N.º 76

ABRIL-JUNIO 2012

10

   

   

   

   

   

   

   

ACERCA DE ÖSTEN SJÖSTRAND

Y LA MÚSICA OCULTA

   

Por Alejandro Drewes

   

   

   

A

pesar de que en España su obra ha sido, y aún lo es, muy poco conocido por los lectores de poesía, Östen Sigvard Sjöstrand (Gotemburgo, 1925 – Estocolmo, 2006) fue, sin embargo, un poeta y novelista sueco bastante bien relacionado con el mundo hispanoamericano. Traductor de obras extranjeras a la lengua vernácula y miembro del Comité Nobel durante 20 años, Sjöstrand había sido miembro cofundador de la revista cultural ARTES, en la que colaboró como redactor responsable de 1975 a 1988. Casado con la también escritora Ella Hillbäck, publicó, en 1949, Unio, su primer poemario, obra transida toda ella de ese sentimiento de angustia agónica que marcó la poesía sueca de finales de los años cuarenta, consecuencia directa de los horrores vividos durante la Segunda Guerra Mundial. En 1950, escribe Invigelse y, 1953, sale publicada su obra Ǻtervändo, año en que abandona el luteranismo imperante en su país y abraza la fe católica. A este poemario siguen otros más, entre los que podemos citar Dikte 1949-1955 (1958), Världen Skapas Varje Dag (1960), En Vinter i Norden (1963), Drömmen är Ingen Fasad (1971) y Fantasins Nödvändighet (1971). En 1975, ingresa en la Academia Sueca. La mayor parte de su producción poética está inspirada en la poesía francesa de la época, si bien otra de sus fuentes de inspiración fue la música. Consecuencia de ambas influencias es la publicación, junto a Gunnar Ekelök, de la primera antología narrativa francesa que se hizo en sueco, con el título de Cuentistas Franceses Famosos, y, en colaboración con Sven-Erik Bäck, llegaría a escribir un par de óperas. Entre otras obras, publica Pär Lagerkvist (1975), Ditke (1981) y Sprickorna i Stenen (1994).

Un intento, pues, de aproximación a la obra de Sjöstrand queda inevitablemente como un ensayo incompleto, dado lo vasto de la obra del poeta y la multiplicidad de dimensiones —ética, humanista y religiosa, entre otras— que abarcan su obra. Esto lleva al crítico, como veremos en las líneas que siguen, a tomar una pieza clave de su trayectoria vital, desgranando desde allí las notas de la sinfonía poética.

Por tanto, no es casual que la antología elegida ha sido La Música Oculta (Den Gömda Musiken), publicada en castellano, en 1989, por la editorial El Tucán de Virginia (México D. F.), con traducciones de Pierre Zekeli y Homero Aridjis, sobre la base del hilo conductor de las notas de Steven Sondrup, que prologa la edición.

«La Música Oculta»

     
      

  

Östen Sigvard Sjöstrand

(1925 - 2006)

   

El mismo título, La Música Oculta, que tiene una clara referencia musical, imbricada no solamente en cada miembro del cuerpo poético, sino explícitamente deudora en una etapa temprana de los Preludios, de Debussy, y al Réquiem, de Ligeti, herencia que, combinada con una profunda experiencia mística de juventud que marcara desde la filosofía tomista sus primeras obras, se iba a expresar en sus traducciones al sueco de óperas y oratorios, entre los cuales figuran Ifigenia y Alcestes, de Glück, y el Mesías, de Händel.

Estamos, pues, ante un tipo de poesía absolutamente consustanciada, con una experiencia personal de diálogo con el mundo que le tocara habitar y lejana de todo alineamiento con las diversas corrientes literarias y estéticas que atravesaron el mundo escandinavo a lo largo del siglo XX.

Sin embargo, la obra de Sjöstrand mantiene una notable relación con la obra de poetas como T. S. Eliot (en sus poemas tardíos, donde vuelca sus inquietudes metafísicas a propósito de su conversión al catolicismo romano), Paul Valéry (de cuya obra explora las infinitas combinatorias de los motivos musicales en la composición poética) y Gunnar Ekelöf, a cuyo leitmotiv en torno al Doppelgänger y a la soledad existencial del hombre se vuelve en distintos momentos de su obra.

