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HABLAR DE FRANCISCO Morales Lomas me resulta, si no fácil, al menos no excesivamente complicado, ya que nos unen más de veinte años de amistad y de compañerismo literario, compartiendo muchas horas en proyectos, utopías y demás desvaríos culturales.

Cinco palabras son suficientes para definir la persona y la figura de Francisco Morales Lomas: RIGUROSIDAD, CONSTANCIA, LEALTAD, COMPROMISO y SOLIDARIDAD.

Es Académico de la Academia de Buenas Letras de Granada, de la Academia de las Artes Escénicas de España y de la Real Academia de Córdoba. Catedrático de Lengua Castellana y Literatura. Doctor en Filología Hispánica. Licenciado en Derecho y licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada. Es Profesor Titular de la Universidad de Málaga.

Ha dirigido congresos, seminarios y cursos de verano en diversas universidades y ha sido profesor invitado en centros educativos y universidades de Marruecos, Polonia, Francia, México y Suecia, siendo seleccionado por la Junta de Andalucía como escritor participante en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México) y en su Guía de Autores. Está incluido en la Enciclopedia General de Andalucía.

La suya es una vida dedicada completamente a la literatura, que le ha reportado algunas consideraciones y premios como el haber sido finalista del Premio Nacional de Literatura, en la modalidad de ensayo; finalista del Premio Nacional de la Crítica, en poesía, y, asimismo, finalista del Premio Andalucía de la Crítica. Premio Joaquín Guichot de la Consejería de Educación y Ciencia, Premio de Periodismo del Ministerio de Economía, Premio Doña Mencía de Salcedo de teatro y Premio Internacional de teatro Moreno Arenas.

Bajo esas premisas y, siendo, como es, un trabajador infatigable, nos ha entregado, hasta el momento, más de 140 obras (entre poesía, narrativa, ensayo, teatro o capítulos de libro).

Desde 2006 es presidente de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios (AAEC), vicepresidente de la Asociación Colegial de Escritores (ACE-Andalucía), vicepresidente de la Asociación de Dramaturgos, Investigadores y Críticos Teatrales de Andalucía (ADICTA) y presidente de la Asociación Internacional Humanismo Solidario (AIHS).

  

 

 

   

Cinco palabras son suficientes para definir la persona y la figura de Francisco Morales Lomas: rigurosidad, constancia, lealtad, compromiso y solidaridad.

   

  

  

Es esto último lo que más me interesa del amplísimo currículum de Francisco, del que les he señalado solo una breve y reducida nota.

Su obra se incluye en lo que se ha dado en llamar el HUMANISMO SOLIDARIO. A este respecto, el poeta y crítico Alberto Torés decía que «la escritura poética de Francisco Morales Lomas ratifica un hecho indiscutible, tal sería la labor del poeta consistente en una búsqueda permanente, una investigación continua que se fundamentaría sobre dos planos básicos: el del conocimiento de la realidad y el modo de interpretarla o transformarla. Además, desarrolla un conflicto entre la sensibilidad y la expresión que aquí indaga claramente sobre la vida, sobre lo que mancomuna a los hombres, sobre la disposición de un humanismo solidario».

  

Para qué la poesía

Dice Juan Cobos Wilkins que El mundo se derrumba y tú escribes poemas», como título de uno de sus magníficos poemarios. Pero es, precisamente, la poesía la más elevada de las expresiones literarias cuya fuerza generatriz puede coadyuvar a la consolidación de un nuevo horizonte, de un nuevo mundo.

El poeta no es un ser nacido para generar literatura de ocio, escape o esparcimiento; al contrario, el suyo es un discurso incardinado en un espacio público, como es el poema, desde donde el poeta participa, con y desde la palabra, de un proyecto de emancipación humana destinado a constituir la identidad de un sujeto vinculado a su historia.

