N.º 67

MAYO-JUNIO-JULIO 2010

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ALBERTO JIMÉNEZ FRAUD

Málaga, 1883 - Ginebra (Suiza), 1964

   

Por  Saray López Galo

A

lberto Jiménez Fraud, natural de Málaga y licenciado en Derecho por la Universidad de Granada, fue ensayista, traductor y editor. Pero si su nombre ha pasado a la historia con merecidas letras de oro, lo ha sido por la extraordinaria labor que desplegó en los campos de la enseñanza y la educación, labor pletórica de trabajo incesante e iniciativas ciertamente innovadoras en nuestro país. Estuvo muy vinculado a la Institución libre de Enseñanza[1] y fue discípulo de Giner de los Ríos. Dirigió la Residencia de Estudiantes desde su creación en 1910 hasta 1936. Su actitud de tolerancia, elegancia y natural modestia correspondía a la mejor tradición educativa liberal.

  

Sus comienzos

Alberto Jiménez Fraud nació en la ciudad de Málaga el 4 de febrero de 1883. De niño, solía leer libros de historia a su padre, ya que éste tenía problemas de visión y escuchaba las lecturas que su madre realizaba de grandes prosistas y autores franceses, lo que le abrió unos horizontes que más tarde acusaría positivamente en sus estudios oficiales.

     
     

  

En 1906, con la colaboración de Miguel de Unamuno y José Moreno Villa, funda en Málaga una revista intelectual y literaria llamada Gibralfaro.

   

Realizó los estudios universitarios en la Universidad de Granada, donde obtiene la licenciatura en Derecho. Pero su espíritu inquieto, creado para vislumbrar amplios horizontes, le hacía no encontrarse satisfecho en los límites cuadriculados, aquejados de miopía, de esta universidad andaluza; solía decir: «Veo a un adolescente de espíritu curioso de verdades sintéticas, para quien los estudios jurídicos que cursaba sólo significaban una llave de acceso a las diversas profesiones o a funciones del Estado».

Con la titulación de Derecho en la mano y sin una orientación profesional definida, el joven Jiménez Fraud se entrega por completo a lo que solía llamar «holganza ilustrada»: la lectura, la meditación y el recreo. Este término de ‘holganza ilustrada’ es toda una norma que Fraud desarrolló en sus escritos.

Este periodo no duró mucho, ya que Domingo, hermano de Ricardo de Orueta, le habló sobre la obra reformista y cultural de la Institución Libre de Enseñanza y de las grandes personalidades que allí se encontraban, como Francisco Giner de los Ríos, su fundador y presidente de la Institución, y Manuel Bartolomé Cossío, entre otras. La inquietud por ampliar sus conocimientos le motivan a marcharse a Madrid para realizar su doctorado en Derecho.

Fue, junto con Castillejo, uno de los últimos discípulos del rondeño Giner de los Ríos, a quien llega a conocer en 1905. Jiménez Fraud dijo: «Mis tres años de institucionalista fueron una orgía de lecturas, amistades, diálogos, clases, conferencias y excursiones por las dos Castillas».

En 1906, con la colaboración de Miguel de Unamuno y José Moreno Villa, funda en Málaga una revista intelectual y literaria llamada Gibralfaro. Durante esta época, Fraud realizó varios viajes a Inglaterra con el objetivo de ampliar su formación y conocer de cerca el sistema educativo y la organización de los llamados colleges[2].

Por esta época, participa en la vida cultural malagueña junto a un grupo de amigos, con los que siguió colaborando durante muchos años: José Moreno Villa, Manuel García Morente y los hermanos Orueta, especialmente con Ricardo, escultor de gran importancia, el cual realizó un buen trabajo como director general de Bellas Artes en Málaga. El padre de Ricardo de Orueta, Domingo de Orueta y Aguirre, había fundado la Sociedad Malagueña de Ciencias Físicas y Naturales y Jiménez Fraud, influido por su ambiente naturista, se entregó con gran entusiasmo a la lectura de algunos autores relevantes en ese ámbito, especialmente de Darwin y Spencer.

  

La Residencia de Estudiantes: el “Colegio de los Quince”

En 1907, la Institución funda la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (futuro germen del actual CSIC), y su presidente, Giner de los Ríos, escribe una carta a Jiménez Fraud en la que le comunica que la Junta estaba decidida a emprender la construcción en Madrid de un edificio donde poder dar albergue y ambiente adecuados a los estudiantes que viniesen a Madrid a cursar estudios universitarios.

     

     

Alberto Jiménez Fraud, junto a otros compañeros de estudios, en el patio de Residencia.

