N.º 58

NOVIEMBRE-DICIEMBRE 2008

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LAS CLASES, ¿SON UN CUENTO?

Por Luis Antonio López Álvarez

  

  

—¡U

f!, menudo rollo la clase de hoy! —le comentaba Susana a sus compañeros al término de la clase.

—Es verdad —ratificaba uno de ellos. —Yo no me he enterado de nada.

    
    

 

¡U!, menudo rollo la clase de hoy! —le comentaba Susana a sus compañeros al término de la clase.

    

Otro dijo:

—¿Alguno de vosotros ha entendido algo?

Y otro más argumentaba en tono despectivo:

—Éste se ha quedado anticuado; desde luego que no sé por qué se dedica a la enseñanza; además, yo lo que quiero es quitarme ya la asignatura, y lo que no puedo entender es que el maestro nos pregunte cosas que no nos ha dicho anteriormente. ¿No se supone que venimos a que el maestro nos enseñe?

—¡Eso, eso! —exclamó otro alumno—. Se supone que él nos tiene que explicar y enseñar su asignatura, y, en lugar de eso, nos hace preguntas que ni podemos ni sabemos responder y que, además, no sabemos para qué sirven. Para colmo, a veces, actúa como si fuéramos niños de Primaria.

Mientras comentaban todo esto, uno de los chicos de esa reunión no sabía cómo expresarle a sus compañeros que él no estaba de acuerdo con esos comentarios. Durante todo aquel coloquio había permanecido en silencio. Posiblemente por miedo a ser excluido del grupo, no se había atrevido a manifestar su opinión, o quizás porque no sabía si iban a escucharle su opinión manifiestamente contraria a la del grupo.

Entonces, ya de camino a su casa, recordó un viejo escrito de la sabiduría sufí impreso en la contraportada de uno de los libros escrito por Jorge Bucay que había leído.

Cuando llegó, tomó ese libro de su estantería y releyó aquel escrito:

“El maestro sufí contaba siempre una parábola al finalizar cada clase, pero los alumnos no siempre entendían el sentido de la misma.

—Maestro —lo encaró uno de ellos una tarde—. Tú nos cuentas los cuentos, pero no nos explicas su significado...

—Pido perdón por eso —se disculpó el maestro—. Permíteme que, en señal de reparación, te invite a comer un melocotón.

—Gracias, maestro —respondió halagado el discípulo.

—Para agasajarte, quisiera pelar tu melocotón yo mismo. ¿Me lo permites?

—Sí, muchas gracias.

—¿Te gustaría que, ya que tengo en mi mano el cuchillo, te lo corte en trozos para que sea más fácil comerlo?

—Me encantaría... Pero no quisiera abusar de tu generosidad, maestro.

—No es un abuso si yo te lo ofrezco. Sólo deseo complacerte... Permíteme también que lo mastique antes de dártelo...

—No, maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso! —se quejó sorprendido el discípulo.

El maestro hizo una pausa.

—Si yo os explicara el sentido de cada cuento, sería como daros a comer una fruta masticada.”

Al día siguiente, aquel alumno hizo una copia de ese texto y la colocó en el tablón de la clase.

Algunos alumnos se quedaron maravillados con la enseñanza de aquel antiguo cuento y meditaron sobre el modelo que representaban y les ofrecían sus maestros con su propia actuación para ellos. Otros, sin más, se limitaron a exclamar “¡qué bonito!”, y siguieron su camino.

Hubo un tercer grupo de alumnos que quiso saber quién había colocado aquel escrito en el tablón, ¿sería para que les explicara el sentido del cuento?

  

  

    

Luis Antonio López Álvarez (Algeciras, Cádiz, 1972) obtuvo la titulación de Técnico Especialista en Laboratorio por la Escuela Universitaria “Salus Infirmorum”, de Cádiz. Es diplomado en Magisterio, especialidad en Lengua Extranjera (Inglés), por la Universidad de Málaga. Ha realizado diversos cursos relacionados con los ámbitos sanitario y pedagógico, así como, por su especial interés en la materia, posee formación en el campo económico y empresarial. Ha sabido desarrollar su formación enfocando su trayectoria profesional tanto al ámbito hospitalario como a los de marketing, organización y gestión.

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Año VII. Número 58. Noviembre-Diciembre 2008. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2008 Luis Antonio López Álvarez. © 2002-2008 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.

    

    

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