Es por ello que la labor poética se eleva por encima (o, al menos, así debiera de ser) de esos espectáculos o ceremonias socioculturales que tanto abundan en los últimos tiempos, esa especie de ciclogénesis poética que todo lo mal-iguala. La poesía no es (o no debiera de ser) filigrana, floritura o cairel.

Así, Francisco Morales Lomas y Albert Torés venían hablando, desde hacía muchos años, del Humanismo Solidario, que se materializa, en 2013, como corriente de pensamiento, en la que, precisamente, se incardina la obra que hoy presentamos.

La vocación de todo poeta, de todo verdadero poeta, está (o debería de estar) al servicio del establecimiento de la educación sentimental de su tiempo, de la fundación de una subjetividad encaminada a la reconquista permanente del ser, contribuyendo decididamente a elevar la capacidad transformadora de pensar y de reflexionar, sin dejarse vencer por una sociedad volcada en el simple entretenimiento, una sociedad donde todas las ideas de felicidad terminan delante de un escaparate, como decía Bauman. Frente a ello, Hölderlin decía que «Lo permanente lo instauran los poetas».

  

 

 

   

Aviso de la presentación del poemario El espejo vacío por parte del Centro Andaluz de las Letras.

   

  

  

Hoy, más que nunca, ante la radical transformación social que el mundo (no ya España o Europa) está experimentando (la GRAN TRANSICIÓN la denominan los organismos de la ONU), cuando el futuro discurre por los raíles de una globalización general bajo el hálito de la cuarta revolución industrial (fundamentada en la aparición de la robotización), los poetas, los creadores, no deberíamos quedar al margen de la construcción del nuevo paradigma social que se está edificando, sino trabajar por recuperar de la Historia las corrientes de pensamiento que aúnan lo individual y lo colectivo en un mismo sentimiento, para elevarse en una de las grandes conquistas del ser humano de nuestro tiempo.

Decía César Antonio de Molina:

«Estamos caminando entre las ruinas de nuestra civilización, asistimos al final de una época …/… En estos tiempos derivamos hacia un totalitarismo desconocido, unas superestructuras que nos controlan y vigilan digitalmente. Pero esto es el inicio, la prehistoria …/… La gente de cultura debemos ser críticos y defender a la humanidad. Tenemos que luchar por la capacidad de pensar y no dejarnos vencer por esta sociedad volcada en el entretenimiento, que no es gratuito y nos lleva a la pérdida de nuestra conciencia».

Y fue Rafael Alberti quien nos enseñó que

«No es más hondo el poeta en su oscuro subsuelo / encerrado. Su canto asciende a más profundo / cuando, abierto en el aire, ya es de todos los hombres».

Por eso, algunos creadores, algunos poetas, pensamos que era necesario enarbolar un discurso que, recogiendo las ideas del Humanismo clásico, fuese a la vez capaz de dar respuesta, de ofrecer un discurso que acompañase al ser humano en esta nueva época. Un TRANSHUMANISMO (o Humanismo Solidario) que aportase respuestas, alternativas, a los cuatro ejes de las incógnitas actuales: la globalización (establecer el sentimiento de unidad profunda del ser humano = el otro no solo existe sino que me constituye), la nueva revolución industrial (robotización / vamos a ser espectadores de la convivencia entre humanos y humanoides), la eliminación de las barreras de género y el déficit ecológico (un planeta cuyos recursos se agotan).

  

 

 

   

Francisco Morales Lomas (izquierda), con José Sarria (autor del artículo) y Fernando Cabrita.

   

  

  

Humanismo Solidario, del que Francisco Morales Lomas es precursor y presidente, apuesta por empeñar todos sus esfuerzos literarios en la elaboración de un sentimiento profundo de identidad compartida, de unidad profunda del género humano (para pensar y analizar en términos de especie humana), haciendo de ese sentimiento estación de destino de sus obras, tal como afirma el poeta libanés Khalil Gibran cuando escribe: «La tierra es mi patria; la humanidad, mi familia».

