José Francisco de San Martín y Matorras

«Padre de la Patria» y «El Libertador»

Yapeyú, Virreinato del Río de la Plata; 1778 - Boulogne-sur-Mer, Francia, 1850).

 

   

   

   

   

   

   

   

   

  

EL PUEBLO DE Nuestra Señora de los Santos Reyes Magos de Yapeyú, antigua capital de las Doctrinas dentro de las Misiones Jesuíticas en el último cuarto del siglo XVIII, se alzaba en la margen derecha del río Uruguay, al extremo sur de la selva subtropical. Pertenecía a uno de los cuatro Departamentos en que había sido subdividido el amplio territorio cristianizado por los miembros de la Compañía de Jesús con su actividad misionera. Por aquí, después de la expulsión de los seguidores de Ignacio de Loyola, intervino por motivos de oficio administrativo el capitán don Juan de San Martín y Gómez, palenciano de Cervatos de la Cueza —municipio cercano al más conocido pueblo de Carrión de los Condes—, nacido en 1728, que había llegado al Río de La Plata en 1765.

Don Juan de San Martín contrajo matrimonio un tiempo después, en 1770, con doña Gregoria Matorras, también leonesa de la provincia de Palencia, nacida en 1738 en la villa de Paredes de Nava, llegada al Río de la Plata con un primo, ya asentado en esas tierras americanas, Jerónimo Matorras, personaje acaudalado y políticamente importante de Buenos Aires, y al que acompañaran como confirmación de su éxito temporal, ecos de la toponimia ciudadana de la época, el zanjón de Matorras, la calle de la cancha de Matorras, por los parajes que hoy son parte de las avenidas Córdoba, Paraguay y Bartolomé Mitre de la Capital argentina.

Don Jerónimo Matorras sería posteriormente gobernador del Tucumán, iniciando la conquista del Gran Chaco Hualamba (“el que se camina”), en donde falleció en 1775. El oficial leonés quedó primero a cargo de los bienes que los jesuitas poseyeran en el complejo agro-industrial que era la estancia de la Calera de las Vacas en la actual Carmelo (Uruguay), comisionado para ejercer en el lugar la potestad del rey Carlos III de Nápoles (1716- 1788) y de España (1759-1788), primogénito de Felipe V y de Isabel de Farnesio.

  

NACIMIENTO. PRIMEROS AÑOS

En la estancia de la Calera de las Vacas de la Banda Oriental, el militar mostró su capacidad de organización y es donde posteriormente nacieron los tres primeros hijos del matrimonio San Martín-Matorra: María Helena, Manuel Tadeo y Juan Fermín Rafael. Después, en domicilio diferente de Yapeyú, vieron la luz otros dos varones: Justo Rufino y José Francisco. El benjamín nació el 25 de febrero de 1778 —cuatro años exactos después de su hermano Juan Fermín Rafael—, y al día siguiente fue bautizado por el fraile dominico don Francisco de la Pera, cura de Yapeyú. Actuaron de padrinos el comerciante de Buenos Aires, Cristóbal de Aguirre y la pariente, Josefa de Matorras [1].

  
 

 

Juan de San Martín y Gómez (Cervatos de la Cueza, Palencia, 1728 - Málaga, 1796), militar y gobernante colonial que hizo carrera en la región del Río de la Plata. En 1774 fue nombrado teniente de gobernador de Yapeyú y se le recuerda especialmente por ser el padre de José de San Martín.

  

Tiene José Francisco un año cuando la madre se traslada a Buenos Aires (mediados de 1779) [2], y, a fines del año siguiente (1780), el padre debe dejar las Misiones llamado por el virrey Vértiz para hacerse cargo de la instrucción de los milicianos del Batallón de Voluntarios Españoles, por la guerra declarada a los ingleses, llevándose de inmediato el certificado del Cabildo local de haber atendido a los indígenas con “amor y caridad”.

Razonablemente, el brusco final político administrativo aludido exige algunas aclaraciones que enseguida detallaremos, pero, como balance general de aquella docena de años de gobierno en América, puede anticiparse que la gestión fue correcta, que durante su administración hubo superávit económico, que surgió una población nueva, Paysandú, y que tuvo también que hacer frente con energía a algunos movimientos subversivos de los indígenas, que controló convenientemente, aunque el último y más complejo, fue, en realidad, de menos éxito en relación con la administración cívica y fiadora de la población nativa en el marco del orden monárquico institucional que se le había encomendado y el motivo que lo apartó de su cargo cambiándolo por el nuevo destino provisorio asignado por el virrey Vértiz.

Los meandros del conflicto son explicados por extenso por Alfredo G. Villegas en la biografía del militar: Juan de San Martín (El padre del Libertador), publicado en Santa Fe, en 1948. La descripción de los hechos se ofrece en las páginas 56-62 y el contenido general de los acontecimientos y de su desenlace en las páginas 65-73. En coherencia con el cuadro descrito se incluye el registro del dictamen sumarial promovido y que aconsejó el castigo de los insurrectos Arey, Tayuare, Asurica y sus cómplices, y la destitución paralela del progenitor de San Martín. Era muy niño el futuro prócer San Martín —menor de tres años— cuando tuvieron lugar estos sucesos y era muy difícil la posibilidad de conservar recuerdos, salvo muy borrosamente, de aquella primera infancia correntina, pero sí es probable que en el subconsciente del párvulo persistieran otros fenómenos, los embriones de la formación moral del niño inspiradas por los fuertes principios ético-religiosos activos de sus padres, católicos y devotos, que profesaban activamente en la Tercera Orden de Santo Domingo, y de sus decisiones y comentarios domésticos acordes con estas circunstancias de piedad y corrección familiares. El matrimonio, durante esa etapa de su desarrollo, pertenecía social y económicamente por estatuto y ejercicio profesional a la que podríamos hoy llamar clase media desahogada y en aquel entonces también “hidalga”.

