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FRANCISCO DE LA TORRE ACOSTA

Frigiliana (Málaga), 1911 - Málaga, 1969

   

Por Cristina Medina Sedano

   

   

   

I

ngeniero, empresario y profesor, Francisco de la Torre Acosta fue, sin lugar a dudas, una persona influyente en la sociedad malagueña de la época. Frigilianense de nacimiento, tempranamente empieza a respirar los aires de Málaga capital, adonde se había trasladado para cursar sus estudios. En Málaga se educa y se forma como persona de provecho, y a Málaga y sus problemas se sentirá siempre unido y vinculado. Por ella se preocupó y a ella aportó numerosos proyectos que la ayudaron a desembarazarse de su situación de ciudad de posguerra. Persona cercana y familiar, se caracterizó por ser una persona alegre, carismática y sencilla, pero siempre audaz a la hora de expresar sus opiniones; recto, bien intencionado, inteligente y con sentido de la independencia, estaba dotado de una singular capacidad para las relaciones públicas. No debe olvidarse en esta parte introductoria el empeño que puso y el esfuerzo que derrochó para  que Málaga tuviese sus propios estudios universitarios, a cuyo logro contribuyó siendo miembro fundador de la Asociación de Amigos de la Universidad de Málaga. Así lo recuerdan sus familiares y quienes le conocieron personalmente.

Sus años de infancia

Francisco de la Torre Acosta nació en Frigiliana, pequeño municipio situado en la comarca de la Axarquía, la zona más oriental de la provincia de Málaga, hoy integrado en el partido judicial de Torrox. Viene al mundo el 15 de diciembre de 1911, en el seno de una familia acomodada, trabajadora y de un gran espíritu emprendedor. Era su padre el industrial Manuel de la Torre Herrero, fundador, en 1930, de la fábrica de miel de caña de Frigiliana «Ingenio Nuestra Señora del Carmen» (antes llamada «Ingenio de San Raimundo») y dueño, asimismo, de un molino de harina y una panadería.

Por aquellas fechas, Frigiliana ofrecía pocas posibilidades para la educación de los hijos, lo que motiva que la familia se decida por el traslado del niño a Málaga capital para llevar a cabo su formación. En 1921, ya en Málaga, el pequeño De la Torre Acosta comienza los estudios de Bachillerato, como alumno interno, en el colegio jesuita de San Estanislao de Kostka, ubicado en el barrio de El Palo, que acaba en 1928.

Dotado de una inteligencia natural, buena disposición para el esfuerzo personal y gran diligencia para el estudio, enseguida destaca por las excelentes calificaciones que logra alcanzar en aquel ambiente religioso y tan estricto de los jesuitas de entonces, en donde es tenido como ejemplo de estudiante tanto por los docentes como por sus compañeros.

  
               

               
 

Vista del edificio «Ingenio Nuestra Señora del Carmen». Situado en Frigiliana (Málaga), en su fábrica se elabora la miel que lleva su nombre desde hace 75 años, siguiendo la tradición de la elaboración de la miel que introdujeron los árabes en España, a partir de la caña de azúcar. Actualmente es la única fábrica de miel de caña que existe en Europa.

 
  

Formación universitaria

Siguiendo la tradición industrial de Frigiliana e influido por el ambiente familiar (su infancia había discurrido entre todo tipo de elementos relacionados con la industria: poleas, ejes, correas, molinos...), en 1928 se traslada a Madrid con el objeto de formarse como ingeniero industrial en la Escuela Superior de Ingenieros Industriales. Superada las pruebas de Ingreso ese mismo año, inicia la carrera, cuyos estudios culmina en 1936 con la obtención del título correspondiente.

A su regreso a Málaga, abre un despacho para el ejercicio de su profesión, al que pronto empiezan a acudir gentes del mundo de la empresa solicitándole los más variados. No obstante la tradición ambiental y familiar por el trabajo en la industria, en el joven De la Torre Acosta se había despertado una inusual inclinación por la docencia, y, con tal propósito, prepara a conciencia las oposiciones a la Cátedra de Hidráulica y Termodinámica de la Escuela de Peritos Industriales de Málaga, a la que concursa en 1943. En tanto preparaba las oposiciones, por las tardes, en el tiempo que le permiten sus obligaciones, imparte clases en la Escuela de Peritos y en la Escuela de Maestría Industrial.