Un Humanismo al servicio de los otros en términos globales, fiel reflejo de la formulación del sujeto de Franz Hinkelammert: «YO SOY, SI TÚ ERES», con la firme intención de «Convertir lo contingente —que puede suceder o no— en necesario», siguiendo el pensamiento de Damián Tabarosky.

  

El espejo vacío

Y es en ese contexto donde aparece esta nueva obra, en este caso poética, de Francisco Morales Lomas, de la cual nos hablará más ampliamente Albert Torés. Una obra escrita, como él mismo ha señalado, bajo las raíces del Humanismo Solidario y «durante la gran crisis que hemos vivido estos años atrás» …/… Así, dice:

«En algunas ocasiones se tiene la sensación de que el ser humano no posee salida vital alguna a su existencia y anda perdido, sin encontrar realmente un lugar, sin hallarse en el encuentro con los otros, aislado, en un espejo vacío observando el mundo en torno como si fuera el único que existe y, a veces, sin reconocerse como individuo. Pero la realidad es mucho más cruel. Los otros existen y este poemario mira a todos. Se produce un encuentro entre el yo poético y el nosotros en una comunión cárnica necesaria pero también en una comunicación espiritual».

Desde el silencio, Morales Lomas nos invita a la reflexión y a la contemplación («El mundo es de la materia que exige contemplación», decía la poeta austríaca Ilse Aichinger), más que a la lectura misma de los poemas; a descifrar y a percibir la realidad que se esconde tras las palabras, las imágenes o las ideas.

  

 

 

   

Francisco Morales Lomas (Campillo de Arenas, Jaén, 1960) es poeta,​ narrador, dramaturgo, ensayista, columnista y crítico literario, y se encuadra en la estética literaria de la Generación de la Transición.

   

  

  

Desde una pacífica rebelión contenida en sus propuestas poéticas, es posible asistir a la interpretación lírica del mundo, pero de otra manera, recreado desde otro prisma, al modo del poema “Pido el silencio” de Pablo Neruda: «Pero porque pido el silencio / no crean que voy a morirme: / me pasa todo lo contrario: / sucede que voy a vivirme», es decir, la deconstrucción (rebelión) del mundo inmediato servirá al poeta para adentrase en un espacio simbólico, metafórico, a veces onírico, desde el que expresar su escepticismo frente a la realidad que se dogmatiza con nombres y denominaciones generalmente indubitadas. La presencia  de lo arrebatado, de lo aniquilado y el compromiso conforman la poética de los textos de nuestro poeta, elevando un estandarte contra el olvido, contra la conformidad; una insurrección contra la dejación y la amnesia social, para rescatar a los débiles y a los destinatarios del horror que se hacen presentes en los silencios de sus propuestas líricas.

No es la suya, sin embargo, como no lo es tampoco la de Humanismo Solidario, una poética social, militante, partidista o afiliada, pues desde la libertad y la independencia, el poeta enarbola una poética inconformista y comprometida, exclusivamente (que no es poco) con la palabra y con la vida. «Dicen que no hace falta la poesía. / Suponen que la gente necesita comer. / Con eso basta», ha escrito Raquel Lanseros.

Francisco Morales Lomas nos ofrece su poesía incardinada en un decidido Humanismo Solidario, porque piensa y cree firmemente, fraternalmente, que, además de alimento, de materia, esta nueva humanidad necesita necesariamente de la palabra, del alimento poético, tal y como sostuvo Shelley en su Defensa de la Poesía, y tal y como adelantaba Federico García Lorca en el discurso que pronunciaba en Fuentevaqueros en 1931, con motivo de la inauguración de la inauguración de la biblioteca de su pueblo natal:

«No solo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle, no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan …/… ¡Libros!, ¡libros!, he aquí una palabra mágica que equivale a decir “amor, amor”, y que debían los pueblos pedir como piden pan …/… Cuando el insigne escritor ruso Fiódor Dostoyevski, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita, y pedía socorro en carta a su lejana familia, solo decía: “¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!”. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón».

