JULIO-DICIEMBRE 2018  

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“EL CENACHERO”, UN ICONO DE LA CIUDAD DE MÁLAGA *

   

Por José Antonio Molero

   

   

  

A Ninfa Estela Duarte Torres:

Un trocito de Málaga para la única luz que hallo en mis días de tiniebla.

  

  

  

 

 

EL CENACHERO

  

«Allá van sus pescadores

 con los oscuros bombachos

 columpiando los cenachos

 con los brazos cimbradores.

 Del pregón a los clamores

 hinchan las venas del cuello:

 Y en cada pescado bello

 se ve una escama distinta,

 en cada escama una tinta

 y en cada tinta un destello.»

  

SALVADOR RUEDA (1857-1933).

  

  

PARA LOS HABITANTES DE la Málaga del siglo XIX y primera mitad del XX, e incluso puede que antes, era muy habitual ver, en ciertos puntos de las playas del litoral, un numeroso grupo de marengos [1] esforzándose por traer el copo desde sus jábegas [2] hasta el rebalaje [3], mientras montones de cenachos yacían esparcidos sobre la arena a la espera de ser llenados con el fresco manjar marino espléndidamente cedido por las aguas de la bahía malagueña.

Los cenachos eran unas especies de espuertas medianamente grandes, con una o dos asas, construidas de forma artesanal con esparto, planta de hojas muy duras que aún abunda en las sierras malagueñas, aunque, en otros sitios, esta suerte de capachos podía elaborarse con hojas grandes de palma, enlazadas entre sí.

En cualquier caso, el cenacho estaba destinado al transporte de carnes, pescados, frutas, hortalizas o cosas similares. Pero en Málaga, el cenacho estaba construido, esencialmente, de esparto y su utilidad se concretaba en servir de recipiente de pescado para poder transportarlo para su posterior venta por las calles malagueñas.

   

  

 

 
 

Es de mañana. Los marengos acaban de dejar el copo en el rebalaje, a cuyo entorno empieza ya a acudir la gente.

(Foto: Chiringuito Picasso).

 
   

LOS CENACHOS ERAN TRANSPORTADOS POR UNA PERSONA 

  

Los cenachos eran transportados pendiendo de los brazos, dispuestos en jarras como una balanza, por los vendedores ambulantes de pescado, normalmente boquerones, los llamados vitorianos [4], aunque también podían ser chanquetes, jurelitos y sardinitas, y ranchos de pulpos, almejas, coquinas, pintarrojas y otros revueltos marinos, y se disponían a vocearlos por las calles de los barrios de la ciudad.

Ataviado de un fajín, con ambos cenachos colgados de los brazos al principio y cuando estaban llenos, para pasar luego, conforme se iban vaciando, a los antebrazos y de ahí a las muñecas, cuando ya el pescado estaba vendido o casi vendido, este vendedor ambulante de pescado era una estampa muy frecuente de ver en las callejuelas de la ciudad por la mañana.

Pregonando sin cansancio, con voz habitualmente ronca y varonil, hasta con gracia castiza muchas veces, el cenachero correteaba los rincones del centro y barriadas con una salmodia tan singular que llamó la atención del poeta modernista Salvador Rueda, quien lo fotografió en uno de sus poemas con un realismo increíble: «¡Niña, los vitorianos!», «¡Jurelitos plateados!», «¡Niña, que están vivos...!» y otras frases similares formaban parte de su pregón mercantil.

  

  

EL CENACHERO EN LA HISTORIA DE MÁLAGA

  

Posiblemente, esta imagen romántica que nos llega del vendedor ambulante de boquerones malagueño no hubiera pasado de ahí a no ser por Bonifacio Carrasco, que tomó posesión del Gobierno Civil de Málaga el 20 de noviembre de 1876, y, en su efímero mandato, que no llegó a los ocho meses, fue suficiente para asentar las bases por las que sería recordado y para que el llamado “cenachero” llegase hasta nuestros días como verdadero icono de la ciudad.

Corría, pues, el año 1876, ya en su recta final, cuando al político mencionado se le ocurrió convocar un certamen que abarcaba una doble perspectiva artística, poética una, con el objetivo de seleccionar una oda a las glorias de Málaga, y pictórica la otra, para premiar un cuadro con el tema de un vendedor de boquerones en el acto de anunciar la mercancía por las calles de Málaga.