Trasladado don Juan de San Martín a Buenos Aires, cayó gravemente enfermo, y debió hacer, el 23 de febrero de 1781, su primer testamento, otorgando poder a su esposa para que, si él fallecía, testara en su nombre. Ella encabezaría la lista de albaceas. Pero afortunadamente sanó y antes de tres meses adquirió dos propiedades en Buenos Aires, la casa más pequeña en la actual calle Venezuela, entre Tacuarí y Bernardo de Irigoyen, y la más grande, en la actual calle Piedras, antes Moreno y Belgrano, en la que residió con la familia y miembros de la servidumbre, de los que apenas queda el nombre del negro José —ambas propiedades debieron ser vendidas después en 1791, cuando la familia residía en Málaga—.

  
 

 

Plaza de Cervatos de la Cueza (Palencia), en plena región de Tierra de Campos, localidad natal de Juan de San Martín, padre del general José Francisco de San Martín. Allí, existe un museo con recuerdos, imágenes y testimonios de la República Argentina y del Libertador de América, al que se le rinde un singular homenaje.  (Blog “El Mensajero”. Fabricio O’Dwyer. Periodista - Desde Palencia, España).

  

Sin fundamentación documental se dice que, durante este corto período porteño, asistió José Francisco a una escuela infantil en la que coincidiría con Nicolás Rodríguez Peña (nacido en 1775) y con Gregorio Gómez Orquejo, de 1780; el niño San Martín era 3 años menor que Peña y 2 años mayor que Gómez, y no resulta fácil de este modo poder resolver el problema de la sincronía del compañerismo entre los tres escolares. Por otra parte, coincidiendo con el relevo del virrey Vértiz en marzo del 1783, vino también el de don Juan como habilitado del Batallón de Voluntarios Españoles, y, sin ocupación justificada, la familia se embarcó rumbo a España ese mismo año con otros oficiales españoles en la fragata Santa Balbina, considerados todos como excedentes de personal.

  

LLEGADA DE SAN MARTÍN A ESPAÑA E INSTALACIÓN Y ENSEÑANZA PRIMARIA EN MÁLAGA

Llega la familia San Martín a Cádiz el 25 de marzo de 1784 (José Francisco tiene 6 años y un mes), y se traslada el núcleo familiar en abril o mayo a Madrid. En la Capital de España residen más de un año y medio, tiempo durante el que el jefe de familia solicita el ascenso a teniente coronel, junto con un destino americano. La madre doña Gregoria cae en estos días gravemente enferma y extiende con su marido un poder recíproco para testar. Sana y salva, sin embargo, los cónyuges firman en abril otro poder para administrar los bienes heredados por doña Gregoria en su villa natal, Paredes de Nava. Finalmente como resumen de los varios reclamos administrativos, don Juan obtiene solamente el retiro de capitán sin ningún tipo de ascenso, y la agregación como ayudante supernumerario a la plaza de Málaga, y en la ciudad andaluza se establece con su grupo familiar, cuando ya ha corrido todo el año 1785.

Por este motivo, al estar por finalizar el año, en diciembre alquila por un año y por dos reales diarios al coronel retirado don Isidoro Ibáñez, agregado al Estado Mayor de la plaza militar malacitana una casa —de la que era heredera propietaria su hija doña Josefa Ibáñez—, situada en la calle de Pozos Dulces, “inmediata al muro de la Puerta de Antequera” [3]. El alquiler que abarcó siete años de inquilinato se mantuvo hasta la Navidad de diciembre de 1792.

Entre tanto, y en relación con la biografía del niño San Martín, se producen las siguientes modificaciones en los edificios expropiados de los jesuitas. Seis meses después del establecimiento de los San Martín en la calle Pozos Dulces, el Consulado Marítimo y Terrestre de Málaga crea la Escuela de Náutica en el colindante edificio de San Telmo [4], que se constituye físicamente en el antiguo Colegio-Seminario Jesuita o Escuela y Noviciado de San Sebastián, y solicita instalar en sus dependencias sus aulas, comprometiéndose a continuar con las enseñanzas que las Reales Escuelas de latinidad y retórica venían impartiendo desde hacia dos años.

Todas estas iniciativas son posibles porque se trata de propiedades confiscadas que tienen un destino impreciso, pero en relación con la educación, después de la expulsión de la Compañía de Jesús [5], y el carácter legal de Temporalidades, es decir, son bienes materiales incautados por el monarca Carlos III con la progresiva y utilitaria asesoría de los ministros progresistas Marqués de Esquilache, Conde de Floridablanca y Conde de Aranda, y que se van acomodando dentro de la organización educacional [6].

La totalidad de la la escuela primaria la lleva a cabo el niño José Francisco en la Escuela Náutica de San Telmo, cuyo edificio está situado aproximadamente a tres manzanas del domicilio alquilado en que vive con los padres, la hermana mayor y el hermano Justo Rufino. Conviven en Pozos Dulces solo hasta 1788. Los dos hermanos mayores, Manuel Tadeo y Juan Fermín, cumpliendo la decisión del padre, se han incorporado como cadetes al Regimiento de Infantería Soria N.º 9, El Sangriento, para seguir la carrera militar. La misma suerte seguirá en abril del año siguiente, pero en otro regimiento y lugar, José Francisco.

  
 

 

Casa natal del general José Francisco de San Martín en Yapeyú, provincia de Corrientes, en el departamento San Martín, Argentina.