Este es el libro, este es el poeta.

  

 

 

   

El espejo vacío, de Morales Lomas, está editado por la Casa de Galicia en Córdoba y la Diputación Provincial de Córdoba en 2019, y ha merecido el Primer Premio Rosalía de Castro de Poesía.

   

  

  

  

   

   

   

   

  

José Sarria Cuevas (Málaga, 1960) es diplomado en Ciencias Empresariales y licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Málaga, títulos a los que añade los estudios de Derecho Tributario y Máster (M. B. A.) en Dirección de Empresas en la Escuela Internacional de Negocios de Madrid.

De formación inicialmente científica, su vocación por las Humanidades le adentran, a comienzos de los años 90, en el mundo de la Literatura, particularmente de la poesía. Por esos años empieza a colaborar en el suplemento cultural “Papel Literario” de Diario Málaga, junto a los componentes del denominado “Grupo Málaga” (José García Pérez, Francisco Morales Lomas, Alberto Torés, Antonio García Velasco y Francisco Peralto), con quienes comparte algunos de los presupuestos de la denominada corriente poética “Literatura de la Diferencia”, en la que se encuadran poetas tan significados como Pedro J. de la Peña, Antonio Enrique, Fernando de Villena, José Lupiáñez, Antonio Hernández y Domingo Faílde, entre otros, tendencia que, en esos años, va a significar el contrapunto de la estética de “la otra sentimentalidad” o “Poesía de la Experiencia” que impera de forma mayoritaria en la lírica nacional.

Como poeta, ha publicado, entre otros, los poemarios: Sepharad (Colección Puerta del Mar, Diputación de Málaga, Málaga, 2000), Tratado de amores imposibles (Ediciones Libertarias, Madrid, 2002), Inventario delle Sconfitte. I Quaderni della Valle (San Marco in Lamis, Foggia, Italia, 2004), con texto en italiano y español; Desde que llegaste (doce poemas de amor (Corona del Sur, Málaga, 2004), e Inventario de derrotas (Colección Ancha del Carmen, Excmo. Ayuntamiento de Málaga, Málaga, 2005).

Como crítico literario y ensayista, ha desarrollado una abundante labor en diferentes medios literarios: Diario Sur (Málaga, 1994), “Papel Literario”, Diario Málaga (Málaga, 1994-2010), “La Isla”, Diario Europa Sur (Algeciras, 1998-1999), “Cuadernos del Sur”, Diario Córdoba (Córdoba, 1998), “El Cubil de la Fiera”, La Razón (Madrid, 2001), La Mañana del Sáhara y del Magreb (Marruecos, 2003) o Granada Costa (Granada, 2004).

Ha sido Finalista del Premio Andalucía de la Crítica (año 2000) por su poemario Sepharad, y Primer Premio Internacional de relatos Cuentos del Estrecho por su libro de relatos Los heraldos negros (Fundación Dos Orillas, Algeciras, 2008).

Ha sido incluido en el tomo XIV de la Enciclopedia General de Andalucía (Junta de Andalucía-Unicaja-Caja Granada-Cajasol-Cajasur).

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral. Edición no venal. Sección 3. Página 14. Año XIX. II Época. Número 107 EXTRA. Julio-Diciembre 2020. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2020 José Sarria Cuevas. © Las imágenes han sido tomados de diferentes sitios de Internet relacionados con el autor, y se usan exclusivamente como ilustraciones; en todo caso, los derechos corresponden a sus autores. Diseño y maquetación: EdiBez. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2020 Departamento de Didáctica de las Lenguas, las Artes y el Deporte. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga & Ediciones Digitales Bezmiliana. Calle Castillón, 3, Ático G. 29.730. Rincón de la Victoria (Málaga).