombre y muchos otros, también demolidos y transformados en bloques de viviendas.

  
                                                           
 

Cine París.

 

   

   

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Para la preparación de este trabajo, he tomado notas e imágenes de diversas webs disponibles en la red (en especial de «GUATEQUE.net» y «MÁLAGA, AYER y HOY.com»), que han abordado y documentado el tema con el rigor y los recursos que este medio permite, y, de manera muy particular, del interesante estudio de María Pepa Lara García, Historia del cine en Málaga, publicado en 1999 por la Editorial Sarriá, de Málaga.

   

   

 
     

JOSÉ ANTONIO MOLERO BENAVIDES (Cuevas de San Marcos, Málaga, 1946). Diplomado en Maestro de Enseñanza Primaria y licenciado en Filología Románica por la Universidad de Málaga. Es profesor de Lengua, Literatura y sus Didácticas en la Facultad de Ciencias de la Educación de la UMA. Desde que apareció su primer número, está al frente de la dirección y edición (en su versión web) de GIBRALFARO, revista digital de publicación trimestral patrocinada por el Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Málaga.

   

   

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral de Cultura. Sección 5. Página 10. Año XIII. II Época. Número 83. Enero-Marzo 2014. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2014 José Antonio Molero Benavides. © Las imágenes, extraídas a través del buscador Google de diferentes sitios o digitalizadas expresamente por el autor, se usan exclusivamente como ilustraciones, y los derechos pertenecen a su(s) creador(es). Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2014 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.