Etapa de conflictos: la Guerra Civil

Su juventud, al igual que la de los demás jóvenes de su generación, se verá marcada por el duro enfrentamiento social, político y militar que supuso la Guerra Civil. En efecto; concluidos sus estudios universitarios en Madrid en el año 1936, regresa a Málaga, donde, apenas recién llegado, le toca vivir el momento de la sublevación militar encabezada por el general Franco el julio de ese mismo año.

Durante los primeros meses de la contienda, el joven ingeniero, dotado de una inteligente tendencia conciliadora, consigue crear, allí donde se halla, un clima de entendimiento entre ambas ideologías, evitando que los problemas derivados del enfrentamiento entre las partes se solucionaran a través del empleo de la fuerza.

Ocupada Málaga por la fuerzas del Frente Nacional en febrero de 1937, De la Torre Acosta es llamado a filas por el nuevo gobierno provincial y resulta destinado a la Academia de Alféreces Provisionales de Ingenieros de Burgos para su formación militar, de donde sale para incorporarse al frente como alférez de complemento; unos meses después ascenderá al empleo de teniente y luego, al de capitán.

Durante la contienda, estuvo primeramente destinado al mando de una Compañía de Ingenieros dotada de camiones, con la orden de transportar tropas, municiones y armamento militar en general. Posteriormente, participaría en el frente de Teruel (1937-1938) y tomaría parte en la batalla del Ebro (1938).

  
               

               
 

Francisco de la Torre Acosta, en una foto de juventud.

 
  

Su vida familiar

Finalizada la Guerra Civil el 1 de abril de 1939, De la Torre contrae matrimonio con María Victoria Prados Gómez en octubre del año siguiente. Fruto del matrimonio, nacieron sus ocho hijos, cuatro de ellos varones y cuatro hembras.

Como padre, Francisco fue una persona muy cuidadosa de sus hijos, a quienes procuró inculcar los valores que él consideraba fundamentales en una persona de bien, la honestidad, el esfuerzo y la austeridad, procurando en todo momento y situación ser una referencia para ellos. En lo que respecta a la educación, su forma de pensar se adelantaba a su tiempo. Con gran esfuerzo económico y dedicación de su parte, hizo todo lo que estaba en su mano para ofrecerles una buena formación. Tanto es así que quiso que todos y cada uno de ellos estudiaran una carrera universitaria, incluidas las mujeres, algo fuera de lo común en la época, para que estas disfrutaran de igualdad e independencia profesional y personal, algo que para él era fundamental. Su vida y la de sus hijos estuvo guiada bajo el lema «Hay que tener el máximo de capacitación y el mínimo de necesidades». De él, cabe destacar, en fin, el haber sabido conciliar cabalmente sus deberes como cabeza de familia y sus obligaciones laborales, lo que llevó con éxito en ambos aspectos.

Su papel en la Asociación de Amigos de la Universidad de Málaga

Uno de los hechos más relevantes de su vida y por el que más se le recuerda entre los malagueños lo constituye su activa y contumaz labor reivindicativa de una universidad para Málaga, situación que resultaba incomprensible para una mente como la suya. Málaga era la única capital de Europa y quizás del mundo, con una población superior a 300.000 habitantes, que no tenía Universidad; era Málaga la séptima capital de España en población; después de Madrid y Barcelona, la tercera población en número de extranjeros residentes, y era, además, la séptima capital de España en población y también la única de las nueve mayores que no tenía Universidad. Situación incomprensible.

Más aún cuando, por la Historia, sabemos que Málaga había llegado a tener universidad en el siglo XII, en la época musulmana, que se perdió con la incorporación de la ciudad a la Corona de Castilla, y que, posteriormente, durante los siglos XVI y XIX, se habían dado varios intentos por recuperar los estudios superiores, sin que tal empeño tuviese éxito.

