N.º 52

NOVIEMBRE-DICIEMBRE 2007

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POEMAS VARIOS

  

Por Gustavo M. Galliano

  

  

  

CARTA DE UN CYRANO A LA MÁS DULCE DAMA

  

«Amor invencible en la batalla,

Amor que dominas a las bestias

y reposas en las suaves mejillas de una joven;

frecuentas el ponto y los rústicos refugios.

Ninguno de los dioses ni de los hombres,

que viven un día, se ve libre de ti,

y el que te lleva consigo enloquece.»

   

De Antígona (fragmento), de SÓFOCLES.

  

  

     Permita Usted que me atreva

a cometer en un acto

dos pecados tan terribles,

que duelen de explicitar.

     El uno, lastimar por siempre

la pureza de esta página,

con la tinta de una pluma

que cual daga he de guiar.

     En la odisea que muten

pensamientos en palabras,

que mis labios hoy resecos

no se atreven a pronunciar.

     El otro, aún más grave,

el pretender me dedique

un instante de su tiempo

y su más clara atención.

     Concédame Usted la gracia

que me presente de pronto,

pues tan solo soy Cyrano,

de algún mundo...  algún lugar.

     ¡Clama el pétreo destino

reservado a los Cyranos!

que de presencias efímeras

nadie ha intentado salvar.

     Pero deje que le explique, aquí,

en breves momentos,

la razón de mis pesares

y el porqué de mi obrar.

     Le conocí a Usted hace tiempo,

en aquella sala pagana,

y entre mutuas timideces,

ni atinamos conversar.

     Era Usted aún muy joven,

pero ello no fue muralla

para que el esplendor de su rostro

me llegara a cautivar.

     Pero... era yo un Cyrano...

de los que a nadie interesa,

sin tener huella ni rastro,

sin siquiera molestar.

     Y luego... seguí sus pasos,

vi a la niña transformarse

y convertirse en la Venus

que Afrodita ha de envidiar.

     Y aun traté de ir más cerca,

de compartir aprehenderes,

en sabiduría de aquellos

que tratamos de alcanzar.

     Y compartí sus momentos,

en silencio y a la escucha,

aunque Usted muy bien sabe:

le contemplé... y le adoré.

     Es que resulta imposible

abstraerse de su esencia

y es por ello que mis sentidos

le siguieron por doquier.

     Ruego a Usted me perdone

si incomodan mis relatos,

pero permita que siga,

sin mofarse de mi ser.

     Tan sólo soy un Cyrano

de los que a nadie interesa,

a los que nadie ha de amarlos,

ni a nadie importa perder.

     Ya han pasado algunos años,

su amistad me ha distinguido,

pero estimo imperioso

me permita continuar.

     Este ha sido un cruel verano,

y  el no verla,  mi condena,

y le juro sin falacias

que sólo pensé en Usted.

     En su voz como caricia,

en su rostro y su nombre,

en sus ojos y su risa,

en su cabello y su andar.

     En el vuelo de sus manos,

su cadencia... su fragancia...

en cómo cambia la noche

cuando le veo parpadear.

     He venerado esos instantes

de pequeñas actitudes,

el verla ruborizarse...

y por momentos dudar.

     En su tímida sonrisa,

en su piel, manto de seda,

y ese hablar en bajo tono,

destilando complicidad.

     Del fulgor y el torbellino,

de omnipresencia, de clase,

y ese tenue desparpajo

al construir la verdad.

     Pero, a pesar de su brillo,

radiante cual pulcra estrella,

brota en su alma gran pena...

que intenta siempre ocultar.

     Sepa que Usted me ha honrado

al entregarme su tiempo

para leer estas notas

que sé no le cautivarán.

     Pero es que soy un Cyrano,

castigado por destino,

y, al pretender no ser necio...,

olvidé la felicidad.

     Por eso, déme otro lapso 

y terminar mi relato,

pues ya es demasiado tarde

para tratar de callar.

     Sé muy bien,  mi dulce dama,

que por todo lo expresado

mi conclusión es sin dudas:

Usted me invadió de Amor.

     Pero que nada le altere

ni entristezca, ni obnubile,

pues tan sólo soy Cyrano...

imposible de amar.

     Que luego de todo lo dicho

no querría morir en sueños,

pero tampoco en la aurora

maldecir el despertar.

     Por ello es que agradezco 

al Dios que habita los Cielos

por haberla conocido, 

a Usted, mi dama sin par.