 
   

En 1910 fue elegido por la Junta para dirigir el nuevo proyecto pedagógico de lo que luego sería la Residencia de Estudiantes: un pequeño colegio universitario situado en la calle Esparteros, número 9, e Infanta, que, en sus inicios, sólo prestó alojamiento a quince residentes, razón por la cual este embrión residencial fue conocido como el  “Colegio de los Quince”.

Estos primeros estudiantes procedían de los puntos más diferentes de nuestra geografía y constituían un grupo intelectual muy heterogéneo: no sólo había escritores (entre ellos figuraba el que llegaría a ser el gran poeta Jorge Guillén), sino también un cardiólogo, un psiquiatra y un arquitecto. A los primeros residentes se fueron uniendo los tutores, encargados de orientarlos en sus tareas, entre los que destacaron Miguel de Unamuno y Juan Ramón Jiménez. Este colegio residencial fue el primer centro cultural de España y, con el tiempo, llegaría a ser el exponente más emblemático del proyecto modernizador de la Junta, una de las creaciones más originales de la “Edad de Plata” de nuestra cultura y la casa donde se gestó la “Generación del 14”.

La libertad de iniciativa que le concedieron tanto Giner como Cossío hizo posible que la residencia se caracterizara por la tolerancia y el pluralismo, ambiente inusual hasta entonces en España. Fueron precisamente estas dos insignes figuras de la cultura española, Giner de los Ríos y Cossío, las que hicieron brotar en Jiménez Fraud su auténtica vocación, la de ser educador de la juventud, dedicando toda su vida a esta labor formativa.

Jiménez Fraud mantuvo siempre la más implacable neutralidad política, resistiéndose denodadamente a toda presión oficial para que cambiara la orientación liberal de la Residencia. Siguiendo los planteamientos Krausistas, siempre pretendió ofrecer una formación bastante amplia y general.

La casa residencial, en su primera etapa, fue ubicada por Jiménez Fraud en un pequeño edificio de la calle Fortuny de Madrid. Aunque se trataba de una construcción humilde y sencilla, de modestos espacios comunes, tenía cierta elegancia y era relativamente confortable para la vida española de aquella época. Y si no llegó a ser una lujosa mansión, se debió a las dificultades económicas que nunca dejaron de merodear a su alrededor y, en parte también, a su idea de que el estudio se debía realizar en un ambiente sencillo y sin lujos, pero cómodo.

  

La “Colina de los Chopos”

     
     

  

Francisco Giner de los Ríos (Ronda, Málaga, 1839 - Madrid, 1915), filósofo, ensayista y pedagogo, y fundador de la Institución Libre de Enseñanza.

   

Posteriormente, merced al interés público que iba adquiriendo la Residen­cia, el Ministerio de Cultura cede a la Institución unos terrenos para la construcción de un nuevo edificio, que, en 1915, se convierte en la nueva sede de la Residencia de Estudiantes, la cual fue bautizada por Juan Ramón Jiménez como “la Colina de los Chopos”, situada en el actual paseo del General Martínez Campos, número 14. El ilustre poeta de Palos de Moguer participó activamente en su traslado y colaboró con entusiasmo en su diseño exterior y acondicio­namiento del edificio, que, en general, seguía las mismas pautas de deco­ración interior que la primera Residencia. Los antiguos edificios pasaron a ser la sede de la recién creada “Residencia de Señoritas”, dirigida por María de Maeztu.

Durante los años posteriores, muchos fueron los hombres, hoy reconocidas figuras de la cultura en general, que estuvieron residiendo y estudiando en la Residencia. Entre ellos cabe destacar a José Moreno Villa, que fue tutor y ayudante en la dirección; Federico García Lorca, Luis Buñuel, Salvador Dalí, Emilio Prados, Gabriel Celaya, Severo Ochoa y otros amigos afines al proyecto. Por otra parte, egregias figuras del pensamiento y de las letras, como es el caso de Miguel de Unamuno y An­tonio Machado, solían alojarse en la Residencia cuando visitaban la ciudad de Madrid.

Tanto los estudiantes residentes como los tutores compartían con el público su saber en cada campo a través de las fundaciones Instituto Escuela y el Comité Hispano-Inglés, ambas de Madrid, que, como contrapartida, contribuían al incremento del prestigio de la Residencia.

El 4 de agosto de 1917, contrae matrimonio con Natalia, hija de Manuel Bartolomé Cossío, vínculo que consagra al malagueño definitivamente como parte activa del proyecto pedagógico de la Institución, lo que le permite integrarse en el equipo de colaboradores de su presidente y mantener coloquios con otros muchos que, como José Ortega y Gasset, acudían diariamente a la Residencia. José Moreno Villa, Juan Ramón Jiménez y Federico de Onís fue­ron también principales consejeros del presidente de la Residencia, en un proyecto muy meditado que se fue ejecutando poco a poco. Así, poco a poco, se habilitaron los laboratorios, se editaron publicaciones, se erigieron nuevos edificios, etcétera.