La convocatoria de ambos certámenes se hizo pública la última semana del mes de diciembre de ese año. Curiosamente, tan singular vendedor ambulante de pescado no era conocido todavía con el nombre, hoy tan familiar, de ‘cenachero’. Se comenzó a llamar así a partir de popularizarse su figura a través de la obra pictórica que lo recreaba.

Por tanto, nuestro querido, típico y entrañable cenachero ha cumplido ya sus primeros 142 años de edad como personaje que, reproducido en un cuadro, representa el que quizá fuera otro de los primeros oficios, con los de las artes del barro, al que dedicaban sus afanes nuestros lejanos ancestros.

   

  

 

 
 

Los cenachos en Málaga estaban construidos de esparto y llevaban el pescado de la bahía malagueña a la ciudad.

(Foto: Chiringuito Picasso).

 
   

EL ‘CENACHERO’ GALARDONADO

  

En enero de 1877 se dio a conocer el fallo del galardón, al que habían concurrido siete pintores, cada uno de ellos con una versión distinta pero acertada, y hasta hermosa del personaje. Así, por ejemplo, el cuadro que se había alzado con el primer premio, que aparecía firmado por Leoncio Talavera, presentaba a un cenachero joven, retador y bien resuelto de carácter (la cabeza hacia atrás, voceando la mercancía, como obligando a adquirirla). El vendedor está plantado en una calle típica, que bien pudiera ser la de los Cristos, y, tras él, se observa la marca indicativa de que, en tal lugar, un hombre encontró la muerte de forma violenta, según era costumbre de la época.

El otro cuadro que destacó fue galardonado con el único accésit de la convocatoria, y había sido pintado por Luis Grarite, que sitúa al personaje a la entrada de calle Agua, justamente delante de la capillita del Rescate. Es un cenachero bravo, quizá más auténtico que el anterior y que, enfajado y con la balanza romana colgándole del hombro derecho, alcanzó gran verosimilitud como tipo medio del vendedor de pescado que dominaba las pregoneras calles de entonces.

Merece ser mencionada también la versión de José del Nido, que resultó menos vistosa, pero, al estar ambientada en La Coracha, le otorgaba al pregón del personaje una dimensión y resonancia distintas a las obras con las que competía. Por su parte, la versión que presentó el pintor Félix Inhiesta no hacía del cenachero un personaje bizarro y atractivo, pero tenía la gran virtud de haberlo situado ante la fachada del antiquísimo hospital de Santo Tomé (frente a la portada del Sagrario), todavía no destruido por los terremotos de finales de 1884, donde se percibían los motivos arquitectónicos mudejarizantes del edificio, dejando ver el precioso cierre del portón, una portada de piedra muy bien labrada y el que fue famoso ajimez del hospital mandado fundar por el caballero Hinestrosa.

  

  

EL ‘CENACHERO’, ICONO DE LA CIUDAD DE MÁLAGA

  

Lo que Bonifacio Carrasco jamás pudo haber sospechado al convocar su certamen hace ya tantos años es que, al fin, la ciudad iba a reconocer en los cenacheros la existencia de una tipología laboral netamente malagueña, una manera peculiar y exclusiva de transportar, pregonar y vender el producto de la bahía por parte de unos personajes que subsistían con la práctica del duro ejercicio, primero, de echar las redes para pescar; luego, de sacar el copo y seleccionar del rancho los mejores y más plateados boquerones, para, en fin, llevarlos a los barrios, donde vivían los principales consumidores.

A partir del momento en que los ciudadanos conocen el cenachero ganador del certamen y el Ayuntamiento comienza a utilizar aquella versión como icono para anunciar eventos locales e incluso para ilustrar algunas publicaciones propias, la ciudadanía lo adopta como símbolo de los barrios malagueños. De ahí que, con el paso de los años, quedara convertido en uno de los símbolos más queridos y más representativos de la ciudad.

Ni que decir tiene que una parte de la burguesía industrial, comercial y hasta cultural de aquella Málaga de finales del siglo XIX y primera mitad del siglo pasado distaba mucho de aceptarlo como símbolo de su ciudad. Era evidente que aquel personaje distaba una enormidad de otros símbolos adoptados ya por las influyentes familias locales y ocasionales dirigentes de lo cultural, pues un pescador malvestido vendiendo pescado por la calle era, precisamente, la idea más alejada del refinamiento que se pretendía reconocer en aquella Málaga ni del concepto de modernidad con que se tenía proyectado atraer el interés de los foráneos.

