N.º 76

ABRIL-JUNIO 2012

16

   

   

   

   

   

   

   

BLANCANIEVES

(MIRROR, MIRROR)

   

Por Manuel Collado Luque

«CLAYTON»

   

   

   

C

uando un friki es padre y, sobre todo, cuando es padre de una niña de diez años, la gran mayoría de ocasiones en que acude al cine, debe forzosamente supeditar aquello que le gustaría ver —claro está, frikadas de ciencia ficción, superhéroes o fantasía, entre otras— por propuestas cinematográficas de corte más familiar y, por ello, menos violento o menos raro...

En mi caso, los films de dibujos animados (de Pixar, of course) casi siempre son la primera elección, y, después, inevitablemente les siguen las de imagen real, con animalitos y similares. Otra alternativa posible es decantarse por una inteligente —o no— combinación de ambos géneros. En este punto tenemos las pelis de imagen real que adaptan obras originalmente animadas (Alvin, Los Pitufos, Scooby Doo...), o bien inclinarse por una curiosa vertiente que, en los últimos años, está gozando de una cierta popularidad fundamentalmente entre las productoras yanquis: la dedicada a versionar los cuentos clásicos de siempre.

  
              

              
 

Cartel de «Blancanieves. (Mirror, mirror)», otra adaptación del cuento de los hermanos Grimm, ahora mismo en las salas, que se ha inclinado por mantener el espíritu original del cuento, aplicando algunos nuevos elementos y modificando ciertas partes fácilmente reconocibles, creando un producto con abundantes gotas de tinte clásico y, por tanto, alejándose del intencionado factor riesgo por la que apuesta la película de Theron y Hemsworth.

 
  

En poco tiempo, hemos tenido la oportunidad de disfrutar de revisitaciones de «Caperucita Roja» o de «Alicia en el País de la Maravillas», por ejemplo, y en ambas, como en otras anteriores (Por siempre Jamás, con Drew Barrymore), se ha procurado adecuar la historia primigenia, con el fin de lograr unas versiones más sombrías y dotadas de un contenido más novedoso y atrevido, cuya intención —creo— es la de atraer a un público infantil sin casi puntos ya en común con aquel que conoció las primeras adaptaciones y, al mismo tiempo, proporcionar a los acompañantes adultos un atractivo producto que les satisfaga a ellos igualmente.

Esta parece ser precisamente la premisa principal de una de las dos particulares interpretaciones del cuento de Blancanieves que veremos este año: la que nos llegará en junio desde el otro lado del océano, Blancanieves y la leyenda del cazador, protagonizada por Charlize Theron y Chris “Thor” Hemsworth. Su tráiler invita a ver una muy peculiar versión del popular relato infantil bajo un trasfondo más oscuro y adulto, con una Blancanieves guerrera a lo Juana de Arco, sin los ínclitos enanos y una reina (Theron) más bella y maléfica que nunca. En cambio, la otra adaptación, ahora mismo en las salas, se ha inclinado por mantener el espíritu original del cuento, aplicando algunos nuevos elementos y modificando ciertas partes fácilmente reconocibles, creando un producto con abundantes gotas de tinte clásico y, por tanto, alejándose del intencionado factor riesgo por la que apuesta la película de Theron y Hemsworth. Con el sugerente título original de Blancanieves. (Mirror, mirror), el film, sin tapujos, centra sus esfuerzos —quizás demasiado— en contentar al público potencialmente mayoritario que acudirá al cine a verla: los niños.

Quizás sea por lo que la historia, narrada subjetivamente por la reina malvada que interpreta una siempre forzada Julia Roberts, arranque de una manera torpe y sea en exceso bobalicona: la primera media hora del film es sumamente ñoña y aburrida y no invita a un mejor desarrollo. Por suerte, no es así y, aunque a lo largo del metraje, surgen los consabidos momentos ingenuos —que sus responsables creen por completo imprescindibles—, lo cierto es que el ritmo se acrecienta (eso sí, discretamente) para culminar con un producto bastante digno cuya exclusiva finalidad es la de contentar a los más pequeños espectadores y, asimismo, dejar en los padres una moderada buena impresión.

  
              

              
 

El papel de la bella Blancanieves lo encarna Lily Collins, con un extraordinario parecido a Audrey Hepburn en todo momento.

 
  

Por tanto, Mirror, mirror no esconde en ningún momento sus pretensiones: es una película infantil que, bajo un prisma clásico de ingenuidad y (a veces cargante) candidez, narra una historia que precisamente siempre se ha nutrido de estos calificativos y que, aunque procede a modificar la profesión de los enanitos por otra más lucrativa y menos dura que la de mineros, amén de otros sutiles cambios que afectan sobre todo al final, lo cierto es que la película ofrece justamente aquello que uno espera cuando acude con sus hijos al cine, o incluso más.