Junto a estas afinidades electivas, el simbolismo de los tres elementos (aire, viento y agua), recorre toda su trayectoria vital, desde su primer libro de poemas, Unio (1949) hasta su obra de madurez (Transmisión de Corrientes, 1977; Justo sobre la Línea de Agua, 1984). Si bien hay una clara evolución de la reflexión poética, desde un tomismo estrecho hasta una visión mítica de la marcha del mundo, identificada con los arquetipos de Jung.

El sentido del tiempo

Distintos momentos de Sjöstrand van y vuelven sobre el sentido del tiempo, de un tiempo presente que el poeta siente cada vez más angustioso y degradado. Así, en este fragmento de Paisaje del Llano (Slättlandskap):

      

Tu viaje a través de las noches y los días es el mío;

cómo la luz sigue cada paso que damos,

cómo, sin embargo, algo parecido a nosotros viaja

y queda en cada tierra,

en la alegría que se profundiza

con aterradoras preguntas, con extrañas réplicas,

con días y noches,

con el corazón que late como el riel,

mientras las fronteras desaparecen detrás de ti...

hasta que ningún tren pueda llevarte más lejos

[...]

    

La angustia

En otro plano de la poética de Sjöstrand, la angustia ante la devastación del ambiente, de la propia casa cósmica, compartida con tantos otros poetas escandinavos, se expresa con dureza, por ejemplo, en Nube tras Nube (I Namnlösheten),

 

Nube tras nube

de fuego subterráneo.

Nubes exterminadoras

De odio y abstracciones.

Y nosotros los que vivimos, todavía respiramos

Recordando otra vida.

Pero ésta es nuestra vida:

Estroncio y disgusto.

Y el contagio mantenido en secreto-

Que se propaga -¡que ya nos ha penetrado!

Nos ha dividido de nosotros, ha separado

las manos de la cabeza; el cuerpo y el sexo

del corazón; el hombre de la mujer

como el este del oeste.

Nube tras nube.

[...]

Pero ésta es nuestra vida: estroncio y disgusto.

Cesio y vacío.

Rocas cerradas, espacios cerrados.

Odio contra odio.

[...]

Nube tras nube

de fuego subterráneo.

Nubes exterminadoras

De odio y abstracciones.

Ésta es nuestra vida.

Mientras la ceniza está cayendo, cayendo...

 

donde ya la estructura de la versificación se ha vuelto cortante, continuamente fragmentada por puntos, al igual que ocurre con la realidad que percibe el poeta y las oposiciones que quiebran los armónicos de un universo que fuera kosmós y, en una inversión absurda, se ha transformado en dolor y desconcierto, chaós.

Las nubes de Debussy, las de Aristóteles, se han degradado ya a nubes radioactivas, y la ciencia impone al hombre su propio lenguaje, ajeno, impiadoso, apocalíptico.

En una disociación existencial nunca resuelta, el poeta que, desde su trayectoria vital y desde la alquimia de la «palabra» ha perseguido sin descanso la utopía de las dos culturas (la de C. P. Snow), constata tristemente que la ciencia se ha vuelto una empresa de robots deshumanizados, contradiciendo lo mejor de su historia, y se vuelve hacia la recuperación de los mitos, intentando habitar la augusta casa de un pasado ya irrecuperable:

  

Los pueblos caen,

la noche se derrama.

En ambos lados, el llano brota

sin lugares ocultos o evasiones.

En ambos lados, ellos saben que pronto

estarán rodeados, encerrados

(como el astronauta en su cabina espacial).

Oh sombras perdidas para el mundo,

yo las seguí.

Con los ojos del argonauta yo seguí

El libre vuelo de una paloma

Y he pasado a través de las rocas sin que éstas me aplastaran.

Pero, ¿qué se yo de las formas desconocidas

aproximándose en la niebla?

A treinta millas de la costa,

los periscopios se levantan, como lanzas del suelo.

Los árboles son arrancados desde los cojinillos de lanzamiento

enfrente de mí.

De nuevo «Ulises»

Y el viaje poético puede cerrarse con esta impresionante recreación de Ulises, revisitado:

 

El reloj golpea las 17.55. El primer controlador al fin descubre la estampilla que dice que tengo el derecho de moverme libremente fuera de los muros. “No leo francés y no he visto nada sobre este día hasta el término de la noche”, dice, y agrega: “Pero ahora veo que tú has estado en esto desde el comienzo”. Yo pienso que habría sido mejor que él me hubiera preguntado sobre la retórica auto evidente de la esperanza y el caló de la experiencia, los que durante la creación permanecen silenciosos. Pero él arrebata mi pasaporte.