  

Durante los cuatro años y medio de estudios primarios en la Escuela Náutica malagueña, si nos atenemos a las Reglas Fundacionales de 1787 y a las correspondientes Ordenanzas de 1789, José Francisco asiste como alumno “porcionista”, de los quince que tienen este privilegio por ser hijo de militar; es decir, que sus padres pagan como estudiante interno la “porción” o cuota correspondiente de cuatro reales diarios. Se atiene a la severa disciplina de levantarse a las 5 de la mañana de los meses de abril a septiembre y a las 6, de octubre a fines de febrero, y sigue este régimen disciplinario: oír misa, desayunar, asistir a clase desde las 7 u 8 hasta las 10 u 11; después, utilizar media hora para el repaso de las clases de la tarde, y aseo personal y recreo hasta las 12. Siguen 3 horas para el almuerzo y de descanso de la media jornada. En verano se tiene en cuenta la siesta, mayor espacio para el aseo personal, y reanudación de clase a las 4, terminando a las 6, después estudio y cena a las 8 o 9, según las estaciones, terminando la jornada con silencio y descanso.

Dentro de este régimen escolar de internado, José Francisco aprende “las primeras letras”, a leer y a escribir, y estudia ortografía, gramática, aritmética, catecismo, principios de moral, francés y latín. Un latín desde luego rudimentario, una asignatura de formación preparatoria humanista y que nunca le gustó [7]. Después seguían los estudios específicos relativos a la náutica que él, obviamente, no ha realizado, y que ha cortado en este punto, para ingresar en la carrera militar como cadete. Estos estudios primarios a que nos hemos estado refiriendo se llevaban a cabo entre los 8 y 14 años. Si los hermanos pueden haber realizado la educación primaria en Buenos Aires, José Francisco los ha llevado a cabo en Málaga, en este colegio de calidad que lo preparaba para poder ingresar a la carrera militar —otra comprobación del interés de los padres por la educación de sus hijos, en este caso, del menor—, institución cercana a su domicilio de Pozos Dulces. Con parte de lo dicho se comprueba que la información de que el general San Martín comenzó sus estudios en Madrid, en el Seminario de Nobles, y que se sigue a veces repitiendo, es una simple confusión.

Hay una disciplina diaria de aprovechamiento del tiempo con tres horas de clases efectivas matinales y dos por la tarde, con otras horas afines de estudio, comidas y recreación del mediodía en el establecimiento y retirada nocturna para el descanso a la noche. Una disciplina teórica y práctica férrea, que formó al alumno para continuar sin tropiezos la voluntad firme y la disciplina marcial de toda su existencia. Los exámenes confirmatorios del progreso de los niños, además, han sido públicos, presididos por docentes civiles y eclesiásticos de la ciudad —pagados todos dignamente de acuerdo con su jerarquía laboral: Director 12.000 reales de vellón anuales, Catedrático de Comercio 9.000, Capellán y Catedráticos de Matemáticas, 6.000, Maestro de primeras Letras, 5.500, Maestro de Lengua Francesa, 3.300…— lo que hacía crecer la responsabilidad de los menores, y con vacaciones plenas en agosto, pero solo quince días, después de la aprobación de los exámenes.

  
 

 

El Ateneo de Málaga es una asociación artístico-literaria fundada en 1966, con sede en el número 1 de la Plaza del Obispo. Pertenece a la Federación de Ateneos de Andalucía. Desde 2002 tiene su sede en la antigua Escuela Náutica de San Telmo, Calle Compañía, número 2.

  

SAN MARTÍN COMO CADETE EN MÁLAGA

De este centro educativo, José Francisco, sin haber cumplido todavía los doce años  —y deducimos también que esa observación etaria no se debe a ninguna genialidad personal del muchacho, sino a razones de cumplimiento y de utilidad cronológica— fue admitido en la Escuela Militar y pasó a ser cadete del Regimiento de Murcia, El Leal, y cambió de estado estudiantil, pero también de espacio físico de formación, pues el edificio de instrucción militar del cuerpo de Infantería funcionaba en lo que conocen los malagueños como el Castillo de Gibralfaro.

El Castillo de Gibralfaro, del árabe jebel fáruk, el ‘monte del faro’, que barre con el haz de luz nocturna de su fanal el Mediterráneo y sus playas de Málaga hasta llegar a Melilla, ya en la costa africana, es una antigua fortaleza de defensa levantada por Abderramán III sobre restos fenicios-cartagineses. El castillo fue ampliado y convertido en alcázar por el rey nazarita Yusuf I en el año 1340 y permanentemente refaccionado hasta nuestros días, se yergue en la cumbre amesetada del monte y fue tomado en 1487, después de un fuerte asedio por Fernando el Católico, que venía de la conquista de Vélez-Málaga, Ronda y Antequera. Allí residió él en tanto que se preparaba la reconquista de Granada, mientras que Isabel de Castilla residía en el campamento cristiano, en la ciudad, al comienzo de la que será luego la calle Granada, pues desde allí se organizaba el futuro asedio a la capital del mismo nombre.

El mencionado castillo, con diversos torreones y rodeado de almenas y torres para su defensa, consta de extensos patios, cuadras para animales y salas para las reuniones, dormitorios, fábricas de munición y calabozos. Por un largo camino de doble muralla corre desde la Alcazaba, residencia de los príncipes moros —de la familia de los Mulaizin—  hasta la cumbre, y corona el paisaje de una ciudad tres veces milenaria, cuyo trazado conservado y aspecto dominante en su parte antigua sigue siendo moro (palabra derivada de los ‘mauri, maurorum’, como los escritores latinos denominaban a los habitantes de la antigua Mauritania, o parte occidental del África.