   

  

 

 
 

En la imagen, un típico cenachero de Fuengirola, vendiendo sardinas. (En esta localidad, este vendedor ambulante también es llamado "bolichero"). Foto de los años 50 en la playa de Fuengirola, donada por Ángel Vicente Hernández. Museo virtual de viejas fotos.

(Foto: Chiringuito Picasso).

 
   

EL ‘CENACHERO’, UN PRESENTE PROTOCOLARIO

  

El que ya se tenía como uno de los iconos más conocidos de Málaga va a conocer su verdadera popularidad a finales de la década de los cincuenta, no solo entre los malagueños sino entre la mucha gente de fuera que lo adquiría como recuerdo de su estancia en la ciudad o, simplemente, como la figura representativa de una curiosa labor típicamente malagueña.

En mayo de 1958 resulta elegido para regir el Consistorio malagueño el abogado Francisco García Grana [5], entre cuyos objetivos municipales estaba el firme propósito de hacer de Málaga una ciudad moderna y cosmopolita, atractiva al turismo nacional y extranjero por entonces todavía incipiente.

Como era de esperar la visita de personas influyentes de todos los ámbitos, el nuevo alcalde encarga al joven escultor malagueño Jaime Fernández Pimentel [6] el diseño de unos bocetos con los motivos más representativos de Málaga, con la idea de que nuestra ciudad dispusiese de un regalo protocolario que guardase relación con algo cultural, típico o característico de la ciudad.

Hacia 1959, Fernández Pimentel se presenta en el despacho del primer edil portando una carpeta con los dibujos preliminares de diferentes figuras. Desde el comienzo de la exposición de los rasgos principales y decorativos del motivo pictórico, el que más le gustó al alcalde fue el que representaba a un cenachero en el ejercicio de su faena.

García Grana termina decidiéndose por este boceto, y le encarga al joven artista la modelación de una partida de estatuillas, de unos 30 cm de altura, con el motivo seleccionado, al que, sin embargo, debía introducirle algunas modificaciones, consistes en sustituir la persona mayor del dibujo por otra más joven, de silueta esbelta y con el sombrero un poco para atrás. Esta pequeña efigie del cenachero fue tan aplaudida que los encargos municipales se sucedieron: primero, las gaviotas del recinto musical Eduardo Ocón y, luego, la escultura de un cenachero para la inminente nueva plaza de la Marina.

Para dibujar ese primer boceto, Fernández Pimentel se había inspirado en Diego, un pescador real de la capital, hombre ya de cierta edad, al que el artista nunca vio en persona pero cuyas risotadas y bromas sí escuchaba a diario en la distancia, cuando pregonaba por la calle Carretería. La persona que sirvió de modelo para la estatuilla se llamaba Pepe y era natural de Almayate (Málaga). Un hermano de esta persona va a desempeñar un papel relevante en un nuevo proyecto municipal para Málaga.   

   

  

 

 
 

El "Cenachero", escultura de bronce de 2,10 m de altura, que representa a un tipo popular malagueño de vendedor de pescado. La figura es obra de Jaime Fernández Pimentel y en 1964 se colocó como adorno de la Plaza de la Marina.

(Foto de «Elena», en www.flickr/fotos).

 
   

UNA ESCULTURA PÚBLICA PARA EL ‘CENACHERO’

  

En efecto; el afán reformador del alcalde iba más allá. Uno de los objetivos más ambiciosos de García Grana se concretaba en la remodelación de la céntrica plaza de la Marina, el sitio más emblemático de una ciudad que vive del mar y cara al mar.

Por el propio Fernández Pimentel hoy se sabe que, a comienzos de la década de los sesenta, el artista recibió de parte del alcalde un primer encargo para la decoración de esa plaza, consistente en una fuente, cuya maqueta llegó a realizar y que, en su esencia, se componía de un plato principal, de un metro de diámetro, que vertía su agua a otro plato, a distinto nivel, que tenía forma de una gran concha, en cuyo seno se representaba el nacimiento de Málaga, que salía a la vida con una perla en la mano. La fuente con ese motivo le gustó mucho a García Grana, pero no puedo evitar la desaprobación de parte del Consistorio a causa de los reparos que objetaron contra la figura que simbolizaba a Málaga naciendo, una chica desnuda, imagen que muchos concejales consideraron indecorosa en una vía por la que cada año había de transitar el trono de la Esperanza.

