ENERO-FEBRERO 2009  

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DON JUAN DE BORBÓN Y BATTEMBERG

Palacio Real de la Granja de San Ildefonso (Segovia), 1913 - Pamplona (Navarra), 1993

   

   

Por  Francisco José Ortega Segrera

   

   

DON JUAN DE BORBÓN Y Battenberg ha sido, sin duda alguna, uno de los personaje más significativos de la reciente historia de la España del s. XX. Como podemos intuir por sus apellidos, fue hijo del rey Alfonso XIII y de su esposa, Doña María Victoria de Battenberg, hija a su vez de la reina Victoria de Inglaterra. La realeza le viene, pues, a Don Juan por ambas ramas de los padres. La gran crisis general del primer cuarto del siglo XX y la instauración de la II República, entre otras cosas, hicieron que toda la familia real saliese exiliada de España en 1931, primero, para Francia y, después, se asentase definitivamente en Italia. Diez años después, en 1941, el rey, gravemente enfermo, se ve obligado a abdicar en sus hijos los derechos de sucesión a la Corona de España. La imposibilidad, por distintas razones, de que los hijos mayores, Alfonso y Jaime, pudieran ser los herederos del trono hace de Don Juan el heredero de los derechos dinásticos ya en tiempos de dictadura franquista. No obstante, consciente de las complejas circunstancias históricas de su tiempo, el que pudo haber reinado como Juan III legaría luego esos derechos a su hijo Juan Carlos, hoy rey de España, sin que ello haya sido impedimento para que algunos sectores monárquicos propugnen que se le reconozca como rey aun sin haber reinado y que como tal esté enterrado en el Panteón Real del Monasterio de El Escorial.

  

NACIMIENTO DE DON JUAN

  

Juan Carlos Teresa Silvestre Alfonso de Borbón y Battenberg nació el 20 de junio de 1913 en el Palacio de la Granja de San Ildefonso, real sitio situado en la vertiente norte de la sierra de Guadarrama, provincia de Segovia, y a unos 90 kilómetros de Madrid.

 

 

      

 

Alfonso XIII y Juan.

 

 

Don Juan es el quinto hijo del rey Alfonso XIII y de Doña Victoria Eugenia Julia Ena de Battenberg. El primogénito de los hermanos era Alfonso (nacido en 1907), le seguía Jaime (1908), seguidamente iban Beatriz (1910) y Cristina (1911), posteriormente nació Juan (1913) y, finalmente, vino al mundo Gonzalo (1914).

Lamentablemente, la circunstancia de que Victoria Eugenia fuese portadora de la hemofilia trajo como consecuencia que Alfonso, Beatriz, Cristina y Gonzalo se vieran afectados de esta grave enfermedad, por ese tiempo considerada todavía un enigma.

Los únicos infantes que no se vieron afectados fueron Jaime y Juan, pero la continuidad de la dinastía borbónica en España seguía en peligro con Jaime, ya que éste estaba afectado de sordomudez. Juan era varón y estaba sano; por consiguiente, era el único legítimamente apto para ser el heredero de la Corona española.

  

DE INFANTE A HEREDERO DE LA CORONA ESPAÑOLA

  

Don Alfonso de Borbón y Battenberg era el hijo mayor de los reyes y, por tanto, el heredero de los derechos dinásticos de la Corona después de la muerte de Alfonso XIII, pero la hemofilia había hecho que su formación para desempeño de las funciones como heredero fuera muy limitada. Por otra parte, ya en el exilio político, y estando la familia real en Francia, Don Alfonso contrae matrimonio con Edelmira Sampedro y Lobato, no vinculada a ninguna familia real, requisito este que, por entonces, había de cumplirse en aplicación de la Pragmática Sanción decretada por Carlos III, por la se regulaban los matrimonios de la familia real española en lo que respecta a la sucesión del trono. Esto trajo como consecuencia que Don Alfonso, a la sazón Príncipe de Asturias, a petición de su padre, el rey, renunciara a sus derechos, hecho que se lleva a efecto el 11 de junio de 1933.

Los derechos dinásticos a la Corona recaían entonces en Don Jaime, segundo infante en la línea de sucesión, pero la sordomudez que le afectaba obliga al rey a hacer que éste renuncie a ellos, acto que tiene lugar el 23 de junio de 1933. Otra razón que reforzaba la acción real se debió al hecho de que Don Jaime había contraído matrimonio con una mujer que, aunque de estirpe noble, no pertenecía a la realeza. Aunque esta abdicación se atenía a lo legalmente establecido en la Pragmática, Don Jaime se retractó de ella posteriormente y nunca dejaría de reivindicar sus derechos al trono.