Paulatinamente, toda esta riqueza arquitectónica antigua soterrada ha ido reapareciendo desde la década de los 50 del siglo XX, a los pies de la Alcazaba, oculta entre un enjambre de viviendas abusivas que se fueron construyendo anárquicamente con el pasar de los años: el anfiteatro romano con sus gradas y las factorías de gárum de las épocas fenicia, cartaginesa y romana. Es que Málaga fue con persistencia una ciudad floreciente por esencia mediterránea, mercantil y comercial, siempre que han florecido sus fuentes de producción ictícola con la pesca, agrícola con la vid y el olivo e industrial con la manufactura de estos productos. De aquí fluía el gárum hacia Roma en el antiguo pasado de apogeo y el cristianismo invadiéndola y habiéndole dado obispos desde la época de romanos y visigodos de extraordinario empuje civilizador, como los antiguos San Patricio, Honorio, Amalsuindo, Teodulfo (s. VII), Hostigesis (s. VIII) o los posteriores Severo, Julián, Diego Ramírez,  Juan Alonso de Moscoso, Tomás de Borjas Castro, Luis García de Haro, el cardenal Alonso de la Cueva, Luis Fernández de Córdoba y José de Molina Larios, jamás la pudo dominar por completo por sus costumbres reincidentemente paganas y que se ratifican hasta en los hábitos atrevidos, por no decir desenfadados, de las celebraciones piadosas y populares de su célebre Semana Santa.

  
 

 

Vista de la calle Pozos Dulces, de Málaga, donde estuvo localizada la vivienda de la familia San Martín.

  

En el Castillo de Gibralfaro desarrolló San Martín, desde antes de cumplir los doce años, su primera etapa de formación militar de cadete, cuando el 9 de julio de 1789, respondiendo a su solicitud de ingreso en la carrera militar en que argumentaba que lo hacía «A ejemplo de su padre y de sus hermanos cadetes que tiene en el Regimiento Soria», recibe el dictamen favorable de ingreso, el padre firma el compromiso de contribuir con seis reales de vellón por día «para su alimento y decencia», él viste «El uniforme blanco de las tropas de línea, con cuello y botamangas azules, botones de plata, polainas de lienzo blanco con campana sobre la rodilla y abotonadas al costado; el peinado, blanqueado con sebo y polvos, terminando en coleta con ancho moño negro en el extremo y formando un bucle sobre cada oreja; dos bandoleras blancas cruzándose en el pecho y de las que penden sobre los faldones, a la derecha la cartuchera negra con las armas reales en la tapa, a la izquierda la bayoneta de cubo paralela a la espada y ambas con vaina de cuero negro y guarniciones de latón; se tocaba con el clásico sombrero de tres picos con galón de plata como la presilla que sujetaba la escarapela encarnada, al borde del ala; y un cordón, también de plata, colgado del hombro derecho, proclamando la clase de cadete» [8], y que con extraordinaria aplicación comienza a recibir la preparación militar entre los miembros del Regimiento de cadetes de Infantería del Murcia [9].

  

CARRERA MILITAR: DE CADETE VOLUNTARIO AL FRENTE A TENIENTE CORONEL DIMITENTE

Y desde esta posición de ingresante pero ya con dos años de instrucción, apenas con 13 años, se le acepta como voluntario para el servicio activo en Marruecos, primero en Melilla, después en Mazalquivir y más tarde en Orán en donde entró el Murcia el 25 de junio de 1791, para reforzar la guarnición, y ahora sí se puede confirmar que hace pocos meses que ha cumplido los 13 años.

  
 

 

Retrato del general Francisco Javier Castaños Aragorri Urioste y Olavide, I duque de Bailén (Madrid, 1758 – Madrid, 1852). Obra de José María Galván y Candela (1837–1899). Comandante jefe del ejército que derrotó a los franceses en la batalla de Bailén. El lienzo fue comprado en 1880 por la Junta Iconográfica Nacional a fin de que entrara a formar parte de la Galería de Españoles Ilustres del Museo Iconográfico. Sus dimensiones son de 113 cm x 83 cm y está en el Museo del Prado, Madrid.

  

La ciudad está semidestruida por un terremoto del año anterior, lo que alienta al bey de Argel a sitiarla durante 33 días, con la valiente resistencia de los sitiados, hasta que Madrid entrega la plaza. En esa oportunidad, San Martín pidió el servicio extraordinario de agregarse a la Compañía de Granaderos, aceptándosele la excepción y haciéndose constar dicha excepción. Esta es la primera distinción militar de su carrera. De aquí seguirá la integración del Murcia, en marzo de 1793, al ejército de Aragón, mandado por el Príncipe de Castelfranco, que interviene en la guerra declarada a la Convención francesa por la muerte en la guillotina de Luis XVI, ya que este crimen afectaba a los Borbones y al pueblo español, que fue exhortado a la beligerancia por fray Diego José de Cádiz, con el escrito El soldado católico en guerra de religión, Herederos de Francia, Málaga, 1793. El ala derecha del ejército, al mando del general Antonio Ramón Ricardos, inició la ofensiva con 3.500 hombres cruzando sin demora los Pirineos y entrando en el Rosellón, venció en la batalla de Mas D’Eau y, después de cuarenta días de asedio, se apoderó de la llave fronteriza, el fuerte de Bellegarde, se liberó de las pretensiones adversarias con que un número mayor de tropas intentó envolverlo, venció en Truillás, superó la retirada y se hizo fuerte en Boulou.

