N.º 50

JULIO-AGOSTO 2007

6

   

   

   

   

   

TU VISITA, NIÑA

   

Por Pedro Campos Morales

  

   

   

TU VISITA, NIÑA

         Romper los huesos,

                   desmenuzar las rodillas,

dejarlas caer que

caigan una y otra vez

en el asta de la bandera

 

Dar piedra a los sesos,

         esparcir sus senderos,

         dar con ellos

alimento a los perros

 

Meter en la boca culebras,

         niña,

hacerlas bailar con enagüillas

y que apaguen mi sed

con la sangre en sus colmillos

 

Rodear con un saco

         de gusanos la cabeza,

pero antes vaciar a cornadas las pupilas

que puedan detener su avance

 

Y extraer a navajazos los gases de mis tripas,

comerme a bocaditos mi lengua paladar y dientes,

trocear a pulgadas cada uno de mis miembros

 

Y acercar,

         niña,

a mi oído tu fuego

hasta oír

el crujir de mis sentidos

 

Y hundir la nariz en el infierno y

arrancarme con suavidad la piel

para después,

         si quieres, niña,

coserla con palabras

 

Y hurgar en mi frente y hacerla girar

ser cuerdo pendenciero, derrotista, guerrero, no,

no ser más lobo y sí perro

serpiente si tú me pisas

rata si me envenenas cordero si tu mano me esquila

león por ti domado

niño que acunas

desprecias

golpeas

 

Y hacer esto y ser aquello

         y serlo y hacerlo y no dormir

                   hacer aquello y ser esto y luego sanar

                            y volver a ser y hacer,

niña,

para que tú

repitas tu visita

  

  

