N.º 76

ABRIL-JUNIO 2012

3

    

    

   

   

   

   

   

CUENTOS DIMENSIONALES

   

Por Alberto Waldemar

   

   

  

Al lector:

Nota sobre los cuentos dimensionales.

Advertirá que los textos aparecen divididos en dos o varias partes por los números I, II. Al llegar al desenlace en cada uno de los cuentos, encontrará en el último párrafo una oración numerada justo al final de la misma, lo cual indica que la idea de esa oración anterior al número se explicó previamente, regresándolo así a la parte del texto del número correspondiente. Las partes numeradas en que se divide el texto pertenecen a realidades o dimensiones (en las que el personaje principal fluctúa debido a miedos, deberes, dudas, deseos, figuraciones, etc. o, en su caso, también pueden reflejar diferentes perspectivas de un mismo hecho.

El autor.

  

  

  

INTENTAR PENSAR EN OTRA COSA

  

(I)

  

I

ba rumbo al colegio. Se veía muy apurada, tal vez pensó que el autobús de las siete y treinta la dejaría y llegaría tarde. Estando a unas cuantas cuadras de la parada del autobús, comenzó a correr, pues había escuchado el camión acercarse. El chófer ni siquiera se detuvo, tal vez no la vio, pues era un poco baja de estatura. La fragancia de la joven era tan sutil y delicada, que había hecho una ruta desde su casa hasta donde se encontraba. Su hermoso y angelical rostro reflejaba una ligera preocupación, tal vez llegaría tarde o tal vez no llevaba su tarea.

     
      

 

  

Iba rumbo al colegio. Se veía muy apurada, tal vez pensó que el autobús de las siete y treinta la dejaría y llegaría tarde.

   

Por gentileza, sonreía a los vecinos o viejos conocidos que la saludaban al verla. Su sonrisa era tan radiante y a la vez tímida que invitaba a continuar mirándola. Cuando alguien se acercaba a saludarla, se podía escuchar su enigmática y serena voz, tan suave y fina, que era imposible que pasara desapercibida. Francamente, no había criatura en el mundo tan divina, tan tierna y melancólica como ella. A su lado, cualquier hombre dichoso enfrentaría la más cruenta adversidad, sabiendo que toda su fuerza se la debe a tan frágil y gentil mujercita; que no era una muchacha común, más bien era como una sorpresiva y destellante estrella fugaz que uno ve escasas veces si tiene suerte en las calurosas noches de verano.

  

  

(II)

  

El borrador de la pizarra fue a dar justo en la mejilla de Javier, mejilla que poco a poco se enrojeció y punzó impotente. Curiel, el maestro de matemáticas que se paseaba entre cada hilera de butacas, había sido muy claro al decirle que debía prestar más atención y que debía dejar de mirar por la ventana del salón de clases.

El viejo maestro pedía la respuesta a una ecuación que escribió en la pizarra. Y aunque había repartido cuatro avisos con el borrador al mismo número de jóvenes, nadie había respondido ni siquiera incorrectamente, nadie pudo decir algo. La mente de todos parecía estar en blanco. Aunque Javier tampoco tenía la respuesta a la ecuación, decidió —antes de explotar de rabia por el borradorazo en su mejilla— pensar mejor en otra cosa (I).

  

  

*     *     *

  

  

  

UNA PUTA SOÑADORA

  

(I)

  

E

l panadero Daniel, Andrés el ropavejero, Manolo el de la cantina, Ramiro el organillero, hasta el mismo general Ferriz, comandante de las fuerzas militares, así como casi todos los hombres del pueblo de San Francisco Bartolomé habían pasado por la cama de Madame Ruiz. La mujer se sentía orgullosa de su profesión, era dejada y tomada por cualquiera por unos cuantos pesos, por lo que nunca estaba sola. Feliz, disfrutaba de su vida y de los hombres, no le importaba ser aborrecida por las mujeres decentes, casadas, las solteronas y, mucho menos, le importó ser mal vista por los monjes del convento. Su nombre y reputación estaban más enlodados que el mismo fango después de que los cerdos arrojaban sus excrementos sobre éste. Jamás le importó el qué dirán o el andar en la boca de todo el pueblo. Siempre, desde los primeros años de su llegada al pueblo, lució altiva y segura, a veces oliendo a cerveza, a humo de cigarro y a perfumes baratos, pero muy feliz. Tal vez, en el fondo de su corazón, deseó o imaginó otro tipo de vida para ella, pero nunca lo expresó.

  

  

(II)

  

     
      

  

Siempre, desde los primeros años de su llegada al pueblo, lució altiva y segura, a veces oliendo a cerveza, a humo de cigarro y a perfumes baratos, pero muy feliz.

   

Madame Ríos de Aldana, mujer de linaje y apellidos de prestigio y de finas y delicadas maneras, caminaba por la plaza del brazo de su marido, don Aristófanes Aldana Aguayo, mientras sus dos pequeños hijos corrían sobre el pasto verde de la plaza de González. Madame Ríos de Aldana, así como su familia, era respetada por todos los vecinos del lugar; tanto que en el camino que hacía sola la reconocida mujer rumbo a la catedral a misa de ocho, no faltaban hombres gallardos y caballerosos que se ofrecieran a ayudarla a cruzar de manera segura la indómita calle que, por momentos, se llenaba de rápidos carruajes e inesperadas diligencias.

Para la mujer que vestía de las mejores telas, que tenía una finca casi tan grande como el viejo pueblo de San Francisco, que tenía a su disposición casi una veintena personas a su servicio personal, que no se preocupaba nada más que en cómo estaría el clima al día siguiente para saber qué vestir, algo dentro de ella comenzó a revelarse. Los recatos, la educación y tal vez la constante soledad marital, la hicieron, por momentos, envidiar otra vida; sobre todo, una en la que, sin importarle nada, al menos pudiese ser satisfecha como era debido (I).

  

*     *     *

   

   

Alberto Waldemar Rodmont (México, 1981). Farmacéutico de profesión. Se inició en el ámbito de la creación literaria, publicando cuentos cortos en un suplemento infantil sabatino de un diario local (OEM). También ha publicado en varias revistas especializadas en literatura contemporánea de la UTEP (El Paso, Texas, EE UU) y en Ciudad Juárez y México, D.F. (México).

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral de Cultura. Año XI. II Época. Número 76. Abril-Junio 2012. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2012 Alberto Waldemar. © Las imágenes, extraídas a través del buscador Google de diferentes sitios o digitalizadas expresamente por el autor, se usan exclusivamente como ilustraciones, y los derechos pertenecen a sus creadores. Edición en CD: Director: Antonio García Velasco. Diseño Gráfico y Maquetación: Antonio M. Flores Niebla. Diseño Gráfico y Maquetación: Antonio M. Flores Niebla. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2012 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.