El reloj golpea las 16.55 y el segundo controlador pregunta abrupta, inquisidoramente: “¿Cómo te llamas realmente? ¡Contesta!”. Aturdido, un doble espectral, respondo que soy llamado Simón, Simón es mi segundo nombre. Pero él continúa, con una sonrisa despectiva: “Tenemos la prueba de que has mentido: has dicho que miraste en un sueño la mayor parte de aquello sobre lo que has escrito”. Contesto, con la más completa sinceridad, yo ahora sé que yo, no sólo en plena luz del día, veo el concreto y la montaña agrietarse, empizarrarse y fluir. “No mártires, ¡las coronas son entregadas aquí! ¡Péguese al presente!”, grita él.

La vieja furia comienza a irrumpir en mí, pero el reloj golpea las 18.55, sin advertencia, y el tercer controlador aparece con un cuestionario (disfrazado como una búsqueda de opinión). Las preguntas son tan grandes como los encabezados de un periódico...

“¿No considera usted que la verdad exige que uno corte las alas de todos los pájaros?”

“¿No considera usted que la libertad exige que todos esos que se están muriendo deben cuidarse a sí mismos después de las seis de la tarde?”

“¿No considera usted” (ilegible). “¿No considera usted” (ilegible).

“¿No considera usted que la realidad exige que usted se ponga voluntariamente detrás de los muros?”

El primer controlador llama la atención del tercer controlador sobre el hecho de que yo no tengo que responder a la última pregunta.

“Yo soy un farmacólogo, transformo los venenos en remedios, comienzo yo. Y más aún, yo busco aquí al Padre o el Abismo; lo incomprensible que es también el Silencio...”

Me encuentro a mí mismo fuera de la reja, negro como el negro dentro de un espejo donde se ha quitado el vidrio. La reja se sienta un poco sobre el suelo, una escalera desvencijada lleva a ella. Allá debe ser encontrada la mujer que ha olvidado su origen y su nombre.

A punto de ascender los escalones gastados, me encuentro acusando amargamente a la sociedad que he dejado. “No fuiste solamente que tú me negaste el derecho de los hijos. Si nunca se me pagó por el fuego, al menos debí haber sido pagado por las cenizas.”

Las manecillas de las horas se quedan inmóviles. El primer peldaño se sostiene. El segundo...

   

   

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

SJÖSTRAND, Östen: La Música Oculta. Antología. Introducción de Steven Sondrup y traducción al esp. de Pierre Zekeli y Homero Aridjis; Ed. El Tucán de Virginia, México, D. F., México, 1989.

   

   

ALEJANDRO DREWES (Buenos Aires, 1963). Poeta y narrador, se ha especializado en la poesía escandinava de los siglos XIX y XX. Su producción literaria ha sido reconocida con diversos premios nacionales en prosa y poesía.

La mayor parte de su producción literaria se halla contenida en varias en antologías colectivas, siendo la primera de ellas Confluencia Poética, I (Ediciones Nubla, Buenos Aires, 1997) y la última en Vivencias Secretas (Centropoético, Madrid, 2004).

Anexa a esta labor editorial, hay que mencionar otras obras publicadas en foros literarios de Internet y revistas electrónicas.

Asimismo, es propietario y moderador del foro AZUL y PALABRAS y director de la revista literaria AERA. Revista Literaria de Poesía y Narrativa.

Es también lector de poesía en el Ateneo Poético de la Sociedad Argentina de Escritores, en «Utopoesía», «Vientos Contrarios» y en otros espacios de la bohemia de Buenos Aires.

   

   

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral de Cultura. II Época. Año XI. Número 76. Abril-Junio 2012. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2005, 2012 Alejandro Drewes. Edición en CD: Director: Antonio García Velasco. Diseño Gráfico y Maquetación: Antonio M. Flores Niebla. Depósito Legal MA-265-2010. © Las imágenes, extraídas a través del buscador Google de diferentes sitios o digitalizadas expresamente por el autor, se usan exclusivamente como ilustraciones, y los derechos pertenecen a su(s) creador(es). © 2002-2012 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.