N.º 76

ABRIL-JUNIO 2012

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EL CAMINO DE SANTIAGO EN LA HISTORIA

   

Por Luis Antonio Ródenas

   

   

   

S

antiago el Mayor y su hermano Juan, hijos de Zebedeo, eran grandes amigos de Jesús de Nazaret. Al igual que el padre, los dos hermanos eran pescadores, algo muy frecuente entre los ciudadanos que vivían en zonas cercanas al lago Tiberiades. Para seguir las enseñanzas del Maestro, abandonaron esta actividad. Corría el siglo I de nuestra era y Tiberio, de la familia Julia-Claudia, ceñía los laureles del Imperio. La tradición nos relata que tras la muerte y resurrección de Cristo, los apóstoles se separaron para, con mejor o peor fortuna y entendimiento, extender y enseñar el Evangelio por todas las tierras a su alcance. Según una leyenda medieval, Yaakob Bar-Zebdí habría escogido la parte occidental del Imperio, la Hispania romana, a la que llegaría en torno al año 33 de nuestra era. No queda claro si comenzó su labor desde Tarraco o Carthago Nova o si, bordeando la península, lo hizo desde la Gallaecia. De cualquier forma, predicó varios años por la piel de toro, para lo cual reclutó varios discípulos, siete de los cuales prosiguieron su labor en nuestras tierras tras su regreso a Jerusalén, capital de Judea. Al poco, es detenido, torturado y decapitado por orden del rey Herodes I Agripa (año 44), siendo, por tanto, el primer apóstol en sufrir martirio.

  
              

              
 

Estatua de Santiago el Mayor, hijo del Zebedeo, predicador de la Nueva Alianza en tierras de la Península Ibérica. Se halla en la Capilla Mayor de la Catedral de Santiago de Compostela.

 
  

Su traslado hasta Hispania

A partir de ahí empieza el mito de Santiago. Dos discípulos, Teodosio y Atanasio, recogen el cadáver de Santiago y lo llevan al puerto de Jope, donde encontraron una barca sin ninguna tripulación. Según las Sagradas Escrituras, en ella llevan a cabo un largo viaje guiados por un ángel. Cruzan el Mediterráneo y, a través del estrecho de Gibraltar, llegan hasta Galicia y desembarcan en el puerto de Iria Flavia, próxima al actual Padrón.

Ya en tierra, y dispuestos a la inhumación, depositaron el cuerpo en una roca, la cual, al instante, ante la mirada atónica de los presentes se derrite y toma la forma humana de un sarcófago. Los apóstoles se pusieron en contacto con la señora de aquella región, Lupa, quien les permitiría enterrar al apóstol en una cueva situada a 15 kilómetros de Iria.

El descubrimiento de la tumba

Para volver a tener noticias de nuevo de este sarcófago, tendrán que transcurrir siglos. A comienzos del siglo IX (año 813), un ermitaño de nombre Paio le explica con vehemencia al obispo Teodomiro que, durante muchas noches, ha visto extrañas luces merodeando sobre la falda de un monte deshabitado (otros dicen que fueron unos pastores los sujetos de una revelación divina y escucharon cantos de ángeles…). Tras limpiar la maleza e investigar, queda al descubierto un sarcófago de piedra que contiene un cadáver con la cabeza separada de sus hombros y sujeta por un brazo. Considerado el hallazgo fruto de una supuesta revelación milagrosa, se atribuyen dichos restos al apóstol Santiago.

El rey de Asturias Alfonso II el Casto (760-842), al recibir comunicación de este gran hallazgo, se pone en camino para confirmar tan portentoso hecho. Así comienza el culto jacobeo, que va a tener una gran importancia tanto para Galicia e Hispania como para el resto del mundo cristiano.

Poco más tarde, se ordenaría erigir una iglesia para poder venerar al Santo, origen ancestral de la actual. De esta forma, nace la ciudad de Compostela (topónimo derivado del étimo ‘Campus Stellae’ o ‘Compositum’).

