JULIO-SEPTIEMBRE 2015   

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SEIS POEMAS DE AMOR (I)

   

Por Hilario Esteban López

   

  

  

AMÁNDOTE

A alguien muy especial.

Escrito con toda mi alma

para esa persona que robó mi corazón.

  

A ti

como se escapa el aire entre las manos

así tu amor se esfuma

en mi alma

y deja la huella de un llanto amargo

que carcome mi alma

alma que ya no existe

alma que se ha marchado contigo

  

huye la alegría de mis labios

y la canción silenciosa

de la soledad ritmea

al compás de mis tristes ojos

  

allí, sobre el lecho solitario de mi cama

hablan mis lagrimas escritas

contando

  

contando cada hora

y me pregunto

¿qué es el amor?

es una daga oculta en el pétalo de una flor

  

debí cortar la rosa

cuando aún era un brote

debí arrancar de raíz el rosal

pero caí doblegado a tus pies

como un jardinero inepto.

  

Y esta nostalgia acre

que ahoga como una espina envenenada

en la aorta de mi ser.

  

Fuiste la estrella que brillaba en mi cielo

eres el sol que se esconde al final de mi vida.

  

En mis noches solitarias

me vuelvo un débil recuerdo, tendido en el pensamiento

un suspiro enfermo de tu amor

un lirio húmedo de sereno

y me abrazo fuerte

  

me abrazo fuerte al recuerdo tibio de tu ser

que me da vida

que me hace vivir

callado en la oscuridad

me olvido de quien soy

y emprendo un viaje sobre tu cuerpo ausente

porque cuando aún eras mía

lloraba tu cuerpo un calor

  

un calor enamorado

amalgamado por las mismas moléculas

y eran tus besos un gemido de amor

una caricia

  

una caricia sonora que se desprendía,

desde tu regazo tibio

y gritaba tu cuerpo una pasión silenciosa

desesperante

por comernos el manjar de nuestro ser

y caías

  

caías como una espiga débil por el viento

muerta de pasión

y yo

  

yo besaba el ultimo poro de tu piel

rendido a tus pies conquistado

como una espada sin temple

bañado del rocío, de tu manantial

hoy

  

hoy como mañana te amaré

déjame

  

déjame amarte en silencio y proscribir tu nombre

y rendirte el culto de mi alma

enamorada.

  

  

  

  

  

MONÓLOGO A TU ALMA

Nunca supe

de qué álgebra

encuadraban tus pasos,

mecánica cuántica en el lumen de tus venas,

ritmo acelerado que escuché como un estetoscopio

en tu pecho sereno.

  

La deducción de uno

me resulta uno;

aún sigo multiplicando con mis dedos

tronándome los nudillos

en estas horas que colapsan el tiempo

aumentando arrugas

en la cáscara tangible de mi cuerpo.

  

Sé que restas mi amor

en el ábaco de tus manos,

yo, sin embargo, he multiplicado

el recuerdo de tus besos

que anidan en la comisura de mi boca

para aprender uno a uno

el sabor que dejaron al partir.

  

El día de mañana

oirás las mismas campanadas

que sonaron diestras

en el tímpano rítmico de tu oído,

voz que fue sonido asustado,

amor amanecido tras la somnolencia

de tus caricias infinitas.

  

Hoy no brilla el sol

¿está acaso dormido?

y se me encaja en al alma

la sed de tu voz.

  

Dime

¿en qué minuto te escondes?

¿en qué astro vive tu alma?

¿qué pecho alegra tus risas?

  

Dime

la hora de tu venganza

  

¡Flor del trigo, coqueta y asustada!

¿cuándo fue la ultima vez

que enderezaste mi cuerpo

sobre el oro de tu grano?

¿cuándo la ultima vez que erguí mi voz

acurrucada en tu mano?

  

¿Acaso hubo tiempo profano?

  

Quien no te vio

no ha visto la gloria.

Quien no erizó siquiera sus ojos

ante el esplendor ardoroso de tu presencia

ha vivido su minuto vano.

  

Aquí,

aquí, en este monologo

vive reflejada mi alma

ante esta piedra celeste

ante este plural de palabras

acaso vanas.

Neón de luciérnaga perdida.

¡Aquí

se asoma lo que queda de mi!

  

¡Mírame!

¿Qué te ha hecho la vida?

¿qué espejea tu rostro?

¡qué marca del tiempo en tu cara!

Sonido leve de ansia, en tu corazón todavía.

