N.º 78

OCTUBRE-DICIEMBRE 2012

6

  

  

   

   

   

   

   

POEMAS EN BLANCO Y NEGRO

   

Por Anngiels Grigera Moreno

   

   

   

Sin brújula ni sextante

Tus velas se hinchan tras los vientos

que soplan de mis labios entre besos,

la aurora de mi cuerpo es el puerto

donde enfila tu nave de regreso.

  

Muelle de sal y aguas transparentes

esperan el drizar de tu velamen,

mientras sueltas tu ancla suavemente

en la voluptuosidad de mis profundidades.

  

Sirena que cantándote al oído

enciende los caudales de tu sangre,

en las islas de mi pecho estas perdido

sin brújula que te guíe ni sextante.

  

Suelta amarras en el ocaso de mi vientre

que mis ojos sean estrellas tutelares,

y emprende con pasión la travesía

buscando los misterios de mis mares

  

Marinero, en mi mar de perlas y corales

te condeno a navegar sin otro rumbo,

que buscar en mi cuerpo, los puntos cardinales

y la Atlántida en los límites de mis muslos.

  

Sin cadenas ni hipocresía

   

Se convirtieron en bruma sus presencias,

los silencios echaron raíces en la casa.

  

La hipocresía se ocultaba tras miradas esquivas,

sombras mudas compartían la cama,

sordas caricias frías y distantes,

callados…medidos…forzados besos

apagaban las últimas chispas

de la lúdica pasión que ayer los embargaba.

  

El equipaje vacío de sentimientos,

dio lugar a la partida.

Sosegados los corazones,

abrieron sin preámbulo

puertas y ventanas,

cortaron  candados,

rompieron  papeles que encadenaban.

  

Con toda la libertad a cuestas

levantaron vuelo sus almas,

cual palomas al sonar campanas

a la hora del ángelus.

  

La luz desplazó las brumas,

se hizo más clara la mirada.

  

  
                                                                                         
  

 

  

No puedo olvidarte

Recuerdo lo que recordar no quiero

en el día,  en la tarde y en la noche,

tu boca grana que mortal mordía

y mis caricias en brutal derroche

  

Las noches claras de luna humedecida

por el sudor de dos cuerpos apretados

en la batalla sin fin donde te hundías

para morir de placer a mí abrazado.

  

Recuerdo lo que recordar no quiero

porque el dolor es fiero y atenaza,

pero es tu recuerdo llegando desde lejos

hasta mi corazón dolido y sin coraza.

  

Tu presencia añoro  locamente

desde el cruel momento en que me dejaste.

La soledad y el silencio me atormentan

hundiéndome en el  dolor de no olvidarte

  

Recuerdo lo que recordar no quiero,

las noches de vigilia perdido tú en mi pelo

mis senos como brazas encendidas

y tus labios en  los míos prisioneros

  

Este amor se empecina y no se muere

en esta rebeldía  por amarte,

y es tan lenta y cruel esta agonía

imposible arrancarte y olvidarte

  

El fantasma de la espera.

  

En el rojo fuego de mi sangre

que corre arrasando mis sentidos,

en las llamas que me queman muy adentro

se consume la pasión que hemos vivido.

  

En la lava del volcán que se derrama

por los labios escarlatas de mi boca

se despeñan las ansias de mis besos

que no encuentran saciedad en otras bocas.

  

En la ausencia de mis manos olvidadas

de las formas perfectas de tu cuerpo

se mueren las caricias imantadas

que te atraían sublimes a mi pecho

  

En el llanto de mi piel abandonada

privada de la tuya  que la encienda

se agiganta el dolor por tu partida

acuciando  el fantasma  de la espera

  

En este ocaso de tintes febriles

  

Es tu boca de fruta silvestre

son tus manos de húmeda seda

es tu pecho moreno y tu frente

y tu piel que me excita y me quema

  

Es tu voz que despierta el deseo

Susurrándome suave al oído

Es tu cuerpo que tiembla de gozo

Cada vez que se baña en mi río

  

Es mi sueño donde eres mi dueño

donde puedo sentirte tan mío

que disfruto con todo mi empeño

y me entrego en total desvarío.

  

Eres tú que me tienes cautiva

en las líneas que trazan tu cuerpo

en tus ojos de oscuros pasillos

y en el dulce sabor de tu aliento

  

En el tinte febril del ocaso

me derrite el calor de tus besos

se diluye mi piel al contacto

de tus labios que arden intensos.