En junio de 1793 San Martín recibió el despacho de 2.º subteniente de la 4.ª  Compañía del 2.º batallón. Y ahora empuñaba la espada, en lugar del fusil y la bayoneta, por su brillante actuación, aunque no en la Compañía del batallón a que había sido ascendido, sino en la de Cazadores a las órdenes del capitán Francisco de Corts. Poco después, concentrada la Compañía en Jaca (Huesca), salieron a la tarde del último día de junio, cruzaron a la noche los montes intransitables de la frontera cubiertos de nieve y a la madrugada concordaban en el asalto de la venta de Brousset, con la activa intervención de la compañía de Cazadores [10]. Este ejército del Rosellón, sigue dominando lugares altos (Tour de Batèr —ruinas del siglo XIII a 1.436 ms sobre el nivel del mar—; las antiguas minas de Creu del Ferr, otro puesto escarpado; ataque a San Marsal, otra altura a la que se habían retirado los convencionales; asalto al fuerte de Villalongue, defendido por 10.000 hombres y erguido en una eminencia a la que rodean dos ríos confluentes).

Una semana después, a las órdenes del general Courten, el Murcia alcanza los puntos de Carpila y el Coll de Bellauri, accesorios a la conquista del Coll de Banyulls. Y ese mismo día, a las 4 de la tarde, la expedición corona el triunfo tomando el pueblo de Banyulls de la Marenda y, en días siguientes, rechaza a los franceses, que habían recuperado el Coll, y se agrega a un cuerpo salido del campo de Boulou para desbaratar a la tropa extranjera apostada en la ermita de San Lluc. El ejército pasa a cuarteles de invierno, tocándole al Murcia Bellegarde y La Junquera. En ese lapso muere “la última llamarada de la grandeza española”, el general Ricardos. Su sucesor, el conde de la Unión, aquel que en la guerra de Marruecos tomaba el chocolate entre las almenas de los muros de defensa, no le alcanza, sin embargo, en su grandeza de estratega. Se continúan ahora los reveses bélicos, hasta llegar a la capitulación, y el regimiento, en lugar de regresar a Cádiz y Málaga, es retenido en Barcelona y reducidos sus efectivos a un tercio de su fuerza total, unos 400 hombres. No obstante, a los dos meses de la rendición de Collioure, recibe San Martín el ascenso a primer subteniente de la 4.ª Compañía del Primer Batallón, con solo un año en el grado y preferencia sobre tres subtenientes más antiguos. Nueve meses después, el 9 de mayo de 1795, recibe el despacho de 2.º teniente.

  
 

 

«La Rendición de Bailén» (1864). Obra de José Casado del Alisal (1832-1886). Museo del Prado. Detalle de la batalla de Bailén, que tuvo lugar entre el 18 y el 22 de julio de 1808, en unas condiciones climáticas asfixiantes, y en la que el general francés Dupont es derrotado por las tropas del general Reding. Unos 17 600 soldados franceses rindieron sus armas ante el ejército español.

  

He querido recordar estos hechos bélicos de montaña, para hacer presente que el enfrentarse a las dificultades de las estribaciones montañosas era para el futuro estratega una experiencia de primera juventud. Casi paralelamente a estos hechos, el otro hermano mayor, que estaba libre de la milicia, entra en la Guardia de Corps, fundada recientemente en la Corte madrileña.

Un año más tarde, a los 68 años, el 4 de diciembre de 1796, muere don Juan, el padre, en su casa de la calle Alcazabilla de Málaga, calle estrecha y sinuosa, abierta entre viviendas espontáneamente abusivas que habían soterrado hasta la vieja judería, aunque, desde mediados del siglo XX, remozada. Al día siguiente, el veterano oficial es sepultado en la Iglesia Castrense de la Parroquia de Santiago, de la calle Granada, la primera de las cuatro parroquias malagueñas más antiguas, creadas por los Reyes Católicos [11]. Una estatua del capitán Sam Martín se levanta en su pueblo, Cervato de la Cueza, Palencia, España, y sus restos descansan en Yapeyú, provincia de Corrientes, Argentina, junto con los de su esposa.

Sabemos que los padres, con el resto de la familia, se mudan de  Pozos Dulces a la calle Alcazabilla a comienzos de 1791, en la barriada del mismo nombre, que abarcaba la parte baja de la Alcazaba, y que José Francisco ya está incorporado a la carrera militar [12]. Cuando fallece el padre, el futuro Libertador tiene 18 años y es un militar en desarrollo pleno de su carrera.

Posteriormente, estuvo más de un año destinado en la fragata Santa Dorotea, y, en mayo de 1798, en guerra aliados españoles y franceses contra los ingleses, cuando regresaban a España cerca de Cartagena se avistó con el navío ingles, el Lion, que peleó dos horas con ella, hasta rendirla. El resto de las fragatas pusieron rumbo Alicante, adonde se dirigieron. El personal vencido mereció elogios hasta del propio vencedor. La oficialidad española fue hecha prisionera y los cautivos, más tarde canjeados paulatinamente, regresaron a España en calidad de juramentados [13].

En 1801 hizo San Martín la campaña de la breve guerra con Portugal, irónicamente conocida como Guerra de las Naranjas. Hallándose juramentado, como se explicó poco antes, es posible que haya comenzado a cumplir el servicio en fecha posterior al comienzo oficial de la campaña. A fines de este mismo año de 1801, hubo que actuar en Valladolid en la ceremonia de bandera de reclutas para su regimiento, cumplido lo cual, se retrasó de la tropa en un pueblo camino hacia Salamanca, por negligencia del encargado de proveer las cabalgaduras. Yendo al alcance de la tropa, fue asaltado por cuatro bandoleros que dominándole, lograron arrebatarle el equipaje en que llevaba 3.350 reales de vellón de la caja militar, dejándolo caído y herido en una mano y en el pecho. Más tarde, fue socorrido y llevado al pueblo de Cubo, donde fue visitado por el Inspector General de Infantería Francisco Javier de Negrete, quien comprobó la grave herida del pecho. La visita de reconocimiento fue muy oportuna, pues, cuando posteriormente en pleno ejercicio militar en el bloqueo de Gibraltar, solicitó la condonación de la deuda, el testimonio positivo del general Negrete se sumó a la petición apoyando el informe del coronel del Murcia, don Torcuato Montes, y el Rey atendió favorablemente la súplica [14].

