N.º 74

NOVIEMBRE-DICIEMBRE 2011

7

GIBRALFARO

   

   

   

   

   

GUERRA, EPITAFIOS Y CONVERSACIONES*

(Antología)

   

Por Luis Benítez

   

   

   

LAO-TSE PREPARA UNA SENTENCIA

     Nada de lo que diga

puede desviar la caída de una hoja.

     Una palabra no

frenará la otra.

     Es inútil que a éstos

que me escuchan dedique

una verdad: la harán pedazos.

     De sus pedazos nacerá Lao-Tsé.

  

  

  

EL PESCADOR DE PERLAS

     Esta tarde y parte de la noche

volví a sumergirme en el espeso mar

donde flotamos los seres y las cosas.

     Bajé por perlas que mostrar a los hombres

que temen siquiera el riesgo de la orilla.

     Esta tarde y parte de la noche

estuve en ese silencio, en esas profundidades

donde el más infinito placer sería disolverse,

y supe que en todos los caminos

hay monstruos para quien los teme.

     Llegué nadando a donde no se ama ni se odia,

sencillamente se flota sobre un eterno presente

y todo lo que miras es tu contemporáneo:

nada más traen las olas del atrás y el adelante.

     Tomé allí esta perla y ahora te la ofrezco.

     Pero cuando quise volver,

no vi a ningún hombre en la orilla.

     No vi orilla. Todo es el mar.

     Esos que temen la orilla

no saben que caminan en el mar.

  

  

  

POR QUITARLE A LA MUERTE SU SOBERBIA

     Un amor absoluto, para el que no existe

primero ni último, golpea sobre el mundo:

en el más humilde y en el más soberbio

canta la canción del hombre.

     Bajo las máscaras vacías e intermedias

un amor absoluto, para el que no existe

primero ni último, resuena escondido,

más allá de los gritos

y la apretada melodía de la desesperación.

     Aun más allá. Es el eje íntimo y viviente

el que canta, el que musita las palabras

como un talismán sonoro,

una pedrada en la frente

de los desmoronados mundos.

     Un amor absoluto,

para el que no existe

primero ni último,

anima estos silencios,

estas ficciones que tan sólo intento

por quitarle a la muerte su soberbia.

  

  

  

LAS  VIDAS  ASOMBROSAS

     Muchos  son los rostros que habitan

el enorme país de la distancia.

     Largas caravanas han partido y luego otras,

las guiadas por dioses imprevistos,

han colocado extranjeros a nuestro lado:

ellos nos han mostrado

sus telas multicolores, sus palabras,

los exóticos animales de la infancia

y algunos, sólo algunos,

flores de oro irremediablemente perdidas

entre vagas memorias y sentencias.

  

     Trabajadas lejos, en vidas asombrosas.

  

     Quién logrará cubrir a grandes pasos

el enorme país de la distancia,

ver el conjunto de los rostros

y oír en la noche sin asombro

el coro de las voces,

el coro de las voces que retumban allá lejos,

en los ignotos campamentos

que preparan sus caravanas para venir a vernos.

  

     Ir más allá de sus fuegos,

de sus distantes señales,

llegar antes que Dios

al pecho de los hombres.

  

  

  

EL POEMA DE HIERRO

Dame  un poema de hierro que restalle sobre las

          vacías cabezas

y una  mano firme en la muesca de la antorcha,

un poema de sangre y de huesos impacientes

y la pluma de carne firmando sentencias

en las culposas mentes de los jinetes locos;

que convierta en sal a los cobardes, un poema de

          hierro

oxidado y torvo pateando en el estanque a

          medianoche,

cuando ni los muertos sueñan con la aurora.

Un martillo de palabras para  dejar al mundo con las

          cuencas vacías,

rabioso ademán, piedra encendida en la boca  de los

          que duermen

mientras el agua sube en el Gran Cuarto Esférico;

un puñetazo en el sexo de la muchacha arrodillada,

idiota, paciente humanidad,

que no ve, que no oye,

sólo conversa con las cenizas de sus dioses muertos.