El espíritu universitario estaba vivo entre las inquietudes de los malagueños. Por ello, iniciada la década de los años setenta, para De la Torre Acosta se hacía evidente de nuevo esa secular reivindicación por parte de la sociedad malagueña. Había llegado ya el momento en que Málaga volviese a tener sus estudios universitarios.

La Asociación de Amigos de la Universidad de Málaga

Grandes expectativas y esperanzas había suscitado el Consejo de Ministros que iba a celebrarse el 22 de mayo de 1968, del que habrían de nacer nuevas instituciones universitarias, pero el resultado fue decepcionante para Málaga: de Madrid hacia el sur continuaban las tres que ya existían (Sevilla, Granada y Valencia), mientras que aumentaron las escuelas técnicas superiores en el norte, incrementando así las desigualdades territoriales entre el norte y el sur peninsular.

Ese mismo año de 1968, la intervención de varios procuradores malagueños presenta en las Cortes un escrito en el que se solicita una universidad para la ciudad de Málaga. Se argumentó la solicitud arguyendo, entre otras razones, que la ciudad se sentía muy agraviada, al ser la única ciudad europea con más de 300.000 habitantes carente de institución de enseñanza superior. La situación no podía dilatarse ni un momento más, así que, para unificar esfuerzo e incremental la presión a tal fin, el 23 de mayo de 1968, de la mano de José Luis Alonso del Castillo y de Francisco de la Torre Acosta, nace la Asociación de Amigos de la Universidad de Málaga.

Lamentablemente, su prematuro fallecimiento solo le permitió formar parte de la asociación nada más que un año; no obstante, durante tan escaso tiempo, trabajó intensamente por la viabilidad del proyecto, colaborando en la redacción de documentos, llevando propuestas claves a la Asociación y poniendo en juego sus contactos entre los intelectuales conocidos, y otras muchas cosas, de manera tal que su huella e influencia en el nacimiento de nuestra universidad es incuestionable.

Cabe resaltar una anécdota de la que fue protagonista De la Torre y que tuvo lugar durante una visita que realiza la directiva de la Asociación, junto con las autoridades de Málaga, al subsecretario del Ministerio de Educación en su misma sede ministerial de Madrid. En una España que carecía de libertades, Francisco de la Torre, en un acto de gallardía y audacia desconocido en aquel entonces, se tomó la libertad de expresar respetuosamente, pero con evidente e incisiva crítica, lo que en aquel momento sentía en lo más profundo de sí mismo, exponiendo sin ambages ni circunloquios la necesidad de una institución universitaria para Málaga y su provincia.

  
               

               
 

De la Torre Acosta, con la familia.

 
  

Vida laboral como Ingeniero

Concluidos sus estudios en 1936, y como ya hemos apuntado antes, Francisco de la Torre impartió clases en la Escuela de Peritos y en la de Maestría Industrial de Málaga, tarea docente que compagina con el libre ejercicio de la profesión como ingeniero en un despacho propio, donde elabora diferentes proyectos para diversas empresas del sector industrial, como Ruperto Heaton, Taillefer o talleres de Renfe, entre otras.

En el año 1949, oposita y obtiene la plaza de Ingeniero Jefe de los Servicios Eléctricos y Mecánicos del Ayuntamiento de Málaga. Será en este cargo donde va a dejarse notar el ingeniero De la Torre Acosta más intuitivo y emprendedor, siendo numerosas las propuestas de innovación y mejora que lleva a cabo en beneficio de la población malagueñas. Entre los proyectos que se deben a su iniciativa figuran el potente plan de iluminación de calles y avenidas que llevó la luz a todos los rincones de Málaga y la iluminación artística de los monumentos más emblemáticos de la ciudad, como el castillo de Gibralfaro o la Alcazaba. De igual manera, bajo su supervisión se emprendió la instalación de los primeros semáforos de la ciudad y la ubicación de varias fuentes, algunas combinando juegos de agua, luces y colores.