El 30 de mayo de 1918, nació el primer hijo del matrimonio Jiménez-Cossío, al que se le puso el nombre de Manuel en deferencia al progenitor de la madre y, el 15 de junio de 1921, vino al mundo el segundo hijo de la pareja; en este caso, una hija, que recibió el nombre de Natalia, como la madre.

  

La Residencia, entre luces y sombras

Como consecuencia del golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera en 1923, se le plantearon a la Residencia no pocos problemas políticos, siendo objeto de inesperadas visitas de inspecciones y reiteradas acusaciones denunciando que los residentes mantenían ideas políticas radicales y contrarias al sistema establecido.

En 1924, se creó el Comité Hispano-Inglés (fundado por la Institución en colaboración con el Duque de Alba y el embajador de Inglaterra Sir Esme Howard) y la Sociedad de Cursos y Conferencias, ésta por iniciativa de Jiménez Fraud, con el objetivo de atraer grandes personalidades españolas y extranjeras para dar conferencias para que los estudiantes tuvieran contacto directo con los personajes más relevantes del momento. Así, profesionales ilustrados y algunos miembros de la nobleza invitaron a destacados creadores, artistas y científicos no sólo de España, sino de todo el mundo; entre los que podemos citar a Gregorio Marañón, Santiago Ramón y Cajal, Marie Curie, Albert Einstein y muchos otros. Esto supuso una gran ayuda económica para la supervivencia de la fundación, al mismo tiempo que la Residencia se convertía en uno de los lugares más representativos de la ciudad. Los estudiantes alojados se beneficiaban de todos los actos ya que, por celebrarse allí, asistían gratuitamente a ellos si querían hacerlo, pues no estaban obligados a ello.

     

     

Manuel Bartolomé Cossío (Haro, La Rioja, 1857 - Collado Mediano, Madrid, 1935), pedagogo e historiador de arte, y suegro de Jiménez Fraud.

 
   

A pesar de las dificultades, la Residencia sobrevivió y su número de afiliados aumentó a unos 500 socios. Para Alberto Jiménez Fraud, el apoyo y la ayuda de esos 500 socios fue fundamental.

En 1926, comienza a editarse la revista Residentes, dirigida por Jiménez Fraud, en la que se publican artículos sobre los museos principales de Madrid, que aparecieron ilustrados con fotografías, y muchos otros temas, además de escritos de Azorín, Cambó, González Hontoria y Antonio Machado. La revista se dejó de publicar en 1934, aunque en 1963 se retoma la edición para celebrar el cincuenta aniversario de la Residencia.

  

Influencia de la Guerra Civil

En 1936 comenzó la Guerra Civil. En la Residencia se izaron las banderas norteamericana y británica, ya que se encontraba en plenos cursos de verano para extranjeros y, a su amparo, algunos intelectuales liberales se refugiaron allí con sus familias, como fue el caso de Ortega.

A consecuencia del estallido de la Guerra Civil, la experiencia cultural representada por la Residencia de Estudiantes quedó interrumpida. Durante la contienda, la Residencia consigue la inmunidad y se convierte en Hospital de Carabineros, dirigido por Luis Calandre, uno de los primeros residentes. Luego, durante los años que queda establecida la dictadura del general Franco, la Residencia no vuelve a abrir ya sus puerta. El brote cultural que se había iniciado con fe e ilusión casi dos décadas antes quedó arrancado bruscamente para siempre.

  

Exilio del país

En octubre de 1936, Jiménez Fraud se refugió con su familia en Cambridge, donde  fueron acogidos en el King´s College, del que además recibió una subvención. Allí estuvo impartiendo clases, hasta que, en 1938, fue nombrado lector en el New College de Oxford, Universidad que los acogió y desde donde intentaron por todos los medios mantener viva la llama de la Residencia. Allí, alternó sus clases y publicaciones con cierta actividad de oposición democrática al franquismo.

Hay que destacar que su residencia de Oxford fue muy visitada por muchos intelectuales, exiliados y, sobre todo, por antiguos residentes, que iban a buscar al matrimonio Jiménez Fraud, llenos de nostalgia por los años vividos en la Residencia.