Sea como fuere, el peso dinástico recayó entonces en Don Juan, tercero en la línea sucesoria, ya que, según la Pragmática antes referida, tenía preferencia sobre sus dos hermanas mayores, Beatriz y Cristina, por ser mujeres. Así pues, Don Juan de Borbón, Infante de España y Conde Barcelona, quedaba convertido en el heredero de los derechos dinásticos de la Casa de Borbón a la Corona de España, por la renuncia de sus hermanos Alfonso y Jaime.

  

DON JUAN EN EL EXILIO

  

Don Juan realiza sus primeros estudios en Madrid e inicia su formación militar en la Escuela Naval Militar.

En 1931, tras la proclamación de la II República y el forzoso exilio político de la familia real, Don Juan interrumpe su formación militar en España, que continúa en el Reino Unido como oficial de la Royal Navy.

 

 

      

Don Juan y Doña María de las Mercedes.

 

 

 

El 12 de octubre de 1935, en la Basílica de los Ángeles de Roma, contrae matrimonio con María de las Mercedes de Borbón-Dos Sicilias y Orleáns, princesa de las Dos Sicilias, hija del infante Carlos Tancredo de Borbón-Dos Sicilias y de su segunda esposa, la princesa Luisa de Orleáns, y prima hermana de Don Juan.

Cannes y Roma fueron las dos ciudades en donde vive la pareja de recién casados, hasta que, en septiembre de 1939, comienza de la II Guerra Mundial, hecho que aconseja su traslado a Lausanne (Suiza), en donde vivirían junto a Victoria Eugenia de Battenberg, madre de Don Juan.

Al finalizar la contienda, el joven matrimonio se traslada a Portugal en 1946 y, en este país tan cercano al nuestro, en Estoril, adquieren “Villa Giralda”, en donde vivirán hasta 1976, año en que vuelven a España, una vez instaurada la monarquía.

  

DON JUAN Y LA GUERRA CIVIL

  

El 18 de julio de 1936, las tropas del Norte de África se sublevan al mando del general Francisco Franco en contra del gobierno de la República, inmersa, prácticamente desde su proclamación, en una terrible crisis moral, social y laboral. Don Juan cree su deber luchar contra lo que significaba el republicanismo y, ese mismo año, se traslada a España.

Franco, a la sazón erigido en Caudillo de todo el ejército sedicioso, no consideraba conveniente para sus proyectos la presencia en sus filas del heredero de la Corona y rechaza de plano su solicitud de ingreso en sus filas, al tiempo que le conmina salir de la zona en poder del llamado ejército nacional. Don Juan se resiste a abandonar su patria y el gobierno franquista llega al extremo de ordenar su detención, hecho que tiene lugar en la localidad de Aranda del Duero (Burgos), en donde se hallaba Don Juan con la falsa identidad de Juan López. En esta localidad permanecerá retenido hasta la toma de una resolución sobre su permanencia en el país, asunto que concluye con su expulsión.

 

LA FAMILIA REAL, EN ESTORIL

  

En Estoril van a nacer los cuatro hijos que tiene el matrimonio, dos varones y dos hembras.

La primera en venir al mundo fue la infanta María del Pilar, que nació el 30 de julio de 1936. En 1967 recibió de su padre el título de Duquesa de Badajoz y contrajo matrimonio, ese mismo año, con don Luis Gómez Acebo y Duque de Estrada, que falleció en 1991.

El 5 de enero de 1938, nace Juan Carlos, primero Príncipe de Asturias y, desde 1975, Rey de todos los españoles. Con el nacimiento de Juan Carlos, la dinastía de la Casa de Borbón estaba asegurada en España.

 

 

      

 

Todos los miembros de la familia real.

 

 

El 6 de marzo de 1939, nace la infanta Margarita. En 1972 contrajo matrimonio con el doctor Carlos Zurita Delgado. En 1981 recibió de su hermano, el Rey, el título de Duquesa de Soria.

El 3 de octubre de 1941, nace el último hijo, el infante don Alfonso, que sería víctima, siendo aún adolescente, de un desgraciado accidente.