En 1802, por una orden de 26 de agosto, se crea en Sevilla un batallón ligero de Infantería al que se le dio el nombre de “Campomayor” en recuerdo de la toma de esa plaza portuguesa en la campaña de 1801. A fines de 1802, José de San Martín es designado segundo ayudante de ese batallón, que queda emplazado en Cádiz. Coincidiendo con esta fecha, su hermana María Helena contrae matrimonio en Madrid con un capitán de Infantería retirado, don Rafael González Alvares Menchaca. Poco después, doña Gregoria, su madre, trata de determinar los gastos que han ocasionado las carreras militares de sus hijos, resultando que los menores desembolsos han sido los de José Francisco y superiores, los de Justo Rufino.

San Martín ya ha sobrepasado los 30 años y es en Cádiz, su nuevo destino, donde comienza a vivir sus primeros años de madurez. La epidemia de fiebre amarilla de 1804, declarada por el rey como campaña efectiva, le permite a San Martín ser ascendido, en noviembre de 1802, a 2.º Capitán de la 2.ª Compañía del batallón Campomayor. De nuevo declarada la guerra a Inglaterra por incidentes de ataques a naves que llevaban caudales, San Martín debe ir a acantonarse a pueblos de las inmediaciones de Gibraltar.

Por esta época, el general Solano, gobernador militar de Cádiz, hace venir de colaborador a Manuel Tadeo de San Martín. Entretanto, el gobierno real de Carlos IV es errátil, la moralidad de la reina María Luisa, dudosa, y las guerras, pese al gran esfuerzo militar, frustrantes. Se esperaba una renovación con el príncipe Fernando, llamado por ello El Deseado, y cuando Napoleón vio la oportunidad, el 6 de junio de 1808 puso a su hermano mayor, José, llamado por el humor español Pepe Botella, en el trono vacante. Cundo todo esto se va conociendo en España, ya había tenido lugar, el 2 de mayo de 1808, un el alzamiento popular contra los invasores, con los capitanes Luis Daoiz y Torres y Pedro Velarde y Santillán, oficiales de Artillería del cuartel de Monteleón a la cabeza en Madrid, y los fusilamientos de ciudadanos rebelados del día siguiente.

  
 

 

Casa de Postas del Rey. Restaurante. Autovía de Andalucía. Villanueva de la Reina. Jaén.

  

El general Solano, capitán general de Andalucía y gobernador militar de Cádiz, se mostró indeciso ante los sucesos acaecidos en Madrid y no se adhirió de inmediato al levantamiento. Pero los gaditanos, por el contrario, se lanzaron hacia la Plaza de las Nieves, en donde estaba la residencia del Gobernante, y envió una delegación para apremiarlo. El oficial de guardia, sin pérdida del ánimo, se dispuso a la defensa de la residencia gubernamental de aquellas gentes, y, con una descarga de fusilería, intimidó a los asaltantes y cerró las entradas. Solano ordenó no hacer fuego. Pero los revoltosos lograron tomar del parque de artillería seis piezas. Con el uso de una de ellas se vino abajo la estrecha puerta de la casa de gobierno y la multitud entró. Solano quiso escapar, pero se entregó y después fue ahorcado. Entre estas noticias también aparece la figura de San Martín como edecán de Solano y el relato del fraile que lo salvó de la persecución de los revoltosos, a quien también querían linchar. Curiosamente, la misma crónica registra también, como la cara opuesta a este suceso, la posterior fortuna del mismo franciscano en la Argentina, al que el general San Martín igualmente salva de la muerte [15]. Se trata de relatos proyectados en los que resulta difícil separar la crónica histórica de lo fabuloso.

Pero lo que no se debe preterir son las acciones y promociones de San Martín en lo que fue el apogeo de su carrera militar en España, luchando en contra de la invasión del ejército francés. En esas circunstancias integrando los cuadros del regimiento Campomayor y oficialmente al servicio del general jefe Francisco Javier Castaños, junto con sus jefes subalternos y, en particular, el Marqués de Coupigny. En este cuadro de enfrentamientos y estrategia, San Martín fue decisivo en la derrota de los imperiales en la posta de Santa Cecilia, donde Coupigny lo llama a su lado como ayudante de campo. Pronto la vanguardia del Marqués es convertida en la 2.ª división y puesta bajo el mando del general Teodoro Reding.

El general Castaños reúne en consejo de guerra a sus oficiales para disponer el plan de campaña. Así se prepara la estrategia de Bailén, el modelo sanmartiniano para Chacabuco. Con avances que obligan al abandono de posiciones, despliegues ofensivos simulados con pequeñas escaramuzas y que progresivamente obligan a una concentración no programada, se logra que los importantes sectores de Coupigny y Reding entren en Bailén. Al día siguiente, tras 9 horas de batalla, el general Dupont de L'Étang capitula.

Tras la refriega, Castaños incluye a San Martín en una promoción de oficiales “recomendados por sus propios inmediatos jefes” y obtiene el ascenso a teniente coronel graduado [16]. En 1811, el apriete de la dominación francesa, la separación obligada de Coupigny y San Martín y la retención de este último en su acuartelamiento de Cádiz abrirán otro panorama que, junto con los movimientos emancipadores americanos, concentrados en España en logias políticas como la de “Los Caballeros Racionales”, harán que los ojos americanistas de José de San Martín se fijen en otros horizontes vitales.