  
              

              
 

 Catedral de Santiago de Compostela.

 
  

La importancia del hecho y el Camino de Santiago

Conscientes de lo que suponía poseer los restos de Santiago el Mayor para los intereses militares, las monarquías españolas colaboran para el éxito de este camino.

Así, los soberanos de Aragón, Navarra y Castilla se esforzaron en atraer a gentes con grandes riquezas y poder, utilizando para ello, entre otras artimañas, la proclamación de favores que el santo otorgaba si uno iba a visitar su sepulcro. La creencia en los milagros del apóstol provocó que miles de devotos comenzaran a peregrinar hasta Santiago para obtener su gracia.

El primer peregrino conocido pudo ser Gotescalco, obispo franco de Puy, sobre el año 950; después de este, recorrerían el camino, entre otros, personajes tan ilustres como Raimundo II, marqués de Gothia, que sería asesinado en el camino, o el arzobispo de Lyon, un siglo más tarde, sin olvidar al gran número de creyentes de todas las condiciones que sufrieron penalidades sin igual en nombre de una fe.

Las rutas

Existen ocho rutas históricas para realizar el camino de Santiago; la más transitada es el conocida como Camino Francés, que atraviesa dos difíciles pasos, como son Roncesvalles y Sompot. La mayoría de las rutas del camino es terrestre y aprovecha el trazo de las antiguas calzadas romanas, aunque también hay una vía marítima desde Inglaterra.

El Camino Francés: es la ruta más transitada y la más promocionada, entra en España; en Puente de la Reina interseccionaba con dos caminos más para pasar por Logroño, Burgos y Frómista, donde se une con la que llega de Santander; continúa hasta León, entrando a Galicia por el puerto de Piedrafita y, siguiendo por Portomarín, Melide y Arzúa, acaba en Compostela. Se sabe mucho de este camino y de sus problemas por el Códice Calixtino del siglo XII, que nos informa de los pormenores del trayecto, casi pareciendo una guía turística. Según este libro, este camino se divide en 13 etapas y, para recorrer cada una de ellas, hacen falta varios días, a un ritmo de 30 kilómetros por día a pie y de 60 kilómetros a caballo.

Camino Norte o de la Costa: Se penetra por Irún (Francia), siguiendo la línea costera del País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia. En Ribadeo se toma por Mondoñedo y Lugo, enlazando así con el Camino Francés.

Camino Inglés: El realizado por los peregrinos procedentes del norte de Europa y de las Islas Británicas que venían por mar, desembarcando en el puerto de Coruña o en el de El Ferrol y desde allí continuaban a pie hasta la Catedral.

Camino Portugués: Aunque el trayecto puede hacerse por mar, es más frecuente realizarlo a pie, siguiendo una vía romana que conducía a Santiago, a través de Tui, Porriño, Mos, Redondela, Soutomaior, Vilaboa, Pontevedra, Barro, Portas, Caldas de Reis, Valga, Pontecesures, Padrón, Rois, Teo y Ames. Esta ruta tiene otro recorrido que alcanza la frontera española por Chaves y, al llegar a Galicia, se une con el Camino del Sureste por Verín.

Camino del Sureste o Vía de la Plata: Surge como prolongación de la calzada homónima romana de las ciudades de Mérida y Astorga hasta Galicia. Entra en la región por A Mezquita, atravesando gran número de pueblos gallegos, hasta llegar a la Catedral.

Camino de Fisterra-Muxía: Fue llevado a cabo durante la Edad Media. Después de venerar la tumba del Santo, los peregrinos seguían viaje hasta Cabo Neiro (Finisterre), considerando este punto el fin del mundo.

Ruta Marítima de Mar de Arousa y Río Ulla: Este recorrido rememora la llegada en barco del apóstol desde Palestina. Tiene como punto de entrada Galicia y se funde con el Camino Portugués.