  

  

  

LAS LÍNEAS  DEL   MUNDO

     Quien ve a las líneas del mundo

unir a la desdicha

con la alegría sin tiempo ni motivo,

a la ceguera del hombre con lo luminoso del hombre,

al cobarde, al justo, al tonto

(que asiste a la ceremonia del crepúsculo

asombrado, muy quieto, flotando sobre el agua),

     nunca se vuelve altivo

a contemplar la guerra que incendia

el lugar  donde vibra todo esto.

     Ya nunca sueña.

Abre los ojos despierto, abre los ojos dormido.

El que ve a las líneas del mundo

servir de trampolín a los pájaros

y de escalera a las almas,

sabe por qué no vuelan

y se guarda de contarlo.

     Otro será su interés:

él querrá trepar por ellas

disimuladamente, sin un solo comentario,

sin que nadie note la ausencia del  desertor.

     Feliz, ignorado por todos,

vagará por la tierra sin nombre

con su precioso secreto, ese momento en que espió:

     él conoce signos que lo conocen,

hace su propia ley.

     Y por fin, cuando se retira,

como un oscuro bulto con corazones de tormenta,

hacia la tierra oculta en esta misma tierra,

que guarda de toda noche el sol,

no olvida, ni por un momento,

que el tiempo está en su red.

     Sabe que no hay milagros, sabe qué cosa son.

  

     Algún día todo será plenitud.

  

  

  

EPITAFIOS

     Juan Arturo Nicolás Rimbaud:

¿junto a qué sagrado terror

por lo entrevisto, navegó por tu alma

la certeza atroz de perder para siempre

la visión, al abandonar la Ciencia?

     Ya no hubo tiempo, ni otra oportunidad

de contemplar aturdido el incendio de las estrellas,

para traducirlo al hombre ya no hubo tiempo.

   

   

*          *          *

   

*Extracto del poemario De Guerra, Epitafios y Conversaciones, publicado por Editorial Filofalsía, Buenos Aires, 1989.

   

   

                             

   

   

 

    

 

 

LUIS BENÍTEZ (Buenos Aires, Argentina, 1956). Miembro de la Academia Iberoamericana de Poesía, Capítulo de New York, USA, con sede en la Columbia University. Ha recibido el título de Compagnon de la Poèsie de la Association La Porte des Poetes, con sede en la Université de La Sorbonne, París, Francia. Miembro de la Sociedad Argentina de Escritores y de la Fundación Argentina para la Poesía, su labor creadora ha sido reconocida con galardones como Primer Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991), Primer Premio Joven Literatura (Poesía) de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996), Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción (Montevideo, 1996), Primo Premio Tuscolorum Di Poesia (Sicilia, Italia, 1996) y Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003), entre otros. Autor de más de una docena de libros de ensayo literario, poesía y narrativa, entre sus últimos títulos se cuentan El Horror en la Narrativa de Alberto Jiménez Ure (ensayo, Ed. de la Universidad de los Andes, Venezuela, 1996), La Yegua de la Noche (poesía, Ed. Ediciones Del Castillo, Santiago de Chile, Chile, 2001), Tango del Mudo (novela, Ed. de la Plaza, Montevideo, Uruguay, 1997. Ed. Piel de Leopardo/Wordtheque, Bs. As., 2003) y Jorge Luis Borges: La tiniebla y la gloria (ensayo, Ed. Lea, Buenos Aires, 2004).

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Bimestral de Cultura. Año X. II Época. Número 74. Noviembre-Diciembre 2011. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2011 Luis Benítez. © Las imágenes, extraídas a través del buscador Google de diferentes sitios o digitalizadas expresamente por el autor, se usan exclusivamente como ilustraciones, y los derechos pertenecen a sus creadores. Edición en CD: Director: Antonio García Velasco. Diseño Gráfico y Maquetación: Antonio M. Flores Niebla. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2011 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.