  

  
                                                                                         
  

  

ÉL  

«Para Ernesto que me dio  lo mejor de su vida:

el amor.»

  

Él

llena todos los vacíos

cubre de luz las sombras de la nada

Él

luchador  incansable

ave fénix que se eleva desde las cenizas

para atrapar la esencia de la vida misma

Yo

yo solo soy en sus manos

una pluma que vuela a través de sus sueños.

  

  
                                                                                         
  

  

Descalza

Es urgente la necesidad de olvidarme.

¿Lo habías logrado totalmente?

¿Lo lograrás…?

Que duda esa tan aguijoneadora

que punza mi costado izquierdo.

Yo no logré ni un segundo de cada minuto

de cada hora de cada día

desprenderte de mis pensamientos.

  

Has caminado mi cerebro

de Norte a Sur...; de Este a Oeste.

Te has descolgado por mi carótida.

¿Te has descolgado por mi carótida?

¿Por ella has  trepado a mis neuronas?

Pregunta estúpida, ¿cuál es la diferencia?

  

Has corrido por mi corazón,

te has escondido en cada una de sus cavidades,

te has colgado de sus venas y arterias,

lo has desangrado...

Temeroso de matarlo,

has hecho algunos torniquetes

para que no pierda totalmente su sangre

en un intento de perdonarle la vida.

  

No satisfecho, te has enquistado en mi cerebro

como te he dicho, por sus cuatro puntos cardinales

lo transitaste con paso firme,

haciendo sonar el golpe de tus botas,

total, corazón herido de muerte…

cerebro enajenado al borde de la locura

por lo que le han diagnosticado a mi vida

estado vegetativo... incierto futuro...

muerte segura.

  

Pero a ti te urge olvidarme,

es una manera de no ver el daño causado,

de no sentirte culpable.

 

¿Podrás arrancarme totalmente de tu corazón?

¿De tus neuronas?

¿Borrarás totalmente mis huellas de tu vida?

Preguntas estúpidas...

Nunca… nunca... transité ni tu corazón

ni tu cerebro calzada…

lo hice descalza... en puntas de pie,

suavemente, por miedo a lastimarte.

   

   

   

   

     

   

   

Ángela Teresa Grigera nació un día de celebraciones y fracturas de tiempo, ahí cuando la gente decide archivar un año y contar desde el uno un tiempo nuevo como quien espera una esperanza, un 31 de diciembre de 1953. De padre prestidigitador —que es una palabra que oculta la realidad: mago— y jovencísima madre en gira inicial por la maternidad y artística (tras su marido) por los pequeños pueblos de un país que se sigue llamando igual pero que ya no es el mismo, República Argentina.

Se define a sí misma con una sentencia simple, tan simple quizás que solo puedan descifrarla quienes la conocen mucho porque, en la exacta dimensión de las palabras, Ángela Teresa es, simplemente, una mujer de tantas, de tantas mujeres que a su condición de tales son a la vez madres, hijas, esposas, hermanas, hacedoras de milagros con un pedazo de género, enfermera de sus enfermos, sudante del pan ganado con su frente, sus manos, sus pies y sus horas de obstinación para vencer el cansancio y las frustraciones aledañas, simplemente mujer. Una mujer enamorada del amor, de la pasión del amor que es la pasión de la vida, del sentir intensamente todo el tiempo, cada segundo.

Ha participado de varios foros poéticos y en dos antologías colectivas: una, publicada en España por el foro «La Esquina de las Letras», de Ediciones Malberte (2003) y la otra, por Ediciones Lulu (2008).

Ha sido distinguida con la mención especial en el Tercer concurso de «La Poesía del Mundo Diplomático” (2004) en Washington, D.C., con el poema Sin Brújula ni Sextante. Este mismo año, su poema Nuestros Nombres Prohibidos es  reconocido en Facebook como el mejor poema con rima.

Colabora habitualmente en la publicación digital «Argentina Universal», y administra dos blogs propios, «Poemas para mi Amor» y «En Memoria de tu Amor», en donde edita y da a conocer sus creaciones líricas.

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Bimestral de Cultura. Año XI. II Época. Número 78. Octubre-Diciembre 2012. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2012 Ángela Teresa Grigera Moreno. © Las imágenes, extraídas a través del buscador Google de diferentes sitios o digitalizadas expresamente por el autor, se usan exclusivamente como ilustraciones, y los derechos pertenecen a sus creadores. Edición en CD: Director: Antonio García Velasco. Diseño Gráfico y Maquetación: Antonio M. Flores Niebla. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2012 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.