Camino de Oriente: Se desarrolla a partir del siglo XIII, cuando Córdoba, Jaén y Sevilla son incorporadas al reino castellano, permitiendo que los creyentes andaluces peregrinaran a Santiago; atravesaba las ciudades de Badajoz, Cáceres, Salamanca y Zamora, entrando a Galicia por las portillas de La Canda y siguiendo por Orense hasta Compostela.

  
         

        
 

 Ruta del Camino Francés.

 
  

Los peregrinos y el camino a Santiago

Los peregrinos compostelanos son un grupo heterogéneo, con personas de todas las índoles y condiciones: los de buena fe, por condena judicial, vagabundos, aventureros, prófugos, bandidos, enfermos, reyes, obispos… Todos hacen el camino por diferentes causas: unos, para cumplir una promesa, por encontrarse enfermos o por tener un gran problema…; otros, como castigo impuesto por la autoridad eclesiástica. Algunos, por deseo aventurero de descubrir nuevos lugares. Mención aparte son los que se dedicaban a disfrazarse de peregrinos para robar a los demás.

La instauración del «Jubileo» por el papa Calixto II, establecido a partir de 1122, supuso una mayor afluencia de peregrinos, que hallaron en este camino una suerte de liberarse de sus pecados. Esto sucede, sobre todo, durante los años Santos, es decir, cuando el «25 de Julio» coincide en domingo, cada 7 años.

La vestimenta habitual estaba formada siempre por las mismas prendas; por tanto, es como un uniforme o señal exterior de identificación. Consistía en un abrigo largo de paño fuerte para protegerse del frío y abrigarse por las noches con ella a modo de manta; un sombrero con grandes alas que protegía tanto del sol como de la lluvia; unos zapatos lo suficientemente resistentes para durar todo el camino (ya que se encuentra en muy mal estado); un báculo o bordón (bastón) de madera reforzado con una punta de hierro para apoyo, haciendo que fuera más fácil caminar, además de servir de defensa ante lobos y perros vagabundos que podían encontrarse al cruzar los montes; una calabaza hueca para guardar el agua o el vino (no existía la cantimplora), que se solía colgar del báculo; un zurrón o mochila de piel de un animal muerto (simbolizando las penalidades del camino) para guardar comida y ropa, a modo de saco estrecho fabricado en cuero y abierto por la boca. Era pequeño porque el peregrino no debía llevar apenas reservas de alimentos, sino confiar en la ayuda de Dios, y se encuentra abierto para dar a entender que siempre se estaba dispuesto a recibir y dar ayuda.

Cuando llega a Santiago es la ocasión de hacerse con la insignia y el verdadero símbolo de su peregrinaje: la concha de la vieira. Según cuenta el Calixtino, ésta se prende en la capa al regreso del santuario para la gloria del apóstol, y como recuerdo de él y señal del largo viaje. La vieira certifica a todos los que la llevan cosida que cumplieron su objetivo y lograron la reconciliación con Dios gracias a la mediación de Santiago. La adquisición de esta concha llegó a ser tan grande que muy pronto se empezarán a realizar de metal y azabache, lo que supondrá un importante negocio tanto para los ‘concheiros’ como para los obispos compostelanos, que intentarán beneficiarse de la fe de las gentes. Ninguna iniciativa, por sacra que pueda ser, parece librarse del egoísmo e interés terrenal…

Los problemas de los caminantes serán interminables, empezando por hacerse con un salvoconducto para atravesar naciones distintas, el cual les será proporcionado por párrocos o alcaldes, dando así fe de su identidad y condición de peregrino, y sirviéndoles para encontrar alojamiento y ayuda. El pillaje hará también acto de presencia: atraídos por la aglomeración humana y las riquezas que aquellas gentes pudieran portar, muchos bandidos aprovecharán la soledad de algunos lugares para robar a los peregrinos. Mercaderes y posaderos eran también víctimas del bandidaje, pero muchos de éstos compensaban sus pérdidas estafando a los viajeros y subiendo los precios desmesuradamente. Los idiomas, las inclemencias del tiempo, las enfermedades, los accidentes… fueron también omnipresentes problemas.