La fuente no prosperó, pero sí la escultura del cenachero. Como modelo escogió a un marengo de Almayate, Manolo “el Petaca”, por estar embarcado en esos momentos su hermano de Pepe, que había posado para la versión pequeña del Cenachero.

El autor empezó la obra en su taller de Almayate, tomando como referencia la estatuilla de tamaño pequeño. Allí la modeló, primero, en barro, a tamaño natural, con unos 2,10 m de altura; luego hizo una remodelación en escayola, que el artista conserva todavía; a continuación, la obra pasó por la fase de cera para quedar concluida, en fin, con su fundición en bronce en Madrid.

La escultura se inaugura el Día de Reyes de 1964 en la plaza de la Marina en medio de una gran expectación. El “Cenachero” quedó emplazado en la esquina oeste de la plaza y se convirtió de inmediato en un hito de Málaga. Ese mismo año, García Grana le encarga para la misma plaza la escultura del “Biznaguero”, que fue colocada en la parte este de la plaza. Allí, ambas esculturas recibieron ‘culto’ ciudadano durante muchos años, hasta que, por unas razones turbias de difícil comprensión, que tocaremos de pasada a continuación, fueron trasladadas al paseo de la Farola.

En 1989, la escultura del “Cenachero” es objeto de una campaña de desprestigio de parte de un periodista local (del que Pimentel no ha querido facilitar el nombre), quien le atribuyó a la escultura un supuesto «mal fario», divulgando malintencionadamente como cierta la fábula de que el Ayuntamiento había obsequiado una figurita del cenachero a unas monjas y que estas la habían rechazado alegando que era portadora de mala suerte. El alcalde socialista de entonces, Pedro Aparicio Sánchez, en apariencia presionado por aquella adversa campaña de prensa, decidió retirarla del centro, trasladándola al Paseo de la Farola. Otro tanto se decidió con el “Biznaguero”.

   

   

 

 
 

Francisco García Grana, alcalde de Málaga de 1958 a 1964. Por iniciativa suya se remodeló la Plaza de la Marina, en la que se ubicó, en un primer momento, la escultura del “Cenachero”.

(Foto: La Opinión de Málaga, 29 Dic. 2013).

 
   

No ha quedado clarificada la cuestión de si aquella innoble campaña de desprestigio se debió a una iniciativa individual del periodista, y si contó o no con la aquiescencia del Ayuntamiento. Lo cierto es que, para Fernández Pimentel, es una evidencia irrefutable que el responsable de la campaña hubo de sentirse apoyado por la complicidad del alcalde (de quien también cabe la posibilidad de pensar la posibilidad de haber sido el instigador), temeroso de las protestas de los malagueños por un traslado injustificado y no explicado de la estatua desde la plaza de la Marina.

Finalmente, en 2004, siendo alcalde el abogado Francisco de la Torre Prados, el “Cenachero” fue trasladado «de forma provisional, hasta encontrarle un emplazamiento más digno a una de las figuras más emblemáticas de Málaga», a la parte baja de la plaza de la Marina, una ubicación de escasa visibilidad y un tanto apartada de las visitas del público, que, desde el primer momento, no fue del agrado del autor por razón de que pasa inadvertida a los transeúntes. Allí permanece todavía.

  

  

EL CENACHERO, HOY

  

Actualmente, la implantación de la figura del “Cenachero” como icono de Málaga es tal que ha dado nombre propio a las cosas más dispares, como cafeterías, bares, chiringuitos de playa, marisquerías, restaurantes, clínicas veterinarias, freidurías, hoteles, pensiones, empresas de alquileres de apartamentos, hasta el Boletín informativo del Círculo Filatélico y Numismático de Málaga se llama “El Cenachero”.

En homenaje al hermanamiento entre Málaga y la ciudad estadounidense de Mobile, en Alabama, nuestra ciudad hizo donación de una réplica de la escultura el “Cenachero”. La efigie se encuentra situada en una fuente en la allí llamada Málaga Plaza, que es una plaza dedicada a la ciudad española y que está muy cerca de la Spanish Plaza, donde ondean varias banderas españolas y donde están instalados los ‘Arcos de la amistad’, también donados por la ciudad de Málaga.