CESE TU BAILE

          cal viva sale de mi ducha

delgadas agujas brotan en mi cama

se arrugan los espejos ante mi imagen

arden las sillas bajo mi peso

permutan sus puestos las hojas de estos libros

el peine lava sus dientes

los platos tiemblan mi comida entre las uñas

caen las persianas se adhieren los cajones

bailan las mesas aplastando mis pies

me guiñan los retratos un alarido el teléfono descolgado

las paredes manantiales de parvos monstruos

los suelos fuentes de gases viscosos

          gusanos los cigarros muerden mi garganta

cojines de granito se estrellan entre sí

          entre las cortinas risas de vecinos

por los discos pasean sonrientes granos de azúcar

junto al crucifijo desentumece Jesús sus brazos

tras las puertas del armario ruidos de selva

en el cubo de basura lloran niños

          corre la nevera continuamente al inodoro

salgo de mi casa y lo anuncio con un portazo

          dos hombres alternan su amor por una vaca

arrebata el viento una tienda vetusta

moralizan los niños con caramelos de cicuta

llueven vehículos sobre bocas abiertas

lucha libre de mujeres en estiércol de colores

aplastan globeros los globos resbalan sobre monedas los mendigos

se sientan en los bancos y sonríen los dementes

defecan las putas sobre clientes imberbes

derrapan peatones por encima del límite

tras los escaparates madres medrosas devuelven sus hijos a sus vientres

carreteras empaquetan edificios

los camioneros aparcan en las camas de los barrios más pobres

retales tintados sobrevuelan escupiendo metralla

el que no se entretiene en descubrir bajo baldosas billetes de lotería

incrusta los dedos en sus sienes y así camina orgulloso

en las cabinas bocas devoran orejas que piden cambio a voces

traviesas líneas blancas saltan bajo mis pasos

pletóricas alcantarillas se vuelcan sobre mi melena

zarzas las paredes de las calles estrechas

torres las aceras árboles tosen muñecos de plastilina

          en féretros carbónicos

me muevo a grandes saltos como quien baila sobre brasas

          reparten castañas en la oficina de empleo

soldados de plomo en las paredes enmohecidas de las galerías de arte

dedos obscenos tras las rejas de clausura

astronautas iraquíes colgados de las almenas de los castillos

giróvagos tetrapléjicos oran a las puertas de los prostíbulos

poetas desesperados roen celosías en los confesionarios

musarañas en los pechos de espectadores en los teatros

en los techos mullidos matojos en los servicios

cieno en parques carne en avenidas sangre en las buenas familias

andamios y taladros en la arena de las playas

          y cabalgadas y casinos y corderos en sus aguas

oh, Terpsícore, llévame a las alturas

          transpórteme tu danza a las montañas

donde dormitan culebras zarandeadas por

por el soplo furioso de erizados camaleones que

que reflejan la luz de los sapos en sus nidos sobre

sobre rostros crispados de hormigas que ventosean sus

sus paupérrimos pétalos que desfilan rellenos de

de arietes adosados a secos caracoles planos junto

junto a incendios beodos devorados por pálida simiente de grillos con

con salpicaduras de aceitunas ociosas que caen a

a embudos simulados como aves espinosas atraídas hacia

hacia cardos masticados por cerdos con corbata

          que arañan mis huesos mientras besan mi cordura

 

Terpsícore tengo sueño cese tu baile

  

  

RUTINAS

Desde esta mañana aquí, donde me ves, aquí te espero,

sentado

Sabiéndote, conociéndote

desde esta mañana

Después del despertador sabiéndote

Conociéndote después de la ducha, del desayuno, después

Sabiéndote después

de arrastrar este frío por el pasillo diario y eterno de la rutina de todas mis

                                                                                   [mañanas del mundo.

Después de todo eso te supe,

pero no te vi

Después de todo eso supe que

mi rutina de todas las mañanas de mi mundo trataba de

apartarse de tus lenguas, esas tus lenguas

Después de todo eso

y aún dentro de mi mundo de rutinas,

esta mañana,

amenazando a mi imagen con máquina de afeitar,

unos ojos en el espejo unos ojos acariciaron mis ojos

agonizados

Y fue después de eso,

justo después de eso, que supe que la muerte con sus lenguas la muerte

me había alcanzado

Pero hasta ahora aquí sentado donde me ves, aquí sentado

te espero, sabiéndote, conociéndote, esperándote, te espero, temiendo

                                                                                           [incorporarte

a las mañanas de estas mis rutinas

   

   

                             

   

   

 

      

 

 

Pedro Campos Morales (Málaga, 1968). Fotógrafo y diseñador gráfico, es funcionario del Ayuntamiento de Málaga. Tiene obras como novelista (Federico y una piedra; Monólogo para muertos), guionista de cine (Pauloma; Penelopea), poeta (Tu visita, niña; Cese tu baile) y dramaturgo (Andén IV, Luz de fondo o Curanimarum). Escribió el episodio piloto para una serie de televisión (Telón corto). Ha realizado cortos en vídeo (Etílica), libros digitales de fotografía social, libros de relatos pequeños (Las mudanzas) y fotos urbanas para un libro que aparecerá en breve. Algunas de sus obras han sido galadornadas en certámenes de reconocido prestigio, entre las que cabe citar los poemas: Cese tu baile (primer premio del IV Certamen Internacional de Poesía La Lectora Impaciente 2006); Rutinas (seleccionado por la Universidad de Alicante para participar en el V Encuentro de Anuesca de 2006); Tu visita, niña (finalista en el III Concurso Literario Fiesta Mayor de Gracia de 2006; y el relato El ruido (finalista en el I Premio de Relatos El Espejo Roto de 2006). Ha publicado muchos de sus poemas en revistas literarias digitales e impresas. En la actualidad escribe una nueva novela (El temblor justo) y un libro de relatos breves (Las mudanzas). Más información en el web «Pedro Campos Morales».

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Bimestral de Cultura. Año VI. Número 50. Julio-Agosto 2007. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2007 Pedro Campos Morales. © Las imágenes, extraídas a través del buscador Google de diferentes sitios o digitalizadas expresamente por el autor, se usan exclusivamente como ilustraciones, y los derechos pertenecen a sus creadores. Edición en CD: Director: Antonio García Velasco. Diseño Gráfico y Maquetación: Antonio M. Flores Niebla. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2007 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.

    

    

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