Todas estas circunstancias adversas serían objeto de solución por parte de las autoridades de cada reino hispánico, que trataron de reducirlas al máximo tomando diversas medidas, como la creación de hospitales, albergues e iglesias, la reparación y vigilancia armada de caminos, la construcción de puentes y el castigo severo a los asaltantes. Las Órdenes Militares servirán de gran apoyo para todas estas encomiendas. No obstante, fueron miles los que jamás llegaron a acabar el itinerario.

  
              

              
 

Peregrino compostelano y su atuendo fundamental.

(Imagen tomada de la web del CEIP Graxal)

 
  

Importancia económica y artística del Camino

Gracias al Camino de Santiago, llegaron a las tierras hispanas numerosas nuevas corrientes de pensamiento, elementos literarios y artísticos, así como diferentes hábitos de comportamiento. La ruta compostelana ejerció una gran influencia en la vida económica y social de los reinos cristianos de la Península Ibérica, y el aumento del número de peregrinos hizo que muchos artesanos y mercaderes de otros lugares se asentaran permanentemente en distintos enclaves de la ruta, lo que fue dando lugar al nacimiento y expansión de diferentes núcleos urbanos, conocidos como burgos. Sus habitantes recibirían un gran número de privilegios en los fueros de fundación de sus ciudades.

Desde el punto de vista artístico, la Ruta Jacobea representó un papel primordial. Gracias a ella se generalizó en tierras hispánicas un arte ya internacional como el románico, sobre todo en su versión francesa. Este estilo se asentó particularmente en Jaca, Frómista, León y Santiago.

Las bases para la fundación del arte en el camino de Santiago surgen en las escuelas regionales del siglo XII. Empieza en Roncesvalles y culmina en la catedral compostelana. Cronológicamente, las primeras edificaciones en la ruta Jacobea corresponden al siglo XI, sentando las bases del románico español: la cripta de la catedral de Palencia, el conjunto fortificado de Loarre, el monasterio de Leyre y el panteón de San Isidoro de León, con influencia prerrománica. En el último tercio del siglo XI, aparecerán edificios como la catedral de Jaca (1075), la iglesia de San Martín de Frómista (1066) y la colegiata de San Isidoro de León (1140), esta última fundación real, que culmina en la fachada de Platerías, obra del maestro Esteban.

  
         

         
 

Tablero del juego de la oca, al que se ha llegado a identificar con un mapa esotérico del Camino de Santiago. Muchos de sus detalles avalan esta hipótesis.

 
  

La Catedral de Santiago

Allí reposan —supuestamente— los restos del apóstol Santiago, y es considerada la obra cumbre de la arquitectura románica española. Su construcción se ha fijado entre los años 1075 y 1122, en la cual contribuyeron diversos maestros de fama, como los franceses Bernardo y Roberto. La planta de la basílica tiene forma de cruz latina: un brazo mayor de 90 metros y otro menos de 65 metros. En el centro nos encontramos el altar mayor. Cada brazo tiene tres grandes naves. Cuando se construyó, se buscó, además de la belleza monumental, la comodidad de los peregrinos. Tiene tres puertas principales; la que representa la máxima joya de la arquitectura románica es el Pórtico de la Gloria.