El 6 de septiembre de 1811, el teniente general José de San Martín decide, definitivamente, entregarse al proyecto independentista del nuevo mundo. Renuncia a su estatuto militar y solicita a su jefe un pasaporte para viajar a Londres. Este se lo concede junto con cartas de recomendación, entre ellas una para Lord Macduff, y parte el 14 de septiembre​ de ese año para Londres. Allí vive en el número 23 de la calle Park Road, en el distrito de Westminster. Se entrevista con Tomás Guido, Carlos María de Alvear, José Matías Zapiola y Andrés Bellok, entre otros. Por fin, el 12 de enero de 1812, José de San Martín, junto con otros militares emancipadores, se embarca en el puerto de Londres en la fragata británica George Canning, que anclará en el puerto de Buenos Aires el 9 de marzo de ese año. Tiene 34 años y ha vivido esta importante y comprometida parte de su existencia en la Península Ibérica.

  
 

 

Su libro «La Biblioteca gnóstica de Nag Hammadi y los orígenes cristianos» (El Hilo de Ariadna, Buenos Aires, 2013) le ha merecido el Segundo Premio Nacional de Ensayo Filosófico 2019.

  
  

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NOTAS del AUTOR

1. La copia de la documentación de estos actos, en A. G. Villegas, San Martín y su época I, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1976, pp. 157-173 y 199-202.

2. Buscando la identidad de la casa de nacimiento, apareció una india —Juana Cristaldo—, quien se decía haber sido sirvienta de los San Martín. Tenía entonces (en 1853) 93 años, pero poco después cambia el nombre en Rosa en el libro que defiende su autenticidad y de niñera del prócer (ver F. Hernán Gómez, Yapeyú y San Martín, Bs. As., 1923, 144 y ss., 158 y 162; J. P. Otero, Historia del Libertador don José de San Martín, Bruselas, 1932, Bruselas, 1932, 4 vols., I, 33 —cfr. Villegas, o. c., p. 4, n. 4—).

3. Se conserva el documento de arrendamiento, firmado el 29 de diciembre de 1785. La calle Pozos Dulces corre entre las calles de la Compañía (e. d. de la Compañía de Jesús) y Andrés Pérez, comienza de anchura media y se estrecha hasta medir aproximadamente algo más de un metro y medio, de manera que con los brazos abiertos se pueden tocar ambos lados. Se explica también que el contrato no indique el número del domicilio, pero sí una localización precisa, la “Puerta de Antequera”, ya que en este lugar del muro concluye el camino que viene de Antequera desde la época musulmana y que así lo registran las cartografías de siglos anteriores.

4. La antigua Escuela Náutica de Málaga se funda oficialmente el 27 de marzo de 1787 y abre sus puertas como tal el 1 de junio de ese año. Estuvo emplazada en el edificio de San Telmo, construcción barroca del s. XVIII, situada en el número 2 de calle Compañía, entre la Iglesia del Santo Cristo de la Salud y la antigua Casa del Consulado. En su origen, este edificio, construido en 1607,  pertenecía a los Jesuitas en calidad de colegio-noviciado bajo la advocación de San Sebastián hasta la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767. Veinte años después, en 1787, pasó a ser la sede del Real Colegio Náutico de San Telmo, bajo el auspicio del Consulado Marítimo y Terrestre, que ocupaba el edificio colindante. La consagración a San Telmo se hizo en honor al santo dominico castellano San Pedro González Telmo, de culto entre los marineros. A partir de 1850, la Escuela de San Telmo comparte edificio con la sede de la Real Academia de Bellas Artes. Ya, en 1916, se fundó el Museo Provincial de Bellas Artes, que compartirá el edificio con la Escuela Náutica y Academia de Bellas Artes  hasta 1961, año en que el museo se traslada al Palacio de Buenavista, y, más tarde, al Palacio de la Aduana, donde permanece. A  lo largo del s. XX, también ha alojado también la Escuela Femenina de Magisterio y Escuela de Artes y Oficios Artísticos. Por fin, en 1999, después de algunas reformas en su estructura, pasa a ser la sede del Ateneo, que lo ocupa desde esa fecha, compartido con el Orfeón Universitario de Málaga.

5. Por la Pragmática Sanción del 2 de abril de 1767. En la madrugada del 3 de abril de ese año, los jesuitas malagueños son detenidos para proceder a su destierro.

6. Ver en Diccionario de Historia de España. Desde sus orígenes hasta el fin del reinado de Alfonso XIII, bajo los nombres correspondientes.

7. La anécdota, que salta en la correspondencia del general con Tomás Guido, ratifica sus conocimientos elementales del latín y el fastidio que le causaba su aprendizaje. Dice en la misiva: «Porque ha de saber usted que el General San Martín ha estudiado dos años la Gramática Latina. Y según el antiguo adagio de que la letra con sangre entra tengo bien presente los sendos azotes que me costó la siguiente oración: “El muchacho fue a comprar el trompo: puer (pueri) emo (emi), trochus  (trochi)”. La frase sería: “puer emit trochum: el muchacho compró el trompo”, precedida del ejercicio gramatical propio del aprendizaje escolar (ver Villegas, p. 13, n. 24, que sigue a F. Bejarano Robles, Historia del Consulado y de la Junta de Comercio de Málaga, Madrid, 1947, pp. 329-344). Si bien, como se acaba de decir, la anécdota es tomada por Villegas de Bejarano, las informaciones sobre el contenido de la actividad escolar del alumno no siguen esta información, sino que se deducen de lo expuesto con superior precisión por María del Carmen Borrego Plá, en las Actas IV Jornadas de Andalucía y América, Universidad Internacional de Andalucía, Huelva, 1985, pp. 151-171, «El Real Colegio de San Telmo de Málaga a través de las Ordenanzas de 1789».

