N.º 51

SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2007

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GONZALO DE BERCEO
Berceo, finales del s. XII - Monasterio de San Millán de la Cogolla, mediados del s. XIII

  

  

Por José Antonio Molero  

 

  

     

E

l siglo XIII presencia el pleno desarrollo de la literatura castellana. Junto a una épica, sobria y vigorosa, que exalta los ideales colectivos, aparecen las primeras muestras ya conservadas de una inspiración lírica individualista; además, con el teatro, que adquiere unos rasgos que va a conservar durante toda la Edad Media, existe una prosa teñida de orientalismo que camina por senderos didácticos; y, por otra parte, a las narraciones versificadas, compuestas y cantadas por los juglares (el mester de juglaría), les va a salir un competidor, seguro de la maestría de su técnica, en el arte de acaparar la atención del pueblo iletrado: el mester de clerecía.

En lo que respecta a estas últimas manifestaciones poéticas, la distinción entre los dos mesteres antagónicos aparece orgullosamente señalada por el autor del Libro de Alexandre, poeta anónimo perteneciente al primer mester, el cual escribe:

 

Mester trago fermoso, non es de iuglaria,

mester es sen pecado, ca es de clerezia,

fablar curso rimado por la cuaderna via,

a silabas cuntadas, ca es gran maestria.

    

Versión en castellano moderno:

«Traigo un oficio hermoso; no es de juglaría, / oficio es sin faltas, pues es de clerecía, / hablar [traigo] en verso rimado, por medio de la cuaderna vía, / con sílabas contadas, pues es gran maestría.»

 

El mester de clerecía era propio no sólo de los clérigos, sino de todas aquellas personas dedicadas al estudio, que deseaban distinguir su arte del descuidado y, para ellos, anárquico de los juglares.

Esta escuela surge en Castilla durante el siglo XIII, y se extiende a lo largo del XIV. Se extinguirá cuando, al filo del año 1400, el contacto con la nueva métrica que se estaba gestando en Italia y el desarrollo de nuevas formas de vida, imponga nuevos gustos y distintos temas y metros.

Sus rasgos distintivos más constantes son:

   
     

 

Monasterio de San Millán de Suso.

   

En la forma: empleo de la estrofa llamada cuaderna vía. Esta estrofa, de origen francés, está constituida por cuatro versos alejandrinos (14 sílabas) y monorrimos (cuya rima se repite: AAAA).

En los temas: narraciones de tipo sacro, novelesco o de historia antigua. (Sólo un poema de tema épico se conserva en cuaderna vía: el Poema de Fernán González, escrito entre 1250 y 1271). Es frecuente, también, la temática moralizadora, de intención didáctica.

En la lengua: abundancia de cultismos, propios de quienes manejan constantemente fuentes latinas y desean exhibir una superior cultura.

En el estilo: un sometimiento a fórmulas retóricas estrictas y complicadas. Así, el constante empleo de comparaciones y amplificaciones reiterativas.

Las diferencias entre los dos mesteres eran, pues, tajantes, aunque a veces se observan influjos juglarescos en los poemas clericales.

El primer poeta del mester de clerecía es Gonzalo de Berceo, con el que se abre esta escuela, y el último, el canciller Ayala (1332-1407). Pertenecen también a ella, dentro del siglo XIII, los siguientes poemas anónimos: el Libro de Alexandre, el Libro de Apolonio y el Poema de Fernán González.

 

Gonzalo de Berceo

Gonzalo de Berceo es el primer poeta castellano cuyo nombre nos ha transmitido la historia y también el primer poeta del mester de clerecía.

Poco se sabe acerca de la vida de este insigne poeta: la única información sobre su nombre y su persona nos la proporciona él mismo, quien, en una de sus obras, escribe:

  

Gonçalvo fue so nomne, qi fizo este tractado,

en San Millan de Suso fue de ninnez criado,

natural de Verçeo, ond San Millan fue nado.

  

Versión en castellano moderno:

«Gonzalo fue su nombre, quien hizo este tratado, / en San Millán de Suso fue desde su niñez criado, / natural de Berceo, donde San Millán ha nacido.»

  

Por tanto, Gonzalo de Berceo fue riojano y nació en Berceo, pequeño pueblo situado en el valle de San Millán de la Cogolla, localidad comarca de Nájera, localidad cercana a Logroño (La Rioja), aproximadamente a fines del siglo XII y debió de morir ya viejo a mediados del XIII.

Desde pequeño, estuvo muy vinculado al monasterio benedictino de San Millán (de Suso y de Yuso) de la Cogolla, en cuyos claustros recibiría una esmerada educación y donde vivió casi toda su vida.

Por algunos documentos notariales referentes al monasterio de San Millán de la Cogolla en los que aparece su firma, se sabe que en 1220 desempeñaba el cargo de notario del abad Juan Sánchez. Otros documentos de esta misma naturaleza nos informan de que era clérigo secular, que en 1221 tenía el título de diácono y que en 1237 estaba ya investido de la dignidad de preste. Aparte de estos datos, todo lo que se ha dicho de este autor es poco seguro y aún continúa debatiéndose. 

