N.º 74

NOVIEMBRE-DICIEMBRE 2011

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STONEHENGE,

ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD

  

  

Por Ana Granados Venegas

   

   

   

E

n el condado de Wiltshire, al Sur de Inglaterra, concretamente en la región caliza que existe entre Amesbury y Warminster y no muy lejos del río Avon, podemos encontrar el monumento megalítico más notable de las Islas Británicas y, al propio tiempo, el más enigmático y extraordinario del mundo. Me estoy refiriendo a Stonehenge (de stone ‘piedra’ y henge ‘con borde circular’). A título de curiosidad, cabe mencionar que hay quien cree que este conjunto de rocas dispuestas en forma circular debe su nombre a la semejanza que presenta con las vigas en las que el pueblo sajón colgaba a los criminales en la Antigüedad, por lo que Stonehenge significa también «la horca de piedra» o «la piedra del ahorcado».

Piedras milenarias

La obra fue construida en diferentes etapas, que van desde mediados del III milenio a. C. hasta mediados del milenio siguiente. En este lugar exacto, único en muchas millas a la redonda de Stonehenge, la luna llena se coloca exactamente perpendicular a la salida del sol en el solsticio de verano (próximo al 21 de junio). Precisamente, dicho solsticio es el fenómeno natural sobre el que gira la concepción y planificación del monumento. Ese día es precisamente el único del año en el que se permite a los visitantes caminar por el interior del círculo de piedras.

              

              
 

Stonehenge, el monumento megalítico más enigmático y extraordinario del mundo.

Stonehenge en la leyenda

Existen muchos mitos y leyendas relacionados con la construcción de Stonehenge. Así, diversas opiniones cuyo origen se pierde en el tiempo han atribuido la erección de este conjunto pétreo monumental a varios pueblos que pisaron por las islas británicas, como romanos, fenicios y daneses, sin que ninguna de ellas haya prosperado por la imposibilidad de ser contrastada históricamente.

Hay testimonios escritos redactados por personas cuyos nombres se conocen, como es el caso de Geoffrey de Monmouth, obispo de San Aspah (1100-1154), quien refiere en sus crónicas la creencia popular de que el monumento en su conjunto representa un círculo de gigantes petrificados, de ahí que antiguamente se le conociera como la «Danza de los Gigantes», apelativo hoy prácticamente inusitado.

A este clérigo galés se le atribuye también haber divulgado una creencia, muy vigente durante mucho tiempo, que relaciona al monumento megalítico con Merlín, el famoso mago amigo y protector del rey Arturo. El hecho nada tiene de extraño, pues el prelado es el autor de los libros Las profecías de Merlín (redactado antes de 1135) y La vida de Merlín (entre 1149 y 1151), que versan sobre la vida y los fantásticos hechos de este mago, en uno de los cuales se halla la afirmación de que las piedras de Stonehenge fueron llevadas desde Irlanda a las llanuras de Wiltshire con la ayuda de unos ‘artefactos’ para conmemorar un entierro masivo de bretones. Como ha acontecido con muchas otras, esta creencia fue desvaneciéndose con el paso del tiempo hasta que, ya en el siglo XIII, quedó completamente desacreditada y olvidada. Y si hoy se tiene constancias de ella, se debe tan solo a referencias de escritos de la época o posteriores.

A mediados del s. XVII, el inglés John Aubrey (1626-1697), anticuario, escritor e investigador de la Antigüedad británica, tras llevar a cabo un completo estudio de los monumentos megalíticos de Inglaterra, afirmó, por vez primera, que Stonehenge era, en realidad, un templo construido por los druidas, antiguos sacerdotes celtas, que debieron utilizarlo para rendir culto al Sol y señalar las estaciones del año.

Pocos años más tarde, el médico aficionado a las antigüedades William Stukeley (1687-1765) realizó otro estudio en esa misma línea, cuyas conclusiones estaban orientadas a confirmar el origen druídico de Stonehenge. Se da el caso que Stukeley era miembro de la masonería, comunidad secreta que ha pretendido remontar forzadamente sus orígenes a los tiempos de los druidas, por lo cual nada tiene de extraño que también quisiera asociar la magia y el misterio presentes en Stonehenge al dudoso origen celta de su asociación.

El pretendido origen druida de Stonehenge

Sin embargo, muchos trabajos actuales de Historia afirman, con fundamentos históricos más fidedignos, que los druidas, aquellos antiguos sacerdotes celtas, nada tuvieron que ver con Stonehenge, puesto que dicho complejo megalítico existía desde dos milenios antes de que los celtas pisasen suelo británico.