El film nos ofrece la oportunidad de ver al que será el próximo «Llanero Solitario» cinematográfico, Armie Hammer, aquí convertido en el presuntuoso y atolondrado príncipe al que roba el corazón la bella Blancanieves (una Lily Collins con un extraordinario parecido a Audrey Hepburn en todo momento), que evoluciona favorablemente a lo largo de la película, dejando atrás una inicial y casi irritante inocencia para convertirse en una joven decidida y valiente, pero sin abandonar del todo dicha inocencia, por supuesto.

A pesar del inevitable encapsulamiento que le exige un papel como este, hay que decir que Hammer, por su físico y su presencia en la pantalla, parece realmente una muy buena elección para encarnar al famoso héroe enmascarado, por eso precisamente se me hace aún más increíble lo poco afortunada que ha sido la foto promocional del esperado film junto a Johnny Depp. Esperemos que en las próximas nos ofrezca una imagen algo más acorde con lo que los fans esperamos, puesto que puede conseguirlo perfectamente.

El film, como se ha dicho, progresa de modo adecuado (salvo contados momentos) a pesar de su titubeante inicio, pero es indiscutiblemente en su final cuando se convierte en toda una caja de sorpresas: una inesperada aparición, bajo la piel de un conocido actor, tendrá lugar casi en su conclusión, la cual no puedo dejar de pensar que se trata de todo un guiño para aquellos que disfrutamos de la buena fantasía heroica. El aderezo último de su previsible fin resulta curioso, ciertamente imprevisto y puede que prescindible, pero que aquí se ha considerado necesariamente ineludible, como si se tratara de un forzoso tributo a la influencia e indiscutible dedicación que ha ejercido la factoría Disney, principalmente, sobre el cine infantil y juvenil.

  
              

              
 

El film nos ofrece la oportunidad de ver al que será el próximo «Llanero Solitario» cinematográfico, Armie Hammer.

 
  

Por tanto, que nadie se engañe: Blancanieves. (Mirror, mirror) —con este título compuesto se nos ha presentado en España— es una adaptación novedosa del cuento de Blancanieves, pero no hallará en ella ningún elemento transgresor a la narración de los hermanos Grimm; es una correcta manipulación de elementos clásicos bajo un estilo acorde con lo que estos requieren: simple, lineal e ingenuo, y dirigida a un público en concreto; con un claro sabor añejo y pasado de moda, cierto, pero dado los tiempos que corren, a veces hasta necesario... por mucho que los niños de ahora hayan cambiado.

  

  

FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

Título: Blancanieves (Mirror Mirror)

Título original: Mirror Mirror

Dirección: Tarsem

País: Estados Unidos

Año: 2012

Fecha de estreno: 23 de marzo de 2012

Duración: 106 mn

Género: Drama, Aventuras, Fantástico

Reparto: Julia Roberts, Lily Collins, Armie Hammer, Sean Bean, Nathan Lane, Mare Winningham, Michael Lerner, Robert Emms, Martin Klebba, Danny Woodburn

Guión: Jason Keller, Melissa Wallack

Distribuidora: TriPictures

Productora: Rat Entertainment, Relativity Media, Citizen Snow Film Productions

   

   

 

     

MANUEL COLLADO LUQUE, alias Clayton (Cádiz, 1972). Sempiterno aprendiz de escribidor y obrero constante de las letras, con más desatino a la hora de expresarse de lo que le gustaría. Precoz entusiasta de la maravillosa fusión entre texto y dibujo, conocida como tebeo (o cómic), amén de cinéfilo empedernido, sin importar género o año, siempre que la calidad o el divertimento, según la ocasión, predominen. Ocasional lector de toda clase de novelas, con predilección por los autores nacionales. Ganador del primer Concurso Literario de la Escola d'Adults de Badia del Vallès y participante, asimismo, en el Premi Víctor Mora de Narrativa Breu, en lengua catalana. Desde 1992, vive en Catalunya y, desde finales del 2009, nos da a conocer sus opiniones sobre la producción tebeística mundial, el cine, la televisión y otras discutibles pasiones suyas desde esa otra atalaya, su blog «THE LONE FREAKER». Muy recomendable su visita.

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Bimestral de Cultura. Año XI. II Época. Número 76. Abril-Junio 2012. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2012 Manuel Collado Luque. © Las imágenes, extraídas a través del buscador Google de diferentes sitios o digitalizadas expresamente por el autor, se usan exclusivamente como ilustraciones del texto, y los derechos pertenecen a su(s) creador(es). Edición en CD: Director: Antonio García Velasco. Diseño Gráfico y Maquetación: Antonio M. Flores Niebla. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2012 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.