8. Ver Villegas, o. c.,  pp. 17-18.

9. De acuerdo con documento 5, en Villegas, o. c., pp. 175-176.

10. Esta información pertenece al Parte del Príncipe de Castelfranco al Marqués de Campo-Alange (Jaca, 5/7/1793).

11. En el sótano de la sacristía, en 1947, se descubrió la lápida de la tumba, que posteriormente fue enviada al presidente argentino Juan Domingo Perón. En la parroquia mencionada, originalmente una mezquita islámica, se puede leer esta dedicatoria con la efigie del militar en la parte superior:

EL INSTITUTO  ESPAÑOL SAN MARTINIANO

EN RECUERDO DEL CAPITÁN

DON JUAN DE SAN MARTÍN GÓMEZ

PADRE DEL EMANCIPADOR DE LA ARGENTINA,

CHILE Y PERÚ FALLECIDO EN MÁLAGA

EL 4 –XII– DE 1796 E INHUMADO EN ESTA IGLESIA

SUS RESTOS MORTALES FUERON TRASLADADOS

A BUENOS AIRES EN EL AÑO 1947.

ESTA PLACA SE DESCUBRIÓ CON MOTIVO

 DE LA VISITA DEL BUQUE ESCUELA

A. R. A. FRAGATA LIBERTAD

EL 23 – IX -1987.

  

12. Cfr. Villegas, o. c., 23-29.

13. Ver Villegas, pp. 29-31.

14. Villegas, pp. 32-34.

15. Ver «Biografía del General don José de San Martín», publicada en Gazette des Tribunaux —18 de septiembre. Courrier du Havre— 19 Septiembre de 1850; Villegas, o. c., pp. 209-214.

16. Ver Villegas, pp. 49-67.

  

  

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Y WEBGRÁFICAS

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FRANCISCO GARCÍA BAZÁN (Málaga). Filósofo, investigador, articulista y docente argentino, está especializado en filosofía e historia de las religiones, en particular en las relaciones entre el cristianismo primitivo y el gnosticismo con la filosofía antigua.

A fines de 1956, siendo aún un adolescente, abandona su ciudad natal y se traslada a la Argentina, donde termina sus estudios secundarios. Ingresa a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, de donde egresa, en 1968, como licenciado en Filosofía con la calificación de Summa Cum Laude. Entre 1971 y 1972 fue becario de CONICET y alcanzó en 2003 el nivel de Investigador Superior.​ Entre 1972 y 1974 fue becario en la Universidad Gregoriana de Roma, donde fue discípulo del padre Antonio Orbe. En 1975 obtuvo el doctorado en Filosofía en la Universidad del Salvador con la calificación de Summa Cum Laude.

Ha impartido clases las universidades de Buenos Aires, El Salvador y John F. Kennedy (de Buenos Aires). En esta última fue elegido, entre 1987 y 2009, decano del Departamento de Filosofía y director del Centro de Investigaciones en Filosofía e Historia de las Religiones, desde donde dirigió la revista Epimelia (revista de estudios sobre la tradición).

Autor de 36 libros, entre los más recientes cabe citar Aspectos inusuales de lo sagrado (Madrid, 2000), Presencia y ausencia de lo sagrado en oriente y occidente (Madrid, 2001), La gnosis eterna. Antología de textos gnósticos griegos, latinos y coptos (Trotta Ed., 3 vols., Madrid, 2003, 2007, 2017), Jesús el Nazareno y los primeros cristianos. Un enfoque desde la historia y la fenomenología de las religiones (Buenos Aires, 2005), La concepción pitagórica del número y sus proyecciones (Buenos Aires, 2005), El evangelio de Judas (Madrid, 2006), Gnosticismo: esencia, origen y trayectoria (Buenos Aires, 2009), La Religión hermética. Formación e historia de un culto de misterios egipcio (Buenos Aires, 2010), Plotino y la mística de las tres hipóstasis (Buenos Aires, 2011), “La confusión de las lenguas y La migración de Abrahán”, en J. P. Martín (ed.), Filón de Alejandría. Obras Completas (Madrid, 2012); La biblioteca gnóstica de Nag Hammadi y los orígenes cristianos (Buenos Aires, 2013), El papado y la historia de la Iglesia (Buenos Aires, 2014), Jesús ¿estaba casado? (Buenos Aires, 2014), El alborear andaluz de la Filosofía española, en colaboración con Juan Fernando Ortega Muñoz (UMA, Málaga, 2017) e Hitos escondidos de la cultura occidental. Consideraciones epistemológicas y filosóficas (Academia Provincial de Ciencias y Artes de San Isidro, Provincia de Buenos Aires, 2018).

Ha publicado centenares de artículos de divulgación en periódicos como Clarín, La Nación y La Prensa.

Su labor investigadora ha sido reconocida en múltiples ocasiones con la concesión de diversos premios y galardones, entre los que cabe citar el Premio Konex de Metafísica (1996), el Premio Bernardo Houssay de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación (2003) y el Segundo Premio Nacional de Ensayo Filosófico 2019 por su libro La Biblioteca gnóstica de Nag Hammadi y los orígenes cristianos (El Hilo de Ariadna, Buenos Aires, 2013).

Es Doctor Honoris Causa por la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano (2018) y Honorary Member de la International Association for Analytical Psychology, por sus aportes al estudio de la psicología de C. G. Jung.

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral. Sección 4. Página 16. Año XVII. II Época. Número 103. Enero-Marzo 2019. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2019 Francisco García Bazán. © Las imágenes se usan exclusivamente como ilustraciones del texto y han sido tomadas de Internet a través del buscador Google. Cualquier derecho que pudiese concurrir sobre ellas con respecto a la propiedad corresponden al autor. Diseño y maquetación: EdiBez. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2017 Departamento de Didáctica de las Lenguas, las Artes y el Deporte. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga & Ediciones Digitales Bezmiliana. Calle Castillón, 3. 29.730.  Rincón de la Victoria (Málaga).