Como nota curiosa cabe mencionar que el molde de escayola que Fernández Pimentel utilizó para esa réplica es el mismo que empleó para la moldura de la escultura de Málaga, moldura que todavía conserva.

   

  

 

 
 

Juan Fernández Pimentel, autor de la escultura el "Cenachero" en 2013, junto a su obra, 50 años después.

Foto: La Opinión de Málaga, 4 Marzo 2013).

 
   

*NOTA del AUTOR

No es intención del autor de este artículo sentar las bases de una tesis mollar fecunda en perspectivas de investigación inmediata; no es tampoco redactar un artículo sesudo de imprescindible consulta en cualquier tiempo del futuro. Se limita, simple y llanamante, a recoger e hilvanar ordenadamente aquellos datos que ha considerado más relevantes de los muchos artículos peridísticos y de cualquier otro origen que han versado, hasta la fecha, sobre una de las figuras más emblemáticas de la Málaga moderna. Eso sí, ha procurado que la redacción sea, en todo momento, amena, de fácil lectura y. si se quiere, ilustrativa.

  

  

NOTAS

1. marengo. m. Pescador. Hombre que vive dedicado al mar. || 2. Relacionado con cualquier actividad en el mar.

2. jábega. f. Barca grande de remos que se emplea en el arte de la pesca del mismo nombre. Es de forma muy característica, y lleva pintado en la proa un ojo de indiscutible reminiscencia fenicia.

3. rebalaje. m. Zona de la playa con forma de escalón no muy pronunciado, originado por el continuo romper de las olas y su reflujo. Sobre el rebalaje se extendían redes, varaban las jábegas y se echaba y extraía el copo. Cuando ocurría la saca del copo, las familias no marengas se acercaban entonces al rebalaje para adquirir a buen precio el pescado recién ganado a la mar. Era el medio donde se movían tralladores, cenacheros, pimpis, barateros, charranes y toda la tipología humana playera, cada cual desarrollando su tarea para su diaria manunteción a costa del producto de la mar.

4. vitoriano. m. (red. de Victoriano). Tipo de boquerón menudo, de carne blanca y finísima, que se pesca junto a las playas malagueñas, generalmente por septiembre, fecha en la que se conmemora la festividad de la patrona de Málaga, la Virgen de la Victoria.

5. Francisco García Grana. Francisco García Grana (Málaga, 1913 - 2000), abogado, alcalde de Málaga de 1958 a 1964 y procurador en Cortes por el apartado de Administración Local durante ese mismo periodo de tiempo. Nada más comenzar su mandato municipal, tuvo que realojar a las familias del Arroyo del Cuarto, un núcleo de chabolas que había sido arrasado por la inundación que sufrió Málaga el 4 de diciembre de 1958, en una barriada que edificó y que lleva su nombre, la “4 de Diciembre-García Grana”, en el distrito de Cruz de Humilladero. Durante su mandato, Málaga abandona definitivamente la posguerra y entra en un periodo de prosperidad económica que coincide con el ‘boom’ del turismo. Entre las obras emblemáticas de este alcalde se encuentran la nueva solería de la calle Marqués de Larios, la tribuna de los Pobres, el Auditorio Eduardo Ocón, el traslado de la Feria al Parque de Málaga, la Feria de La Trinidad, la remodelación de la Plaza de la Marina, con las estatuas del “Cenachero” y el “Biznaguero”, el jardín de la Plaza de La Victoria, la avenida de La Rosaleda, la primera facultad de Ciencias Políticas, Económicas y Sociales, la nueva iluminación y acerado de numerosos barrios y la puesta en marcha de un programa de embellecimiento de la ciudad con el que Málaga consigue el Primer Premio Nacional del Turismo. Ocupó los cargos de cónsul de Dinamarca, Académico de San Telmo, presidente de la Cruz Roja y hermano mayor de la Hermandad Sacramental del Rocío y de la Hermandad de la Virgen de la Victoria. Entre 1968 y 1977 fue decano del Colegio de Abogados de Málaga. Fue nombrado Hijo Predilecto de Málaga y fue distinguido con la Medalla de Oro de la Ciudad. En 2001, un año después de su muerte, el Ayuntamiento de la ciudad acordó dedicarle un busto, realizado por Jaime F. Pimentel, en la plaza de la Marina. Está considerado por muchos malagueños el «mejor alcalde de la Málaga del siglo XX». (WP).