Cabe decir que, independientemente de su trabajo como ingeniero en el Ayuntamiento, por las tardes continúa ejerciendo como docente en los centros ya citados, donde se había ganado una bien merecida reputación como profesor, y sigue atendiendo en su despacho determinados proyectos compatibles con su actividad al servicio del municipio.

Tal fue su dedicación en el sector de la industria, que logró desarrollar varias patentes, entre las que merece ser destacada la creación, junto a su socio José Díaz, de la “Expaditosa”, un aparato destinado a agotar el aceite de orujo graso y toda la cadena de producción de aceite de oliva, dispositivo que se patenta en 1957. Intervino, además, en la fábrica familiar de Frigiliana, proyectando nuevas maquinarias, como los motores destinados a la molturación de las cañas de azúcar con molinos de energía eléctrica. Por otra parte, su papel en el consejo de administración de la empresa fue también interesante, desde cuyo puesto dio un gran impulso a la empresa.

Influencia en la sociedad

Como persona comprometida con una sociedad que estaba superando las secuelas de una posguerra, Francisco de la Torre no solo mejoró notablemente las infraestructuras municipales que le competían como funcionario del Ayuntamiento, sino que, preocupado también por la población, se comprometió activamente con varias asociaciones benéficas, como Cáritas, para volcarse en aquellos que más lo necesitaban, o la Asociación de Padres, y, desde 1968, fue uno de los malagueños que impulsaron el movimiento que daría origen a la Asociación de Amigos de la Universidad, antes mencionado.

Fallecimiento

En 1969 le fue extirpado un tumor maligno de colon en el Hospital Nuestra Señora de la Salud de Granada, pero el cáncer no le dio tregua y termina por llevárselo. Francisco de la Torre Acosta fallece unos días más tarde de la intervención quirúrgica, el 19 de junio, por complicaciones derivadas de la operación. Sus restos descansan en Frigiliana, su pueblo natal.

  
               

               
 

José María Smith Ágreda, José María Requena, María Josefa Rivero, Consuelo Gámez, María Luisa Serrano y Fernando Marín Girón, en el parque de Málaga, con el edificio del nuevo Rectorado al fondo.

 
  

Reconocimientos a título póstumo

La esmerada entrega de Francisco de la Torre a Málaga no ha pasado inadvertida a los malagueños. El 4 de junio de 1971, José Mir Bonet, arquitecto municipal, solicita de la corporación municipal la concesión del nombre de una calle a Francisco de la Torre Acosta en reconocimiento a su bien hacer al servicio de la ciudad de Málaga. No ha sido este el único reconocimiento a toda una vida de dedicación y esfuerzo. El 26 de febrero de 1983, en un solemne acto que tuvo lugar en el Conservatorio Superior de Música, con motivo de la conmemoración del X aniversario de la fundación de la Universidad, le fue concedida, a título póstumo, la Medalla de Oro de la Universidad por su labor en la Asociación de Amigos de la Universidad de Málaga.

 

   

   

AGRADECIMIENTOS

Mi agradecimiento a Rosario de la Torre Prados y Francisco de la Torre Prados, hijos de Francisco de la Torre Acosta, por la ayuda que me han prestado en la redacción de esta semblanza de quien fue su padre. Sinceramente, muchas gracias.

  

  

     

CRISTINA MEDINA SEDANO (Málaga, 1994). Estudiante de 2.º curso de Graduado en Maestro de Educación Primaria en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga.

   

   

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral de Cultura. Sección 3. Página 9. Personajes en su Historia (Estudios Biográficos). Año XII. II Época. Número 81. Julio-Septiembre de 2013. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2013 Cristina Medina Sedano. © Las imágenes 1, 3 y 4 que ilustran este artículo han sido cedidas amablemente por la familia del biografiado; las 2 y 5 se han tomado de sendas ediciones del diario «La Opinión de Málaga». La autora expresa, en ambos casos, su agradecimiento por la cesión. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2013 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.