En efecto; el 29 de marzo de 1956 fue una terrible y penosa fecha para la familia. Pasando la Semana Santa en la residencia de Estoril, los Condes de Barcelona pierden a su hijo Alfonso, de catorce años, en un accidente fortuito. Juan Carlos, que tenía ya 18 años y había comenzado su primer año de formación castrense en la Academia Militar de Zaragoza, según los acuerdos alcanzados con Franco, había ido a pasar sus vacaciones con la familia, y, un día, cuando estaba mostrándole a su hermano, pletórico de curiosidad, el montaje de las piezas de su revólver reglamentario, quiso el infortunio que el arma se disparase y alcanzase mortalmente al pequeño infante.

Este lamentable suceso sería aprovechado por su tío Jaime de Borbón, por entonces inmerso en un proceso reivindicativo de unos derechos dinásticos a los que él ya había renunciado, para exigir una investigación en profundidad sobre las circunstancias que pudieran incidir en tal acontecimiento, por si éstas pudieran afectar, de alguna manera, en la línea sucesoria vigente. Las pesquisas que se llevan a término prueban que tal acontecimiento no se sustenta y la iniciativa del reclamante no prospera.

  

DON JUAN Y FRANCO

  

En su exilio en Roma, Alfonso XIII, sintiéndose enfermo, había delegado en su hijo Juan la dignidad de Jefe de la Casa Real de España el 15 de enero de 1941. Transcurrido poco más de un mes, concretamente el 28 de febrero, el monarca fallecía en el Gran Hotel de la capital italiana, víctima de una angina de pecho.

Desde ese mismo instante, Don Juan, como único sucesor legítimo del rey fallecido, deja bien clara su pretensión al Trono, y, obrando en consecuencia, reclama al Caudillo la restauración de la monarquía, única forma de gobierno que podía existir legalmente en España, y lidera la defensa de la causa monárquica contra la dictadura de Franco, que se concreta en el “Manifiesto a los Españoles”, firmado en 1945 y publicado, una primera vez, en Lausanne, en el que proclama su proyecto de restaurar la monarquía sobre fundamentos de inspiración liberal y políticamente democráticos. El régimen establecido no emitió ni un comentario sobre el asunto.

Ya en Estoril, Don Juan sabe rodearse de un nutrido grupo de expertos fieles a la institución monárquica, con quienes constituye un Consejo Privado para su asesoramiento, y continúa reivindicando su proyecto de restauración desplegando una paciente pero intensa labor diplomática. Y así, en 1947, vuelve a reclamar, por segunda vez, al Caudillo la restauración de la monarquía borbónica en España. Al igual que la vez anterior, el régimen franquista hace oídos sordos a la propuesta pública del pretendiente.

Sin embargo, este mismo año, las Cortes redactan la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado, aprobada por referéndum popular de 7 de julio de 1947 y promulgada el 26 del mismo mes. En realidad, esta ley no es más que una respuesta subliminal al Manifiesto, con la que el régimen franquista altera todas las bases de sucesión monárquica tradicionales, al establecer, contra todo sentido lógico, el Estado español como una Monarquía sin Rey ni Regente.

Serían éstos unos años que se caracterizaron por un difícil clima de tirantez y confrontación entre el nuevo jefe del Estado y el heredero de los derechos dinásticos de España, por quien Franco no sintió jamás ningún afecto y a quien siempre consideró populista y de ideas liberales. En efecto; desde el establecimiento del nuevo régimen, el propósito de Franco fue mantener a Don Juan lo más lejos posible de todo lo relacionado con la política española y no reconocer jamás sus derechos dinásticos.

Ante esta actitud, y a la vista de que la Dictadura daba claras señales de perpetuarse en España, Don Juan se decide por cambiar de estrategia y, a partir de 1948, se remite a un proceso de conciliación con Franco.

 

 

      

Don Juan y Franco, a bordo del 'Azor',

durante su primera entrevista.

 

 

 

Así, con la intención última de ganarle el terreno al Caudillo, y siempre con la vista puesta en conseguir que éste reconociese sus derechos dinásticos, Don Juan se entrevista con Franco y resuelve someterse al sistema franquista, dando su consentimiento a que su primogénito varón, Juan Carlos, se traslade a España y sea educado bajo la tutela del régimen. Esta entrevista tuvo lugar a bordo del ‘Azor’, el barco del dictador, y no fue bien vista por los partidarios de la tradición monárquica española, como tampoco agradó la nueva actitud del Conde de Barcelona.