     Pues bien, tan sólo resta

me despida con recato

y reiterar mis disculpas

por mi impropio proceder.

     Ruego a Dios siempre la guíe,

y en la vida le proteja,

y sepa bien... siempre, siempre...

este simple Cyrano le amará.

 

Posdata:

     Nada ha de ser tan valioso,

ni oro, diamante o plata,

como el roce de sus labios,

o la expresión de sus ojos...

al finalizar ésta carta.

 

Un Cyrano

Algún Marzo

Superado el Año 2000

Después de Nuestro Señor Jesucristo.

 

 

 

ALGUIEN OBSERVANDO*

     Te he observado espiar tras las cortinas,

con la mirada perdida en algún horizonte,

devorando a otras gentes tan indiferentes

que machacan veredas sólo por costumbre.

He notado la inquietud de tus pupilas,

con manos crispadas por tanta impotencia,

y un suspiro profundo empaño los cristales,

sin poder destruirlos como hubieras deseado.

     Te he visto observar desde tu fortaleza,

con frente sudorosa y aspecto cansino,

bebiendo la brisa que obsequia la noche,

sin penas ni glorias, sólo por destino.

He descifrado de pronto tus dudas y temores,

náufrago del llanto que abraza la impaciencia,

soñando una isla sin tesoros ni puertos,

y miles de gaviotas de incesante vuelo.

     Te he visto observar hacia mi ventana,

papel y lápiz en mano, escribiéndome algo,

y dudé entonces si en verdad existías

o un gigantesco espejo pendía del cielo.

 

 

* Poema incluido en la antología Escritores del MERCOSUR e Hispanoamérica, publicada con el patrocinio por la Casa de las Letras y las Artes del MERCOSUR e Hispanoamérica. 29 de Junio de 2007, Mar del Plata, Argentina.

 

 

 

REINA GRIS EN CIUDAD CREPÚSCULO**

Reina Gris gobierna,

Ciudad Crepúsculo observa,

la miel, la mies, la piel,

todo ofrendado a ella.

Baila Reina Gris,

baila  decadencia,

que hoy tu infiel estirpe

al fin ya no procrea.

Ríe Reina Gris,

sin bufones ni Corte,

la suciedad de tu reino

sentenciando te absorbe.

Ríe Reina Gris,

ríe y alecciona,

que en tu reír bastardo,

la urbe no da loas.

Jadea Reina Gris,

revuélcate en tu odio,

que el carrusel del olvido

no gravará tu historia.

Estalla Reina Gris,

propagadora del mal,

en tu paso pestilente,

de catadora seminal.

Solloza Reina Gris,

nosotros lo imploramos,

esclavos de tu lujuria,

esclavos por debilidad.

Resígnate Reina Gris,

sin súbditos ni huestes,

nosotros, tus burlados,

reiremos de tu suerte.

  

  

** Poema incluido en la Antología Poetas y Narradores Contemporáneos 2007, publicada con el patrocinio de De Los Cuatro Vientos Ediciones. Junio de 2007, Buenos Aires, Argentina.

  

  

  

    

    

  

GUSTAVO MARCELO GALLIANO (Gödeken, Santa Fe, Argentina) es escritor, poeta, docente e investigador Universitario. Su incorporación al campo de las letras data de hace sólo unos años y ya ha sido distinguido con numerosos premios y reconocimientos nacionales e internacionales, tanto en poesía como en narrativa breve. Ha sido seleccionado para participar en numerosas Antologías Literarias Internacionales y sus escritos se han publicado en prestigiosas revistas literarias nacionales e internacionales, tales como Nueva Época - Cultura de Veracruz  (México), El País Literario (España), Revista Sinalefa (New York, EE UU), Diez Dedos (Tuluá, Colombia), La Zorra y el Cuervo (Washington, EE UU), Amalgama (Cádiz, España), Cañasanta (Toronto, Canadá), La Buhardilla (Rosario, Argentina), Espacio Latino (Montevideo, Uruguay), LinterNet.Bg (Bulgaria), entre otras, y sus colaboraciones han sido muy bien recibidas por la crítica, que ha elogiado su particular estilo de escritura, en la que realza el romanticismo, las emociones y los valores, plagándolos de metáforas. Para saber más, puede consultar el web « Red Mundial de Escritores en Español».

    

    

  

GIBRALFARO. Revista Digital de Creación Literaria y Humanidades. Año VI. Número 52. Noviembre-Diciembre 2007. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2007 Gustavo Marcelo Galliano. © 2002-2007 EdiJambia & Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.

    

    

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