Así, esta conclusión desautoriza las anteriores tesis de Aubrey y Stukeley, cuya afirmación, forjada sobre datos un tanto artificiosos, representaba a Stonehenge como un templo ritual en donde los druidas propiciaban a los dioses de la naturaleza mediante sacrificios humanos. Incluso una piedra que yace en posición horizontal en el centro de Stonehenge fue bautizada como «La Piedra del Altar» o «Piedra de la Matanza», cuando, en realidad, hoy está suficientemente comprobado que tan solo se trata de un megalito tumbado sobre la tierra por causas telúricas naturales.

La falsa relación entre druidas y Stonehenge había llegado hasta tal punto que la agrupación masónica denominada ‘Antigua Orden Unificada de Druidas’ realizaba, al amanecer del solsticio de verano, una serie de ritos presuntamente druidas que fueron inventados por alguno de sus líderes.

Esta práctica, montada sobre bases tan falsas como supersticiosas, tiene su fin en 1985, cuando el gobierno británico decide hacerse cargo de la protección, custodia y conservación de Stonehenge. Entre las primeras acciones legales que tomó, está la prohibición de celebrar este fraudulento ritual y otros actos similares.

              

              
 

La falsa relación entre druidas y Stonehenge había llegado hasta tal punto que la agrupación masónica denominada ‘Antigua Orden Unificada de Druidas’ realizaba, al amanecer del solsticio de verano, una serie de ritos presuntamente druidas que fueron inventados por alguno de sus líderes.

 

Stonehenge, un templo sagrado

Hay quienes sugieren que Stonehenge fue alguna vez un enorme reloj astronómico; otros, más imaginativos, ven en este conjunto de rocas circularmente alineadas una pista de aterrizaje para ovnis, y hay también quienes proponen usos que, históricamente, resultan inadmisibles. Aún hoy, en una mezcla de magia y leyenda, los habitantes de la zona le atribuyen al recinto poderes curativos.

De cualquier manera, aunque Stonehenge presenta todavía muchos misterios que parecen irresolubles, su finalidad resulta hoy más evidente que nunca. Con muy poco margen de error, puede afirmarse que, inicialmente, fue un templo para adorar al Sol y la Luna, astros que regían el ciclo de las estaciones, por lo que hoy podríamos atribuirle también la función de una suerte de calendario que, observado con pericia, permitía predecir la llegada de las estaciones, en previsión de las actividades de los campesinos y criadores de ganado. Vista la bondad de la construcción, cabe pensar igualmente que, posteriormente, pudo haberse convertido en un sitio sagrado en el que también se celebraron ritos funerarios, como así lo atestiguan los diversos restos desenterrados en diversas partes del recinto.

  

  

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

«Stonehenge», en FORMARSE, sección ‘Enigmas’ [En línea]. Disponible en web: <http://www.formarse.com.ar/enigmas/STONEHENGE.htm>. (Consulta de 15 de octubre de 2006).

«Stonehege», en ARTE-HISTORIA [En línea]. Disponible en wen: <http://www.arte-historia.com/historia/obras/7749.htm>. (Consulta del 15 de octubre de 2006).

RODRÍGUEZ FLORES, Jesús Gerardo: «Stonehenge, donde los astros y dólmenes danzan». Disponible en web: <http://www.astro-digital.com/3/stone.html>. (Consulta del 15 de octubre de 2006).

«Stonehenge», en wikipedia [En línea]. Disponible en web: <http://es.wikipedia. org/wiki/Stonehenge>. (Consulta de 18 de octubre de 2006).

«Stonehenge al descubierto», en National Geographic Channel, sección ‘Shows’ [En línea]. Disponible en web: <http://www.natgeo.tv/es/ especiales/ stone-henge>. (Consulta de 17 de octubre de 2006).

   

   

Ana Granados Venegas (Torreguadiaro, Cádiz, 1985). Diplomada en Maestro en Maestro en Lengua Extranjera (Inglés) por la Universidad de Málaga.

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Bimestral de Cultura. Año X. II Época. Número 74. Noviembre-Diciembre 2011. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2011 Ana Granados Venegas. © Las imágenes, extraídas a través del buscador Google de diferentes sitios o digitalizadas expresamente por el autor, se usan exclusivamente como ilustraciones del texto, y los derechos pertenecen a su(s) creador(es). Edición en CD: Director: Antonio García Velasco. Diseño Gráfico y Maquetación: Antonio M. Flores Niebla. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2011 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.