6. Jaime Fernández Pimentel. Más conocido por Jaime Pimentel (1933, Málaga), escultor de profesión, pasó su juventud en la localidad de Los Rubios, en el municipio de Rincón de la Victoria, Málaga. Trabajó como arquitecto de interiores en Noruega, donde también estudia técnicas de escultura. Trabajó también en Estados Unidos, haciendo bustos por encargo. Miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo ha realizado obras icónicas de Málaga como son el “Cenachero” o el burrito “Platero” del Parque. Otras obras destacadas del artista son la estatua del “Biznaguero”, la “Niña de Benalmádena”, las gaviotas del Parque del Retiro de Madrid, las gaviotas que se elevan en la parte superior del Auditorio Eduardo Ocón, el monumento a la diosa fenicia Noctiluca en el paseo marítimo de Rincón de la Victoria o el “Jabegote” del Paseo de Larios de Torre del Mar. El escultor ha sido reconocido en diversos homenajes y con diferentes galardones; entre otros, el Escudo de Oro de la ciudad de Vélez-Málaga (2007), el Premio Piyayo (concedido por el Centro Cultural Flamenco ‘El Cenachero’ (2008), el Premio Estrella Feniké (2008) e Hijo Adoptivo del Rincón de la Victoria. (WP).

  

   

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Y WEBGRÁFICAS

«El Cenachero malagueño», en MÁLAGA en el CORAZÓN, s. v. “El Cenachero”. Disponible en la web <http:// malaga en el corazon. com/ el-cenachero -malagueno/>. Ref. de 26 Diciembre de 2018.

«El Cenachero», en ANDALUPEDIA, s. v. “El Cenachero”. Disponible en la web <http:// www. andalupedia. es/ p_termino_ detalle. php?id_ ter= 4599>. Ref. del 26 Diciembre 2018.

«Francisco García Grana», en WIKIPEDIA, s. v. “Francisco García Grana”. Disponible en la web <https: //es. wikipedia. org/ wiki/ Francisco _Garc% C3%ADa_ Grana>. Ref. del 26 Diciembre de 2018.

«Hechos y curiosidades de Málaga». Coleccionable del Diario SUR, Ed. Prensa Malagueña, Málaga.

«Jaime Fernández Pimentel», en WIKIPEDIA, s.v. “Jaime Pimentel”. Disponible en la web <https:// es. wikipedia. org/ wiki/ Jaime_ Pimentel>. Ref. del 26 Diciembre 2018.

«Málaga en el recuerdo». Coleccionable del diario SUR, Ed. Prensa Malagueña, Málaga.

Alfonso VÁZQUEZ: «La escultura más famosa de Málaga cumple 50 años», en El SOL de Málaga, diario, edición del 3 de Marzo de 2013. Disponible en la web <https: // www. La opinion de malaga.es/ malaga/ 2013/ 03/ 03/ cenachero-malaga-cumple-50-anos/571478. html>. Ref. del 26 Diciembre 2018.

CAMACHO, Rosario [dir.] (2006): Guía histórico-Artística de Málaga. Incluye planos de ruta. 3.ª edición. Ed. Arguval, Málaga.

Enrique HIDALGO: «“El cenachero”, un símbolo de Málaga que va a cumplir medio siglo», en SUR, diario. edición de 12 Marzo 2014. Disponible en la web <https :// www. Diario sur. es/ agencias/ 20130312/ local/ malaga/ el- cenachero- simbolo- malaga- cumplir_ 201303121045. html>. Ref. del 26 Diciembre 2018.

   

   

        

      

José Antonio Molero Benavides (Cuevas de San Marcos, Málaga). Diplomado en Maestro de Enseñanza Primaria y licenciado en Filología Románica por la Universidad de Málaga, es, en la actualidad, Profesor Honorífico (cum Venia Docendi) por la Universidad de Málaga. Desde que apareció su primer número, está al frente de la dirección y edición (en su versión web) de GIBRALFARO, revista digital de publicación trimestral patrocinada por el Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Málaga.

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral de Cultura. Sección 4. Página 13. Año XVII. II Época. Número 101 EXTRA Julio-Diciembre 2018. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2018 José Antonio MOlero. © Las imágenes, extraídas a través del buscador Google de diferentes sitios o digitalizadas expresamente por el autor, se usan exclusivamente como ilustraciones, y los derechos pertenecen a su(s) creador(es). Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2018 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.