Los rituales y costumbres

A lo largo del tiempo, la tradición ha ido estableciendo determinados «ritos» que los peregrinos han de cumplir. En realidad, algunos de ellos son más bien costumbres paganas que han ido arraigándose en torno a la peregrinación a lo largo del tiempo. Entre los más conocidos están, por ejemplo, el de abrazar la estatua del Apóstol (que preside la Capilla Mayor), el de los coscorrones y pedir tres deseos. El rito de los coscorrones se lleva a efecto detrás de la columna, donde hay una figura, arrodillada y mirando al interior del templo, que se supone representa al Maestro Mateo, a la que hay que dar tres coscorrones con la cabeza para asimilar su sabiduría, lo que hace pensar que tuviese su origen entre los estudiantes compostelanos.

Como objeto que despierta muy particular curiosidad, cabe citar el ‘botafumeiro’, un espectacular incensario de latón plateado, cuya función es aromatizar el templo. Pende de lo alto del crucero y, mediante un empujón a modo de impulso, se desvía de la vertical para hacerlo balancearse de forma pendular por los ‘tiraboleiros’. Pesa 80 kilos y, en sus oscilaciones, puede alcanzar una velocidad de 70 kilómetros por hora. Esta práctica tiene su origen en el desagradable olor que desprendían las grandes aglomeraciones de peregrinos en el recinto catedralicio los días de celebraciones litúrgicas, tras muchas jornadas de larga caminata y su lógica falta de aseo.

No podemos olvidar un juego muy nuestro: el de la oca. Las teorías que se postulan en torno a su origen son varias, y todas relativamente creíbles. La más interesante es la que habla de él como un invento (o adaptación) de los templarios inspirado en otro muy anterior, quizá en el disco de Phaistos, hallado en 1908 entre unas ruinas. Grandes conocedores de las costumbres de Oriente Próximo han llegado a reconocer que el ejercicio de la oca, que no juego, requiere gran agilidad mental, y han llegado a identificarlo con un mapa esotérico del Camino de Santiago: la oca (ganso o ánsar) sería un mensajero entre el Cielo y la Tierra, lo cual viene a significar que el participante sería un iniciado, y todas y cada una de las 64 casillas —no sólo las evidentes, como la posada, el puente o la muerte— tendrían un sentido oculto.

  
              

              
 

Sarcófago que contiene los restos mortales del apóstol Santiago el Mayor. Se halla en la catedral de Santiago de Compostela.

 
  

Santiago, el controvertido

Por muchos y variados motivos, que van desde la pérdida generalizada de la fe religiosa hasta el hermetismo de las instituciones eclesiásticas, que se han negado rotundamente a permitir la realización de pruebas químicas al cadáver, el hecho de que ése sea el Santiago del Nuevo Testamento ha sido puesto en duda en muchas ocasiones, y de un modo más que razonable.

Por una parte, el hecho de que en Compostela existiera un cementerio celta, romano y posteriormente godo, y de que tanto celtas como godos tuviesen la costumbre, durante determinados sacrificios a ciertas divinidades, de ofrendar el cuerpo de un noble que se dejaba decapitar, abre una perspectiva creíble. De ahí que no sean pocos los que piensan que el verdadero origen de ‘Compostela’ sea el término compositum (‘cementerio’), y no el de Campus Stellae, el étimo que oficialmente se ha venido proponiendo.

Por otra parte, que el obispo Prisciliano (aprox. 340 - 380) realizara su labor herética en Gallaecia, donde clamó verdades como puños, propugnando la separación entre Iglesia y el Estado y arremetiendo contra los privilegios y la corrupción de los eclesiásticos, y que su cuerpo inerte fuera transportado y ocultado por sus fieles del mismo modo que el de Santiago, da mucho que pensar. ¿Costumbre o historia contaminada por el paso del tiempo? Porque si de herejías se trata, ¿no es acaso mayor delito enseñorear abiertamente en nombre de Dios que cualquier pecado, mortal incluso, puede ser perdonado con sólo realizar un viaje?