En abril de 1939, cuando finaliza la Guerra Civil, los estudiantes y antiguos residentes que no habían terminado sus carreras las acabaron en otros lugares. La Residencia desapareció y pasó a ser la Residencia de Profesores del nuevo Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

     
     

  

Juan Ramón Jiménez (Palos de Moguer, Huelva, 1881 - San Juan, Puerto Rico, 1958), poeta y Premio Nobel de Literatura en 1956.

   

En 1944, Jiménez Fraud dedicó su tiempo a la publicación de dos libros. El primero titulado La ciudad del estudio, obra que se ocupa de la enseñanza superior, y el segundo libro, Selección y reforma, trata de la enseñanza en la etapa renacentista, ambos editados por el Colegio de México.

Cuatro años más tarde, publicó otro libro llamado Ocaso y restauración, editado también por el Colegio de México, en el que trata del proyecto modernizador de la Institución, la Junta y la Residencia; además incluye excelentes páginas autobiográficas.

A mediados de los años 50, coincidiendo con su jubilación, comenzó a pensar en la recuperación del proyecto modernizador de la Residencia, pero esta vez desde otras bases diferentes. Esa recuperación se organizó en torno a la conmemoración de los cincuenta años de la fundación, iniciativa que tuvo como fruto la publicación de las palabras del presidente, Alberto Jiménez Fraud, que quedaron convertidas en su testamento espiritual, y la edición de dos números conmemorativos de lo que quería ser una nueva época de la revista Residencia.

  

Su retorno a España

En 1963, ya jubilado, volvió a Madrid, donde había establecido su residencia recientemente. Pero su estancia en la capital de la nueva España duró muy poco tiempo. Nombrado traductor de la ONU, hubo de trasladarse a Ginebra. Y en esa ciudad suiza, lejos de Málaga, lejos de su patria, falleció Alberto Jiménez Fraud el 23 de abril de 1964.

En 1975, una vez fallecido Franco, la Fundación inicia los trámites para la recuperación de  su legalidad como asociación cultural con fines propios, que consigue por orden del Ministerio de Educación y Ciencia en 1977, y como tal se inscribe en el Servicio de Fundaciones. Una vez reconocida como continuadora de los fines de la Institución Libre de Enseñanza y heredera de todos sus bienes, la Fundación, en 1978, tramita una serie de gestiones encaminadas a que le sean restituidos los bienes propios y los de la Institución, como paso previo imprescindible para reanudar sus actividades.

Se da la circunstancia de que la histórica sede de la Institución había sido incluida en el Precatálogo de Edificios con Interés Artístico (por Ley de 1933, Reglamento de 1936) y, aunque en noviembre de 1982, el Ayuntamiento de Madrid devuelve a la Fundación el inmueble originario, situado en el número 14 del paseo del General Martínez Campos, la devolución, en realidad, no surte efecto hasta 1985, año en que se cierran definitivamente las aulas del Colegio Público Eduardo Marquina que ocupaba estos locales.

   

  

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NOTAS

(1) Institución Libre de Enseñanza (ILE): famosa enseñanza pedagógica que se realizó en España, inspirada en la filosofía de Karl Christian Friedrich Krause (Krausismo) y que tuvo una repercusión excepcional en la vida intelectual de la nación, en la que desempeñó una labor fundamental de renovación. La ILE fue fundada en 1876 por un grupo de catedráticos (Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate, Teodoro Sainz Rueda y Nicolás Salmerón, entre otros) separados de la Universidad Central de Madrid por defender la libertad de cátedra y negarse a ajustar sus enseñanzas a cualquier dogma oficial en materia religiosa, política o moral.

(2) Colleges: Término utilizado para denominar, en inglés, a una institución educativa.

   

   

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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DOMÍNGUEZ RUIZ, Antonio: «Alberto Jiménez Fraud (pedagogo)», en MÁLAGA PERSONAJES [En línea].  Disponible en web: <http:// malaga-personajes. blogspot.com /2008/ 09/ alberto-jimenez - fraud-pedagogo. html>. (Consulta de 11/01/2010).

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SARAY LÓPEZ GALO (Málaga, 1989). Diplomada en Maestro en Lengua Extranjera por la Universidad de Málaga. Cursó los estudios de Magisterio en la Facultad de Ciencias de la Educación de esa Universidad.

   

   

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Bimestral de Cultura. Año IX. II Época. Número 67. Mayo-Junio-Julio 2010. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2010 Saray López Galo. © Las imágenes, extraídas a través del buscador Google de diferentes sitios o digitalizadas expresamente por el autor, se usan exclusivamente como ilustraciones, y los derechos pertenecen a sus creadores. Edición en CD: Director: Antonio García Velasco. Diseño Gráfico y Maquetación: Antonio M. Flores Niebla. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2011 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.

   

   

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