Conviene, en fin, dejar constancia de que el monasterio de San Millán hubo de estar, por estos tiempos, muy unido al de Santo Domingo de Silos (Burgos), como así nos lo confirma la copiosa cantidad de ‘cartas de hermandad’ que aún se conserva en este sentido, y fueron dos importantes focos culturales. En los archivos de ambos monasterios se han conservado obras de Berceo y documentos referentes a él.

   

Obras de Berceo

   

     

Monasterio de San Millán de Yuso.

 
   

Aunque la inexistencia de una datación concreta de los escritos de la época impide hacer afirmaciones categóricas, puede decirse, sin embargo, que las obras de Berceo son la primera muestra que se ha conservado del mester de clerecía. Cabe también la probabilidad de que no fuesen las primeras que se compusiesen según el estilo de esta escuela, pues su grado de perfección es muy considerable y carecen de los tanteos y titubeos propios de los textos iniciadores de un nuevo modo de escribir. Esta peculiaridad induce a suponer que, antes de sus textos, debieron de existir otros, de los que hoy no se sabe nada, que se encargasen de hacer los ensayos necesarios, de preparar el camino para que los suyos pudieran ser redactados en la manera en que hoy los conservamos.

Todas las obras de Berceo están escritas en cuaderna vía, y pueden escindirse en tres grupos:

·   Cuatro obras hagiográficas sobre aquellos santos a los que se rendía culto en los monasterios con los que él estaba vinculado: Vida de Domingo de Silos, Vida de San Millán de la Cogolla, Vida de Santa Oria y el Martirio de San Lorenzo.

·   Tres obras marianas: Milagros de Nuestra Señora, El duelo de la Virgen María el día de la Pasión de su hijo y Loores de Nuestra Señora.

·   Dos obras doctrinales: Del sacrificio de la Misa y De los signos que aparecerán antes del Juicio Final.

·   Tres himnos: las traducciones del Veni Creator, Ave Maria y Qui Lux.

·   Se supone también que compuso otros poemas, hoy perdidos, como la Historia de Valvanera, la Traslación de los mártires de Arlanza (sobre la historia y traslación de los santos Vicente, Sabina y Cristeta) y la Traslación de San Millán. Y se le atribuye una composición latina que figura copiada, en un manuscrito de obras suyas, a continuación de los himnos.

 

Estilo de Berceo

Por la forma como desarrolla los sucesos que refiere en sus obras, Berceo podría ser considerado un juglar culto a lo divino, pero no es un juglar, pues utiliza la cuaderna vía, la métrica de los poetas cultos, y sus temas están lejos de ser juglarescos. Su intención exclusiva no es tampoco la de divertir, como acontecía con los juglares, sino que trata de promover la piedad en sus oyentes. No obstante, sus escritos se caracterizan por su sencillez y fresca campechanía, a veces con rústico humor, y con humildad; en definitiva: la ingenuidad, el candor y el verdadero sentimiento religioso son notas que nunca faltan en sus obras. Incluso no desdeña un premio bien simple por su labor.

Así comienza uno de sus poemas:

  

Qiero fer una prosa en romanz paladino,

en qal suele el pueblo fablar con so vezino,

ca no so tan letrado por fer otro latino:

bien valdra, commo creo, un vaso de bon vino.

   

Versión en castellano moderno:

«Quiero hacer un poema en lengua clara, / en la que el pueblo suele hablar a su vecino, / pues no soy tan letrado como para hacer otro [poema] en latín; / [esto] bien valdrá, según creo, un vaso de buen vino.»

  

  

  

PARA SABER MÁS:

DE BERCEO, Gonzalo: Milagros de Nuestra Señora. Edición de A. García Solalinde, Espasa-Calpe, Madrid, 1964.

— : Milagros de Nuestra Señora. Vida de Santo Domingo de Silos. Vida de San Millán de la Cogolla. Vida de Santa Oria. Martirio de San Lorenzo. Edición de Amancio Bolaño e Isla, Porrúa, México, 1965.

— : Vida de Santo Domingo de Silos. Introducción, edición y notas de Germán ERDUNA, Anaya, Madrid, 1968.

— : Obras Completas. Prólogo de Rufino Briones, Instituto de Estudios Riojanos, Logroño, 1971.

— : Milagros de Nuestra Señora. Edición de Michael Gerli, Eds. Cátedra, Madrid, 1987.

  

  

  

JOSÉ ANTONIO MOLEDRO BENAVIDES (Cuevas de San Marcos, Málaga) ha cursado los estudios de Magisterio y Filología Románica en la Universidad de Málaga, en donde ejerce en la actualidad como profesor de Lengua, Literatura y sus Didácticas. Desde que apareció su primer número, está al frente de la dirección de GIBRALFARO, revista digital de publicación bimestral patrocinada por el Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Málaga.

  

  

  

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Año VI. Número 51. Septiembre-Octubre 2007. Director: José Antonio Molero Benavides. ISSN 1696-9294. Copyright © 2007 José Antonio Molero Benavides. © 2002-2007 EdiJambia & Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.

 

 

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