Sin embargo, en 2011, el profesor Enrique Alarcón afirma haber hallado pruebas gráficas en inscripciones hebreas encontradas en la supuesta tumba en que Atanasio y Teodoro, los dos discípulos de Santiago, dieron sepultura al cuerpo decapitado del Apóstol. En dicho sarcófago aparecen entrelazadas las palabras «Iacob» y «martyr», lo cual implicaría el reforzamiento de la tesis oficialista.

Epílogo

El apóstol Santiago, patrón de España, y sus leyendas, envueltas entre ficción y realidad, sigue siendo y será eterno motivo para que millones de personas entiendan una diferente perspectiva de la vida. ¡Y qué carallo! Si los humanos nos diferenciamos del resto de seres vivos es, entre otras cosas, por nuestra capacidad de encontrar algo en lo que creer para seguir adelante nuestro propio camino, real o iniciático, de Santiago o de quien sea.

   

   

REFERENCIAS WEBGRÁFICAS Y BIBLIOGRÁFICAS

WEBGRAFÍA

«Camino de Santiago», en WIKIPEDIA [En línea]. Disponible en web: <http://es.wi-kipedia.org/wiki/Camino_de_Santiago>. (Consulta de 19 de Noviembre de 2011).

«Historia», en la Sección ‘Cultura’ de www.CaminoSantiago.org [En línea]. Disponible en web: <http://www.caminosantiago.com/index.php/es/cultura/ historia>. (Consulta del 20 de Noviembre de 2011).

«La Catedral», en Museos de  Santiago de Compostela [En línea]. Disponible en la web: <http://www.acompostela.com/museos-de-compostela/la-catedral. html>. (Consulta de 20 de Noviembre de 2011).

VV. AA.: «Breve introducción al Camino de Santiago», en C.E.I.P. Graxal [En línea]. Disponible en web: <http://personales.mundivia.es/cpgraxal/comenius/grax-cami. htm>. (Consulta de 20 de Noviembre de 2011).

  

BIBLIOGRAFÍA

GARCÍA TURZA, Javier; Ernesto GARCÍA FERNÁNDEZ & Julio VALDEÓN BARUQUE y otros (2000): El camino de Santiago y la sociedad medieval. 1ª ed. Eds. de Instituto de Estudios Riojanos, Logroño.

M.D. Miguel, P. RODRÍGUEZ, A. SOBRINO y T. GIMÉNEZ (1990): El camino de Santiago, pueblos y gentes. 1.ª ed., Ed. Bruño, Madrid.

RABANAL ALONSO, Manuel Abilio [coord.] (1992): El camino de Santiago en León: precedentes Romanos y época medieval. 1.ª ed., Universidad de León, Ponferrada (León).

REVILLA VIELVA, Ramón (1977): El camino de Santiago a su paso por Palencia. 4.ª ed. Eds. de la Exma. Diputación provincial de Palencia, Palencia, 1963.

   

   

     

       

LUIS ANTONIO RÓDENAS COLLADO (Colmenar Viejo, Madrid, 1965). Arquitecto técnico, criado en Aranda de Duero (Burgos), actualmente reside en Valladolid.

Fue guionista del episodio La hermandad de la Espada, aventura de resurrección de EL JABATO, famoso personaje de tebeo español de los años 60 y 70, publicada por Ediciones B en 2008 con motivo de la celebración de su cincuentenario, así como autor del libro de temática medieval La Mirada del Unicornio.

También colabora como articulista en páginas web como Tebeos Clásicos y Suite101 y en el blog El Sonido del Trueno.

   

   

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral de Cultura. Año XI. II Época. Número 76. Abril-Junio 2012. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2012 Luis Antonio Ródenas Collado. © Las imágenes, extraídas a través del buscador Google de diferentes sitios o digitalizadas expresamente por el autor, se usan exclusivamente como ilustraciones, y los derechos pertenecen a su(s) creador(es). Edición en CD: Director: Antonio García Velasco. Diseño Gráfico y Maquetación: Antonio M. Flores Niebla. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2012 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.