«Por ti

me hinco ante el altar,

por ti

huye en una revelación la calma;

por ti

me duelen los pecados en el alma.»

 

 

  

  

  

 

TODO ME LLEVA A TI

Desde el horizonte manchado de lejanía,

desde los racimos de estrellas 

                     como tus poros;

los copos de nubes

que desfallecen al paso del viento;

el terrón fértil bajo la mata.

 

La Patria, la que mi pecho honra,

lleva empadronado tu nombre; 

la brizna en el collado,

la gota de agua sobre la rama,

icono húmedo de tu labio

y mi paladar sediento de ti.

 

Mi mano vieja de tanto escribirte,

mi corazón empapado de tanto amarte,

mi Cristo, al que relato tu amor

en el más recóndito de mis rezos, 

mi boca que grita cual infante para ser nutrido 

por el enjambre de tus besos.

 

Pero todo muere al caer la noche;

el mismo deseo de mi corazón,

la misma agonía de mi alma;

mi ser no se hastía de adorarte,

estoy para morir.

 

                    Todo me lleva a ti.

 

  

  

  

 

 

  

  

  

POEMA EN CARNE

Tenías la cara flácida

con cierta delicada arruga por la almohada,

tus manos entrelazadas bajo el mentón,

abriste lentamente tus ojos

con un desvarió acomedido.

  

Había pasado la tormenta de deseo,

de hambre y de sueño;

toqué ese rictus hinchado de tanto beso,

el pubis, como un penacho de pluma,

mojado está por el deseo,

musgosa, reliquia en manos jardineras,

la carne almidonada de tanto amor.

 

                                          Era un día,

un día como estos donde la luz del sol,

como una esmeralda traslucida,

entraba hiriendo la persiana.

 

La madrugada hablaba sus pretéritos sollozos,

postreros cantos a la vida en el verso;

las marcas estrelladas en tu vientre

como un labio de bebé bajo el ombligo;

tu boca, ¡ay! tu boca, uva, fresa,

higo cortado a su tiempo,

          y tu saliva de miel.

 

Tu pierna, escurriendo la sábana,

dejando ver el monumento de tu cadera

como una ninfa dormida,

y te despedazaban mis ojos

dejándote expuesta a mis pensamientos;

tus prendas dispersas como despojos

                      de animales en guerra.

  

Ese lunar en el talón, tras tu pie,

si creíste que lo había ignorado,

superflua hipótesis,

lo recuerdo muy bien.

 

Te conocí cada recóndito lugar,

cada esfera donde me llevo el éxtasis de tu amor

para clavármelo en el alma,

                  tuve que vivirte.

 

Tú, el Poema en carne para que mi mano escriba,

para mi corazón enfermo de ti,

para mi boca sedienta de tus labios,

para mi renegado corazón,

revolucionario de amor.

  

Para revivirme, te nombro;

para amarte me basta una palabra,

un laxo recuerdo en las calles apócrifas

donde me asalta el recuerdo fantasma de tu cuerpo,

el rastro cupido que se marchó a hurtadillas.

 

Amor te llaman mis labios,

te lo firman mis versos,

como te firmé la piel de tu cuerpo

con el febril de mis labios.

 

¡Y te amo!

   

  

  

 

 

   

  

  

SOLO SI…    

Si ves que surge del otoño

un cordial florido de besos

murmurando como murmuran las hojas secas

                                                   bajo la lluvia,

escucha:

son los sonidos fatigados de mis palabras

que desvelan sus últimas voces.

 

Si una pluma olvidada sobre el papel

despierta al unísono la imagen de mi amor

en el súbito espléndido de tu mente,

es por que aún te escribo para vivir.

 

Si aún el pálido verbo de mi nombre

pasa melancólico en la emperatriz

loca de tu alma como un fantasma asustado,

no desmientas que has amado lo que no fue.

 

Si en la agitada carrera de tu diario afán

                    surge tu mirada espantada

buscando entre la gente indiferente,

¿quién

como una espada te clava la mirada?

 

Es porque aún,

     pienso en ti.

 

Si en el rezo de tus labios

bajas la voz, omitiendo mi nombre,

inhibida, avergonzada,

         como lo hago yo,

es que nuestro amor podría ser eterno.

 

Si  un día te vuelcas de bruces

sobre tu cama, tras la vigilia

desleal al que deshace tu almohada

y suspiras pensando en mi,

     no dudes,

es que estoy amándote todavía.

 

Por fin, cuando arrugada la piel

                        se tiña de años,

y sonrías inconsciente

arrullando el pensamiento aquel verso que proferí,

entonces sabrás que, aunque tarde,

                                     este poema

se escribió por ti y para ti.

 

Yo estaré, sin el mas mínimo alarde,

orgulloso de haber nacido

para escribirte, para amarte

                              solo a ti.

  

  

  

 

 

   

   

  

       

       

Hilario de Jesús Esteban López (Ipala, Chiquimula, Guatemala, 1975). Maestro en Educación Primaria Urbana. Amante de la poesía lírica, el dibujo y la pintura. Gran parte de su obra ha sido dada a conocer a través de diversas revistas digitales. Ha participado en varios certámenes internacionales de Poesía. Es autor de una amplia colección de sus poemas y relatos líricos, aún inéditos, que verán pronto la luz en su primer libro. Es titular del blog «Desde el Corazón», en donde da a conocer su creación literaria.

 

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral. Edición no venal. Sección 2. Página 9. Año XIX. II Época. Número 106 EXTRA. Enero-Marzo 2020. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2020 Hilario de Jesús Esteban López. © Las imágenes se usan exclusivamente como ilustraciones del texto y han siso aportadas por el autor del mismo. Diseño y maquetación: EdiBez. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2020. Departamento de Didáctica de las Lenguas, las Artes y el Deporte. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga & Ediciones Digitales Bezmiliana. Calle Castillón, 3, Ático G. 29.730. Rincón de la Victoria (Málaga).

   

   

       

 

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