Don Juan y Franco llegaron a entrevistarse en dos ocasiones más, una en diciembre de 1954 y otra en marzo de 1960, y ambas tuvieron lugar en la finca ‘Las Cabezas’, una propiedad del conde de Ruiseñada en la provincia de Cáceres. Sin embargo, en nada cambió la actitud de Franco con respecto al pretendiente: receloso de la sinceridad de Don Juan, el gobierno franquista se mantiene en una negativa absoluta en ese sentido.

Pero el tiempo pasa. En Europa se vislumbran ya nuevas perspectivas democráticas y el nuevo contexto mundial exige implícitamente a un Franco un indicio de apertura política. Con todo, corriendo ya el año 1969, y a pesar de las entrevistas con Don Juan, el Caudillo aún persiste en su disposición de no cederle el trono. Pero, dado que le urgía dar una estabilidad al régimen que nació de su victoria sobre la II República, Franco, sin consulta previa con Don Juan, se decide por designar a Juan Carlos su sucesor en la Jefatura del Estado con el título de Rey. Don Juan Carlos, bien aconsejado por un sector monárquico de la política de entonces, que ve en este gesto la única manera de devolver a España la perdida democracia, acepta la propuesta y la condición (con el tiempo se vería que sin convicción premeditada) de prestar juramento a los Principios y Leyes Fundamentales del Estado. El acontecimiento quedó sellado legalmente el 21 de julio de 1969, cuando Franco propone a las Cortes como su sucesor y futuro rey a Don Juan Carlos y la aceptación de éste ante el Pleno del día siguiente. De esta manera, Don Juan quedaba convertido definitivamente en un auténtico marginado político.

El 20 de noviembre de 1975, tras una larga y penosa agonía, tiene lugar el fallecimiento de Franco, y, en aplicación de las Leyes Fundamentales del Reino, dos días después, el 22 de noviembre, Don Juan Carlos de Borbón y Borbón es proclamado Jefe del Estado Español y Rey de España.

  

RENUNCIA DE DON JUAN

  

No obstante haber sido Don Juan el artífice del único medio que había para asegurar la restauración de la monarquía borbónica y la vuelta a la democracia en España, parece ser que Don Juan Carlos aceptó de inmediato y sin más preámbulo las condiciones sucesorias de Franco. Esta decisión (luego se comprobaría su gran acierto por cuanto supuso para el bien de España) trajo como consecuencia un distanciamiento entre padre e hijo durante algunos años, ya que, según la tradición borbónica, a Don Juan Carlos no se le podía reconocer como rey hasta que Don Juan abdicara, hecho que todavía no había tenido lugar.

 

 

      

 

Doña María de las Mercedes (en la imagen con Don Juan) medió tan hábil como incesantemente entre padre e hijo para lograr la reconciliación.

 

 

Doña María de las Mercedes, buena esposa y buena madre, medió tan hábil como incesantemente entre padre e hijo para lograr una reconciliación, la cual llegó con la renuncia del Conde de Barcelona a la Corona española, histórico acontecimiento que tendría lugar el 14 de mayo de 1977. En una sencilla y breve ceremonia celebrada en el palacio de La Zazuela en la más absoluta intimidad familiar, sin más presencia que la que cuestión requería, y cuando eran las dos menos veinte de la tarde, Don Juan renuncia legal y formalmente a sus derechos dinásticos, legando a su hijo Don Juan Carlos, ya rey de España desde hacía casi dos años, la Jefatura de la Casa de Borbón y de la Casa Real de España, conservando sólo para sí el título de Conde de Barcelona, que mantuvo hasta su fallecimiento.

La necesidad de que este acontecimiento tuviera lugar era de capital importancia para el cumplimiento de la tradición monárquica: con él se dejaba constancia oficial de la renuncia de Don Juan de Borbón a sus derechos a la Corona de España y se  reconocía plenamente la legitimad de Don Juan Carlos como rey de todos los españoles.

  

LA CEREMONIA DE RENUNCIA

  

En la ceremonia, toda la Familia Real arropa a Don Juan: su esposa, María de las Mercedes, las infantas Margarita y Pilar con sus respectivos esposos, además del duque de Alburquerque, como jefe de la casa del conde de Barcelona; José María Pemán, antiguo presidente del Consejo Privado de Don Juan; el duque del Infantado, como presidente de la Diputación de la Grandeza; y Luis María Anson, secretario de su Gabinete de Información. Aparte de la presencia de las cámaras de TVE y los micrófonos de RNE.

 

 

      

Franco propone a las Cortes como su sucesor y futuro rey de España a Don Juan Carlos.