Casi,  suspiras

mustia, como la mañana,

tu sonrisa, viva refleja,

…vencida.

  

Yo,

yo no he visto

carmín de labios, pupilas recias,

alas de amor tan resueltas

canción de canarios en otras ramas.

¡Yo,

yo no los he visto!

  

Cada poro de tu piel es luna y estrella,

chasquido de flor desde la rama

en agua estancada, tu beso.

Preguntan aturdidos los fulanos

¿quién?

¿cómo?

¿de dónde?

El origen de ella.

  

Qué Importa...

  

¡Qué tarde tan extasiada!

¡Qué olor a poema, tu cuerpo!

¡Qué locura de orate!

¡Qué hora de canto!

¡Qué rezo!

Yo me excomulgo.

  

Mi culpa.

  

Un cenobita de tu amor; profeso

¡...y te amo!

  

  

  

  

  

AL POETA

El poeta no presta la palabra,

la arranca.

  

Es tenaz, es valiente, se niega con semblante indiferente,

es amante del misterio, lo insondable,

es ojo al ciego,

describe lo que no ve.

  

Evade el odio, lo enfrenta,

hay un juramento de amor en sus versos, antídoto efervescente,

hinca rodilla en la oscuridad,

busca luz más allá de la afrenta.

  

La palabra en su mano es pincel al arte,

flecha en el aire, hurga la naturaleza, labra la arista,

cincela, maza, deshoja la caricia,

ante el dolor se enardece,

se ruboriza muchas veces sin querer

cuando habla de placer, cuando, sin tocar,

besa el pezón de una mujer.

  

Es eco de íntimos acordes,

arpegio de guitarra, nota de acordeón,

libro abierto sin introducción,

es canto abreviado, suspiro sin frontera,

algunas veces incisivo aguijón.

  

Su más principal hazaña

es arrancarle al momento doloroso

la excelsitud de un verso,

tener el lucido frenesí de sacudir el alma

aun con suspiro quejoso,

plasmar con osadía ante la vicisitud

el coraje tímido anidado en el pericardio, darle forma,

amalgamarlo, extraerlo, amoldarlo

en el alba fría de un folio.

  

Cuando el vértigo de la decepción hiere,

cuando el tsunami inclemente arrasa,

cuando el amor en espuma se derrama

y no hay brío en los ojos,

cuando la coyuntura de la palabra entumece.

  

Un mártir, un iluso, un anacoreta

le nombra la plebe,

no entienden el poder que le confiere

el alfabeto a la revolucionaria alma del poeta,

busca la palabra, el verbo es mazo;

hay silencio penitenciario en su alma de asceta,

cuando no encuentra sino el ardor de una brasa,

ríe, llora, apresura su paso, devorando su condena.

  

He allí el fracaso del dolor,

del afán, del desamor,

cuando la herencia humana se aterra,

cuando todos cubren sus ojos para no ver,

resucita entonces la mano del escritor

y suscribe con su vida el acto que enajena.

  

Se burla de la muerte,

que solo llevará fríos labios sin color,

ante la farsa constante de la indiferencia muerde su labio,

tiende su mano cuando alguien negarla quiere,

no tiene miedo a perder, ni al fracaso, ni a ceder,

hay algo más allá de su ocaso.

  

Por besar un corazón, por plasmar el amor en verso

al asirse trémulo al sublime cuerpo de una mujer,

por curar con palabra una herida,

por poseer un alma insurrecta, por ser mas humano,

por buscar el decoro a la palabra más abyecta,

por eso, y mucho mas, yo...

¡...yo admiro al poeta!

  
                                         
  

   

     

       

HILARIO DE JESÚS ESTEBAN LÓPEZ (Ipala, Chiquimula, Guatemala, 1975). Maestro en Educación Primaria Urbana. Amante de la poesía lírica, el dibujo y la pintura. Gran parte de su obra ha sido dada a conocer a través de diversas revistas digitales. Ha participado en varios certámenes internacionales de Poesía. Es autor de una amplia colección de sus poemas y relatos líricos, aún inéditos, que verán pronto la luz en su primer libro. Es titular del blog «Desde el Corazón», en donde da a conocer su creación literaria.

   

   

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral de Cultura. Sección 2. Página 4. Año XIV. II Época. Número 90. Octubre-Diciembre 2015. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2015 Hilario Esteban López. © Las ilustraciones utilizadas corresponden a sendos cuadros del pintor mallorquín Mateo Felipe, a quien esta revista le expresa su agradecimiento más sincero por la gentileza de su gesto. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2015 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.