N.º 50

JULIO-AGOSTO 2007

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 Y TÚ, ¿QUÉ ERES?

Anónimo

  

  

U

na hija se quejaba a su madre acerca de su vida y de cómo las cosas le resultaban cada día más difíciles. No sabía qué hacer para seguir adelante y, por momentos, creía que iba a desesperarse y darse por vencida. Parecía que cuando ya había solucionado un problema, se le planteaba otro. Estaba, en definitiva, cansada de luchar.

     

 

 

 

Atenta a las cotidianas preocupaciones de la joven, la madre, que trabaja de cocinera de un restaurante, la llevó un día a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte.

En cuanto el agua de las tres ollas empezó a hervir, en una colocó zanahorias, en otra depositó varios huevos y en la última puso unos granos de café, y las dejó hervir durante un buen rato sin decir palabra.

La hija, extrañada, esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su madre.

A los veinte minutos, la madre apagó el fuego. Sacó las zanahorias de una de las ollas y las colocó en un recipiente; luego, sacó los huevos, que colocó en un plato y, por fin,  coló el café y lo puso en una taza.

Entonces, la madre, mirando a su hija, le preguntó:

—Hija mía, ¿qué ves?

—Zanahorias, huevos y café— fue su respuesta.

La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias; ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego, le pidió que tomara un huevo y lo rompiera; la joven hizo lo que le madre le pedía y notó que el huevo estaba duro. A continuación, le dijo que probara el café; ella sonrío mientras disfrutaba de su rico aroma.

Extrañada ante todo este estado de cosas, la hija preguntó:

—¿Qué significa esto, mamá?

Ella le explicó que aquellos tres elementos depositados en ollas distintas se habían enfrentado a la misma adversidad, agua hirviendo, pero habían reaccionado de forma diferente. Así, la zanahoria había llegado dura al agua fría, pero, después de pasar por el agua hirviendo, se había vuelto blanda, fácil de deshacer. El huevo había llegado frágil y quebradizo al agua, pero, después de pasar por el agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café, sin embargo, eran únicos, pues después de estar en el agua hirviendo, habían cambiado el color y el sabor al agua.

—¿Cuál quieres ser tú?— preguntó la madre a la joven.

La cara de la joven reflejaba un mar de confusiones. No veía similitud alguna entre sus problemas y aquella experiencia que su madre acababa de llevar a cabo.

Tras unos minutos de silencio, la paciente madre prosiguió:

—Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café? ¿Eres una zanahoria, que parece fuerte pero que, cuando el agua caliente la toca, se vuelve débil y pierde tu fortaleza? ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón fluido y luego se torna duro y rígido al contacto con el calor? ¿O acaso eres como el café, que es capaz de cambiar el color y el sabor del agua que lo cuece y convertirse una grata bebida con sólo añadirle un poco de azúcar?

»Mi niña querida —continuó la madre—, si antes eras alegre y tenías un espíritu jovial y abierto a todo el mundo, y, ante una adversidad de la vida, te abates o te vuelves dura de corazón, intenta ser como el grano de café, que, cuando el agua llega al punto de ebullición, alcanza su mejor sabor. Procura no desfallecer ante las durezas de la vida, que, tenlo presente, no habrán de faltarte a lo largo de tu existencia. Sé animosa, resuelta y decidida e intenta superar los malos trances por los que pasas; cuando las cosas se ponen peor, reacciona mejor y haz que mejore lo que te rodea.

   

  

Querido lector: Y tú, ¿qué eres? ¿Cómo manejas la adversidad? ¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café? Piénsalo bien y obra en consecuencia.

  

*   *   *

     

Nota del Editor.- Este breve cuentecillo me fue enviado hace unos meses sin remitente ni autor expreso. Lo leí, me pareció interesante y lo archivé para la ocasión. Hoy os lo transcribo tal como lo recibí.

   

   

   

  

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Año VI. Número 50. Julio-Agosto 2007. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides.  Copyright © 2002-2007 Departamento Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.

   

   

  

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