 

 

 

Don Juan está visiblemente emocionado ante los reyes, Don Juan Carlos y Doña Sofía. El todavía jefe de la Casa Real española inicia su discurso a la una y media de la tarde de este sábado 14 de mayo, el cual finalizaría pocos minutos después, cuando el Conde de Barcelona se cuadra militarmente ante su hijo Don Juan Carlos I, Rey de España, ante quien, después de hacer una profunda inclinación de cabeza, dice: “¡Majestad, por España, todo por España. Viva España, viva el Rey!”.

A partir de aquel decisivo instante, el ya Rey, Juan Carlos I, pudo contar para siempre con el apoyo y los consejos de su padre. Desde la coronación hasta su renuncia, Don Juan tuvo ocasión de comprobar sobradamente que su hijo llevaba unas correctas convicciones democráticas, anteriormente puestas en duda, ya que Don Juan Carlos había aceptado unilateralmente las condiciones de sucesión propuestas por Franco.

Llegados a este punto, conviene dejar constancia de que Don Juan, un tiempo después de haber muerto Franco y ya coronado rey Don Juan Carlos, había enviado un mensaje a su hijo para comunicarle su disposición a renunciar a sus derechos dinásticos por el bien de España y por el bien de la democracia. La decisión paterna estaba tomada, si bien la cuestión formal se retrasó por diversos aprietos políticos que acaecieron entre una fecha y otra y que no detallamos aquí por ser de sobra conocidos.

  

LA ENFERMEDAD Y SU MUERTE

  

En los años que siguieron a este acto, Don Juan sería nombrado, en 1978, Almirante Honorario de la Armada.

El sufrimiento y la fatalidad se cruzan de nuevo en la vida del Conde de Barcelona. Las enfermedades parecen acosar a Don Juan: primero sufre varias operaciones en los ojos, luego fueron las varices en las piernas y más tarde, en 1980, en el Memorial Hospital de Nueva York se le detecta un cáncer de laringe, que obliga, cinco años después, a ser sometido a una intervención quirúrgica en la Clínica Universitaria de Pamplona.

 

 

 

      

    

 

El viejo marinero pone rumbo hacia su último destino, el panteón de Reyes del Monasterio de El Escorial.

 

 

 

 

El 4 de diciembre de 1988, el Gobierno le otorga el título honorífico de Capitán General de la Armada.

Durante trece años, Don Juan planta cara a la enfermedad. Durante estos largos años, su esposa, Doña María de las Mercedes, se convierte, más que nunca, en su compañera perseverante, y juntos emprenden una batalla contra la muerte. Pero Don Juan no llegaría nunca a restablecerse de su enfermedad.

El 1 de abril de 1993, a los 89 años de edad, Don Juan pierde su última batalla. El viejo marinero pone rumbo hacia su último destino, el panteón de Reyes del monasterio de El Escorial, donde recibió el reconocimiento unánime de la sociedad y los honores fúnebres propios de la dignidad de Rey.

A Don Juan de Borbón, padre de Juan Carlos I e hijo de Alfonso XIII, le tocó desempeñar un papel muy importante, silencioso y sacrificado, desde que los derechos de sucesión cayeran sobre sus hombros. Fue una responsabilidad que supo llevar con la gallardía que identifica a nuestros mejores marinos. Se mantuvo decentemente de cara a la restauración de la monarquía. Prudente ante los partidos políticos, supo enfrentarse al renovado carlismo y supo estar ante las perspectivas monárquicas con que se implantó la democracia en España. Finalmente, Don Juan caminó sin rupturas, sin desviaciones, sin partidismos, más bien en mar bonancible, y marcó el rumbo firme para una navegación segura de la monarquía en la España del s. XX.

   

   

 

FRANCISCO JOSÉ ORTEGA SEGERA (Marbella, Málaga, 1987) cursó sus estudios primarios en el CEIP ‘Los Olivos’ (Marbella) y los de ESO en el IES ‘Río Verde’ (Marbella). Actualmente estudia 3.º de Magisterio (especialidad: Educación Musical) en la Facultad de Ciencia de la Educación de la Universidad de Málaga.

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Bimestral de Cultura. Sección 5. Página 9. Año VIII. II Época. Número 59. Enero-Febrero 2009. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2009 Francisco José Ortega Segrera. © Las imágenes se usan exclusivamente como ilustraciones, y los derechos pertenecen a su(s) creador(es). Fotografía de Don Juan: Juan Gyenes. © Fotografías del texto: Archivo Agencia FEF y archivos de ABC. © 2002-2009 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga.